Lali se acurrucó junto a él, ronroneaba
como un gato que acababa de comer hasta llenarse. Conmocionado, el brazo de Peter
la rodeó mientras ella ponía su cabeza en el hueco de su cuello. En sus brazos,
había tenido el orgasmo más increíble de su vida, y en lugar de sentirse
satisfecho y saciado, se sentía preso del pánico. La había llamado mi amor.
¿Qué diablos se le había metido?
Él había sentido algo, una emoción tan
extraña que no había sido capaz de comprenderlo realmente. Lo había golpeado de
lleno, tirándolo de culo y apoderándose de sus sentidos: no era de extrañarse
que él había soltado esas palabras de cariño, o que en realidad lo hubiera dicho
en serio en ese momento. Lo había cegado, pero no podía dejar que el extraño sentimiento
echara raíces en su mente. Era peligroso dejarse arrastrar por la creencia de
que era realmente capaz de tal emoción. No, algo tenía que estar mal con él. Tal
vez había comido algo que no le había caído bien. Tenía que ser temporal.
Simplemente tenía que serlo.
—Sabía que iba a ser así contigo—,
ella murmuró.
—Mmm—. Peter buscó algo que decir,
pero su mente nunca había estado tan en blanco.
¿Era el calor de su cuerpo que había
convertido su cerebro en melaza, o estaba todavía borracho de su sabor?
—Yo sabía que una vez que encontrara
al hombre adecuado, las cosas serían perfectas. Y lo están—. Ella dibujó un
perezoso círculo alrededor de su pezón, la uña lo excitó más de lo humanamente
posible. —Mi madre tenía razón en una cosa, sabes.
Él no podía dejar de preguntar.
Después de todo, tenía que decir algo en algún momento. No podía estar allí
como un tronco. — ¿En qué?
—Si encuentras la persona con la que
estás destinada a estar, todo será perfecto. Al igual que ocurre con nosotros.
Peter se quedó helado. Esto no podía
estar sucediendo. Lali no podría estar pensando que se trataba de algo más que
una aventura, bueno, una cosa de una
noche realmente. ¿Cuándo le había dado la impresión alguna vez de que estaba interesado
en una relación? Con sólo esa palabra, algo en su pecho, se contrajo dolorosamente.
¿Por qué la había llamado mi amor? ¿Y por qué se había sentido tan conectado
con ella cuando le había hecho el amor? No: ¡no podía siquiera llamarlo coger!
¿Qué tan patético era eso? ¿Desde cuándo tenía que convertirse en un idiota azotado?
Sí, algo andaba mal con esta imagen.
¡Todavía estaba en la cama de Lali, acariciándola, por el amor de Hades! Y su
cuerpo no hacía ningún ademán de moverse, levantarse, vestirse y salir pitando
de allí. Pero sabía que tenía que hacerlo. No podía permitir que las cosas que
revoloteaban en su mente, lo cambiaran de alguna manera. Él era quien era: un
galanteador, un mujeriego, un seductor. Nadie iba a cambiar eso. Era mejor si
hacía un corte limpio en ese momento antes de que más palabras acerca de una
relación volaran por la habitación, antes de que él le diera una esperanza
donde no la había.
Y antes de que la dañara gravemente,
al igual que su padre había hecho daño a todas las mujeres con que alguna vez
habían estado. Y él era hijo de su padre, le gustara o no.
A pesar de que odiaba lo que tenía que
hacer, se obligó a hacerlo de todos modos. —Duerme, mi dulzura—. Sus poderes de
persuasión, los poderes que cada dios poseía, la arrullaron para dormirse.
Como un ladrón en la noche, salió de su
cama. Al echar una mirada al cuerpo dormido de Lali, sintió una opresión en el
pecho. Su cuerpo se rebeló, queriendo que volviera a sus brazos, a dormir con su
cuerpo envuelto alrededor de él. El deseo fue tan fuerte, que se tambaleó y tuvo
que sostenerse con una mano contra la pared. Ella estaba debilitando su decisión
con sólo estar ahí dormida, vulnerable y tan hermosa como un día de verano. Pero
tuvo que resistirse, por el bien de Lali. Ella estaría mejor sin él.
