viernes, 7 de diciembre de 2012

Capítulo 2:

Me alegra que se hayan enganchado tanto con la nove :)
Arii si queres la sigo subiendo por aca, no tengo ningun problema :) y lo que no eh subido son, en mi opinión, las mejores partes :) Jajajaja
GRACIAS por los comentarios, las recomendaciones y demás :)

Hace un año que fui a Disney, dia de alegria, depreción y sentimientos encontrados!
Ya, dejo de hablar y las dejo leer tranquilas :)
Bye
Juli♥
@amorxca






-Debe de estar de broma –Dijo ella soltando la mano con rapidez –Usted no puede ser Lanzani… Él ya debería ser un hombre mayor, mi padre lleva muchos años conociéndolo y él ya era un empresario famoso para aquellos años.

El joven arqueó una ceja divertido, lo que la enervó profundamente.

-¿Necesita mi identificación para comprobarlo, señorita Esposito? –Los relámpagos le erizaban la piel y la voz algo sarcástica de ese hombre no lo hacía mejor.

Candela a su lado temblaba, y no podía culparla, porque ella misma tenía ganas de salir corriendo y hundirse en algún lugar lejos de esta persona tan atemorizante, que además aparecía en una noche de tormenta. Lanzani la observaba fijamente como esperando una reacción; o como un depredador a su presa. Un frió recorrió su columna vertebral.

-No… Le creo.

-Bien –Él hizo señas al auto y ella asintió.

-¿Podríamos llevar a mi amiga a su casa? –Entonces se percató de que no los había presentado –Su nombre es Candela Vetrano, es mi amiga de infancia y compañera de juegos.

-Un placer, señorita Vetrano.

Candela no podía hablar pero aun así asintió con una delicadeza y feminidad muy propia de ella. A pesar de temblar analizaba altivamente a Lanzani.

-Por favor, usen ustedes la sombrilla.

Aceptó el objeto y vio al hombre adelantarse. Colocó la sombrilla en una posición que fuera capaz de cubrirla tanto a ella como a Candela.

-No tienes que ir con él. Puedes quedarte en mi casa –Dijo disimuladamente mientras caminaban a paso lento.

-Mi padre lo puso en el testamento… Así que debe de saber porque lo hizo; tampoco debe de ser tan malo como aparenta.

-Pero él es tan… Tan... Tenebroso.

Ella asintió volviendo a observarlo. Se parecía a Batman sin la máscara de murciélago. De niña Batman siempre le había dado miedo, con su capa y su voz tan misteriosa y oscura. Y el villano con forma de payaso, era quien más miedo le daba. Juan Pedro Lanzani vestía un traje completamente negro. Estaba de luto, por lo menos cumplía con eso. Recordó su falta en el velorio y el entierro y su ceño se arrugó.

Él las ayudo a entrar y luego se concentró en introducirse dentro de la limosina. Mariana no pudo evitar observar el auto; lujosamente los asientos eran de cuero y era sumamente espacioso… Tanto que hasta una mini nevera tenía. Ella nunca había tenido tales lujos, a pesar de que sus padres andaban muy bien económicamente. Más que bien, eran millonarios… Pero no querían llamar la atención con autos tan ostentosos y a Mariana le importaba muy poco los carros como para pensar en eso.

Pero a pesar de todos sus esfuerzos por alejar a las personas interesadas, no pudieron evitar morir. Bajo la vista al sentir el temblor en su estomago indicando que pronto volvería a llorar.

-¿Desean algo de tomar? No creo que hayan comido ni bebido nada.

La voz de Lanzani la sacó de sus pensamientos y levantó la vista. El ya estaba al lado de la pequeña nevera y la mantenía abierta. Candela lo observó dudosa y Mariana se mordió el labio al oír su estomago tronar de hambre.

Él sonrió levemente. Algo bastante sorpresivo porque por sus facciones pareciera alguien que nos sonríe muy a menudo. Luego busco un par de latas de refresco que estaban en el interior de la nevera.

-Es lo único que tengo, que puedan ingerir unas menores de edad.

-Está bien, muchas gracias –Ella aceptó la lata y vio que Candela la imitaba, justo cuando se paraban al frente de la enorme casona de su amiga. Sorprendida se sobresaltó. ¿Había dicho en algún momento donde vivía ella? No estaba del todo segura… pero podía jurar que no.

Candela se volvió a abrazarla con fuerza y al momento se separó.

-Sabes mi número si quieres hablar conmigo. Iré a visitarte si hace falta, o puedes venir tú aquí. Si no tienes nada que hacer puedes venir y quedarte una noche... –volvió a abrazarla y los ojos se le llenaron de lagrimas –Te quiero Lali.

-¿Quiere que me baje con usted o le doy una sombrilla?

-Una sombrilla me irá bien –Dijo ella y la acepto. Bajándose, se despidió haciendo señas con la mano derecha. Entró y la limosina arrancó.

Mariana siempre había pensado que las casa ostentosas –al igual que las limosinas o los autos- no eran lo suyo. Pero vela aquí, observando estupefacta la enorme entrada con la letra “L” de Lanzani grabada en mayúscula, en oro –¡oro!- y además con letra gótica, junto con las rejas, que en sus barrotes se enroscaban capullos de rosas blancas.

