Capítulo 21:

-Eh, tío.

La voz femenil que se coló detrás de él, hizo darse vuelta a todas las personas en la habitación. Una pequeña mujer de cabellos rizados en tonos castaños de derivados colores y enormes ojos avellanas, estaba de brazos cruzados observándolo con fijeza.

Todos los hombres de la habitación –Exceptuándolos a él y a Vico, que al tener compañera eran completamente inmunes a otras mujeres- , soltaron un jadeo involuntario. Era inhumanamente hermosa, con perfectos rasgos cincelados y pómulos parecidos a las estatuas de las musas que exhibían en los museos.

Sus curvas eran la perfección absoluta y era completamente voluptuosa en los lugares correctos

-¿Quién demonios eres tú? –Preguntó. La mujer arrugo la frente con disgusto.

-No me hables en ese tono, chupasangre, soy mucho más de lo que ves aquí al frente –Durante un solo instante, creyó ver que los ojos de la mujer se tornaban de un tono blanco realmente escalofriante, y a su alrededor podía notarse el aura de poder que poseía.

-¿Quién eres? –Volvió a preguntar, esta vez más suavemente. No dudaba que la pequeña castaña podría matarlos a todos con un simple movimiento de manos.

-Soy Francois DuVillar, una bruja que ha hecho un trato con Mariana –Juan Pedro se tensó enseguida.

-¿Sabes tú donde esta?

-Ella lleva un brazalete con mi signo, que tiene un pequeño dispositivo… Sé donde está y solo he venido para poder llevarte a ella –Francois sonrió repentinamente con una expresión realmente fría –Aunque no soy de fiar ¿Sabes?...

-Me arriesgare… -Pronunció esas palabras sin pensar. Sintió una mano sobre su hombro para comprobar que era Nicolás observándolo con expectación.

-No creo que debas, Peter. No sabes quién es esta señorita de aquí…

-No sabré si me he equivocado si no voy con ella. ¿Qué tal si dice la verdad? -¿Qué tal si no? Apretó la mandíbula, Mariana debía de estarla pasando de mal en peor… la frustración lo invadía con cada segundo que transcurría, así que se volvió a Francois DuVillar –Iré contigo.

-Muy bien… -La mujer se agarro de la manga de su chaqueta y en un parpadeo estaban en un lugar muy distinto a su oficina personal. Era oscuro y tenebroso… El olor a agua estancada le pico la nariz y el sonido de las gotas de agua salpicar fueron realmente desagradables.

Recorrió con la mirada intentando descifrar cada una de las figuras ocultas en la oscuridad, pero a pesar de ser un vampiro su vista no funcionaba correctamente en ese lugar… Definitivamente se sentía débil.

-Eso es porque tus poderes están siendo absorbidos.

Enseguida volvió la cabeza para clavar su mirada en Francois DuVillar.

-¿Puedes leer mi mente?

-¿Por qué tan sorprendido? ¿Acaso no puedes tu leer las mentes también?

No era eso lo que lo sorprendió. Era el hecho que no había sentido ni un atisbo de la invasión de otra presencia en su cabeza. Esa mujer no solo era peligrosa, si no más fuerte de lo que pensaba. Con todo lo que las fuerzas psíquicas le permitían –ese lugar absorbía lentamente su fuerza –Formó una barrera mental, para evitar cualquier intruso. Ella sonrió.

-No deberías gastar energías en eso, Juan Pedro Lanzani, te espera una larga batalla –Ella materializó una espada en su mano, Peter retrocedió instintivamente, preparado por si se presentaba algún ataque… Pero se sorprendió cuando ella le pasó la espada –No tengo intención de matarte, puedes confiar en mí.

-Tu misma dijiste que no eras de fiar… ¿Por qué debería de confiar plenamente en ti?

La expresión en el rostro de Francois, se suavizó lo suficiente como para hacerle bajar la guardia durante un instante.

