Capítulo 13:

Mariana soltó el aliento que había estado conteniendo durante la declaración de Juan Pedro Lanzani.

Un Vampiro… ¿Sería capaz de creerle? ¿Y quién no? Después de las cosas que había oído y había visto, le creería si le dijera que él era el mismísimo diablo. Tembló en su asiento, al darse cuenta que lo que él era estaba muy cerca a parecerse un demonio.

Juan Pedro estaba tranquilo. Y el silencio que reinaba en la noche hacia que la respiración pausada de Mariana se oyera claramente… Ella lo sabía… Lo sabía casi todo. Se había reservado ciertas partes para más adelante…

Y dios sabe que Juan Pedro no deseaba que ella se enterara todavía, no de esa manera tan poco convencional para ninguno de los dos… Pero como siempre, el destino se rió en su cara y le hizo una de sus macabras y desgraciadas jugarretas. La observó; desgraciadamente ella parecía a punto de llorar mientras observaba las rosas.

Maldijo por lo bajo.

-La… Por favor, no te quedes callada, hace que mi sufrimiento y melancolía sean aun más palpable de lo que deberían –Le rogó, mientras con lentitud levantaba la mano y deslizaba la yema de sus dedos por la mejilla; justo al tiempo en que las lágrimas descendieron una a una por la blancura de su rostro.

Ella se estremeció ante el roce, no quería hacerlo… Pero su cuerpo reacciono al instante. Mariana se encogió al ver la expresión de horror y la profundidad del despecho en los ojos y el rostro de Juan Pedro. Él se veía tan dolido. Como si le hubieran arrancado el corazón y literalmente se lo hubiesen destripado en sus narices.

-No te alejes de mi, Mariana. No me dejes en la oscuridad… No de nuevo.

Su tono de voz fue un golpe bajo en el corazón de Mariana. Se oía tan necesitado e imploraba por ella… Mientras que ella sentía la garganta quemarle con las palabras que no podía siquiera pronunciar… ¿Pero es que, que podía decirle? Juan Pedro era un vampiro… Se lo había dicho, había confiado en ella, sabiendo que otro posiblemente le hubiese mentido. Pero Mariana, solo llevaba tres días conociéndolo… No podía confiar del todo en el y mucho menos en el palpitar de su corazón cada vez que estaba en su presencia.

Abrió los labios y espero a que las palabras rozaran su garganta y salieran por su boca.

-¿Vas a morderme?

Eso fue lo único que se le ocurrió preguntar.

-No –Dijo él tan sinceramente, que incluso le dolió –No haría algo que pudiera dañarte, ¡Dios! No haría nada sin tu permiso.

Mariana sintió el alivio en su pecho y en su cabeza. Creía en Juan Pedro… Era imposible no confiar en él cuando su manera de mirarla era esa y cuando su manera de decir las cosas era tan sincera y atenta. Paso la lengua por sus labios.

-¿Y cómo es? –Pregunto.

-¿Cómo es? –Repitió Juan Pedro, mientras parpadeaba sorprendido y con una confusión expresa en su cara.

-Si… ¿Cómo es ser un vampiro?

El suspiro cansadamente y se hundió en el banco con la mirada clavada en el suelo. Sentía el aura de melancolía rodearle y por esa razón el aliento se le fue.

-No es algo de lo que me sienta orgulloso –Dijo en un suspiro –Ser un vampiro significa resignarse a una eternidad llena de soledad. Ese es el precio de la inmortalidad.

-¿No hay nadie que sepa lo que eres?

Juan Pedro le sonrió y levantando la mano con cuidado, volvió a acariciarle la mejilla. Esta vez, Mariana se abandono a su contacto y cerró los ojos, dándose cuenta que el miedo inicial había desaparecido… Este era Juan Pedro… Y estaba segura que él era incapaz de hacerle algún tipo de daño.

-Si… Lo hay –Dijo en un susurro. Mariana abrió los ojos y se percato que Juan Pedro tenía sus ojos clavados en su rostro –Toda la servidumbre de este lugar sabe mi secreto… Y Tus padres también lo sabían.

-¿Mis padres?

-Ellos eran mis mejores amigos… Sabía que confiar en ellos era lo mejor que podía hacer, puesto que jamás me traicionarían. Pero por ciertas razones tuvimos que cortar lazos…

Sorprendida se percato de algo en particular.

-¿Por eso no fuiste a su funeral? Porque no puedes salir bajo el sol… Pero si el otro día tu…

-Eso… -Le interrumpió Juan Pedro –Nosotros adquirimos experiencia a través de los años… Esta experiencia podemos canjearla por habilidades tanto físicas como psíquicas. Una de esas habilidades es la de poder salir bajo el sol… Pero para obtenerla debes de tener como mínimo trescientos años de vida… El día en que Salí contigo por el jardín; fue la primera vez que cambie algo de mi experiencia que tengo desde hace quinientos años.