Tan rápido como sus piernas
temblorosas lo permitieron, Peter se vistió mientras contemplaba la posibilidad
de borrar su recuerdo de él. Pero la sonrisa satisfecha que tenía en sus
labios, aun estando dormida, lo detuvo. No quería sacarle sus recuerdos. Se
habían dado placer el uno al otro esa noche, y él no quería borrar esos recuerdos,
a pesar de que sabía que sería lo mejor.
Mientras se iba enojado en la noche,
huyendo de algo que no entendía, el estómago de Peter se retorció. Nunca había
tenido ningún problema en dejar a una mujer antes, y el saber que la estaba
lastimando con lo que estaba haciendo, sólo aumentaba su culpa y la sensación
en el pecho que estaba cometiendo un gran error. El mayor error de su vida.
***
Lali estiró los brazos sobre su cabeza
mientras la conciencia volvía y el sueño daba lugar a la vigilia. Poco a poco,
los acontecimientos de la noche anterior regresaron, pegando una sonrisa en su
rostro. Todo su cuerpo todavía zumbaba por las secuelas de su acto sexual con Peter.
Ella había estado abrumada por la intensidad de las sensaciones que había hecho
aparecer en ella. Nunca se había sentido tan apreciada.
Incluso antes de que ella abriera los
ojos a la luz del sol que se filtraba por las persianas parcialmente cerradas,
sabía que estaba sola. Miró el reloj de la mesita de noche y se levantó de
golpe. No era de extrañarse que Peter ya se hubiera ido: eran más de las ocho
de la mañana y era hora de prepararse, si no quería llegar tarde.
Peter probablemente tenía que ir a
trabajar también.
Por un momento, hizo una pausa. Era
extraño, pero nunca le había mencionado qué hacía para ganarse la vida, aparte
de decir que se las arreglaba con algunas inversiones y viajaba mucho por su
trabajo. Lali se rio para sus adentros: era el perfecto caballero, él siempre
le había preguntado acerca de su vida y sus intereses y se abstuvo de hablar
constantemente de sí mismo. Era un agradable cambio, en lugar de los demás
hombres que se creían que eran tan importantes, que sólo querían hablar de sus
propios logros.
Ahora que lo pensaba, Peter siempre esquivó
preguntas sobre su vida, casi como si hubiera mucho dolor en su pasado y no
quería hablar de ello.
Lali sabía algo sobre el dolor. La
habían herido hace más de un año, y le había llevado hasta ahora rehacer su
vida de nuevo y dejar de lado la decepción y el dolor. Y en el proceso, había
encontrado a Peter. A veces las cosas sí salían bien.
Lali extendió las piernas fuera de la
cama y se apresuró al baño. No tenía tiempo para soñar despierta en esos
momentos, pero ni siquiera su falta de tiempo pudo borrar la sonrisa de su
rostro. Mientras se metía en la ducha y dejaba que la tibia agua recorriera su
cuerpo, ella estaba consciente de cada célula de su cuerpo, cada centímetro de
piel donde Peter la había tocado y besado, y en particular el lugar entre sus
piernas que latía gratamente en sintonía con los latidos de su corazón.
Ella se tragó la decepción de que Peter
no la hubiera despertado cuando se fue, pero tal vez sólo estaba siendo
considerado. Ella debía haberse dormido poco después de haber hecho el amor,
porque bajo ningún concepto, podía recordar que habían hablado o que se habían
abrazado. Normalmente no se dormía con tanta rapidez, pero nunca antes se había
sentido tan saciada después de haber estado con un hombre. Su cuerpo se había
sentido tan relajado, que probablemente era normal que se hubiera quedado
dormida con tanta rapidez.
Sin más, terminó su ducha y se secó.
Quizá la próxima vez, cuando tuvieran más tiempo, ella y Peter podrían ducharse
juntos y luego podrían volver a la cama.
Lali negó con la cabeza y comenzó a
secarse el pelo. Se había convertido en una soñadora otra vez. Después del
desastre con Jeff, había dejado de desear las cosas que ella no creía que
pudiera tener. Se había sentido inútil, indigna del amor de alguien. ¿Y por qué
no iba a estarlo? La humillación que había sufrido era una sensación que no
quería volver a experimentar. La única manera de protegerse de eso, había sido
cerrar su corazón y mantener a otras personas a distancia. Pero Peter había
atravesado su armadura y derribado los muros que había erigido.
