lunes, 30 de julio de 2012

Capítulo 25:



— Vaya —comentó—, se me ocurre que podíais poner unas velas, una música tranquila y…
— Candela—la interrumpió Lali—, te agradezco mucho lo que intentas hacer, pero en lugar de hablar de mí, ¿podemos ocuparnos de Peter?

domingo, 29 de julio de 2012

Capítulo 24:


                                       

— Sólo por fuera —le contestó con voz tan baja que Lali no estuvo segura de haber escuchado bien.
— ¿Qué has dicho? —le preguntó.
— Que sólo soy humano exteriormente —dijo él hablando más alto.
Lali captó la angustia en su mirada. Su corazón comenzó a latir con más fuerza.

sábado, 28 de julio de 2012

Capítulo 23:



Hacía siglos que no contemplaba su reflejo. El hombre que tenía delante se parecía tanto a su padre que le entraron deseos de hacer pedazos el cristal. Tenían los mismos rasgos angulosos y la misma mirada desdeñosa.

Capítulo 22:




Pero ella no significaba nada para él. Nada en absoluto.
— No puedo —balbuceó, dando un paso atrás.
Con la decepción reflejada en los ojos, Peter apartó la mirada y adoptó una actitud brusca y resuelta.
— Podrás —le aseguró.

Capítulo 21:



Una de las «admiradoras» susurró un apenas audible ¡Lagarta!, que rompió el hechizo.
— Peter, por favor —murmuró—. La gente nos mira.
— ¿Y a ti te importa?

viernes, 27 de julio de 2012

Capítulo 20:



La mañana pareció transcurrir muy lentamente con la habitual ronda de citas. Por mucho que intentase concentrarse en sus pacientes y sus problemas, no lo lograba.
Una y otra vez, su mente volvía a recordar una piel tostada por el sol y unos ardientes ojos azules.
Y una sonrisa…
Cómo desearía que Peter no le hubiese sonreído jamás. Esa sonrisa podía muy bien ser su perdición.

Capítulo 19:




Peter  bajó las escaleras, maravillado por la brillante luz del sol que entraba por las ventanas. Le resultaba divertido el hecho de que la gente diese por sentado esos pequeños detalles. Recordaba la época en la que no se fijaba en algo tan simple como una mañana soleada.
Y ahora, cada una de ellas era un verdadero regalo de los dioses. Un regalo que tenía toda la intención de degustar durante el mes que tenía por delante, hasta que estuviese obligado a regresar a la oscuridad. 

jueves, 26 de julio de 2012

Capítulo 18


Y de repente, sonó el teléfono.
Lali  dio un respingo al escucharlo, y su mente recobró repentinamente el control
— ¿Qué es ese ruido? —gruñó Peter.

Capítulo 17:



Lali  se despertó con una extraña sensación de calidez y seguridad. Un sentimiento que no había experimentado desde hacía años.
De pronto, sintió un beso muy dulce sobre los párpados, como si alguien estuviese acariciándola con los labios. Unas manos fuertes y cálidas le tocaban el pelo.
¡Peter!

miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 16:





Y, entonces, las palabras de Lali lo golpearon con fuerza, justo en mitad del pecho. Ella lo había definido a la perfección: no era más que un gato dedicado a conseguir placer y después marcharse.
Se aferró con fuerza al tirador de la puerta. No era un animal. Él también tenía sentimientos.
O, al menos, solía tenerlos.

Capítulo 15:



Lali lo llevó hasta una enorme habitación presidida por una cama con dosel, situada en la pared opuesta a la puerta de entrada. Enfrente de la cama había una cómoda y, sobre ella, una ¿cómo lo había llamado Lali?, ¿televisión?

lunes, 23 de julio de 2012

Capítulo 14:





Peter alzó una ceja ante la cruda e inesperada analogía. Pero más que las palabras, lo que le sorprendió fue el tono amargo de su voz. Debieron utilizarla en el pasado. No era de extrañar que se asustase de él. 

Capítulo 13:





Él asintió.
— ¿Y qué haces para pasar el tiempo?
Peter  se encogió de hombros y Lali cayó en la cuenta de que, en realidad, no demostraba poseer un gran número de expresiones.
Ni de palabras.
Se acercó a la mesa y se sentó en un taburete frente a él.

domingo, 22 de julio de 2012

Capítulo 12:




— Según tu calendario, en el año 149 a.C.
Lali  abrió los ojos de par en par.
— ¿En el año 149 antes de Cristo? ¡Jesús, María y José! Cuando te llamé Juan Pedro Lanzani de Macedonia era cierto. Eres de Macedonia.