Mariana se ahogo.

-¿Tienes quinientos años? –Juan Pedro soltó una risita.

-Quinientos veintisiete si contamos los que viví como humano –Al oír su exclamación ahogada, él le sonrió –Que no te sorprenda, Victorio D`Alessandro es uno de los vampiros más viejos tiene mil quinientos años.

-¿Él también? Eso significa que Connor Brown e Ethan Rumsfeld… ¿Son Vampiros?

Juan Pedro se tensó. Nunca le había gustado hablar sobre estos temas en particular, pero si Mariana iba a ser su compañera –Diagonal una vampiresa- tenía que saber lo que pudiera de las criaturas que le rodearan… Eso significaba hablar sobre esos dos.

-Bueno… Ethan es un vampiro. Uno muy joven, apenas va a cumplir cien años contando con los suyos en vida. Pero es increíblemente poderoso… Tanto poder me hace dudar de su confianza algunas veces, en especial porque nunca habla de su pasado y siempre tiene una expresión entre burlona y vacía… -Hizo una pausa- Connor en cambio… No es vampiro… Pero tampoco es un humano.

Mariana  salto del banco mientras intentaba comprender.

-¿Qué quieres decir?

-Nosotros lo llamamos Hibrido, es una extraña combinación entre la raza humana y la raza vampírica. No sabemos de dónde viene… Suponemos que hubo un fallo en la conversión de humano a vampiro.

-Ya veo… -Dijo en un hilo de voz. Todo lo que Juan Pedro le estaba contando sonaba tan aterrador… Pero su morbosa curiosidad podía mucho más que su temor. La expresión de él se volvió precavida -¿Hay algo más que debería saber?

Juan Pedro suspiro.

-Su caso de hibrido vino con una habilidad realmente aterradora, si es que a eso se le puede llamar habilidad. Al parecer, Connor no recuerda nada de su pasado… Pero tenemos que mantenerlo alejado de Ellie –Mariana recordó a la mujer hermosa con la que él estuvo hablando –Cada vez que la ve, sus ojos se tornan rojo sangre e intenta matarla… Es como si una segunda persona floreara en él. Una persona sanguinaria y malévola, llamamos a esa personalidad Dark, porque siempre hay un aura oscura a su alrededor. Ethan nunca se separa de Connor por eso, después de todo… Extrañamente es el único que puede controlar a Dark.

Mariana se acurruco. Debía de ser horrible… Tener una persona extra dentro de ti y no saber de su existencia.

Juan Pedro observaba fijamente la expresión de ella. La rosa que le había dado se veía platinada a la luz de la luna y Mariana lucia más hermosa que nunca a pesar de su agonía. Se levanto del banco y con su mano hizo que ella se levantara también quedando tan cerca que sus cuerpos se rozaban.

Ella levanto la vista y sus ojos se clavaron en los de él. Su rostro era tan frágil y lleno de inocencia, sus ojos grandes y marrones… Profundos, que quitaban el aliento. Los risos castaños se encargaban de enmarcar su rostro, mientras sus labios levemente separados exhalaban e inhalaban el aire. Juan Pedro paro de respirar en ese instante.

Le acarició los labios con los dedos y tembló al sentir el suspiro de Mariana y su aliento contra su mano.

-Eres… -Dijo tragando con dificultad y sintiendo lujuria y deseo que se propagaban por todo su cuerpo, haciéndole cosquillas en los dedos de los pies -… Tan hermosa.

Los ojos de ella se iluminaron tenuemente, para luego cambiar su brillo por uno oscuro y opaco.

-…No lo soy –Mariana se aventuro a levantar la mano y rozar sus dedos por la barbilla y la mejilla cubierta débilmente por la barba de dos días de Juan Pedro. Se maravillo por la textura que en los últimos tres días había soñado con acariciar y disfrutar -… Tú si eres hermoso. Yo no.

Lo ojos profundamente azules de él, se agrandaron por la sorpresa. Luego una sonrisa burlona se extendió por sus labios, mientras acariciaba uno de los risos que se extendían sobre los hombros de Mariana.

-Eres más hermosa de lo que crees, pequeña –Le paso el flequillo detrás de la oreja –Estoy seguro de que eres bastante popular entre los chicos de tu instituto.

-Jum… Sí, claro –Dijo ella sarcásticamente –Me salen huyendo, como si fuera a comerlos.

Juan Pedro se tensó. Después de todo él era quien se había encargado de alejar a cada uno de los interesados en ella.

