Sally y Simon me
llevaron a casa en los primeros días de Diciembre. Algunos
adelantados ya
habían colgado sus luces de Navidad.
La casa de la sra. Hoffman
era una explosión
de color, suficientes como para ser dignas de un desvío de
autopista. Nuestra
casa estaba oscura, sin una vela ni chucherías a la vista.
Simon abrió la
puerta. “Ahora que estás de regreso, Lali, podemos ponernos a
decorar.”
“Entonces, nos
inclinamos por el viejo buen gusto Inglés o el temerario del
Nuevo Mundo?”
preguntó Sally demasiado alegre.
Les seguí la
corriente, sabiendo que ellos querían creer que me encontraba
mejor de lo que en
realidad estaba. “Si lo hacemos, puedo tener a un santa
inflable colgando
de mi ventana?”
“Por supuesto,
siempre y cuando pueda tener a un reno de luces que
parpadean sobre el
techo.”
Luces que parpadean
– una palmera, montañas rusas.
“Qué sucede, amor?”
Simon puso sus brazos alrededor mío.
Esto me estaba
sucediendo todo el tiempo ahora: veía destellos de cosas –
una silla, un jet,
una cama – ninguna de las cuales lograba entender.
“Nada. Sólo estoy
teniendo uno de mis momentos.”
Tiré la caja sobre
mi cama y me senté, mirando fijamente a las paredes.
Turquesa. Casi
había olvidado practicar lo del escudo. Debí haber estado
filtrando todo el
tiempo pensamientos y sentimientos hacia Peter pero él había
sido tan amable en
no decírmelo. En cierta forma, no tenía la energía para
retomar donde lo
había dejado. Él me había contado que lo contacté mientras
estaba siendo
retenida por mis misteriosos captores. Aduje estar en Las Vegas,
lo que le pareció
difícil de creer hasta que aparecí en el almacén. Pensaba que
intenté decirle
exactamente dónde me encontraba pero no había captado la
mayor parte de mi
mensaje. Los Lanzani habían actuado sobre lo que llegué
a decir y viajaron
a Las Vegas porque la ciudad era el centro de operaciones de
Daniel Kelly – la
coincidencia era demasiado grande como para ser ignorada.
Ellos todavía
pensaban que había una conexión: Gator, el hombre que había
muerto en el
almacén, había sido empleado de la Corporación de Kelly, pero la
policía no había
sido capaz de conectar el secuestro con el empresario.
Víctor se estaba
sintiendo bastante ofuscado por todo el asunto. Para
colmo de males, los
dos Kelly que los Lanzani habían ayudado a encerrar, se
escaparon de
prisión un par de semanas atrás; nadie sabe bien cómo es que lo
hicieron.
“Lali, la cena está
servida!” llamó Sally.
Bajé y fingí tener
más apetito del que en realidad tenía. Sally había cocinado
mi pasta favorita y
compró un pote de helado especial. Todos estábamos
haciendo el
esfuerzo para logar que la noche sea un éxito.
Jugué con mis
espaguetis. “Creen que debería regresar a la escuela?”
Simon le llenó la
copa de vino de Sally y luego se sirvió a sí mismo. “Todavía
no, amor. En
realidad, me...em...me he estado preguntando.”
“Hmm?” Sally alzó
la vista, al escuchar el tono precavido en su voz.
“Tuve noticias de
esta señora en Las Vegas hoy – la Sra. Toscana. Ella dirige
uno de esos hoteles
casino. Resulta ser que ella estaba detrás de las donaciones
secretas que
pagaron por la clínica de reposo.”
“Oh, que amable de
su parte.”
“Eso fue lo que le
dije. Como sea, escuchó acerca del secuestro y ha estado
viendo nuestro
porfolio en la web; se preguntaba si consideraríamos un nuevo
contrato como consejeros
en las adquisiciones de arte que haga la cadena
hotelera. Tienen
hoteles por todos lados – Roma, Milán, Madrid, Tokio,
Londres, así como a
lo largo de todo Estados Unidos. Duraría más que un año
y le permitiría a Lali
finalizar su colegiatura en un solo lugar. Ella mencionó
que había algunas
secundarias excelentes en Vegas. Incluso recomendó unas
cuantas.”