Por primera vez en muchos meses, Lali
salió de su casa sintiéndose eufórica
y despreocupada.
El camino hacia su tienda era corto, y
cuando llegó, su asistente Lisa estaba esperando en la entrada. El vestido de
verano que Lisa llevaba, la hacía parecer aún más joven que sus veintidós años,
o tal vez era simplemente el hecho de que ella era muy bonita y estaba
bronceada. Como hija de un viticultor de California, había venido para una
pasantía de un mes y le había pedido si podía quedarse un año más ya que le
había gustado mucho Charleston y había encontrado a la gente encantadora.
Sabiendo que ella necesitaba ayuda con
la tienda si no quería trabajar siete días a la semana, Lali la había
contratado de inmediato. La chica tenía un gran trato con los clientes y era
capaz de cautivar a casi todo el mundo. Y conocía de sus vinos. Además, al ser
de California, era capaz de negociar grandes descuentos en algunas de las
bodegas de California, cuyos propietarios conocía personalmente, y con cuyos
hijos e hijas, ella había crecido.
Pero aparte de eso, a Lali le
encantaba la burbujeante personalidad de Lisa.
—Lo siento, se me olvidó mi llave esta
mañana—, Lisa la saludó. —Va a ser un día ajetreado. Estoy tan contenta de que
hayas llegado a tiempo. Tenemos el cargamento de Dry Creek que llegará hoy.
Lali sacó la llave de su bolso y
abrió. —Buenos días, Lisa. ¿Qué pasó? Normalmente no se te olvida.
Lisa la siguió dentro de la tienda, y Lali
encendió las luces.
—Salí ayer a la noche y tenía mis llaves
en el otro bolso.
La tienda de vinos de Lali no era
grande, pero estaba surtida con una buena selección de vinos nacionales e
internacionales, y se preciaba de su buen servicio al cliente.
Después de comprar el alquiler de la
pareja mayor que se había encargado de la tienda por más de treinta años, había
hecho muchos cambios.
Además de los estantes de madera a lo
largo de las paredes, había una pequeña sección de degustación en la esquina
con una barra con fregadero. La encimera de granito oscuro había sido idea
suya, porque quería evitar que se vean las manchas de vino. Eran inevitables,
pero en la piedra oscura apenas se veían.
También utilizaba la esquina de vez en
cuando para clases de catar el vino, una idea por la que tenía que agradecerle a
Lisa. Las clases gratuitas traían nuevos clientes a la tienda, que de otra
manera se sentían demasiado intimidados para preguntar acerca de los vinos. Al
ofrecer enseñarles sobre el vino, había ganado muchos nuevos clientes leales.
—¿Necesitamos pan y queso?—, preguntó
Lisa.
—Yo usé hasta el último de los panes
ayer. Pero echa un vistazo en la despensa para ver si queda algo de queso.
Mientras Lisa se iba a la parte
trasera, donde una habitación tan grande como el área de ventas completa estaba
bien abastecida con cajas de vino y otros suministros, Lali encendió la
computadora e inició la sesión en el programa de ventas: otra mejora que había
traído a la tienda. El nuevo programa de computación, no se limitaba a
registrar las compras y a procesar recibos de tarjetas de crédito, también
estaba vinculado con su sistema de inventario y mantenía un registro de cuántas
botellas le quedaban. Acortaba enormemente el tiempo que tenía que pasar en
hacer nuevos pedidos.
—Lisa—, dijo en voz alta hacia la
puerta abierta de la despensa.
—¿Sí?
—¿A qué hora se espera el envío de Dry
Creek?
—Entre las once y la una—. Lisa volvió
a aparecer desde la parte posterior.
—Y estamos sin queso también. ¿Quieres
que lo abastezca ahora antes de que se
llene?
Lali asintió con la cabeza. —Sí, y
también consigue algunas galletas y…— el timbre del teléfono la interrumpió.
Tomó el auricular y se lo llevó a su oído. —...y botellas de agua , continuó su
instrucción a Lisa. —In Vino Veritas—, contestó el teléfono con una sonrisa.
