Capítulo 11:

Mariana dio un paso hacia atrás, completamente aterrada. Su cuerpo estaba entumecido y su mirada clavada en la especie de animal que se encontraba frente a ella. ¿Qué era eso? No tenía ni idea; lo que si sabía era que tenía sus ojos rojos clavados en ella.

El terror comenzó a aumentar más y más, cuando esa criatura se volvió lentamente hacía ella. Le costaba mucho respirar, igual no se había recuperado completamente de su ataque de asma y la tensión y el miedo se clavaban en su pecho como cuchillas con intención de herirla. Cuando eso comenzó a moverse hacia ella, Mariana reunió todas las fuerzas que le quedaban y que no habían sido ahuyentadas por el miedo y pidiéndole misericordia a Dios y protección a sus padres, se hecho a correr.

Con un desagradable y horripilante rugido, la criatura siguió sus pasos, y lo supo por el crujido de las hojas tras ella. ¿Por qué tuvo que sentir curiosidad? ¿Por qué tuvo que entrar al laberinto sola? Su respiración comenzó a volverse pesada y turbulenta y las rodillas le flaquearon de un momento a otro; los pasos de eso se oyeron más cerca de lo que deberían.

Entonces, su pie quedo enganchado con una rama y el tropiezo fue inevitable y como se estampo contra las paredes formadas por las enredaderas de los rosales; soltó un alarido cuando por el dolor de las espinas clavadas en sus brazos, dedos, cuello y rodillas.

Cuando se dio vuelta la espantosa criatura se había parado justo al frente, bloqueándole el paso. Sus ojos rojos estaban clavados en las gotas de sangre que bajaban por su brazo. Y entonces, Mariana Esposito, Lo supo: Iba a morir.

-¿Ethan? – Connor arqueó una ceja. Solo entonces, Juan Pedro, levantó la vista. Ethan Rumsfeld tenía cara tenía cara de estar a punto de desmayarse; se le veía pálido y con los ojos bien abiertos.

Ethan lo observó con los ojos muy abiertos y separó los labios. -¿Dónde está la hija de Charles?

Instantáneamente, Juan Pedro supo que algo no andaba del todo bien.

-No ha avisado de que ha llegado –Sacó el teléfono celular y comprobó por Nicolás, que Mariana no había pisado la casa desde la mañana antes de irse al instituto

.

Era demasiado tarde, para que aún siguiera en el instituto. Ethan lo observo fijamente. Lo vio cuando tomó la espada y seguido de Connor, salía por la puerta. Juan Pedro tomo también su espada; era el símbolo de defensa de los vampiros y las criaturas sobrenaturales. Si tenían que luchar, usaban esa arma.

-¿Qué sucede?

Ethan apresuro el paso hasta comenzar a correr.

-Si no nos movemos, Mariana Esposito, morirá a manos de un convertido.

Mariana se arrinconó lo más que pudo. Las espinas se enterraban en su espalda y sus manos. A pesar de saber que su muerte se acercaba y era completamente inevitable, intentó alejarse mientras sollozaba.

Eso, se acerco lentamente.

-Papá, mamá... –Lloró cuando la oscura sombra se irguió sobre ella, intimidándola –Candela… Juan Pedro… ¡¡Ayúdenme!!

Su grito fue aplacado por el rugido del animal, y repentinamente, tras el ligero sonido del viento silbar, la cabeza del monstruo se separo de su cuerpo. La sangre, baño su rostro y sus ropas, dejándola en un estado de análisis antes de gritar y llorar con todas sus fuerzas delante del cuerpo de la criatura qué yacía inerte sobre la hierba, delante de sus pies.

Paró de gritar aunque siguió llorando silenciosamente mientras observaba a eso…

Lo pasos crujiendo sobre la hierba, no la hicieron levantar la vista, pero la voz de Juan Pedro Lanzani, sí que lo hizo.

-¡Mariana!

Juan Pedro estaba al lado de Ethan y Connor. Frente a ellos estaban tres hombres más, que jamás había visto. Los tres de sorprendente belleza. Juan Pedro corrió a su lado. Ella lo vio sacarse el saco del traje y con preocupación y suavidad, se lo paso por el rostro intentando limpiar los rastros de sangre.