Capítulo 11:







No. En el fondo sabía que no era cierto, aun cuando su mente se esforzaba en aferrarse a la idea. Cuando los dioses griegos decretan un castigo, lo hacen con un estilo y con un ensañamiento que ni siquiera dos milenios pueden suavizar.

viernes, 20 de julio de 2012

Capítulo 10:





Con una amarga sonrisa ante aquella idea, contempló la casa.
¿En qué lugar y en qué época se encontraba?
No sabía cuánto tiempo había estado atrapado. Lo único que recordaba era el sonido de las voces a lo largo del tiempo, el sutil cambio de los acentos y de los dialectos según pasaban los años.
Mirando la luz que se encontraba sobre su cabeza, frunció el ceño. No había ninguna llama. ¿Qué era esa cosa? Los ojos se le llenaron de lágrimas, irritados, y desvió la vista.

Capítulo 9:





No obstante, no podía esperar un minuto más para poseerla.
La tomó en brazos y se encaminó hacia la escalera.
En un principio, Lalino reaccionó, perdida como estaba en la sensación de aquellos fuertes brazos que la rodeaban con pasión; su mente estaba totalmente centrada en el hecho de que un hombre la hubiera levantado del suelo y no hubiese gruñido por el esfuerzo. Pero al pasar junto a la enorme piña que decoraba el pasamanos de la escalera, salió de su ensimismamiento con un sobresalto.
— ¡Eh, tío! —le soltó agarrándose a la piña de caoba tallada como si se tratara de un salvavidas—. ¿Dónde crees que me llevas?

jueves, 19 de julio de 2012

Capítulo 8:





En sus labios cosquilleaba una sonrisa mientras deslizaba los ojos por el cuerpo de aquella mujer. Una abundante melena negra le caía hasta la mitad de la espalda, y sus ojos tenían el color gris pálido del mar justo antes de una tormenta, con motitas de color plata y verde que brillaban con calidez e inteligencia.
La pálida y suave piel estaba cubierta de pequeñas pecas. Era tan adorable como su suave e insinuante voz.
No es que eso importase demasiado.

Capítulo 7:




Lali hizo lo que cualquier mujer que se encuentra a un hombre desnudo en su salita de estar hubiese hecho: gritar.
Y después, salir corriendo hacia la puerta.

viernes, 13 de julio de 2012

Capítulo 6:



Bueno, definitivamente la cosa iba progresando. No conseguía recordar la última vez que Lali le había dedicado un cumplido a un hombre. Movió juguetonamente el libro frente al rostro de su amiga.
— Venga, Lali. Admítelo. Deseas a este bombón.

jueves, 12 de julio de 2012

Capítulo 5:



