martes, 28 de mayo de 2013

Capítulo 4:




Lali se acurrucó junto a él, ronroneaba como un gato que acababa de comer hasta llenarse. Conmocionado, el brazo de Peter la rodeó mientras ella ponía su cabeza en el hueco de su cuello. En sus brazos, había tenido el orgasmo más increíble de su vida, y en lugar de sentirse satisfecho y saciado, se sentía preso del pánico. La había llamado mi amor. ¿Qué diablos se le había metido?


Él había sentido algo, una emoción tan extraña que no había sido capaz de comprenderlo realmente. Lo había golpeado de lleno, tirándolo de culo y apoderándose de sus sentidos: no era de extrañarse que él había soltado esas palabras de cariño, o que en realidad lo hubiera dicho en serio en ese momento. Lo había cegado, pero no podía dejar que el extraño sentimiento echara raíces en su mente. Era peligroso dejarse arrastrar por la creencia de que era realmente capaz de tal emoción. No, algo tenía que estar mal con él. Tal vez había comido algo que no le había caído bien. Tenía que ser temporal. Simplemente tenía que serlo.

—Sabía que iba a ser así contigo—, ella murmuró.

—Mmm—. Peter buscó algo que decir, pero su mente nunca había estado tan en blanco.

¿Era el calor de su cuerpo que había convertido su cerebro en melaza, o estaba todavía borracho de su sabor?

—Yo sabía que una vez que encontrara al hombre adecuado, las cosas serían perfectas. Y lo están—. Ella dibujó un perezoso círculo alrededor de su pezón, la uña lo excitó más de lo humanamente posible. —Mi madre tenía razón en una cosa, sabes.

Él no podía dejar de preguntar. Después de todo, tenía que decir algo en algún momento. No podía estar allí como un tronco. — ¿En qué?

—Si encuentras la persona con la que estás destinada a estar, todo será perfecto. Al igual que ocurre con nosotros.

Peter se quedó helado. Esto no podía estar sucediendo. Lali no podría estar pensando que se trataba de algo más que una aventura, bueno, una cosa de  una noche realmente. ¿Cuándo le había dado la impresión alguna vez de que estaba interesado en una relación? Con sólo esa palabra, algo en su pecho, se contrajo dolorosamente. ¿Por qué la había llamado mi amor? ¿Y por qué se había sentido tan conectado con ella cuando le había hecho el amor? No: ¡no podía siquiera llamarlo coger! ¿Qué tan patético era eso? ¿Desde cuándo tenía que convertirse en un idiota azotado?

Sí, algo andaba mal con esta imagen. ¡Todavía estaba en la cama de Lali, acariciándola, por el amor de Hades! Y su cuerpo no hacía ningún ademán de moverse, levantarse, vestirse y salir pitando de allí. Pero sabía que tenía que hacerlo. No podía permitir que las cosas que revoloteaban en su mente, lo cambiaran de alguna manera. Él era quien era: un galanteador, un mujeriego, un seductor. Nadie iba a cambiar eso. Era mejor si hacía un corte limpio en ese momento antes de que más palabras acerca de una relación volaran por la habitación, antes de que él le diera una esperanza donde no la había.

Y antes de que la dañara gravemente, al igual que su padre había hecho daño a todas las mujeres con que alguna vez habían estado. Y él era hijo de su padre, le gustara o no.

A pesar de que odiaba lo que tenía que hacer, se obligó a hacerlo de todos modos. —Duerme, mi dulzura—. Sus poderes de persuasión, los poderes que cada dios poseía, la arrullaron para dormirse.

Como un ladrón en la noche, salió de su cama. Al echar una mirada al cuerpo dormido de Lali, sintió una opresión en el pecho. Su cuerpo se rebeló, queriendo que volviera a sus brazos, a dormir con su cuerpo envuelto alrededor de él. El deseo fue tan fuerte, que se tambaleó y tuvo que sostenerse con una mano contra la pared. Ella estaba debilitando su decisión con sólo estar ahí dormida, vulnerable y tan hermosa como un día de verano. Pero tuvo que resistirse, por el bien de Lali. Ella estaría mejor sin él.

