viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo 76:

Las miradas que le lanzaron mostraban sentimientos heridos mezclados con ira, pero los tres finalmente se giraron, y salieron.
El fiscal se acercó y le lanzó una mirada especulativa.
—¿Le importa si tomo asiento? —preguntó.
Ella meneó la cabeza y lo observó mientras se acomodaba en la silla que Thiago desocupó.
—Mi oficina ha estado buscándola desde hace tiempo, Sra. Martinez. ¿Hay alguna razón particular que causara su desaparición?
Mariana lo miró con firmeza. No permitiría que él le quitase la primera baza.
Esta reunión sería en sus condiciones y sólo en sus condiciones.
—Yo le pedí que viniera, Sr. Masterson. Yo haré las preguntas.
Irguió una ceja.
—Muy bien. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Usted no habría venido hasta aquí si no estuviera muy interesado en Pablo Martinez —comenzó ella.
Él asintió.
—Es verdad.
—Lo vi asesinar a un hombre en la noche de nuestra boda —dijo rápidamente.
El fiscal se levantó y se inclinó hacia adelante, la urgencia brillando en sus ojos.
—¿Usted lo vio? ¿Está segura?
Mariana se estremeció y cerró los ojos momentáneamente.
—No existe la menor posibilidad de haber interpretado equivocadamente lo que vi, Sr. Masterson. Disparó a un hombre.
—¿Hubo algún otro testigo? Piénselo bien, Sra. Martinez. Es muy importante.
—Por favor. No me llame Sra. Martinez —dijo despacio—. Me llamo Mariana. Y sí, había otra persona presente. Su compañero de negocios, Thomas Goins.
David se sentó de vuelta, el triunfo brillaba en sus ojos.
—¿Está dispuesta a prestar testimonio sobre lo que vio?
—Fue por eso que le pedí que viniera hasta aquí —dijo ella—. Pero tengo condiciones.
De nuevo, él irguió la ceja.
—¿De qué clase de condiciones estamos hablando?
—Quiero protección. Es el culpable de que yo esté en este hospital. Por su culpa, Peter Lanzani casi murió. No dudará en matarnos a mí, o a ellos.
—Desde luego, tomaríamos todas las precauciones necesarias — estuvo rápidamente de acuerdo.
—Quiero que Thiago, Juan y Peter sean protegidos también. No les gustará. No querrán aceptarlo. Pero no pondré un pie en el tribunal a menos que usted garantice que alguien estará cuidando de ellos hasta que todo termine.
— Mariana, si usted me ayuda a deshacerme de Pablo Martinez, cuidaré personalmente de ellos. Estamos detrás de él desde hace años. Está metido hasta el cuello en el crimen organizado en el área de la Bahía de San Francisco. Hasta ahora, nosotros no hemos tenido nada concreto de que acusarle. Cuando la Sheriff Del Cerro me llamó y dijo que usted quería verme, cogí el primer vuelo hasta aquí, esperando que usted me diría lo que acaba de contarme.
Mariana se puso pálida.
—¿Crimen organizado?
David asintió. La estudió por un momento.
—Éste no es probablemente el mejor momento para decírselo, aunque no puedo imaginar un momento ideal para contar este tipo de cosas; bien, tenemos fuertes sospechas de que él estuvo involucrado en la muerte de sus padres.
Abrió la boca, conmocionada.
—¡Pero ellos murieron en un accidente! ¡Fue un accidente!
—Lo fue. Un accidente bastante sospechoso. Estaba involucrado en varias inversiones con ellos. Esas inversiones resultaron muy malas. Una semana antes del accidente, vinieron a mi oficina diciendo que tenían pruebas de que él estaba envuelto en un fraude.
Mariana dejó caer la cabeza sobre la almohada. Las lágrimas inundaron sus ojos y ella las enjugó furiosamente.
—¿Y usted nunca hizo nada sobre eso?
Su voz se hizo más suave.
—Nunca tuvimos pruebas suficientes para hacer una acusación. Créame, si las hubiéramos tenido, habría hecho todo lo posible para condenarlo.
—¿Qué tengo qué hacer? —preguntó ella—. Quiero a ese bastardo en prisión por todo lo que hizo.
—Bien, tomaré su declaración. Luego pediré una orden de prisión para el Sr. Martinez. La trasladaremos a un escondite secreto, donde permanecerá hasta la audiencia. Organizaré también la protección policial para los Lanzani.
—¿Cuánto tiempo tardará todo? —preguntó suavemente.
—No lo sé. No le mentiré. Puede prolongarse algún tiempo, pero haré todo lo que pueda para conseguir fijar rápidamente la fecha del juicio.
Tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. ¿Cuánto tiempo estaría separada de Thiago, Juan y Peter? ¿Y la querrían ellos de vuelta cuándo todo terminara? A pesar de odiar la idea de estar separada de ellos, sabía que tenía que hacerlo. Por sus padres, por los hombres que amaba, y más importante, por ella misma.
—Vamos a hacerlo —susurró—. Haga los arreglos.
Él se inclinó hacia delante y le sostuvo la mano entre las suyas.
—Gracias,Mariana. Está haciendo algo muy valiente.
¿Valiente? ¿O estúpido? Ella no estaba segura. Sólo sabía que tendría que enfrentar a tres hombres muy enfadados. Los hombres que amaba más que cualquiera otra cosa en su vida. Y aquí estaba, haciendo lo que menos deseaba hacer. Dejándolos.

Continuara.....

Si lo odiaba antes a Pablo ahora imaginencé ¬¬ ¿Qué piensan sobre el capítulo?

24 comentarios:

  1. ahh listooooooooooooo es un REVERENDO HIJO DE REMIL PUTA jaja em descargue che no puedo aparecer yo no? digo le disparo al bastardo ese y todos contentooossssssssssss :) quiero massssssss

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  2. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah

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  3. ahora mismo soy mary @pl_micorazon jajaja

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  4. quiero maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!

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  5. holaaaaaaaaaa! Volvi a mi blog jajajajja

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  6. quiero mas novelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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  7. esta muy interesanteeeee! Daaaaaaale sube otro y yo mañana subo dos caps! :) dale que si?

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  8. holiiis
    aiii me encanta la noveee
    aii que basuraaaa que es pablo es una mieeeeerdaaaa lo odio ¬¬
    aiii por qe se tiene que separar?? no se puede ir al escondite con los hermananos lanzani =(
    subi mas noveeee ♥
    besitooos

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  9. X fin Marina se enteró d lo k hizo Pablo con sus padres.El trío Lanzani va a sufrir.

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  10. MATADLO matad al bastardo como el mato a sangre fria a ese hombre y a sus padres
    MATADLO

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)