Unas horas más tarde, Lali suspiró al abrir la puerta de su dúplex y poner el pie en el suelo encerado del vestíbulo. Dejó el montón de cartas que llevaba en la mano sobre la antigua mesa de alas abatibles, que decoraba el rincón adyacente a la escalera, y cerró la puerta tras ella, echando el pestillo. Las llaves fueron a parar al lado de la correspondencia.
Mientras se quitaba a tirones los zapatos negros de tacón, el silencio le golpeó los oídos y se le formó un nudo en la garganta. Todas las noches la misma rutina tranquila: entrar a un hogar vacío, clasificar el correo, leer un libro, llamar a Cande, comprobar el contestador e irse a la cama.
Candela tenía razón, la vida de         Lali era una aburrida y escueta investigación sobre la monotonía.
A los veintinueve años, Lali estaba muy cansada de su vida.
¡Demonios!, incluso Jamie —el incansable buscador de tesoros nasales— comenzaba a parecer atractivo.
Bueno, quizás Jamie no. Y menos su nariz, pero seguro que había alguien ahí afuera, en algún lugar, que no era un cretino.
¿O no?
Mientras subía las escaleras, decidió que vivir de forma independiente no era tan espantoso. Al menos, tenía mucho tiempo para dedicar a sus entretenimientos favoritos.
O también podría buscar nuevos pasatiempos, pensaba mientras caminaba por el pasillo que llevaba a su dormitorio. Algún día, encontraría un entretenimiento divertido.
Cruzó la habitación y dejó caer los zapatos junto a la cama. No tardó nada en cambiarse de ropa.
Acababa de recogerse el pelo en una coleta cuando sonó el timbre.
Bajó de nuevo las escaleras para dejar pasar a Cande.
Tan pronto como abrió la puerta, su amiga le soltó enojada:
— No irás a ponerte eso esta noche, ¿verdad?
Lali echó un vistazo a los vaqueros llenos de agujeros y después se fijó en su enorme camiseta de manga corta.
— ¿Desde cuándo te preocupa mi aspecto? —Y entonces lo vio; en la enorme cesta de mimbre que Cande utilizaba para llevar las compras—. ¡Uf! No. Ese libro otra vez, no.
Con una expresión ligeramente irritada, Cande le contestó:
— ¿Sabes cuál es tu problema, Lali?
Lali miró al techo, rogando a los cielos un poco de ayuda. Desafortunadamente, no la escucharon.
— ¿Cuál? ¿Que no me trastorna la luz de la luna y que no arrojo mi gordo y pecoso cuerpo sobre cualquier hombre que conozco?
— Que no tienes ni idea de lo encantadora que eres en realidad.
Mientras Lali se quedaba allí plantada, muda de asombro ante el poco frecuente comentario, Candela llevó el libro a la salita de estar y lo colocó sobre la mesita de café. Sacó el vino de la cesta y se dirigió a la cocina.
Lali no se molestó en seguirla. Había encargado una pizza antes de salir del trabajo, y sabía que Cande estaría buscando unas copas.
Empujada por un resorte invisible, Lali se acercó a la mesita donde estaba el libro.
Espontáneamente, extendió la mano y tocó la suave cubierta de cuero. Podría jurar que había sentido una caricia en la mejilla.
Qué ridiculez.
No crees en esta basura.
Lali pasó la mano por el cuero y notó que no había título, ni ninguna otra inscripción. Abrió la tapa.
Era el libro más extraño que había visto en su vida. Las páginas parecían haber formado parte, originariamente, de un rollo de pergamino, que más tarde había sido transformado en un libro
El amarillento papel se arrugó bajos sus dedos al pasar la primera página; en ella había un elaborado símbolo hecho a mano, formado por la intersección de tres triángulos y la atrayente imagen de tres mujeres unidas por varias espadas.
Lali frunció el ceño esforzándose por recordar si aquello podía ser una especie de antiguo símbolo griego.
Aún más intrigada que antes, pasó unas cuantas páginas y descubrió que estaba completamente en blanco, excepto aquellas tres hojas…
Qué extraño…
Debía de haber sido algún tipo de cuaderno de bocetos de un pintor, o de un escultor, decidió. Eso sería lo único que explicase que las páginas estuviesen en blanco. Algo tuvo que suceder antes de que el artista tuviera oportunidad de añadir algo más al libro.
Pero eso no acababa de explicar por qué las páginas parecían mucho más antiguas que la encuadernación…
Retrocedió hasta llegar al dibujo del hombre, y observó con atención la inscripción que había sobre él, pero no pudo sacar nada en claro. Al contrario que Cande, ella evitó las clases de lenguas antiguas en la facultad como si fueran veneno; y si no hubiese sido por su amiga, jamás habría superado aquella parte fundamental en su currículum.
— Definitivamente, creo que es griego —dijo sin aliento cuando volvió a mirar al hombre.
Era sorprendente. Absolutamente perfecto e incitante.
Increíblemente fascinante.
Cautivada por completo, se preguntó cuánto tiempo se tardaría en hacer un dibujo tan perfecto. Alguien debía haber pasado años dedicado a la tarea; porque aquel tipo parecía estar preparado para saltar del libro y meterse en su casa.
Cande se detuvo en la entrada y observó cómo Lali miraba fijamente a Peter. Nunca la había visto tan extasiada desde que la conocía.
Bien.
Quizás Peter pudiese ayudarla.
Cuatro años eran demasiado tiempo.
Pero Pablo había sido un cerdo narcisista y desconsiderado. Se había comportado de un modo tan cruel con Lali y con sus sentimientos, que incluso la había hecho llorar la noche que perdió la virginidad.
Y ninguna mujer merecía llorar. No cuando estaba con alguien que había prometido cuidar de ella.
Peter sería definitivamente bueno para Lali. Un mes con él y olvidaría todo lo referente a Pablo. Y, una vez que descubriera lo bien que sabía el sexo compartido y real, se liberaría de la crueldad de Pablo para siempre.
Pero, primero, tenía que conseguir que su testaruda amiguita fuese un poco más obediente.
— ¿Has encargado la pizza? —le preguntó mientras le ofrecía una copa de vino.
Lali la cogió con un gesto distraído. Por alguna razón, no podía apartar los ojos del dibujo.
— ¿Lali?
Parpadeó y se obligó a mirar hacia arriba.
— ¿Hum?
— Te pillé mirando —bromeó Cande.
Lali se aclaró la garganta.
— ¡Oh, por favor!, no es más que un pequeño dibujo en blanco y negro.
— Cielo, en ese dibujo no hay nada pequeño.
— Candela, eres mala.
— Completamente cierto. ¿Más vino?
Y como si hubiesen estado esperando el momento preciso, sonó el timbre.
— Yo voy —dijo Cande, colocando el vino en la mesita del teléfono para dirigirse al recibidor.
Unos minutos después, volvió a la salita. Hasta Lali llegó el maravilloso aroma de la enorme pizza de pepperoni y sus pensamientos dejaron a un lado el libro. Y al hombre cuya imagen parecía haberse grabado en su subconsciente.
Pero no resultó fácil.
De hecho, cada minuto que pasaba parecía más difícil.
¿Qué demonios le pasaba? Era la Reina de Hielo. Ni siquiera Brad Pitt o Brendan Fraser despertaban sus deseos. Y a ellos los veía en color.
¿Qué había de extraño en aquel dibujo?
¿En él?
Mordisqueó la pizza y se cambió de asiento. Se acomodó en un sillón en la otra punta de la sala, a modo desafío personal. Sí. Demostraría a Cande y al libro que ella dominaba la situación.
Después de cuatro porciones de pizza, dos pastelitos de chocolate, cuatro copas de vino y una película, se reían a más no poder tumbadas en el suelo sobre los cojines del sofá mientras veían Dieciséis velas.
— «Dices que es tu cumpleaños» —comenzó Cande a cantar, y acto seguido golpeó el suelo como si de unos bongos se tratara— «También es el mío».
Lali le golpeó la cabeza con un cojín y le dio la risa tonta al comprobar los efectos del vino.
— ¿Lali? —dijo Cande burlona—. ¿Estás achispada?
Lali volvió a reírse.
— Más bien, agradablemente contenta. Maravillosamente contenta.
Candela se rió de ella y le deshizo la coleta.
— Entonces, ¿estás dispuesta a hacer un pequeño experimento?
— ¡No! —gritó Lali con énfasis, sujetándose los mechones de pelo tras las orejas—. No quiero utilizar la Ouija, ni hacer lo del péndulo y te juro que si veo una sola carta del Tarot o una runa, te vomitaré encima los pastelitos.
Mordiéndose el labio, Cande cogió el libro y lo abrió.
Las doce menos cinco.
Sostuvo el dibujo para que Lali lo observara y señaló aquel increíble cuerpo.
— ¿Qué opinas de él?
Lali lo miró y sonrió.
— Está para relamerse, ¿verdad?


