viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 1:




—¡Puede besar a la novia!


Peter vio como su mejor amigo, Agustín, el dios del mar y de los marineros, tomaba a la bella Candela en sus brazos y la besaba por más tiempo de lo que era decente en una boda, particularmente una en la cual estaba reunida la mitad del Olimpo. Si él la seguía apretando más de esa manera, el vestido blanco de seda pura se arrugaría de forma tal que no se podría luego alisar, y se echaría a perder para siempre, pero a ninguno de los dos recién casados parecía importarle o siquiera notarlo.

Incluso Peter quedó fascinado por la imagen: el pelo rubio de Agustín, y su piel bañada por el sol, contrastaba mucho con Candela que tenía el cabello largo y oscuro, y mientras los dos amantes se veían como opuestos, Peter sabía que se complementaban a la perfección.

Más de una persona carraspeó un poco antes de que Agustín... a regañadientes… apartara sus labios de los de su esposa y le hiciera un guiño a Peter.

Parecía que a pesar de que su amigo, ya no era más un mujeriego, siendo ahora cien por ciento monógamo, no había perdido su sentido del humor y su pasión.

Por lo menos Peter podía estar seguro de que su amigo estaría feliz, a pesar de la jaula de oro en la que él mismo había permitido al sacerdote mortal que lo encerrara. Al parecer a Agustín no le importaba en lo más mínimo. Peter sacudió la cabeza y echó un vistazo a los invitados, quienes ahora hacían fila frente a la pareja uno por uno, para expresarles sus buenos deseos. Como era el padrino, permaneció  de pie junto a Agustín, por una parte triste y por otra feliz, feliz por saber que su amigo había encontrado el verdadero amor, pero triste por haber perdido su posición como el mejor amigo. Candela era ahora la mejor amiga de Agustín.

La mansión de Candela había sido decorada para la boda, no se habían escatimado gastos. Ni siquiera en el Olimpo, el evento podría haber sido más extravagante. La opulenta casa que había heredado de su tía y que había convertido en un Bed & Breakfast para pagar los impuestos de la herencia, se prestaba para eventos de este tipo. El comedor, con su techo de poco más de cuatro metros de alto, había sido despejado para acomodar a los numerosos invitados que asistieron a la ceremonia. La sala de estar contigua, que era tan grande como un salón de baile, los esperaba con el buffet más lujoso con los mejores manjares, y algunas camareras aún más atractivas.

Las flores adornaban toda la casa, por dentro y por fuera, y el aroma de las rosas y los jazmines impregnaban todo el edificio. Peter observó pacientemente como Poseidón y Anfítrite, los padres de Agustín, abrazaban a su hijo y a su nueva nuera, ambos radiantes de orgullo. Incluso Orión, el  medio hermano de Agustín, se comportó de una manera civilizada, estrechando la mano amistosamente. Parecía ser que ahora que Agustín no representaba más una competencia por la atención de las mujeres, Orión no sentía ninguna antipatía hacia su hermano.

Cuando Zeus se acercó, Peter se puso rígido al mismo tiempo que Agustín.

En su esmoquin de diseño exclusivo, gemelos incrustados con diamantes, y zapatos de vestir italianos, Zeus parecía un playboy sacado de las páginas de la revista GQ:
radiante, caliente, y viéndose ni un día más de treinta y cinco años. Su barba de un día, añadió un aire de peligro por lo que toda mujer en la fiesta debería haber tenido cuidado, pero no lo hicieron, debido a su abrumador encanto.

El dios de los dioses, felicitó a la joven pareja y besó a Candela en la mejilla.

La tensión de Agustín irradiaba hacia el exterior como una ola del mar, lo que hizo a Peter estar consciente físicamente de la posesión de su amigo. Podría ser simpático, a veces, pero en este momento no sería prudente actuar por ello. Peter puso una mano
sobre el brazo de su amigo, advirtiéndole que no hiciera nada precipitado, a pesar de que lo entendía muy bien: el padre endemoniado de Peter era muy conocido por su amor a las mujeres hermosas, y ni siquiera la presencia de Hera, su testaruda esposa, aseguraba que Zeus mantuviera sus garras para sí mismo. Pero Peter tenía la esperanza de que Zeus tuviera el suficiente sentido común para no hacer ningún intento de sobrepasarse con una flamante novia.