—¿En qué puedo ayudarle?— El nuevo
nombre de la vinería había sido totalmente su idea. Y cada vez que contestaba
el teléfono y anunciaba el nombre, sentía que su pecho se llenaba de orgullo.
Esto era su creación, algo que había logrado todo por su cuenta.
—Entonces, ¿qué pasó?— Eugenia sonó en
el otro extremo de la línea sin siquiera un saludo. —Cuéntame todo.
Lali rodó los ojos. —Espera un
segundo—. Se puso el teléfono a un lado y abrió la caja.
—Lisa, necesitarás un poco de dinero—.
Sacó dos billetes de veinte del cajón y se los entregó.
Tan pronto como Lisa cerró la puerta
de la tienda detrás de ella, Lali tomó el teléfono otra vez. —Buenos días, Eugenia.
—Sí, sí, buenos días. Así que, dime lo
que pasó—. Era evidente que su amiga no estaba para conversación amena sin
sentido esa mañana, cuando sabía que había detalles jugosos.
Lali no pudo evitar sonreír. —Salimos.
Él me llevó a ese pequeño restaurante, con...
—No me vengas con eso—, advirtió Eugenia.
—Sabes exactamente lo que quiero saber. ¿Lo hicieron?
Ella respiró hondo y pudo haber jurado
que podía sentir el aroma de loción de afeitarse de Peter después de inhalar a
su alrededor. —Fue muy bonito.
—¿Muy bonito? ¿Muy bonito? ¿Eso es
todo lo que me darás? ¡Soy tu mejor amiga! ¡Tú única amiga, si se me permite
añadir! ¡Oh, muchacha, te conseguirás una buena reprimenda de mí, si no escupes
todo lo que sucedió, en este instante!
—Bueno, bueno—, capituló Lali. El
recordatorio de que Eugenia era su única amiga verdadera, siempre funcionaba.
—Fue increíble. Volvimos a mi casa, y él sólo... él fue tan...
—¿Increíble?— Ayudó Eugenia, con una
sonrisa evidente en su voz. — ¡Detalles, Lali, detalles!
Miró a la puerta, con la secreta
esperanza de que los primeros clientes llegaran para así poder tener una razón
legítima para cortar la conversación, pero nadie entró en la vinería. Lo único
que podía hacer era demorarlo. —Realmente tiene los músculos bien marcados, ya
sabes—. Esa era una admisión lo suficientemente segura, y no daría demasiada
información. Y vaya que se había visto bien desnudo. Peter de verdad tenía un
cuerpo precioso. Incluso ahora, la sola idea de recorrer sus dedos a lo largo
de su piel desnuda, la hacía estremecerse en su interior.
—¿Quieres decir como un vientre de
lavadero?
Lali reprimió su sonrisa, contenta de
que su táctica de distracción pareciera funcionar. —Casi como Arnold
Schwarzenegger en sus días de joven. Pero de forma menos pretenciosa.
La risa de Eugenia resonó a través del
teléfono. —Será mejor que sea menos pretencioso—. Hizo una pausa por un
momento. —¡Y más fiel!
Lali sintió una sensación de calidez
inundarla. La forma en que Peter la había mirado la noche anterior, simplemente
sabía que tenía que ser fiel a ella. Había habido tanto deseo y afecto en su
mirada, que no podía en realidad estar equivocada. —Estoy segura de que él lo
será.
—¿Se quedó toda la noche?— Vino la
siguiente pregunta de Eugenia, como si fuera disparada de un arma. —Porque si
él se quedó la noche, es una buena señal.
—¿Sabes?, no estoy muy segura. Me
quedé dormida con tanta rapidez. Pero estoy bastante segura de que pasó la
noche—. ¿Lo había hecho? ¿O la había dejado una vez que se quedó dormida?
—¿Qué quieres decir con que estás
bastante segura? ¿Se despertó contigo o
no?
Lali tragó sus crecientes dudas. —Él
ya se había ido en el momento en que me desperté, pero entonces—, se apresuró a
añadir, la actitud defensiva arrastrándose en su tono de voz, —yo me quedé dormida,
y él probablemente tenía que ir a trabajar también, así que no lo puedo culpar
por irse temprano.
—Eh...ajá.
La molestia se extendió por su
vientre. —¿Qué?