Rosas blancas. Amaba las rosas de ese color; cuando era niña y vivía en Oxford sus padres tenían un laberinto compuesto por rosales blancos, ella iba todas las noches a recoger rosas, como dios manda.

Al entrar se deleito con el hermoso jardín compuesto por flores y una fuente de un bonito querubín. También había una entrada a un laberinto muy bien cuidado. A pesar de la lluvia y la oscuridad, el lugar se veía muy bonito y agradablemente tentativo para explorar.

El auto se aparco justo al frente de la casa y Lanzani prácticamente salto hacía la puerta; sacando otra sombrilla –ya que una se la había cedido a Candela, algo por lo que ella estaba sumamente agradecida- la ayudo a bajar con cuidado de la limosina. Sus bonitos botines negros se llenaron de lodo mientras caminaban. Y para llegar a la puerta principal tuvo que subir aproximadamente veinte escalones.

Sin lograr resistirse doblo el cuello hacía arriba para observar el final de la enorme mansión. Incluso más grande que la de Candela.

Las puertas estaban correctamente pintadas de blanco, y se abrieron mágicamente para darle entrada a él… Y la luz del salón le dio de lleno en la cara dejándola momentáneamente ciega. Entrecerró los ojos, esperando a que se acostumbraran a la cantidad de luz. Ese era el problema de estar mucho tiempo a oscuras.

Cuando sus ojos se acostumbraron estuvo a punto de soltar un jadeo.

En la oscuridad Lanzani era la persona más tenebrosa que conocía, pero en la luz… Era una especie de ángel del inframundo. 


Los ojos eran rasgados y de un azul excitantemente desteñido como un par de vaqueros. Tenía el cabello negro, mojado por culpa de la lluvia y caía deliciosamente sobre su frente. Usaba un esmoquin negro, eso ya lo sabía… Pero no se daba cuenta de que se adhería a su amplia espalda y a su estrecha cintura. A pesar de la tela se notaban los músculos de sus brazos y de sus potentes y largas piernas.

La tez era nívea, cremosa. Tenía ganas de rozar sus dedos contra su cuello mojado y descubrir si en realidad era igual de suave como aparentaba. Jamás se había sentido tan erótica como en esos momentos. ¡Era virgen, por dios! Nunca había pensado siquiera en los hombres y de un momento a otro, quería estar desnuda delante de un amigo de su difunto padre –por no decir, que era su tutor-

-Tus cosas han sido trasladadas a tu nueva habitación.

Se sobresalto cuando el volvió a mirarla. Tenía una sonrisa burlona, como si supiera lo que ella estaba pensando. Se estremeció.

-Gra… Gracias.

Lanzani se volvió a mirar la puerta de la entrada justo cuando un hombre de no más de treinta años entraba. Otra vez se le fue el aliento. Era –además de Lanzani y Victorio D`Alessandro - el hombre más atractivo que había visto. Pero él tenía los ojos de un tono olivo y el cabello negro azabache, algo más largo que el de Juan Pedro. Tenía una contextura grande y robusta –al igual que Juan Pedro- y los músculos se notaban a través de su camiseta negra y sus vaqueros descoloridos –del mismo color que los ojos de Juan Pedro- Pero extrañamente, no le hacía tener pensamientos sexuales.

-El es Nicolas Riera, pídele lo que quieras; estará siempre a tus servicios.

Y Mariana casi grito al verlo hincarse en una rodilla. ¡Se estaba arrodillando delante de ella! Oh, por dios. ¿Qué era? ¿Un esclavo?

-Le juro mi lealtad, señorita… Haré lo que pueda para servirla.

-¡¿Pero que está haciendo?! ¡Levántese ahora mismo!

Riera la observo sorprendido… pero por lo menos obedeció y se levantó.

-Usted no es un esclavo ni nada por el estilo –continuo –No puede ir por allí arrodillándose delante de las personas; además de ser raro… Debe de ser muy humillante.

Sintió la mirada de Lanzani y cuando se volteo a verlo, su par de ojos azules la miraban con suma admiración. Un sentimiento de orgullo la invadió.

-Usted es igual que su padre, Señorita Esposito –Dijo Lanzani –A pesar de su apariencia inocente y femenina, posee una personalidad muy fuerte y directa; La idolatrare por eso.

Sintió las mejillas teñirse de rosa, pero aun así asintió débilmente.

-Gracias… Me alegro de que alguien piense que me parezco a mi padre.

Normalmente le decían que era igual a su madre. A Mariana no le gustaba; Sarah Esposito era un tipo de persona demasiado frágil y muy fácil de herir con palabras. Además de poseer una salud débil compensada por una belleza increíble. Su padre amaba a su madre incondicionalmente y ella hacía lo mismo… Y a pesar de los años, ese amor no pareció disminuir.