-Por qué no deseo ver a ningún otro humano inocente lastimado. Porque quiero que todas las criaturas sobrenaturales que están siendo usadas como esclavas, sean liberadas… Y sobre todo, porque realmente deseo salvar a Mariana.

<<Y porque esto que estoy haciendo, me costara muy caro…>>

Francois siempre había sido caracterizada por poseer una bondad realmente amplia. Pero esa bondad, era la que precisamente la llevaba a sufrir las peores desgracias que una persona normal no dudaría en suicidarse… Incluso ella lo había intentado. Pensó con sarcasmo. A pesar de ser una de las criaturas más poderosas en la tierra, Francois seguía siendo una mujer que podía ser fácilmente herida.

Simphony había logrado hacer mucho daño a personas que no debía a lo largo de los años. Pero a pesar de que Francois desaprobaba las muertes de todos esos inocentes, nunca pudo detenerla por si misma… Ahora que tenía a alguien de su lado podría hacerlo.

Comenzaron a avanzar en silencio y lentamente. Ella podía sentir la ansiedad de él… Estaba muy preocupado por su compañera, y ciertamente que ella también lo estaba.

-Hay que entrar con cuidado… No deben vernos o nos mataran a ambos. Simphony está perfectamente cargada con un ejército de vampiros, cuervos, transformistas y lobos.

Mierda. Pensó Juan Pedro.

-Podrías haberlo mencionado antes de venir aquí solo nosotros dos.

***

-¡Esto es inaudito! –Mariana forcejeó contra las duras esposas que ataban sus muñecas contra la pared, comenzaban a destrozarle la piel y a lastimarla con severidad. A su lado, Nacho suspiró.

-Dilo por ti, yo no puedo hacer funcionar mis poderes y te aseguro que los necesitamos con urgencia.

-¿para?

Nacho  gruñó.

-Tenemos que encontrar a Peter, desde luego –Nacho cerró los ojos y por su expresión, ella comprendió que estaba intentando formar contacto con Juan Pedro… Fallidamente -¡Demonios! Es completamente inútil, es como si este lugar absorbiera cada uno de mis poderes.

-Y no estás muy equivocado… -Por la puerta de la celda, Annette entró a paso lento con una mirada maquinadora e intimidante que estaba segura y asustaría hasta el más fiero de los hombres. Su vestimenta anterior había sido sustituida por un elegante vestido negro de seda…

-¿Dónde estamos? –Preguntó Nacho con la voz enfundada por la cólera y la ira... Mariana se sentía de la misma manera.

Ella sonrió.

-No me hables en ese tono, querido cambiante… Te recuerdo que de los dos, tú serás el primero que probará el filo de mi espada.

-¿Dónde estamos, Annette? –Preguntó suavemente, Mariana intentando con todas sus fuerzas cambiar el rumbo de la conversación. Annette se volvió a ella con expresión sarcástica y arrogante.

-Mi nombre es Simphony, soy un demonio que se encarga de la exterminación de los humanos que saben demasiado de nosotros… Y créeme, princesita, tu y tus padres entran perfectamente en esa categoría –Un repentino temblor surgió en su pecho ante la mención de sus padres y con expresión tosca y confundida se dirigió de nuevo a Simphony.

-¿Mis padres? ¿Qué… Que tienen que ver ellos en todo esto?

Ella rió malvadamente.

-¿Qué no lo sabías, pequeña Mariana? Tus padres, eran un par de cotillas que no sabían que meter sus narices en asuntos fuera de sus manos, causaría su muerte…

Las lágrimas amenazaron con deslizarse por su rostro.

-Tú lo sabes… ¿Quién Fue? –Y la sonrisa en los labios de Simphony hicieron que una ola de comprensión azotara su cuerpo y su corazón –No…

-Los humanos pueden llegar a ser tan estúpidos… Y más estúpido fue el vampiro Juan Pedro Lanzani  por atreverse a confiar en ellos y confesarle las verdades de su existencia. Tus padres comenzaron a investigar sobre los vampiros; buscaron alguna manera de liberarlos de su encierro y dieron con algo que nadie nunca debía haber sabido –Las lagrimas descendieron por sus ojos –No solo encontraron la manera de liberarse de la inmortalidad… Si no que además, descubrieron el origen de la raza de los vampiros.