Continuara.....

Depende de cuanto firmen si subo más y si el cap que vienen es largo y aparece Peter ;)
Confirmado: Mañana me voy asique aprovechen a que estoy para que les suba ;) 

¿Quieren mas?

Besos
Juli♥
@amorxca

Capítulo 4:



Moviendo la cabeza ante aquella necedad, Lali sacó del bolso las gafas de sol y las llaves. Bien, estupendo, esto se parecía a la época de la facultad, cuando Cande le habló de usar una Ouija, y lo amañó todo para que le dijese que se iba a casar con un dios griego cuando cumpliera los treinta años, y que iba a tener seis hijos con él.

miércoles, 11 de julio de 2012

Capítulo 3:


El escalofrío que sintió ante las palabras de Candela le llegó hasta los huesos, y eso que el calor era agobiante. Y ella no se asustaba fácilmente. Bueno, a no ser que su amiga estuviera involucrada con una de sus ideas típicas de “mamá gallina”.
— ¿No será otra sesión de espiritismo?
— No, esto es mejor.

martes, 10 de julio de 2012

Capítulo 2:



Varios mirones se detuvieron, curiosos, para observar alternativamente a Candela y a Lali.
Ajena —como era habitual en ella— a la atención que despertaban, Candela continuó sin detenerse.
— No me digas que tú has olvidado que estamos en plena Era de la Electrónica. O sea, vamos a ver, ¿alguno de tus pacientes sabe que llevas tanto tiempo sin echar un polvo?