Tan rápido como sus piernas temblorosas lo permitieron, Peter se vistió mientras contemplaba la posibilidad de borrar su recuerdo de él. Pero la sonrisa satisfecha que tenía en sus labios, aun estando dormida, lo detuvo. No quería sacarle sus recuerdos. Se habían dado placer el uno al otro esa noche, y él no quería borrar esos recuerdos, a pesar de que sabía que sería lo mejor.

Mientras se iba enojado en la noche, huyendo de algo que no entendía, el estómago de Peter se retorció. Nunca había tenido ningún problema en dejar a una mujer antes, y el saber que la estaba lastimando con lo que estaba haciendo, sólo aumentaba su culpa y la sensación en el pecho que estaba cometiendo un gran error. El mayor error de su vida.

***

Lali estiró los brazos sobre su cabeza mientras la conciencia volvía y el sueño daba lugar a la vigilia. Poco a poco, los acontecimientos de la noche anterior regresaron, pegando una sonrisa en su rostro. Todo su cuerpo todavía zumbaba por las secuelas de su acto sexual con Peter. Ella había estado abrumada por la intensidad de las sensaciones que había hecho aparecer en ella. Nunca se había sentido tan apreciada.

Incluso antes de que ella abriera los ojos a la luz del sol que se filtraba por las persianas parcialmente cerradas, sabía que estaba sola. Miró el reloj de la mesita de noche y se levantó de golpe. No era de extrañarse que Peter ya se hubiera ido: eran más de las ocho de la mañana y era hora de prepararse, si no quería llegar tarde.
Peter probablemente tenía que ir a trabajar también.

Por un momento, hizo una pausa. Era extraño, pero nunca le había mencionado qué hacía para ganarse la vida, aparte de decir que se las arreglaba con algunas inversiones y viajaba mucho por su trabajo. Lali se rio para sus adentros: era el perfecto caballero, él siempre le había preguntado acerca de su vida y sus intereses y se abstuvo de hablar constantemente de sí mismo. Era un agradable cambio, en lugar de los demás hombres que se creían que eran tan importantes, que sólo querían hablar de sus propios logros.

Ahora que lo pensaba, Peter siempre esquivó preguntas sobre su vida, casi como si hubiera mucho dolor en su pasado y no quería hablar de ello.

Lali sabía algo sobre el dolor. La habían herido hace más de un año, y le había llevado hasta ahora rehacer su vida de nuevo y dejar de lado la decepción y el dolor. Y en el proceso, había encontrado a Peter. A veces las cosas sí salían bien.

Lali extendió las piernas fuera de la cama y se apresuró al baño. No tenía tiempo para soñar despierta en esos momentos, pero ni siquiera su falta de tiempo pudo borrar la sonrisa de su rostro. Mientras se metía en la ducha y dejaba que la tibia agua recorriera su cuerpo, ella estaba consciente de cada célula de su cuerpo, cada centímetro de piel donde Peter la había tocado y besado, y en particular el lugar entre sus piernas que latía gratamente en sintonía con los latidos de su corazón.

Ella se tragó la decepción de que Peter no la hubiera despertado cuando se fue, pero tal vez sólo estaba siendo considerado. Ella debía haberse dormido poco después de haber hecho el amor, porque bajo ningún concepto, podía recordar que habían hablado o que se habían abrazado. Normalmente no se dormía con tanta rapidez, pero nunca antes se había sentido tan saciada después de haber estado con un hombre. Su cuerpo se había sentido tan relajado, que probablemente era normal que se hubiera quedado dormida con tanta rapidez.

Sin más, terminó su ducha y se secó. Quizá la próxima vez, cuando tuvieran más tiempo, ella y Peter podrían ducharse juntos y luego podrían volver a la cama.

Lali negó con la cabeza y comenzó a secarse el pelo. Se había convertido en una soñadora otra vez. Después del desastre con Jeff, había dejado de desear las cosas que ella no creía que pudiera tener. Se había sentido inútil, indigna del amor de alguien. ¿Y por qué no iba a estarlo? La humillación que había sufrido era una sensación que no quería volver a experimentar. La única manera de protegerse de eso, había sido cerrar su corazón y mantener a otras personas a distancia. Pero Peter había atravesado su armadura y derribado los muros que había erigido.