Sally revolvió su
vino en la copa. “No lo sé, Simon. Si nos mudamos a alguna
parte, preferiría
regresar a Inglaterra. No creo que nuestra aventura Americana
haya tenido mucho
éxito. Y Las Vegas, bueno, los recuerdos no son muy
placenteros que
digamos.”
Simon enroscó
expertamente un espagueti alrededor de su tenedor. “No nos
comprometí a ello.
Ella sugirió que lo habláramos un poco, y exploráramos la
posibilidad antes
de rechazar la idea. Nos invitó a ir por un fin de semana –
incluida Lali.”
Tomó un bocado. “debo decir que el salario que mencionó excedía
por mucho mis
expectativas.”
“Lali? Qué
piensas?” preguntó Sally.
“Eh? Oh, no estaba
escuchando realmente.”
“Necesitas un
cambio de Wrickenridge?”
“No creo que quiera
mudarme otra vez justo en este momento.”
“Puedes hacerle
frente a la escuela aquí, sabiendo que todos están al tanto
de lo que te
sucedió? No te culparíamos si quisieras un nuevo comienzo en otra
parte.”
“Puedes dejarme
pensar acerca de esto?”
Simon asintió. “Por
supuesto. Podemos ir, y echar un vistazo sin hacer
ninguna clase de
compromiso. Te ayudará a decidir. Después de todo, no
llegaste a conocer
Las Vegas, sólo el hospital y ese…ese almacén. Puede que
disfrutes de la
ciudad.”
“Tal vez.” Dejé eso
de lado por un momento, mi mente demasiado enfrascada
en hacerme a la
idea de estar nuevamente en casa como para pensar en
mudarme.
Karla y Saul
vinieron el sábado en la mañana. No me había sentido a gusto
con la madre de Peter
desde nuestro primer encuentro, pero hoy estaba en su
mejor
comportamiento, sin dar ninguna señal de que me estuviera leyendo.
Irónicamente, no me
hubiera importado que alguien me dijera qué es lo que
estaba sucediendo
en mi cabeza dado que yo no tenía la menor idea. Recordé
la conversación que
tuve con Saul acerca de mi relación con su hijo; seguirían
estando tan ávidos
de tenerme en la familia ahora que sabían que había
enloquecido en
Vegas?
Sally y Simon se
sentaron conmigo mientras entreteníamos a los Lanzani en
la cocina. No había
nada de lo chiflado divertido que había tenido en casa de los
Lanzani cuando fui.
Intercambiaron un par de cortesías, hablando acerca de
los conciertos que
estaban planeados para Navidad y la ajetreada temporada en
las pistas. Me
sentí muy triste de no formar parte en lo de la música como tenía
planeado. Ya
estarían con los ensayos en la escuela, sin mí. Finalmente, Saul se
volteó hacia mí,
llegado un punto de su visita.
“Lali, es bueno verte
de regreso en Wrickenridge.”
“Gracias, Sr.
Lanzani.”
“Peter nos contó lo
que le dijiste acerca de tener falsos recuerdos.”
Bajé la vista hacia
mis manos.
“Creemos que
podemos ayudarte.”
Simon se aclaró la
garganta. “Ahora, sr. Lanzani, apreciamos que venga
hasta aquí, pero le
conseguimos un excelente doctor a Lali. Ella la está viendo
para su
tratamiento. No pensamos que sea bueno interferir con eso.”
“Eso estaría muy
bien en el curso normal de las cosas,” dijo Karla, su tono
traicionando un
dejo de impaciencia, “pero pensamos que el problema de Lali
pueda estar fuera
de los límites de la medicina ordinaria.”
La mirada que Sally
y Simon intercambiaron fue clara. Estaban hostiles a
cualquier
sugerencia fuera de su control; los Lanzani no eran la única familia
que sabía cómo
cerrar filas.