lunes, 9 de julio de 2012

Capítulo 1:


— Cielo, necesitas que te echen un buen polvo.
Mariana Esposito se estremeció al escuchar el grito de Candela en mitad del pequeño café de Nueva Orleáns, donde se encontraban apurando los restos del almuerzo, consistente en judías rojas con arroz. Desafortunadamente para ella, la voz de su amiga poseía un encantador timbre agudo que podía hacerse oír incluso en mitad de un huracán.
Y que en esta ocasión, fue seguido de un repentino silencio en el atestado local.
Al echar un vistazo a las mesas cercanas, Lali percibió que los hombres dejaban de hablar, y se giraban para observarlas con mucho más interés del que a ella le gustaría.
¡Jesús! ¿Aprenderá alguna vez Candela a hablar en voz baja? O peor aún, ¿qué será lo próximo que haga, quitarse la ropa y bailar desnuda sobre las mesas?
Otra vez.
Por enésima vez desde que se conocieron, Lali deseaba que Candela pudiese sentirse avergonzada. Pero su vistosa, y a menudo extravagante, amiga no conocía el significado de dicha palabra.
Se tapó la cara con las manos e hizo lo que pudo por ignorar a los curiosos mirones. Un deseo irrefrenable de deslizarse bajo la mesa, acompañado de una urgencia aún mayor de darle una buena patada a Candela, la consumían.
— ¿Por qué no hablas un poquito más alto, Candela? —murmuró—. Supongo que los hombres de Canadá no habrán podido escucharte.
— Oh, no lo sé —dijo el guapísimo camarero moreno al detenerse junto a su mesa—. Seguramente se dirigen hacia aquí mientras hablamos.
Un calor abrasador tomó por asalto las mejillas de         Lali ante la diabólica sonrisa que le dedicó el camarero, obviamente en edad de acudir a la universidad.
— ¿Puedo ofrecerles algo más, señoras? —Preguntó, y después miró directamente a Lali—. O para ser más exactos, ¿hay algo que pueda hacer por usted, señora?
¿Qué tal una bolsa con la que taparme la cabeza y un garrote para golpear a Candela?
— Creo que ya hemos acabado —contestó Lali con las mejillas ardiendo. Definitivamente, mataría a Candela por esto—. Sólo necesitamos la cuenta.
— Muy bien, entonces —dijo sacando la nota, y escribiendo algo en la parte superior del papel. La colocó justo delante de Lali—. Puede hacerme una llamadita si necesita cualquier cosa.
Una vez el camarero se marchó, Lali  se dio cuenta de que había anotado su nombre y su teléfono en la parte superior del papel.
Candela le echó un vistazo y soltó una carcajada.
— Espera y verás —le dijo Lali, reprimiendo una sonrisa mientras calculaba el importe de la mitad de la cuenta con su Palm Pilot—. Me las pagarás.
Candela ignoró la amenaza y se dedicó a buscar el dinero en su bolso adornado con cuentas.
— Sí, sí. Eso lo dices ahora. Si yo estuviese en tu lugar, marcaría ese número. Es monísimo el chico.
— Jovencísimo —corrigió Lali—. Y creo que voy a pasar. Lo último que necesito es que me encierren por corrupción de menores.
Candela paseó la mirada por el preciso lugar donde el camarero esperaba, con una cadera apoyada en la barra.
— Sí, pero don Soy Igualito a Brad Pitt, que está ahí enfrente, bien lo merece. Me pregunto si tendrá algún hermano mayor…
— Y yo me pregunto cuánto estaría dispuesto a pagar Victorio  por saber que su mujer se ha pasado todo el almuerzo comiéndose con los ojos a un chaval.
Candela resopló mientras dejaba el dinero sobre la mesa.
— No me lo estoy comiendo. Lo estoy evaluando para ti. Después de todo, era de tu vida sexual de lo que hablábamos.
— Bueno, mi vida sexual es sensacional y n o le interesa a la gente que nos rodea. —Y tras soltar el dinero en la mesa, cogió el último trozo de queso y se encaminó hacia la puerta.
— No te enfades —le dijo Candela mientras salía tras ella a la calle, atestada de turistas y de los clientes habituales de los establecimientos de Jackson Square.
Las notas de jazz de un solitario saxofón se escuchaban por encima de la cacofonía de voces, caballos y motores de automóviles; una oleada de calor típico de Louisiana las recibió al salir a la calle.
Intentado no hacer caso del aire, tan espeso que dificultaba la respiración, Lali se abrió camino entre la multitud y los tenderetes ambulantes, dispuestos a lo largo de la valla de hierro que rodeaba Jackson Square.
— Sabes que es cierto —le dijo Candela una vez que la alcanzó—. Quiero decir, ¡Dios mío, Lali!, ¿cuánto hace? ¿Dos años?
— Cuatro —contestó ella con aire ausente—. ¿Pero a quién le interesa llevar la cuenta?
— ¿Cuatro años sin tener relaciones sexuales? —repitió Candela incrédula.