De pequeña; Sarah decía que había heredado la personalidad, obstinada y salvaje de su padre, pero al mismo tiempo se había quedado con una pura inocencia difícil de borrar. Una inocencia. Blanca. Pura, como las rosas blancas, pero que después de lo vivido, lentamente se volvía oscura. Respiro hondo y la palma de las manos comenzó a sudarle al sentir los ojos húmedos. No quería que la vieran llorar, y menos una persona que aun no parecía sentir la muerte de sus padres.

-Riera, por favor lleva a la señorita Esposito a su habitación.

Volvió a sorprenderse. Levantó el rostro para ver, como Juan Pedro Lanzani se iba por la puerta contraria a la que se dirigía Riera. Pero antes se detuvo y giro la cabeza levemente.

-Buenas noches, pequeña Mariana. Espero que puedas dormir bien.

Y salió, dejándola abrumada y pensando en la extraña sensación de que ya no quería seguir llorando.

-Por aquí, señorita –Se dedicó a seguir Riera por el amplió pasillo. Cuyas paredes estaban completamente adornadas por cuadros, de paisajes y retratos. Llegaron a una bonita puerta de madre blanca, bordeada en lo que parecía ser oro -¡De nuevo!- Riera abrió la puerta y la dejo pasar. El corazón se le encogió.

Ni siquiera sus padres le habían regalado una habitación tan hermosa. Era grande -¡Enorme!, casi del tamaño de la cocina y la sala de su antigua casa- Con una cama extra grande; vestida con sabanas de color rosa pálido. El espaldar era de madera de roble. Y la habitación estaba pintada de un tono rosado muy parecido a la lencería. Había dos escalones después de la cama que llevaban a dos lugares. En una esquina estaba un escritorio de madera, con una silla y una lámpara y en la otra esquina una mesa con un ordenador sumamente nuevo y de color rosado –Para rematar-. Y en el medio de las dos esquinas había otra puerta.

-Si necesita algo no dude en llamar, vendré yo o algún otro sirviente de la casa –Dijo Riera a su espalda y se percato del condorcito al lado de la cama. Arqueó una ceja.

-Gracias.

-¿Quiere que la levante a una hora en especifico, señorita?

-No, estaré bien. Pero muchas gracias de todos modos.

El asintió y se fue. El cuerpo le dolía, ya no sentía hambre, solo un repentino sueño abrasador. Observo el armario, el cual no había notado y lo abrió. Era enorme también y adentro estaban todas sus cosas ordenadas correctamente.

Abrió una a una las gavetas, en una estaba su ropa interior, en otra sus camisetas, en otra sus pantaloncillos y en la última, sus pijamas. Sacó un pantalón corto y su camisa de tiritos con la cual dormía más cómoda y se encamino hacía la cama.

Lanzándose sobre ella, se olvido incluso de cubrirse el cuerpo. Y se durmió profundamente bajo los truenos y las gotas que aun se escuchaban.

Continuara....

33 comentarios:

  1. Me encanta!! Ahora se viene lo mejor!! Más!!

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  2. subi otro porfis me encanto!!!

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  3. me encanta subi otro porfa

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  4. MEEEEEEEEEEE ENCANTA ESTA LLENA DE MIESTERIOS LA NOVE. LA VERDA MEE REE ENCANTA. QIIIIIIIIIIIERO OTRO CAPTULO PRONTO. LA VERDA UNA GENIA CMO SIEMPRE ESCRIBIENDO Y ESPRESANDOTE TANN BIIEN(:.

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  5. hay mas... me encanto el capitulo

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  6. Masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss :DD

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  7. Una historia tan impresionante y yo todavia sin comentar! No tengo perdon!!
    Me encanta!!! Avisame cuando subas!!
    Un beso!!!

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  8. me encantaaaaaaaaaa! quiero maaaaaaaaaaaaaas!

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  9. ooo por diosss que increible jaja me gustaria ser lali :P
    jajaja me encanta como habla o piensa de peter y vico jaja :P
    massssssss

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  10. Me encanta la nove!, ya me atrapo quiero saber porque murieron lo padres de lali jajajja. Meencanta, espero la proxima. Si queres pasate por mi blog que estoy haciendo un conxirso. Es iwillneverwanttobelikeyou.blogspot.com, gracias por el cap espero otro

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  11. akjhyau7iknahak ME ENCANTO!
    HAAAY ESTA NOVE ME ESTA OBSESIONANDO PIBA ASI Q SUBI MAS YA!
    Beso,Anto

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  12. Me encatoooooooooo Maaaaaaaaaaaaaaas!! :)

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  13. Ay me encanta esta nove! publica otro cap pronto porfavor, y gracias por avisarme.massssssss



    @nathies1024

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  14. subi mas me encanta tu nove
    @gabiitha_happy

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  15. Como decirlo... ME ENCANTOOOOOOO qafqefjilejjfiljq ese pensamiento y Peter laijsdilaijsldjelfjl POR DIOS!!! @LuciaVega14

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  16. Si Juli siguela subiendo qe a mi me re gusta jaja :D
    la.espero :) besitooo


    Arii - @AriadnaAyelen

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  17. Que buen cap mujer y pues sigueme avisando por tw
    Masi_ruth

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  18. Esta súper biena me encanta jaja esos pensamientos de lali jajaja más más más

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)