“Puede que así sea,
pero ella es nuestra hija y nosotros decidiremos con ella
qué es lo mejor.”
Simon se puso de pie, señalizando que hasta a donde a él le
concernía, esta
amistosa visita había concluído.
Saul mantuvo sus
ojos sobre mí. “Nos gustaría que pasaras algún tiempo con
nuestra familia, Lali. Cuando estamos juntos, hay cosas que podemos
hacer para
ayudar a las
personas que están en tu situación.”
La perspectiva me
aterrorizaba – pero también sabía que no estaba yendo a
ninguna parte con
los métodos del doctor pese a todo el optimismo de Sally y
Simon.
“Es el pasar tiempo
con tu familia lo que metió a Lali en el embrollo en que
está ahora!” Simon
ya no se molestó en ocultar su enojo. “Mire, sr. Lanzani --”
“Por favor, llámeme
Saul. Hemos atravesado demasiadas cosas juntos como
para continuar
siendo tan formales.”
Simon suspiró,
abatido. “Saul, Peter nos cae bien – es un buen muchacho –
pero no es probable
que Lali vaya a pasar mucho tiempo más por aquí como
para pasar ese rato
del que está hablando. Por favor, sólo déjenos solos ahora.
Lali tuvo que
soportar suficiente para su corta vida; no añadamos a ese estrés
bajo el que ella se
encuentra ahora haciendo alegaciones sobre ella.”
Sally juntó sus
dedos, apretándolos con fuerza. “Siempre hemos sabido,
desde que era
pequeña, que la salud mental de Lali es delicada. No es su culpa,
pero ha resultado
que la asociación con su familia y este excepcional problema
la han alterado de
su balance. Por favor, déjela tranquila.”
La discusión se
estaba llevando a cabo sobre mi cabeza. Era casi como si yo
no estuviera allí.
“Sally, por favor.”
“Está todo bien, Lali.
No hay nada de lo que avergonzarse.”
“Su hija nos
necesita,” dijo la sra. Lanzani.
“Lo siento, pero
estoy en desacuerdo.” Sally se unió a Simon junto a la puerta,
el lenguaje
corporal claro como el cristal. “Sabemos lo que es lo mejor para Lali.
Ha sido nuestra
desde los seis años y creo que la conocemos mejor que ustedes.”
“Paren, todos
ustedes, por favor.” Me sentía como un hueso que estaba
siendo disputado
por una manada de perros. Todos estaban tan ocupados
diciéndome que
sabían qué era lo mejor, cuando yo no podía decirdir qué podría
llegar a serlo por
mí misma.
Saul se levantó de
la mesa. “Karla, estamos angustiando a Lali. Será mejor
que nos vayamos.”
Me lanzó una mirada. “La oferta se mantiene en pie, Lali.
Sólo piensa en
ello. Por el bienestar de Peter, así como por el tuyo.”
Los Lanzani
partieron con un portazo sobre su auto y tensos saludos en la
entrada. Permanecí
detrás, en la sala, deslizando mis dedos por el teclado del
piano. Era mi
impresión, o también sonaba fuera de tono?
“Bueno, realmente,”
dijo Sally, retornando a la casa en un arranque
emotivo. “No hay
nadie en Wrickenridge que no crea que sabe más que
nosotros?”
“Lamento que hayas
tenido que aguantar eso, amor.” Simon despeinó mi
cabello. “Pienso
que sus intenciones eran buenas.”
“En estos momentos
Las Vegas luce muy tentador,” añadió Sally.
Los ojos de Simon
destellaron, como un conductor viendo un espacio en el
tráfico de la hora
pico, sabiendo que podía sacar una ventaja de eso. “Entonces
le llamaré a la
sra. Toscana, y ver si puede hacer los arreglos.”