-¿Estás bien, La? –Preguntó.

Era como volver a tener ocho años, aquella vez en la que se cayo por estar correteando. Intento no llorar de camino a casa, pero apenas vio a su padre no pudo evitar soltar el llanto. Se abrazo a él y enterró su cara en el pecho, aspirando aliviada su olor… Sintiéndose más segura que en cualquier otro lugar.

Mariana temblaba con fuerza entre sus brazos y las lágrimas derramadas por su llanto, comenzaban a empapar su camisa. Pasó sus brazos por los hombros y la atrajo más hacia él… Disfrutando de su contacto y su calor; sintiendo su miedo y su alivio.

Levantó la vista, encontrándose cara a cara con tres de los hombres que nunca en su vida, esperaba volver a ver.

-¿Qué hacen aquí? –Gruñó.

-Que cordial bienvenida de tu parte, sanguijuela –Dijo sarcásticamente, Hall. Hacia décadas desde la última vez que Juan Pedro se había encontrado cara a cara con el líder del clan Wolf’s Night. El señor de los “Caballeros”. Eran los únicos de su raza que velaban por la seguridad de los humanos.

Alto, y con una constitución ósea realmente perfecta, Hall poseía la actitud más enigmática que hubiera conocido en sus años de vida y muerte Era completamente musculoso y con una mandíbula dura. Los pantalones de cuero negro y la cazadora del mismo material y color le sentaban bien; le daban un aire peligroso y un aspecto sombrío. El cabello era negro azabache, liso y tal vez demasiado largo que caía por sus hombros, rozando su espalda y enmarcando un par de tenebrosos ojos verdes –demasiado claros para ser humanos- que le devolvían la vista.

-No es normal, que reciba visitas tan deseadas –Respondió con el mismo tono mordaz y sarcástico, que Hall había empleado con anterioridad.

Un resoplido se escapo de los labios del hombre rubio, que se encontraba al lado del caballero. Dave. El líder del clan Black –y quizás el único hombre lobo que le era pasable- era la viva imagen de la vagancia, sus ojos azules, prácticamente platinados, estaban cargados de un gran aburrimiento. Su vestimenta negra a base de cuero, se asemejaba mucho a la de Hall, y contrastaba con su pálido rostro y sus rubios cabellos desaliñados y tan claros que no parecían de un color natural. Era tan alto como Hall y muy fornido. Poseía un humor realmente cambiante, que dejaba estupefacto a cualquiera.

Luego, Juan Pedro desvió la vista hacia lo único que no quería ver… El líder del clan Wulf. El poder supremo –a parte de su creador- con capacidad de liderar a todos los lobos… inclusive los de distintos clanes. Clapton… El antiguo…. La más vieja de todas las criaturas sobrenaturales que habitaban sobre la tierra. El primer lobo, creado por el dios nórdico Odín.

En los ojos color olivo de Clapton, brillaba la sabiduría y la frialdad… Todas las criaturas eran consientes de que ese hombre había visto muchas cosas a lo largo de su vida. Vestía con un Jersey negro de cuello de tortuga y unos vaqueros que denotaban sus músculos. Una espada ensangrentada reposaba en su mano dándole a entender que había sido él, quien había salvado la vida de Mariana. Sus cabellos eran de un agradable tono miel y no lo llevaba ni muy corto, pero tampoco muy largo. En la oscuridad se notaba el ligero brillo del pendiente en su oreja y la incipiente baba de dos días que se extendía por su dura mandíbula. A pesar de tener una buena estatura, Hall y Dave lo superaban por unos cuantos centímetros.

Ninguno aparentaba pasar –ni siquiera llegar – los treinta años.

-¿Qué hacen aquí, ustedes tres? –Se oyó la voz de Ethan, como un eco en la profunda oscuridad. ¿Era él, o su casa comenzaba a llenarse de gente?

Clapton, saco de su bolsillo un pequeño paño, el cual uso para limpiar la espada y luego enfundarla en una especie de cuero que llevaba colgado de su cintura. Observó atentamente al convertido, que se hallaba en el suelo.