Continuara......

Holaaaaaaaaaa :) 
Si a pesar de todo acá estoy :) Me daba rabia no poder subirles asique me las ingenie para poder hacer algo más o menos pasable con las imágenes.... 
Espero que se copen con esta novela. Se que algunas leyeron solo unos caps asique ahora podrán leer entera esta historia que a mi me encanto ;)
Gracias x su comprensión y el apoyo!
Avisenme a quien sigo avisando y a quien le empiezo avisar, sino me dicen nada no les aviso porque tal vez esta novela no les gusta....
Besos!
Juli♥
@amorxca


Problemas =/


Bueno la novela que voy a subir va hacer "Un amante de ensueño" pero no se cuando....

domingo, 8 de julio de 2012

¿Qué deciden? :)


Holaaaaaaaaaaaaaaa :) ¿A qué no saben? chan, chan, chan!

Capítulo 91 (Final):

Mariana yacía en una cama limpia, con una bata y con el bebé en los brazos. La comadrona la había mimado, consiguiendo limpiarla a ella y al bebé y revisándolos antes de sonreírle y declarar que ambos estaban bien.

Capítulo 90:

Peter se sentó detrás de Mariana, rodeándola con los brazos y sus manos descansaban en su vientre. Ella se inclinó hacia atrás sobre su pecho, la espalda acunada contra su pelvis. El levantó una mano para apartarle el pelo de la cara, mientras que otra contracción atravesaba su cuerpo.
Ella tembló en sus brazos, y él hizo todo lo que pudo hacer, para no permitir que su miedo tomara el control.

sábado, 7 de julio de 2012

Capítulo 89:

 Se le cortó el aliento mientras que su barriga se apretó otra vez, esta vez mucho más doloroso que antes.
—¡Oh!
Peter la miró rápidamente, la preocupación arrugaba su frente.
—¿Qué te pasa?
Un repentino chorro de humedad bajó por sus piernas. Seguido de otro espasmo en su vientre. Oh Dios, era tan estúpida. Estaba de parto. ¿No se suponía que dolía más que esto? Todo lo que había sentido fue una suave incomodidad. Menos dolor, pero el problema era que lo sintió todo el día. ¿Llevaba de parto tanto tiempo?
—Peter, creo que acabo de romper las aguas

Capítulo 88


Mariana se movió por la cocina tarareando suavemente para a sí misma. Mientras acababa con el último plato, miró el reloj. Los chicos salieron a ejercer los caballos e iban a tardar un poco más.
Ella salió, pues necesitaba un poco de aire fresco y un paseo. Su espalda la había estado doliendo toda la mañana; quizás, si se estiraba un poco, se sentirá mejor. Se quedó en el camino, más allá del granero. Le encantaba explorar la tierra que rodeaba la cabaña. Siempre tenía una vista espectacular, no importaba en qué dirección andaba.

viernes, 6 de julio de 2012

Capítulo 87:


El estaba siendo la peor clase de asno.Thiago se paró en la puerta del salón, mirando fijamente al resto de su familia. Una familia que, en su mayor parte, había evitado durante los últimos tres días.
Mariana estaba tumbada en el sofá, la cabeza en el regazo de Juan y las piernas estiradas a través de Peter. Juan le acariciaba ociosamente el pelo con los dedos, mientras miraba la película.Peter frotaba los pies de Mariana y ella estaba profundamente dormida.

Capítulo 86:

—No deberías estar aquí fuera. Deberías estar dentro, descansando.
Había más énfasis en la parte de descansar. Casi era acusatorio en su tono, desde que supo malditamente bien que había hecho el amor con Juan y Peter.