No quería esta
actitud de a todo vapor hacia una nueva vida; quería tiempo
para adaptarme a la
que había estado formando por mi cuenta aquí. Quería
tiempo para
descubrir qué había entre Peter y yo. Y para todo esto necesitaba mi
cabeza otra vez en
el lugar correcto.
Cerré la tapa del
piano. “No podríamos pensar sólo por un minuto en lo que
el sr y la sra. Lanzani
dijeron? Tal vez puedan ayudar.”
“Lo siento, Lali,
pero una vez mordido, dos veces reticente.” Simon siguió
pasando tarjetas
ejecutivas hasta que halló la del hotel en Las Vegas. “Enredarse
en los asuntos de
esa familia ha sido un desastre. No nos importa que veas a
Peter aquí, pero no
irás para su casa. Estás progresando, no queremos ninguna
recaída. Voy a
hacer esta llamada.”
Tenía poca energía
para una discusión de momento de modo que no hice
ninguna promesa,
simplemente me paré, excusándome que iba a la cama.
Podía escuchar a
Simon hablando animadamente con su nuevo contacto,
mencionando qué
fines de semana teníamos libres y cuánto nos gustaría ir de
visita. No tenía
ningún deseo de regresar a Las Vegas; por qué querría? Todo lo
que quería se
encontraba aquí.
Me senté en la
punta de mi cama a mirar por la ventana hasta mucho más
tarde que mis
padres se hayan retirado a dormir. El cielo estaba despejado, las
sombras de la luna
manchando la nieve de azul. El invierno se había instalado,
la nieve se
amontonaba, lista para quedarse hasta la primavera. El termómetro
estaba bien por
debajo de los cero grados, las estalactitas colgaban de los aleros,
elongándose
diariamente. Me froté los brazos. No podía soportar esto. Quería
gritar, golpear mi
cabeza hasta volverla a poner en forma. Estaba haciendo todo
lo posible para
fingir que estaba mejorando pero de hecho sentía que estaba
empeorando. Me
aferraba a la cordura, pisando delicadamente sobre el fino
hielo que protegía
mi mente, pero temía que esto fuera una ilusión: que ya
hubiera caído en
las grietas.
Me levanté
abruptamente y caminé hacia la ventana, con los puños
apretados. Tenía
que hacer algo. Se me ocurrió un sólo lugar al que podría
acudir para
prevenir que el daño se expandiera. Tomando mi bata, abrí la
ventana. Sabía que
lo que estaba considerando era una locura, pero de nuevo
pensé; yo estoy
loca, así que al demonio con todo. Lamentando que mis botas
de nieve estuvieran
abajo – no quería arriesgarme a alertar a mis padres de mi
plan – me subí al
techo del pórtico, me deslicé hacia abajo hasta el borde y caí al
suelo. Mis blandas
zapatillas se empaparon inmediatamente pero de momento
me sentía demasiado
impulsada con el alivio de saber que ésta era mi última
esperanza como para
que me importara.
Comencé a correr
por el camino, los pies crujiendo sobre la nieve. Transité
de los escalosfríos
de puro frío a no sentir nada. Pasé de largo a nuestro auto
aparcado en el
garaje, deseé haber tomado la oportunidad de la legislación de
Colorado de
permitir a los chicos de dieciséis años estar al volante. Peter una vez
dijo que me daría
lecciones pero nunca llegó a hacerlo. No importa, eran sólo un
par de millas a
travesando el pueblo. Podía lograrlo.
Estaba caminando
para la hora en que alcancé el empinado camino tras las
posadas de esquí
hacia el teleférico. La nieve aquí estaba estampada contra
el piso,
congelándose en crestas de hielo. Cuando miré hacia mis pies, me dí
cuenta que las
suelas de mis zapatos estaban hechas trizas y estaba sangrando.
Curiosamente, no
pude hacer que me importara demasiado. Me acerqué a
la casa de los Lanzani
con cautela, preguntándome qué clase de seguridad
habrían instalado.
Habían estado esperando un ataque y todavía no habrían
bajado su guardia.
