Mariana se hundió más profundamente bajo el edredón, sin querer
abandonar el cálido nido. Estaba cansada, deliciosamente exhausta, y
necesitaba tanta motivación para levantarse y moverse como para hacer
una visita al dentista.
Cerró los ojos y revivió el éxtasis que
experimentó cuando los tres hombres le hicieron el amor. Solos,
constituían una fuerza digna de ser tomada en cuenta, pero juntos eran
imbatibles.
Ya los estaba extrañando. Aquella sensación la hizo
saltar de la cama y salir en su busca. Tomó una de las viejas camisas de
Thiago y se la puso, le caía hasta las rodillas. Caminó de pies
descalzos por el pasillo, deseando encontrar a alguno de ellos en la
sala de estar, para disfrutar de una sesión de mimos.
Encontró a Juan
en el sofá. Él sonrió y palmeó levemente el lugar a su lado. Ella
inmediatamente se enroscó alrededor de él, disfrutando la tibieza que
emanaba de su cuerpo.
—¿Quieres una manta? —preguntó mientras la abrazaba.
Agitó la cabeza.
—Contigo es suficiente —se enterró aún más entre sus brazos hasta que su calor le invadió el cuerpo—. ¿Dónde está todo el mundo?
—Peter está fuera en el granero y Thiago habla por teléfono, en la cocina.
—¿Con quién está hablando?
—Con nuestros padres.
Ella
se puso rígida. Hasta ahora no había dedicado ni un solo pensamiento a
sus padres. No habían existido. Recordó que Thiago los había mencionado
una vez, cuando le explicó que su madre, como ella, había participado en
una relación con tres hombres.
—¿Algo anda mal? —preguntó Juan.
—¿Tus padres… ellos saben sobre mí?
La miró y sonrió.
—Ahora lo saben.
Ella no pudo controlar una mirada de desánimo, y se dio cuenta de que Juan la notó.
Arqueó una ceja.
—No pareces precisamente entusiasmada.
—¿Saben todo?
Juan continuó mirándola fijamente.
—Estoy seguro de que Thiago les explicó la situación.
Mariana gimió.
—No es la imagen que yo hubiera querido mostrar a tus padres.
—Sshh, tranquila. Les gustarás. Estarán felices de que te hemos encontrado.
Thiago entró con el teléfono en la oreja.
—De acuerdo, papá. Te pasaré con Juan, y hablamos más tarde.
Le
dio el teléfono a Juan, y Mariana se apartó. Se sentía rara, por ser el
centro de la conversación. Se dirigió a la cocina, para escapar de la
charla. Cuando se servía un vaso de jugo del refrigerador, Peter entró
por la puerta del fondo.
Ella le sonrió con timidez.
—Buenos días.
El dolor relampagueaba en sus ojos, y cojeaba al caminar.
—¿Peter, qué pasa? —exclamó, dejando su jugo a un lado y caminando rápidamente hacia él.
En cuanto lo tocó, él se puso rígido.
—Estoy bien.
Se apartó, herida por su comportamiento.
Él cerró los ojos y levantó la mano en gesto de paz para aplacarla.
—Lo siento. Estoy bien, de verdad.
Volvió a tomar el jugo y mantuvo la distancia. No sabía qué decir, por lo que prefirió permanecer callada.
Peter
la miró fijamente por un largo momento, después salió cojeando hacia la
sala. Su rechazo la hería, pero más que eso, se preguntaba qué había
sucedido.
Sorbió el jugo y suspiró. Vivir con tres personalidades
diferentes podía volverse muy fatigoso. Si ella estuviera más segura
acerca de la relación, quizás no estaría todo el tiempo como pisando
cáscaras de huevo, pero aún estaba aprendiendo acerca de los tres.
Juan
era tan abierto, mientras que Peter era completamente opuesto.
Reservado, apartado del resto del mundo. Y Thiago, bien, estaba aún
intentando entenderlo, también.
—No te lo tomes personalmente —dijo Thiago.
Levantó la mirada y lo vio de pie en la puerta por donde Peter había salido.
—¿Qué está mal con él?
Thiago abrió la nevera y sacó una cerveza. La abrió y tomó un largo trago.
—Es
su pierna. Lo dispararon con una metralla en Irak. Le hizo mucho daño.
Está mejorando, pero aún siente un dolor intenso, de vez en cuando.
—¿Y él no quiere hablar con nadie sobre ello? —preguntó ella.
Thiago agitó la cabeza.
—Desearía que lo hubiera hecho.
Mariana soltó el vaso y pasó un dedo por el borde.
—Tus padres. ¿Son como nosotros, verdad?
Thiago asintió.
—Entonces no pensarán mal de mí.
Intentó no convertirlo en una interrogación, pero de alguna forma terminó sonando como una pregunta.
Thiago sonrió.
Continuara....
Bueno me parece que la maratón ya llego a su fin... no hay mucha gente para firmar asique si puedo mañana hago otra :) Gracias a las que firmaron!
Disfruten del Domingo!
Un beso
Juli♥
@amorxca
Espero mass @joslynsolano
ResponderEliminarsi yo tambien espero mas cheeeeeeeeeee mas novelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa porfavooooooooorrr
ResponderEliminarPobre Peter, me dio mucha cosa cuando Thiago dijo q le dispararon
ResponderEliminarMe encanto el cap
MASSSSSS
@Lali_fan_4ever
Mas mas mas esta buenísima
ResponderEliminarSi ya es dificil lidiar con uno,con tres ya ni me lo quiero pensar,en la forma en k ella lo esta viviendo.
ResponderEliminarMaaaas.nove!!
ResponderEliminarBesitoos
Arii
@AriadnaAyelen
"Vivir con tres personalidades podía volverse fatigoso"...YA lo creo! pero bien q ella ya le ha encontrado el lado positivo,aunq creo q en ese sentido tambien puede volversele fatigoso!JAJA"juntos eran imbatibles",ahora bien q le ha tomado el gustito a la "guerra"nuestra querida Mariana!
ResponderEliminarGrax por dedicarle tu tiempo a la maratón.EXCELENTE secuencia de cap!
me encanto la maraton sos una genia... si podes hacerla ohi tambien seria genial :)
ResponderEliminarOjala que peter pudiera contarle a LAli!! :(
ResponderEliminarholiss
ResponderEliminarme encanta la noveee
pobre peter que habla vivido alla ojala que pudiera contale a lali
Subi mas noveeeee
besooos
Es muy buena la nove!
ResponderEliminarFeliz Domingo!
que le pasaria a Peter!
ResponderEliminarme intriga mucho!
ResponderEliminary thiago como siempre un tieeeerno!
ResponderEliminarquiero maaaaaaaaaaaaaaas nove! :)
ResponderEliminarseguiras hoy con la maraton??
ResponderEliminar@pl_micorazon
Espero mas novela. Besos @foreverlaliterr
ResponderEliminarme sigue dando tristesa pobreciito Peter debe haber sufrido muchisimo en Irak u.u @LuciaVega14
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