Capítulo 85:

Mariana no notó las fijas y sospechosas miradas de Thiago y Juan, cuando reapareció en la cocina a la hora de comer. Las miradas inquisitivas se volvieron ceños, cuando Peter entró a zancadas detrás de ella, con una sonrisa satisfecha curvándole los labios.

jueves, 5 de julio de 2012

Capítulo 84:

El bajo y desesperado sonido de su voz, mandó un estremecimiento por su pecho. Le miró fijamente a los ojos y sonrió traviesa. Levantó las caderas una diminuta pulgada antes de deslizarse hacia abajo.
—Te aprovechas del hecho que no puedo devolverte esto —se quejó Peter.

miércoles, 4 de julio de 2012

Capítulo 83:

El bebé pateó y giró entre ellos y la cara de Peter se relajó con una amplia sonrisa.
—¿Hoy está activo, verdad?
Él movió la mano hasta la cintura de los pantalones de chándal y los bajó, hasta que desnudó el vientre. Sus dedos acariciaron reverentemente la piel tensa. Entonces, se agachó para presionar los labios en el pequeño bulto bajo las costillas.
—¿Eso es el pie? —preguntó.

martes, 3 de julio de 2012

Capítulo 82:

Ella le tocaba a menudo, asegurándose, combatiendo las imágenes de él recibiendo un disparo. Tan pronto como parecía que Thiago y Juan se estiraban a por ella, el miedo a perderla era frecuente.
Todos luchaban contra sus demonios de maneras diferentes, y francamente,Mariana estaba preparada para ir más allá del temor paralizador. Preparada para asentarse con los hombres que amaba y vivir la vida juntos

lunes, 2 de julio de 2012

Capítulo 81:

Unas semanas más tarde

Thiago tocó un mechón del ligero pelo negro de Mariana mientras esta dormía. La espalda estaba anidada contra su pecho, el trasero contra su ingle.
Dejó que su mano se deslizara desde el pelo hasta el hombro, luego por su costado hasta el hinchado vientre. Bajo sus dedos, el bebé se movió, y su pecho se tensó con la violenta satisfacción que lo inundó.
Ella se removió inquieta y apartó la mano, no queriendo perturbar su sueño. Se cansaba fácilmente estos días, con el bebé saliendo de cuantas en dos cortas semanas desde ahora.
Con desgana, presionó un beso en su cabeza y salió cuidadosamente de la cama. Se vistió y fue en busca de sus hermanos.

Capítulo 80:

