—Me muero de hambre —admitió—. No quise parar ni un momento hasta llegar aquí.
La llevaron a la cocina y Thiago sentó a Mariana en un banco. Después se sentó detrás de ella, acariciándola con una mano.
—¿Qué pasó? —preguntó suavemente.
Ella suspiró.
—Fue
más rápido de lo que pensamos.Pablo no mostró ninguna señal de
cooperación, ni con la amenaza de mi declaración. Entonces, la noche
anterior a la audiencia, entró con un abogado. Se declaró culpable y
firmó un acuerdo.
—¿Ya no es una amenaza? —preguntó Peter.
Asintió con la cabeza.
—Estará en la prisión durante mucho tiempo.
—Hiciste una cosa muy valiente, muñeca —dijo Thiago—. Estoy furioso por haberlo hecho, pero tuviste mucho coraje para hacerlo.
Le sonrió tristemente.
—Los eché tanto de menos. Me sentí tan sola.
Thiago la abrazó.
—Nunca volverás a estar sin nosotros, muñeca. Te lo prometo —miró su barriga—. ¿Cuándo lo descubriste?
Ella bajó la mirada, sin saber si debería decirle la verdad. Se mordió la mejilla y lo volvió a mirar.
—Lo
supe antes de irme —movió la cabeza—. Fue un choque. Con toda la
pérdida de sangre, las heridas; cuando me hicieron los reconocimientos
rutinarios, confirmaron que estaba embarazada. Creían que iba a abortar,
pero no aborté. —Se paró, después continuó—. Sabía que… sabía que si se
los contaría, nunca me dejarían ir. Y sabía que tenía que hacerlo para
protegerlos tanto a ustedes como al bebé.
Juan trajo un plato y un vaso de leche. Arrugó la nariz.
—¿Leche?
—Para el bebé —dijo él.
Rodó sus ojos.
—Odio la leche.
—Bébelo todo —dijo con una sonrisa—. Lo necesitas, como también el pequeño.
Ella
sonrió, llena de felicidad. Estaba en casa. Era casi como si nunca se
hubiera ido. Una lágrima solitaria se deslizó por su cara y sonrió más.
Thiago llevó la mano a su rostro y le secó la lágrima.
—No
pasó un día en el que no pensáramos en ti. Preocupándonos por ti.
Maldiciéndote —agregó con una torcida sonrisa—. Bienvenida a casa, muñeca
—declaró en un tono más serio. Entonces se agachó y depositó un beso en
su barriga—. Bienvenido a casa, bebé Lanzani.
—Mi divorcio es final —susurró ella.
—Y no pienses que vamos a esperar un día más para hacerte nuestra —comentó Juan cuando se sentó del otro lado de la mesa.
Un hormigueo serpenteó por la espina de Mariana.
—¿Qué quieres decir exactamente con eso?
—Quiero
decir que nosotros vamos a ir mañana mismo a conseguir una licencia. Un
amigo nuestro es juez y cumplirá la formalidad. Está consciente de
nuestra situación. Mientras serás legalmente mi esposa, está dispuesto a
organizar la ceremonia para acomodar tu compromiso con todos nosotros
—dijo Thiago.
Mariana los miró fijamente durante un largo momento y
sintió su corazón hincharse tanto hasta temer que estallaría. Ellos aún
la querían.
Actuaban como si nunca les hubiera dejado, como si no han pasado casi seis meses.
—Seré realmente de ustedes —dijo temerosa.
Peter bufó.
—Siempre fuiste nuestra. No te engañes en esto.
—¿Te
casarás con nosotros? —preguntó Thiago, acariciándole el pelo—. ¿Te
quedarás con nosotros para siempre? ¿Nos amarás tanto como nosotros a
ti? ¿Serás la madre de nuestros niños?
Se levantó y abrazó a Thiago tan fuertemente como podía.
—Los amo tanto —susurró—. Sí. Sí, me casaré contigo. Con ustedes.
Juan
dio un grito y Peter volvió a sentarse en la silla, cruzando los brazos
sobre el pecho en un ademán de suprema satisfacción.
Thiago le dio
un besó largo y duro, dejándola jadeante. Por la primera vez en seis
meses, se permitió relajarse y disfrutar el momento.
Mañana sería legalmente suya, aunque emocionalmente ya les pertenecía completamente, y más importante, ellos le pertenecerían.
La
vida era llena de ironías. Solo cuando huyó de un pasado lleno de
errores, encontró un futuro perfecto, tan brillante que aún tenía
problemas en creer que era realidad.
—¿Alguien quiere jugar Monopoly? —preguntó ella.
Solo
más tarde, cuando se sentaron en el balcón mirando el atardecer,Mariana
se sintió realmente cómoda, como en casa. Por la primera vez desde la
muerte de sus padres, tenía la sensación de pertenecer a alguien y a un
lugar.
Thiago agarró su mano, su pulgar masajeándole la palma.
—Te amo, muñeca.
Ella le sonrió.
—Yo también te amo —se movió para mirar a Juan y Peter, ambos relajadas, tranquilos—. Los amo a todos.
Juan sonrió.
—Lo sabemos, muñeca. Al final, volviste a nosotros.
Continuara.....
ACLARACIÓN: En el capítulo 62 hay un dato que muchas pasaron de largo o que ahora no recuerdan :"
Se desmoronó debajo de él cuando lo sintió penetrarla
profundamente de nuevo, su semilla vertiéndose en su cuerpo. L
as caderas
de Peter se retorcían en espasmos mientras liberaba los chorros de su
goce."
Eso indica que el padre es Peter, biologicamente hablando eh! Porque seria hijo de los tres ;) jajajaja
Yo quiero que se case con Peter =/ Pero Thiago es el mas grande asique....
Bueno Mil gracias por las firmas :) Perdón por no subir otro ayer pero tuve un par de problemas y no llegaba....
Anónimo:En este cap aclaro que pasaron casi seis meses...
Ro_Cani: Es una adaptación no es mia. :)
Cada vez mas cerca del final...