Sin embargo, sólo para asegurarse, Peter sintió la necesidad de desviar la atención de Zeus hacia otra dirección. —Zeus—. Él asintió con la cabeza cortésmente cuando vio los ojos de su padre. —Veo que trajiste a tu esposa. Qué considerado.

Cuando Zeus entrecerró sus ojos, le confirmó que no le gustaba que se le recordara de Hera. —Tu madrastra tiene una manera de sacar invitaciones de gente que ni se sospecha—. Él echó una mirada a Candela, quien respondió con una tan encantadora y dulce sonrisa, que incluso Zeus no parecía tener ninguna defensa contra eso.

—Pensé que simplemente sería apropiado invitarla. Ella es una mujer tan buena. Y después de todo, todos estamos relacionados—, dijo Candela de buen humor.

Peter se abstuvo de rodar los ojos y se dio cuenta de que las venas en el cuello de su padre se abultaban, lo que demostraba el esfuerzo que le costaba el contenerse de no estallar y dar rienda suelta a su mal temperamento.

—Tienes razón, mi querida Candela— dijo Zeus en su lugar.

El saber que la presencia de Hera en la boda, mantenía a raya el comportamiento de Zeus, hacía que Peter se sintiera casi frívolo. Cualquier cosa o cualquiera persona que hiciera que su padre se enojara, era bienvenido. Y eso incluía a su malvada madrastra.

—¡Una gran familia feliz!— Sonrió Peter hacia Candela antes de que él captara un movimiento de reojo y se volviera. —Ah, si esa no es la persona de la que estamos hablando—. Se alegraba del hecho de que la presencia de Hera fuera molesta para Zeus, sin embargo, no significaba que quisiera pasar más tiempo con ella. Si alguien tenía la oportunidad de clasificar más alto que Peter en el mierdómetro de su padre, de seguro Hera tenía una chance.

Vestida con un ceñido y largo vestido rojo, su cabello largo y oscuro arreglado en lo alto de su cabeza, Hera arqueó una ceja antes de que apartara a Zeus hacia un lado y abrazara a Candela. Ella era hermosa. Peter tenía que conceder a su padre ese hecho.

Pero incluso él, quien no estaba más interesado en el amor y el afecto de lo que un vendedor ambulante se interesaría en una tormenta eléctrica cayendo sobre su mercancía, le gustaba la belleza con un toque de calidez. Sin embargo, la belleza de Hera era de hielo: fría… con una gran probabilidad de granizo.

—Felicidades, querida. Podrías haber tomado una peor decisión que Agustín—. Hera hizo una pausa, dándole a Peter una mirada de reojo, una indicación segura de que un mal comentario estaba a punto de venir. —Alégrate de que no te enamoraste de Peter.

Antes de que Peter  pudiera pensar en una respuesta, Agustín tomó la mano de Hera y la besó en el dorso de la misma. —Estoy contento de que lo apruebes—. El brillo de sus ojos no se pudo negar, lo que demostraba que su amigo estaba tan delirantemente feliz, como para haber notado la puñalada en la espalda de Hera hacia Peter.

—A tu novia, la apruebo—, respondió ella deliberadamente. —La elección del padrino, deja mucho que desear. Es un mujeriego, aunque creo que el título le pertenece a su padre.

—Ay, me hieres, Hera—, respondió Peter, poniendo la mano en su pecho, como si fuera a sufrir un ataque al corazón. No es que ella estuviera demasiado lejos de la verdad. Él no era mucho mejor que Zeus, cuando se trataba de relaciones. Estaban cortados por la misma tijera, arriba del muslo, para ser más precisos. Pero no necesitaba que le recuerden quién o qué era. —¿Me disculpas? Al parecer, tengo que practicar, ya que mis calificaciones como el mujeriego númerouno se están poniendo en tela de juicio.