Por primera vez en muchos meses, Lali salió de su casa sintiéndose eufórica
y despreocupada.

El camino hacia su tienda era corto, y cuando llegó, su asistente Lisa estaba esperando en la entrada. El vestido de verano que Lisa llevaba, la hacía parecer aún más joven que sus veintidós años, o tal vez era simplemente el hecho de que ella era muy bonita y estaba bronceada. Como hija de un viticultor de California, había venido para una pasantía de un mes y le había pedido si podía quedarse un año más ya que le había gustado mucho Charleston y había encontrado a la gente encantadora.

Sabiendo que ella necesitaba ayuda con la tienda si no quería trabajar siete días a la semana, Lali la había contratado de inmediato. La chica tenía un gran trato con los clientes y era capaz de cautivar a casi todo el mundo. Y conocía de sus vinos. Además, al ser de California, era capaz de negociar grandes descuentos en algunas de las bodegas de California, cuyos propietarios conocía personalmente, y con cuyos hijos e hijas, ella había crecido.

Pero aparte de eso, a Lali le encantaba la burbujeante personalidad de Lisa.

—Lo siento, se me olvidó mi llave esta mañana—, Lisa la saludó. —Va a ser un día ajetreado. Estoy tan contenta de que hayas llegado a tiempo. Tenemos el cargamento de Dry Creek que llegará hoy.

Lali sacó la llave de su bolso y abrió. —Buenos días, Lisa. ¿Qué pasó? Normalmente no se te olvida.

Lisa la siguió dentro de la tienda, y Lali encendió las luces.

—Salí ayer a la noche y tenía mis llaves en el otro bolso.

La tienda de vinos de Lali no era grande, pero estaba surtida con una buena selección de vinos nacionales e internacionales, y se preciaba de su buen servicio al cliente.

Después de comprar el alquiler de la pareja mayor que se había encargado de la tienda por más de treinta años, había hecho muchos cambios.

Además de los estantes de madera a lo largo de las paredes, había una pequeña sección de degustación en la esquina con una barra con fregadero. La encimera de granito oscuro había sido idea suya, porque quería evitar que se vean las manchas de vino. Eran inevitables, pero en la piedra oscura apenas se veían.

También utilizaba la esquina de vez en cuando para clases de catar el vino, una idea por la que tenía que agradecerle a Lisa. Las clases gratuitas traían nuevos clientes a la tienda, que de otra manera se sentían demasiado intimidados para preguntar acerca de los vinos. Al ofrecer enseñarles sobre el vino, había ganado muchos nuevos clientes leales.

—¿Necesitamos pan y queso?—, preguntó Lisa.

—Yo usé hasta el último de los panes ayer. Pero echa un vistazo en la despensa para ver si queda algo de queso.

Mientras Lisa se iba a la parte trasera, donde una habitación tan grande como el área de ventas completa estaba bien abastecida con cajas de vino y otros suministros, Lali encendió la computadora e inició la sesión en el programa de ventas: otra mejora que había traído a la tienda. El nuevo programa de computación, no se limitaba a registrar las compras y a procesar recibos de tarjetas de crédito, también estaba vinculado con su sistema de inventario y mantenía un registro de cuántas botellas le quedaban. Acortaba enormemente el tiempo que tenía que pasar en hacer nuevos pedidos.

—Lisa—, dijo en voz alta hacia la puerta abierta de la despensa.

—¿Sí?

—¿A qué hora se espera el envío de Dry Creek?

—Entre las once y la una—. Lisa volvió a aparecer desde la parte posterior.

—Y estamos sin queso también. ¿Quieres que lo abastezca ahora antes de que se
llene?

Lali asintió con la cabeza. —Sí, y también consigue algunas galletas y…— el timbre del teléfono la interrumpió. Tomó el auricular y se lo llevó a su oído. —...y botellas de agua , continuó su instrucción a Lisa. —In Vino Veritas—, contestó el teléfono con una sonrisa.

—¿En qué puedo ayudarle?— El nuevo nombre de la vinería había sido totalmente su idea. Y cada vez que contestaba el teléfono y anunciaba el nombre, sentía que su pecho se llenaba de orgullo. Esto era su creación, algo que había logrado todo por su cuenta.