El silencio volvió a llenar el espacio entre ambos. Extrañamente, pensó Mariana, no podían alejar la mirada el uno de otro… Creía que si fuese posible mirarse sin parpadear ya lo hubieran hecho. Acaricio con la yema de los dedos, el labio inferior de él. Era tan hermoso… Tan deseable. Y un vampiro.

Lo observo descender su cara hasta alcanzar la suya. ¿Por qué no se movía? Simple… Porque no quería… Porque esto era lo que había deseado desde que había pisado la casa de Juan Pedro Lanzani.

Su cuerpo tembló de excitación cuando los labios de él alcanzaron los suyos. Por primera vez en su vida, era besada por un hombre. Y solo dios sabía que era lo más celestial que había probado en toda su vida.

Gimió de placer cuando las manos de él, ahuecaron su trasero para atraerla a su cuerpo y así poder sentir el bulto en sus pantalones. No era correcto, pensó mientras levantaba sus manos y las hundía en el lacio y negro cabello de Juan Pedro, no era correcto porque él era el amigo de sus padres, ella era una señorita, y además… Juan Pedro era un vampiro. Pero no le importo.

Juan Pedro mordió su labio inferior, y ella obedientemente los separo para darle la suficiente entrada a su lengua que comenzó a explorar su interior. Sentía un extraño calor que se acumulaba en su vientre y entre sus muslos… ¡Qué vergüenza! ¡Lo sentía incluso en su parte más intima!

Quería llorar por la vergüenza, realmente quería… Pero solo pudo dejar caer lágrimas, porque su boca estaba realmente ocupada en seguirle el paso a él y no tenía tiempo para sollozar.

-Mariana… -Gimió contra su boca –Mi dulce Mariana…

No supo como acabo contra la pequeña pared de detrás del banco. Él deslizo sus manos debajo de la falda blanca, deslizándola por sus muslos, hasta su trasero. Apretó las caderas contra ella.

-¡Juan Pedro! –Prácticamente grito, cuando el bajo la cabeza y beso su pecho encima de la ropa. Incluso ella sentía sus pezones erizados y sensibles contra la tela de su sujetador.

¿Estas eran las sensaciones de las que escribían en las novelas románticas? ¿Así era como se sentían las protagonistas?... Sentía los pulgares de él masajeando sus nalgas y se sintió húmeda entre las piernas cuando el volvió a besarla en la boca.

Pero el grito que se oyó, hizo que ambos se separaran rápidamente.

Corriendo desde la puerta de la entrada estaba Ellie, con Brownie en brazos quien ladraba descontrolado mientras ella intentaba escapar de Connor Brown.

***

Ethan observo fijamente a Victorio D`Alessandro. Ninguno de los dos dijo nada, mientras que los líderes de los clanes de lobos se sentaban frente a ambos. No creía que a Lanzani le importara que hubiesen tomado una de las salas de su casa prestada para la reunión… Y no es que Ethan estuviera dispuesto a pedir perdón, después de todo él no era así.

Vico lo miró.

-¿Crees que hiciste algo cuerdo al decirle a Connor que se largara a ver si había muerto algún pajarito?

Ethan se encogió de hombros.

-No hará daño.

-Lo mismo dijiste la ultima vez, y tuve yo que llevar a la señorita Eleanor al hospital –Literalmente, claro está. Vico tuvo que vendar las heridas para que sanaran… No es como si Eleanor Barrett, una ex del clan de las cazadoras, fuera a morir. Era inmortal, pero aun así se hería y le dolía como a los mil demonios.

Pero siempre se curaba en tiempo record, porque no era humana. Ethan, nunca había visto a Eleanor, y no tenía ganas de hacerlo… Mientras él intentaba parar al alter ego homicida de su amigo, Eleanor Barrett se ocultaba tras alguna puerta esperando que todo acabara.

<<Que nombre tan viejo… Eleanor>> Pensó. Entonces sacudió la cabeza, ya le estaba dando demasiadas vueltas a la ex cazadora, tenía que sacarla de su cabeza. Él nunca le daba más de dos pensamientos cada dos años o cuando venía de visita a la casa de Juan Pedro. Y no iba a pensar mucho en ella, a estas alturas.

Cuando abrió la boca, el cristal exploto en mil pedazos con el impacto de dos cuerpos.

Los cinco hombres se levantaron enseguida. Y entonces los divisó… Juan Pedro y El alter ego de Connor –Dark– se estaban debatiendo entre puñetazos.

Continuara....

+ 30 firmas para el próximo, ya sea para uno mas a la noche o el de mañana. 

Besos

Juli♥

@amorxca - El que tenga twitter y este aburrido hableme ;) 

Face: Amor X Casi Angeles