-Los mataste…

-No iba a dejar que unos jodidos humanos revelaran al mundo todo sobre nosotras las criaturas paranormales –Enseguida su voz se llenó de odio –Y mucho menos iba a dejar que comenzaran por la raza de los condenados…. Los vampiros son criaturas desagradables, al igual que los lobos… No merecen siquiera caminar por la tierra.

El corazón de Mariana se encogió. No escuchaba nada más, ya que el descubrimiento de que la mujer que tenía delante había sido quien mato a sus padres azotaba su mente y lograba que su cabeza palpitara adolorida. El llanto se acumulaba en su garganta y las lágrimas no podían ser detenidas mientras que, silenciosamente caían por sus mejillas hasta alcanzar su barbilla.

A su lado, sintió la cólera de Nacho encenderse.

-¡Bastarda! –Aulló. Mariana enseguida sollozó por la reacción de su amigo, Nacho quería protegerla…

Simphony soltó una risa.

-¡Wendy! –Enseguida, la mujer que había visto anteriormente, apareció ante ellos.

-¿Llamo usted, mi señora?

-Vigílalos. Yo arreglare todo, tengo la intención de bañarme con las entrañas de la humana –Mariana sintió un escalofrío por el miedo filtrarse en ella. Simphony volvió a observarlos por última vez –Bienvenidos al infierno, espero y disfruten su estadía aquí –Y desapareció con una diabólica risotada resonando en sus oídos.

Wendy los observó a ambos con tristeza y culpa.

-Lo siento… -Ella parecía tan desolada –Ojala pudiera ayudarlos a escapar… pero... –Su labio inferior tembló mientras les mostraba la palma de su mano. Tenía la marca de una serpiente grabada por todo el borde de la mano y terminaba al comienzo de la línea de vida –Si desobedezco a sus mandatos, moriré.

-Estas marcada… -Susurró Ignacio con compasión.

¿Marcada?

-¿Qué es eso?

-Significa que ha hecho un pacto con alguna entidad… Puede ser un dios o un demonio poderoso… En este caso hablamos de Simphony. Se dice que está marcada, porque pago lo que pidió por su alma –Ignacio observó a Wendy –Y al parecer fuiste engañada.

Wendy asintió sentándose en el suelo de la celda.

-Mi compañero murió por protegerme. Pero no sabía quién lo había matado, entonces Simphony apareció y me lo dijo. Eran simples humanos… Pero yo no podía acabarlos con mis propias manos, por esa razón termine forjando un trato con Simphony, ella se vengaba por mí y yo le entregaba mi alma a cambio.

-¿Qué fue lo que salió mal entonces?

Wendy se abrazó las piernas y enterró el rostro en las rodillas.

-Me mintió… Fue ella quien mato a mi compañero antes de que pudiéramos unirnos. No fueron los humanos… Por mi culpa murieron inocentes. Todo fue culpa mía.

Mariana sintió compasión por esa pobre chica. Pero ninguno abrió la boca, en lugar de eso comenzó a intentar pensar en cómo demonios podría salir de aquí, fue entonces cuando lo recordó.

Las palabras de Francois se colaron en su cabeza y fue como un choque eléctrico en cuanto observó el brazalete colgando en su muñeca.

-¿Wendy? ¿Quieres ayudarnos?

La chica levantó la vista y los observó fijamente antes de asentir con seguridad.

-Bueno, entonces necesito que me escuches atentamente… -Mariana señaló el brazalete con la cabeza antes de hablar -¿Ves esa pulsera? Necesito que la quites de mi muñeca y la pongas delante de mi boca.

Wendy así lo hizo. Nacho la observaba con perplejidad.