—Entonces, ¿qué pasó?— Eugenia sonó en el otro extremo de la línea sin siquiera un saludo. —Cuéntame todo.

Lali rodó los ojos. —Espera un segundo—. Se puso el teléfono a un lado y abrió la caja.

—Lisa, necesitarás un poco de dinero—. Sacó dos billetes de veinte del cajón y se los entregó.

Tan pronto como Lisa cerró la puerta de la tienda detrás de ella, Lali tomó el teléfono otra vez. —Buenos días, Eugenia.

—Sí, sí, buenos días. Así que, dime lo que pasó—. Era evidente que su amiga no estaba para conversación amena sin sentido esa mañana, cuando sabía que había detalles jugosos.

Lali no pudo evitar sonreír. —Salimos. Él me llevó a ese pequeño restaurante, con...

—No me vengas con eso—, advirtió Eugenia. —Sabes exactamente lo que quiero saber. ¿Lo hicieron?

Ella respiró hondo y pudo haber jurado que podía sentir el aroma de loción de afeitarse de Peter después de inhalar a su alrededor. —Fue muy bonito.

—¿Muy bonito? ¿Muy bonito? ¿Eso es todo lo que me darás? ¡Soy tu mejor amiga! ¡Tú única amiga, si se me permite añadir! ¡Oh, muchacha, te conseguirás una buena reprimenda de mí, si no escupes todo lo que sucedió, en este instante!

—Bueno, bueno—, capituló Lali. El recordatorio de que Eugenia era su única amiga verdadera, siempre funcionaba. —Fue increíble. Volvimos a mi casa, y él sólo... él fue tan...

—¿Increíble?— Ayudó Eugenia, con una sonrisa evidente en su voz. — ¡Detalles, Lali, detalles!

Miró a la puerta, con la secreta esperanza de que los primeros clientes llegaran para así poder tener una razón legítima para cortar la conversación, pero nadie entró en la vinería. Lo único que podía hacer era demorarlo. —Realmente tiene los músculos bien marcados, ya sabes—. Esa era una admisión lo suficientemente segura, y no daría demasiada información. Y vaya que se había visto bien desnudo. Peter de verdad tenía un cuerpo precioso. Incluso ahora, la sola idea de recorrer sus dedos a lo largo de su piel desnuda, la hacía estremecerse en su interior.

—¿Quieres decir como un vientre de lavadero?

Lali reprimió su sonrisa, contenta de que su táctica de distracción pareciera funcionar. —Casi como Arnold Schwarzenegger en sus días de joven. Pero de forma menos pretenciosa.

La risa de Eugenia resonó a través del teléfono. —Será mejor que sea menos pretencioso—. Hizo una pausa por un momento. —¡Y más fiel!

Lali sintió una sensación de calidez inundarla. La forma en que Peter la había mirado la noche anterior, simplemente sabía que tenía que ser fiel a ella. Había habido tanto deseo y afecto en su mirada, que no podía en realidad estar equivocada. —Estoy segura de que él lo será.

—¿Se quedó toda la noche?— Vino la siguiente pregunta de Eugenia, como si fuera disparada de un arma. —Porque si él se quedó la noche, es una buena señal.

—¿Sabes?, no estoy muy segura. Me quedé dormida con tanta rapidez. Pero estoy bastante segura de que pasó la noche—. ¿Lo había hecho? ¿O la había dejado una vez que se quedó dormida?

—¿Qué quieres decir con que estás bastante segura? ¿Se despertó contigo o
no?

Lali tragó sus crecientes dudas. —Él ya se había ido en el momento en que me desperté, pero entonces—, se apresuró a añadir, la actitud defensiva arrastrándose en su tono de voz, —yo me quedé dormida, y él probablemente tenía que ir a trabajar también, así que no lo puedo culpar por irse temprano.

—Eh...ajá.

La molestia se extendió por su vientre. —¿Qué?

—Entonces, vamos a ver si lo entiendo: no estás segura de que haya pasado la noche porque ya se había ido cuando despertaste. ¿Por lo menos se abrazaron después?