A unas cien yardas de distancia, sentí una barrera – no
una física sino una
sensación de poca predisposición y miedo forzándome a
retroceder. Alcé mi
escudo y me abrí paso, mi determinación de alcanzar a Peter
era muchísimo más
poderosa que este instinto de escape. Cuando me libré, sentí
que había activado
alguna clase de alarma. Las luces se encendieron en la casa,
primero las de
arriba en las habitaciones, luego las del porche.
En qué estaba
pensando? Planeaba ir a golpear a su puerta en medio de la
noche? Esta era la
América pistolera, no Inglaterra: probablemente terminara
con un disparo
antes de que cayeran en la cuenta de quién era. Mi certeza de
que esto era una
buena idea se evaporó. Me quedé parada sin saber qué hacer
en medio del
camino, analizando si tendría la energía como para voltearme y
regresar a casa.
“Deténgase ahí.
Levanta tus manos donde pueda verlas.” La voz de un
hombre – uno que no
reconocía.
Estaba congelada en
mi lugar – demasiado congelada como para moverme,
siquiera como para
pensar.
Llegó el
inconfundible sonido del seguro de un rifle siendo deslizado – algo
que sólo había oído
en las películas. Las imágenes pasaron: el sal con las manos
arriba de Bugsy
Malone. Ahogué una histérica bocanada de risa.
“Ve hacia la luz
para que pueda verte.”
Me obligué a
moverme.
“Y dije con las manos
arriba!!”
Alcé temblorosa mis
manos.
“Trace, es Lali!” Peter
salió disparado de la casa sólo para ser retenido del
brazo. Su hermano
mayor, Trace, el policía de Denver, no lo soltaba.
“Puede ser una
trampa,” advirtió Trace.
Víctor salió de
entre la oscuridad que había atrás mío. Me rodeó para
bloquearme, con el
arma pegada a mi espalda.
“Suéltame!” Peter
forcejeó, pero Saul se unió al bloqueo.
“Por qué no estás
usando la telepatía, Lali?” Saul habló calmadamente,
como si fuera lo
más natural del mundo que una chica aparecíera en su ropa de
dormir a las tres
de la madrugada.
Tragué. Ya había
demasiadas voces en mi cabeza. “Puedo pasar? Usted dijo
que podía venir.”
Continuara....
Los Lanzani la ayudaran? Se vienen cosas interesantes e importantes!
Subi mas capitulos!!!! por faas (:
ResponderEliminarMe encanta más!!
ResponderEliminarOdio a Simon y Sally dejense de inchar a su hija la secuestraron y la llevaron a las Vegas y ustedes la quieren llevar a vivir ahi? osea u.u Espero que los lanzani la ayuden a aclarar todo!
ResponderEliminarMaaas
Beso,Anto
sube massssssssss
ResponderEliminarhgewbnjkjeghvhsjefiugy Maaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarme gustaa
ResponderEliminarmaaasss por favor
ResponderEliminarmaraton maraton maraton maraton maraton
dale quieremos ver ya esas cosas interesantes y importantes
ResponderEliminarme gusta mucho ay pobre lali
ResponderEliminarPeter esta ansioso x estar con ella y protegerla.
ResponderEliminarTienen k ayudarla , son lis unicos k pueden.y quieren hacerlo.
ResponderEliminarEspero el próximo.!
ResponderEliminarSubís otro hoy??
ResponderEliminarMás noveee!
Flor..
Más más más más más más!
ResponderEliminarlos lanzani pueden ayudarla recordar que paso ?
ResponderEliminarmas noveeeeee hoy
Maaaaaaaaaaaaas!!!!! subi mas nove porfis
ResponderEliminarque no se vaya a las vegas!
ResponderEliminarnovela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/
FWUOFIJOGTILFWFILÑFKWOÑKFWÑE LO FUE A BUSCAR!!!!! ME MUERO DE AMORRR ¬¬ NO quiero que hagan la idea de Simon de irse hasta Las Vegas porque se va lejossss muy lejoss de Peter :'| @LuciaVega14
ResponderEliminar