-Oye, siempre he pensado que eras rara Lali… ¿Pero como coño nos va a ayudar tu nuevo accesorio de belleza?

Torció los ojos. Señor que no tenía tiempo para darle ni una sola explicación.

-¡Francois DuVillar! ¡Ven enseguida!…

Esperaron unos segundos y nada. Ignacio la observó con el ceño fruncido.

-Valla… Eso si que fue efectivo. ¿Qué se supone que esperamos? ¿Qué de la nada aparezca campanita y nos ayude a volar al país de nunca jamás?

Y como llamado, una intensa luz destello en la celda. Nacho  se quedo boquiabierto, ya ella se encargaría de hacerle tragar sus palabras una a una. La bruja estaba al frente de ella con expresión de estupefacción.

-Se me olvido advertirte que odio que me invoquen de esa manera… Mira que no soy tu sirvienta –Miró alrededor –Con que aquí era dónde estabas… Parece que el vampiro y yo buscamos por el lado contrario.

Francois chasqueó los dedos y enseguida, Juan Pedro Lanzani  se materializó en la celda jadeando.

-¡Si vuelves a desaparecer de esa manera no dudare en matarte, me importa un bledo si eres Michael Jackson disfrazado o la bruja de los infartos! –Dijo dirigiéndose a Francois quien se encogió de hombros restándole importancia. Mariana  no había estado nunca, tan feliz de verlo y eso que siempre estaba feliz de verlo.

-¡Peter! –Gritó captando su atención desde la pared. Enseguida él corrió hacia ella.

-Oh, La… ¿estás bien? –Preguntó buscando alguna herida en su cuerpo. Luego se concentró en las cadenas que sostenían sus muñecas e intentó romperlas usando la fuerza bruta, logrando que una descarga eléctrica lo hiciera retroceder.

-¡¡Peter!!

Francois soltó una maldición. Wendy corrió hacia Juan Pedro e intentó ayudarlo a sentarse.

-Son cadenas mágicas, fueron forjadas por Thor, no importa lo que hagas solo la llave es capaz de abrirlas… Si lo intentan por la fuerza bruta, lo único que conseguirán será hacerse daño.

-Haberlo dicho antes, niña –Dijo él pesadamente intentando levantarse con toda la fuerza que le daban las piernas. Mariana  se veía realmente indefensa y terriblemente asustada mientras estaba colgada de la pared.

El miedo destilaba por su piel. Incluso con sus poderes debilitados, podía sentir la presencia de una cantidad sorprendente de criaturas que se movían alrededor del lugar. Y el poder de una en especial era lo que lo atemorizaba.

Lentamente se volvió hacia Francois.

-¿Cuáles son las posibilidades de salir de aquí sin que acabemos en medio de una lucha realmente sangrienta?

Francois arrugó la frente.

-Ya oíste a la vampiresa. Necesito la llave que tiene Simphony para poder desencadenar a Mariana y al cambiante.

Juan Pedro maldijo.

-¿No hay otra forma?

Enseguida, pasos se oyeron avecinar detrás de la puerta y todos se quedaron congelados en cuanto esta se abrió. La que debía de ser Simphony tenía una expresión de odio repleta en su cara y la ira se entremezclaba lentamente con la cólera.

-¡Cabrones! -¿mierda? ¿Por qué los insultaba si ellos no la conocían y era ella quien secuestraba a las demás personas sin razones?

En cuanto Simphony levantó la mano y una extraña ola de viento lo empujo hasta dar de lleno con la pared de bloques, recordó que sus poderes estaban agotados. El dolor fue literalmente insoportable en la cabeza… Pero logro ponerse de pie.

Mariana pateaba y se removía en busca de liberarse. Nacho se veía a punto de rayar la locura y también imitaba los movimientos de Mariana. Francois DuVillar se plantó delante de la vampiresa y cubrió a los prisioneros.

-Suficiente diversión por hoy, Sim –Dijo cansadamente –Dame la jodida llave para así poder irme a casa.

-¡Francois! –Gruñó –Apártate.