Lali vaciló. Se acordó que le había dicho algunas palabras, pero después de eso, las cosas estaban en blanco. —Eh... bueno...

—Por lo tanto, eso es un no. Eso contesta a mi siguiente pregunta. Él no dijo la palabra “A”, ¿verdad?

Lali sentía el calor en sus mejillas. Odiaba que Eugenia le acribillara a lo más esencial de manera tan rápida y desenterrara cosas con las que Lali no se sentía cómoda. —Los hombres no dicen eso de inmediato. ¡Lo sabes tan bien como yo!

—Está bien, te concedo eso—. Sin embargo, la admisión no calló a su amiga para seguir preguntando. —¿Te ha llamado?

—¡Son las nueve y media de la mañana! Por supuesto, él no me ha llamado todavía. ¿No crees que sería un poco desesperado?— En realidad, si Peter la llamaba ahora, ella lo encontraría muy dulce. Más que eso, le resultaría totalmente simpático.

—Desesperado, trillado-desesperado—, dijo Eugenia. —Sería lo correcto de hacer.
Después de todo, ustedes tuvieron relaciones sexuales anoche. Lo menos que podía hacer era dejar una nota en la almohada o llamar a primera hora de la mañana. Simplemente digo.

No había habido ninguna nota, al menos Lali no había visto ninguna. Y la había buscado. Sólo por la remota posibilidad de que le hubiera dejado un pequeño mensaje. Tal vez se había ido demasiado de prisa para llegar al trabajo.

—Estoy segura de que llamará esta tarde.

—Será mejor que lo haga.

—Escucha, tengo que irme. Tenemos un gran cargamento que entra y todavía tengo que hacer espacio en la despensa.

—Está bien, pero me llamas tan pronto como sepas de él.

—Claro—. Lali colgó el teléfono y se alisó el cabello. Quince minutos antes, se había sentido como que caminaba en las nubes, y ahora tenía dudas. Se sentía como una chica de escuela de dieciséis años de edad, preguntándose si el quarterback de la escuela secundaria le pediría salir de nuevo. Con un gesto de impaciencia, ella trató de librarse de la estúpida idea. Por supuesto, Peter llamaría. Habían hecho el amor anoche, y ella había visto la sinceridad en sus ojos. No había nada de qué preocuparse.


Continuara.....


Se que la mayoría anda con exámenes pero las que leen por fa firmen!

Buena semana para ustedes ;)

Besos

Juli ♥

@amorxca

25 comentarios:

  1. LO MÁÁÁÁÁS, IN-CRE-I-BLE!!! pobre Lali... =(

    ResponderEliminar
  2. que tarado que es peter

    ResponderEliminar
  3. MATALO A PETER DE MI PARTE ;) no firme el anterior porq los lei a los dos juntos!
    MAAAS
    Beso,Anto

    ResponderEliminar
  4. PD: MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

    ResponderEliminar
  5. PD: MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

    ResponderEliminar
  6. Pobre laliiiiiiiiiiiiii si supiera todo D: maldito peter -.- ella re contemta y el se fue...mas noveeeeeeeeeeeee

    ResponderEliminar
  7. maaaaaaaaaaaas!
    Luisa

    ResponderEliminar
  8. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeee

    ResponderEliminar
  9. Uf en estos momentos no me gusta Peter.Lo bueno es k se nota su desconcierto.Lali esta muy ilusionad

    ResponderEliminar
  10. me caen mal las amigas como Euge, pero son tus amigas al fin y acabo

    ResponderEliminar
  11. ahhhhhhhhhhh!! q tonto pitt el PEOR error de su vida djar a lali!!! jum
    mas!!!!
    wilow

    ResponderEliminar
  12. pobre lali como el le hace eso pero se nota algo el esta sintiendo algo por ella

    ResponderEliminar
  13. Pobre Lali y m{as le vale a Peter arrepentirse se comportó con un perro pero perro jaja
    Cuando subas capi avísame si
    @Masi_ruth

    ResponderEliminar
  14. porque las amigas tenemos que ser tan malas a veces

    ResponderEliminar
  15. pobrecitaaa, :( ojala Peter cambiara de opinion! @LuciaVega14

    ResponderEliminar

Gracias por leer. Espero tu comentario :)