Hizo caso omiso de los labios finos de Hera y no estaba ni remotamente interesado en la reacción de Zeus. Él simplemente se encogió de hombros cuando Agustín negó con la cabeza.

Sin embargo, Candela le dedicó una encantadora sonrisa. —El bar está abierto—, insinuó ella.

Dios la bendiga por su comprensión, porque tan cierto como que el sol salía todos los días, dos minutos en presencia de su padre y su madrastra le secaban la garganta cual tormenta de arena en el Sahara.

Peter se dirigió a la sala de estar, donde habían puesto un bar en un extremo, haciendo caso omiso de las mesas de buffet en las cuales habían deliciosos entremeses que hacían juego con los espléndidos arreglos de flores. Pronto, los invitados llegarían a la comida como langostas sobre un campo de maíz, aunque con menos gracia y buenos modales. Hizo un gesto al camarero para que le sirviera un vaso de Zin. No era el dios del vino por nada. Porque si de algo sabía Peter, era del vino.

Tomó la copa ofrecida y se tragó los restos de su conversación con Hera y su padre.

—¿Quién orinó en tu vino?—, preguntó Eros, dándole una palmada en la espalda de su caro traje de tres piezas de Armani, el golpe probablemente dejaría una arruga permanente impresa en él con su poderosa mano.

Peter se giró y fulminó con sus ojos al dios del amor. La única persona que no quería ver. Ahora bien, por lo menos Eros había tenido la decencia de dejar su arco y flechas en casa. Parecía casi a gusto en su elegante traje gris. Zeus le había advertido que todo aquel que diera alguna indicación a los mortales que la mitad de los invitados reunidos eran dioses y otras criaturas inmortales, sería castigado severamente. Y su padre sabía mucho sobre castigos.

—¡Vete a la mierda!

Otra palmada en su hombro le anunció la llegada de Hermes, el dios mensajero.

—¿Envidioso?— le preguntó, haciendo un gesto con la cabeza en dirección a Agustín.

Peter volvió la mirada hacia Hermes. —¿De una jaula de oro? Piénsalo otra vez.

—Agustín no lo ve como una jaula—. Eros tuvo la audacia de intercambiar una sonrisa con Hermes.

—Se ve positivamente feliz—, agregó Hermes. —Mientras que tú pareces que estuvieras bebiendo vinagre—. Él llamó al camarero. —Una copa de vino tinto, pero no del mismo que él está tomando.

—El vino está perfectamente bien. Es la compañía la que apesta.

Eros dio un paso más cerca. — ¿No estarás hablando sobre tus dos mejores amigos aquí, o sí? ¿O tienes ganas de tener una pelea?

Tal vez eso era lo que necesitaba, una buena pelea de bar, para sentirse como él nuevamente. Las últimas semanas, el haber ayudado a Agustín y a Candela con los arreglos para su boda, había cobrado su precio. Pero como su padrino, se había sentido obligado a ayudar y tomar ciertas diligencias de las manos de Agustín, tales como el manejo de la lista de invitados inmortales y hacer olvidar egos heridos. Pero ni siquiera él había sido capaz de evitar que la invitación de Candela, llegara a Hera.

Como la diosa madre, Hera tenía una conexión especial con todas las mujeres. Podía oír sus súplicas, incluso si no eran dirigidas a ella personalmente.

—Si yo supiera que peleas justo, me encantaría un rápido mano a mano.

Eros levantó sus manos en señal de rendición. —¿Moi? ¿Qué no peleó en forma justa? —Entonces miró a Hermes. —¿Alguna vez has oído hablar de tal cosa?