—Me muero de hambre —admitió—. No quise parar ni un momento hasta llegar aquí.
La llevaron a la cocina y Thiago sentó a Mariana en un banco. Después se sentó detrás de ella, acariciándola con una mano.
—¿Qué pasó? —preguntó suavemente.
Ella suspiró.
—Fue más rápido de lo que pensamos.Pablo no mostró ninguna señal de cooperación, ni con la amenaza de mi declaración. Entonces, la noche anterior a la audiencia, entró con un abogado. Se declaró culpable y firmó un acuerdo.
—¿Ya no es una amenaza? —preguntó Peter.
Asintió con la cabeza.
—Estará en la prisión durante mucho tiempo.
—Hiciste una cosa muy valiente, muñeca —dijo Thiago—. Estoy furioso por haberlo hecho, pero tuviste mucho coraje para hacerlo.
Le sonrió tristemente.
—Los eché tanto de menos. Me sentí tan sola.
Thiago la abrazó.
—Nunca volverás a estar sin nosotros, muñeca. Te lo prometo —miró su barriga—. ¿Cuándo lo descubriste?
Ella bajó la mirada, sin saber si debería decirle la verdad. Se mordió la mejilla y lo volvió a mirar.
—Lo supe antes de irme —movió la cabeza—. Fue un choque. Con toda la pérdida de sangre, las heridas; cuando me hicieron los reconocimientos rutinarios, confirmaron que estaba embarazada. Creían que iba a abortar, pero no aborté. —Se paró, después continuó—. Sabía que… sabía que si se los contaría, nunca me dejarían ir. Y sabía que tenía que hacerlo para protegerlos tanto a ustedes como al bebé.
Juan trajo un plato y un vaso de leche. Arrugó la nariz.
—¿Leche?
—Para el bebé —dijo él.
Rodó sus ojos.
—Odio la leche.
—Bébelo todo —dijo con una sonrisa—. Lo necesitas, como también el pequeño.
Ella sonrió, llena de felicidad. Estaba en casa. Era casi como si nunca se hubiera ido. Una lágrima solitaria se deslizó por su cara y sonrió más.
Thiago llevó la mano a su rostro y le secó la lágrima.
—No pasó un día en el que no pensáramos en ti. Preocupándonos por ti. Maldiciéndote —agregó con una torcida sonrisa—. Bienvenida a casa, muñeca —declaró en un tono más serio. Entonces se agachó y depositó un beso en su barriga—. Bienvenido a casa, bebé Lanzani.
—Mi divorcio es final —susurró ella.
—Y no pienses que vamos a esperar un día más para hacerte nuestra —comentó Juan cuando se sentó del otro lado de la mesa.
Un hormigueo serpenteó por la espina de Mariana.
—¿Qué quieres decir exactamente con eso?
—Quiero decir que nosotros vamos a ir mañana mismo a conseguir una licencia. Un amigo nuestro es juez y cumplirá la formalidad. Está consciente de nuestra situación. Mientras serás legalmente mi esposa, está dispuesto a organizar la ceremonia para acomodar tu compromiso con todos nosotros —dijo Thiago.
Mariana los miró fijamente durante un largo momento y sintió su corazón hincharse tanto hasta temer que estallaría. Ellos aún la querían.
Actuaban como si nunca les hubiera dejado, como si no han pasado casi seis meses.
—Seré realmente de ustedes —dijo temerosa.
Peter bufó.
—Siempre fuiste nuestra. No te engañes en esto.
—¿Te casarás con nosotros? —preguntó Thiago, acariciándole el pelo—. ¿Te quedarás con nosotros para siempre? ¿Nos amarás tanto como nosotros a ti? ¿Serás la madre de nuestros niños?
Se levantó y abrazó a Thiago tan fuertemente como podía.
—Los amo tanto —susurró—. Sí. Sí, me casaré contigo. Con ustedes.
Juan dio un grito y Peter volvió a sentarse en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho en un ademán de suprema satisfacción.
Thiago le dio un besó largo y duro, dejándola jadeante. Por la primera vez en seis meses, se permitió relajarse y disfrutar el momento.
Mañana sería legalmente suya, aunque emocionalmente ya les pertenecía completamente, y más importante, ellos le pertenecerían.
La vida era llena de ironías. Solo cuando huyó de un pasado lleno de errores, encontró un futuro perfecto, tan brillante que aún tenía problemas en creer que era realidad.
—¿Alguien quiere jugar Monopoly? —preguntó ella.
Solo más tarde, cuando se sentaron en el balcón mirando el atardecer,Mariana se sintió realmente cómoda, como en casa. Por la primera vez desde la muerte de sus padres, tenía la sensación de pertenecer a alguien y a un lugar.
Thiago agarró su mano, su pulgar masajeándole la palma.
—Te amo, muñeca.
Ella le sonrió.
—Yo también te amo —se movió para mirar a Juan y Peter, ambos relajadas, tranquilos—. Los amo a todos.
Juan sonrió.
—Lo sabemos, muñeca. Al final, volviste a nosotros.

Continuara.....

ACLARACIÓN: En el capítulo 62 hay un dato que muchas pasaron de largo o que ahora no recuerdan :" Se desmoronó debajo de él cuando lo sintió penetrarla profundamente de nuevo, su semilla vertiéndose en su cuerpo. Las caderas de Peter se retorcían en espasmos mientras liberaba los chorros de su goce."
Eso indica que el padre es Peter, biologicamente hablando eh! Porque seria hijo de los tres ;) jajajaja

Yo quiero que se case con Peter =/ Pero Thiago es el mas grande asique....

Bueno Mil gracias por las firmas :) Perdón por no subir otro ayer pero tuve un par de problemas y no llegaba....


Anónimo:En este cap aclaro que pasaron casi seis meses...
Ro_Cani: Es una adaptación no es mia. :) 


Cada vez mas cerca del final... 

domingo, 1 de julio de 2012

Capítulo 79:



TIEMPO DESPUES...

Mariana llegó al final de la acera sinuosa, mirando fijamente la cabaña. El verano llegó a las montañas. En todos los sitios que miraba, la tierra estaba llena de verde. Solo había visto este paisaje cuando estaba cubierto de blanco y pensó que no podía ser más bonito. Estaba equivocada. Posiblemente, no podía ser más maravillosa que ahora, cuando volvía a casa.
Aparcó abajo, en el camino, exactamente en donde lo hizo antes. De alguna manera quería reproducir el día que tuvo hace muchos meses.
Sonrió cuando la brisa movió su largo pelo y lo sopló suavemente alrededor de sus hombros. Deslizó la mano sobre la protuberancia de su abdomen, acariciándola con gentileza.