-Hemos venido en busca de Victorio D`Alessandro… Y de Juan Pedro Lanzani –Clapton clavo su mirada oliva en Juan Pedro–Pero antes de hablar, tengo que sugerir que quemen el cuerpo del vampiro antes de que vuelva a regenerarse.

Mariana se tensó.

¿Vampiro? Se separó de Juan Pedro y centro la vista en el cuerpo de la criatura que la había atacado. Después de haber visto esto, estaba abierta a toda clase de posibilidades sobrenaturales… pero jamás se espero que “Eso” fuera un vampiro. Y uno de los hombres dijo que podía regenerarse…

Sintió su cuerpo temblar y sin dudarlo, se abrazó a si misma. El hombre de ojos verdes –demasiado claros- observo fijamente al cuerpo… Y un momento después, chasqueó los dedos y el vampiro se encendió en llamas. Horrorizada, soltó un grito cuando lo vio moverse.

Juan Pedro la abrazó contra sí. Evitando que siguiera mirando la escena, pero era algo cierto, que esa imagen nunca se le iría de la cabeza. La respiración comenzó a volverse entrecortada e intento zafarse de él al descubrir que el oxigeno no llegaba a sus pulmones como era debido.

-Juan… Juan Pedro… Por favor… Suéltame… -Imploró con todo el corazón. Pero no la soltaba. Entonces sintió con una mano la jalaba de entre los brazos de Juan Pedro.

-¡¿Te has vuelto loco?! –Ethan Rumsfeld tenía la cara desfigurada – ¡Tiene un ataque de asma!

Juan Pedro retrocedió. ¿Por qué no lo había notado? Estuvo a punto de matarla por intentar protegerla y estuvo también a punto de perderla por un descuido. Charles debía de estar retorciéndose en su tumba al ver que Juan Pedro no era capaz de cuidar su más grande tesoro. Observó a Ethan con agradecimiento, y luego e dirigió a Mariana para llevarla en brazos, corriendo, hacia el interior de la mansión. Sabía que en cuanto se recuperara, debería decirle todo… Debería confesarle “Que” era él… Y solo los dioses sabían, que no tenía ningunas ganas de decirle que era uno de los condenados.

***

Ethan los observó irse. Sintió el mayor de los alivios, al haber sentido la desesperación, la frustración, el miedo y la muerte que rondaban a Mariana. Ethan sabía que sus poderes, que incluían sentir todos los sentimientos y sensaciones de las personas como si fueran las de él, no eran de mucha ayuda… Por primera vez desde que los había adquirido, pensó lo contrario.

-¿De qué me he perdido? –Se estremeció al oír una voz a sus espaldas. Y cuando se volvió se encontró con Vico D`Alessandro.

-Odio cuando haces eso… -Dijo entre dientes, refiriéndose a la tele transportación. Uno de los poderes de Victorio, que los usaba para asustar a las personas, el muy capullo.

Vico se encogió de hombros.

-Es mucho más rápido que un carro o una bicicleta…

<<No me digas>> Pensó Ethan irónicamente. No veía el día de obtener un nuevo poder, a base de sus años de vida. Ethan se volvió de nuevo para mirar está vez a los lobos, enseguida sintió como la ira invadía por los poros a Vico.

-Me temó que Juan Pedro Lanzani, ha tenido un inconveniente –Ethan enfundo su espada y los miro a todos con irónica frialdad. Le envió un mensaje a Connor quien desapareció luego de unos instantes –No me molestaría ser quien lo represente en esta reunión…

No había nada que le interesase más a Ethan, que una buena pelea. Y estaba seguro de que pronto se desataría una guerra.

Continuara....

Holaaa! Pensé que hacia dos dias solamente que no subia y en realidad eran tres :/  Anduve sin tiempo, y cuando tenia un ratito no tenia ganas de editar!

POR ESO si quieren y firman mucho subo otro!

Les recomiendo que paseen a leer esta nueva novela que esta subiendo Vale :) Esta muy copada! http://millavedecristal.blogspot.com.ar/ No se la pierdan!

Besos y nos leemos en un rato, ¿les parece?

Pregunta: ¿Qué creen que pasará de ahora en mas?