—Entonces, vamos a ver si lo entiendo:
no estás segura de que haya pasado la noche porque ya se había ido cuando
despertaste. ¿Por lo menos se abrazaron después?
Lali vaciló. Se acordó que le había
dicho algunas palabras, pero después de eso, las cosas estaban en blanco.
—Eh... bueno...
—Por lo tanto, eso es un no. Eso
contesta a mi siguiente pregunta. Él no dijo la palabra “A”, ¿verdad?
Lali sentía el calor en sus mejillas.
Odiaba que Eugenia le acribillara a lo más esencial de manera tan rápida y
desenterrara cosas con las que Lali no se sentía cómoda. —Los hombres no dicen
eso de inmediato. ¡Lo sabes tan bien como yo!
—Está bien, te concedo eso—. Sin
embargo, la admisión no calló a su amiga para seguir preguntando. —¿Te ha
llamado?
—¡Son las nueve y media de la mañana!
Por supuesto, él no me ha llamado todavía. ¿No crees que sería un poco
desesperado?— En realidad, si Peter la llamaba ahora, ella lo encontraría muy
dulce. Más que eso, le resultaría totalmente simpático.
—Desesperado, trillado-desesperado—,
dijo Eugenia. —Sería lo correcto de hacer.
Después de todo, ustedes tuvieron
relaciones sexuales anoche. Lo menos que podía hacer era dejar una nota en la
almohada o llamar a primera hora de la mañana. Simplemente digo.
No había habido ninguna nota, al menos
Lali no había visto ninguna. Y la había buscado. Sólo por la remota
posibilidad de que le hubiera dejado un pequeño mensaje. Tal vez se había ido
demasiado de prisa para llegar al trabajo.
—Estoy segura de que llamará esta
tarde.
—Será mejor que lo haga.
—Escucha, tengo que irme. Tenemos un
gran cargamento que entra y todavía tengo que hacer espacio en la despensa.
—Está bien, pero me llamas tan pronto
como sepas de él.
—Claro—. Lali colgó el teléfono y se
alisó el cabello. Quince minutos antes, se había sentido como que caminaba en
las nubes, y ahora tenía dudas. Se sentía como una chica de escuela de
dieciséis años de edad, preguntándose si el quarterback de la escuela secundaria
le pediría salir de nuevo. Con un gesto de impaciencia, ella trató de librarse
de la estúpida idea. Por supuesto, Peter llamaría. Habían hecho el amor anoche,
y ella había visto la sinceridad en sus ojos. No había nada de qué preocuparse.
Continuara.....
Se que la mayoría anda con exámenes pero las que leen por fa firmen!
Buena semana para ustedes ;)
Besos
Juli ♥
@amorxca
Maaaas!!
ResponderEliminarLO MÁÁÁÁÁS, IN-CRE-I-BLE!!! pobre Lali... =(
ResponderEliminarpobre laaaali
ResponderEliminarmaaas
ResponderEliminarque tarado que es peter
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarotro capi porfa
ResponderEliminarMATALO A PETER DE MI PARTE ;) no firme el anterior porq los lei a los dos juntos!
ResponderEliminarMAAAS
Beso,Anto
PD: MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarPD: MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarPobre laliiiiiiiiiiiiii si supiera todo D: maldito peter -.- ella re contemta y el se fue...mas noveeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarmmmaaaasssss
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaas!
ResponderEliminarLuisa
mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarotro mas
ResponderEliminarMe encanta más!!
ResponderEliminarUf en estos momentos no me gusta Peter.Lo bueno es k se nota su desconcierto.Lali esta muy ilusionad
ResponderEliminarme caen mal las amigas como Euge, pero son tus amigas al fin y acabo
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS :D
ResponderEliminarahhhhhhhhhhh!! q tonto pitt el PEOR error de su vida djar a lali!!! jum
ResponderEliminarmas!!!!
wilow
Pobre Lali :((
ResponderEliminarEspero mas
Besos
Pobre Lali y m{as le vale a Peter arrepentirse se comportó con un perro pero perro jaja
ResponderEliminarCuando subas capi avísame si
@Masi_ruth
porque las amigas tenemos que ser tan malas a veces
ResponderEliminarpobrecitaaa, :( ojala Peter cambiara de opinion! @LuciaVega14
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