-No te tengo miedo, cariño. Ahora, repito, dame la maldita llave de una vez y de paso –Observó de reojo a la vampiresa -¿Qué tal si me devuelves el alma de Wendy?

Simphony soltó un ensordecedor gruñido justo antes de que con una invisible fuerza, la empujara y la estrellara contra la pared. Francois dejo escapar un alarido causado por el dolor y Juan Pedro simplemente se lanzó en contra del demonio.

Enseguida en sus manos apareció una espada, y solo entonces entendió que era de parte de la bruja. En un movimiento acelerado, batió el arma contra Simphony, solo para que ella lo esquivara con agilidad.

-Estúpido animal –Murmuró con frialdad, antes de que Juan Pedro sintiera de nuevo la misma descarga eléctrica que había sentido cuando intentó liberar a Mariana de las esposas.

Eso lo hizo retroceder.

Escuchó una tosca maldición, antes de notar como la bruja se lanzaba en contra del demonio y la golpeaba con fuerza.

Simphony retrocedió dos pasos y se colocó la mano sobre la mandíbula. Sus ojos eran dos llamas capaces de incinerar cualquier cosa al observar a Francois DuVillar.

-¡Odín se enterara de esto, bastarda!

<<Cuanta razón tienes al decir lo de bastarda>>

Juan Pedro Lanzani y Mariana Esposito, no tenían ni idea del sacrificio que estaba haciendo por salvarlos a ambos… Y jamás la tendrían.

Francois derribó a Simphony usando sus poderes y usando unas amarras superficiales, le ató las muñecas detrás de la espalda. Solo entonces comenzó a buscar la llave.

Un extraño punzado en el costado y la mirada completamente fría de Sim, reveló que había usado sus poderes psíquicos para hundirle una daga en el costado… Ahogó un alarido justo al tiempo que daba con las llaves.

Camuflando la sangre que manaba de la herida, se acercó a donde se encontraba el vampiro.

Luego le entregó las llaves a Juan Pedro.

-Apresúrate. Esta mujer no es estúpida, habrá convocado a una jauría de convertidos y solo nos está distrayendo.

La risa que se escuchó a sus espaldas, solo confirmo sus sospechas. Una cantidad exuberante de bestias monstruosas se precipitaban a través de la puerta de la celda. Atrás de ellos, había una legión de vampiros comunes y de demonios siguiéndolos.

-Oh, mierda –Esa sinceramente era la palabra correcta que había sido dicha por el cambiante.

Con toda la fuerza que logró reunir, Francois forjó un escudo justo antes de que un convertido se lanzara contra ellos.

-¡Muévelo, demonios! –Le gritó a Juan Pedro Lanzani . Una hojilla de espada le corto la mejilla cuando la esquivo…

Juan Pedro estaba realmente nervioso en cuanto introdujo la llave dentro de la cerradura y libero a Nacho. Tenía que liberarlo primero ya que necesitarían toda la ayuda que fuera posible. Luego se volvió a Mariana y repitió el procedimiento.

En cuanto estuvo libre, ella le hecho los brazos al cuello y lo abrazo con una fuerza realmente enorme. Peter  se separó lo suficiente para alcanzar sus labios y besarla apasionadamente.

-Eh, Eh… Lindo el encuentro, aunque estamos a punto de morir por si no se dan cuenta ninguno de los dos –Dijo Nacho. Se alejó de Mariana para mantenerla oculta tras su espalda. La bruja intentaba mantener a las criaturas alejadas a través de un escudo mental… Le preocupó de sobremanera en cuanto Francois soltó un sonoro insulto, algo tan vulgar que haría a cualquiera sonrojarse.

-¿Qué sucede?

-No me lo vas a creer –Dijo ella –Pero no puedo materializarnos devuelta a tu casa.

Continuara....

Queda un cap y el epílogo ¿Qué hacemos? ¿lo terminamos hoy o mañana? 

+35 y subo otro ;)

@amorxca

Juli♥