A pesar de sí mismo, Peter tuvo que sonreír. Hermes se unió a la risa un segundo después. Y así de rápido, el mal humor de Peter se había ido. Sus amigos podían hacer eso en él. Es por eso que los amaba. Era una lástima que verían mucho menos de Agustín, ahora que residía en la... sin duda encantadora… ciudad de Charleston. Incluso Peter tenía un pequeño apartamento de soltero cerca de ahí que él usaba en ocasiones, eso es por lo mucho que le gustaba la ciudad y los bares.

No tendría demasiada dificultad en visitar a Agustín de vez en cuando. Así que tal vez cambiaría muy poco después de todo.

—¿Te diste cuenta de la encantadora pelirroja en la multitud?— Dijo Hermes.

—¿Roció ? Ella es la mejor amiga de Candela. Pero no se molesten—. Peter tomó un gran trago de su vino.

—¿Crees que no tengo ninguna posibilidad?

—Depende de la competencia—. A Peter le encantaba fastidiar a su medio hermano.

Hermes sonrió. —Si tú eres la competencia, entonces estoy a salvo.

Eros se echó a reír. —Estoy feliz de jugar al árbitro. Peter hizo un ademán con la mano.

—No estoy interesado en ella, pero adelante, compite con Zeus.

Hermes se desinfló como si alguien hubiera pinchado un globo con un alfiler. —Eso es tan injusto. ¿Por qué siempre las pide primero?

—No siempre—, interrumpió Peter y sonrió para sus adentros. El delicioso bocado que se había elegido para él no había entrado en la periferia de Zeus todavía, y si Peter podía evitarlo, su padre nunca pondría los ojos en ella, por lo menos no hasta que Peter acabara con ella.

—¿Lo cual significa exactamente qué?—, desafió Hermes.

Eros lo honró con una mirada de complicidad. —Parece que nuestro querido amigo ha encontrado una víctima que ha escapado hasta ahora del ojo de Zeus—. Debido a que una belleza como ella, atraería la atención de Zeus al instante.

Peter guiñó el ojo al dios del amor. —Y eso es todo lo que diré.

—¿Quién es ella? ¿Está aquí?— dijo Hermes, entusiasmado estiraba el cuello para inspeccionar a la multitud que se había reunido ya en la sala de estar y que ahora se empujaba para ubicarse en la fila del buffet.

—¿Me veo tan estúpido como para elegir a alguien del séquito nupcial cuando sé a ciencia cierta que Zeus la reclamará tan pronto como la vea?

—Ah, ¿entonces es una de las camareras?— Interrumpió Eros.

—Es lo mismo. Una vez que Zeus ponga los ojos en ella, ni siquiera la belleza de Rocío podría alejarlo de mi chica—. No es que ella fuera su chica todavía. La bella Lali había resistido hasta ahora a sus avances y sólo le había permitido unos pocos besos castos, alegando que ella quería conocerlo primero. Al igual que Peter quería conocerla primero… en una especie de manera bíblica.

—¿Tu chica? Peter, por casualidad, ¿no renunciaste a la regla de sólo una noche? Hermes le dio una mirada de “estás jodiéndome”.

Peter sacudió el pensamiento como si fuera venenoso. —¡No seas ridículo! ¿Me ves caminando hacia el altar en poco tiempo? Tan pronto como la haya tenido, la dejaré. Mis semanas de agasajos con cenas y vinos dará sus resultados esta noche.

Eros, puso su mano sobre el antebrazo de Peter.—Espera. ¿Me estás diciendo que no la has cogido todavía?

Peter tragó saliva. Admitir a sus amigos que él no había llevado a la cama a una mujer en el primer intento, era como admitir una derrota monumental. — Estoy disfrutando de la cacería—. Lo cual no era del todo falso. Seducir a Lali poco a poco, tenía su encanto.

De hecho, la emoción de una seducción lenta se estaba apoderando de él. Y por alguna extraña razón, le gustaba esa sensación poco familiar.
Hermes estalló en carcajadas. —Por fin una mujer que no se baja las bragas al momento en que le haces señas con el dedo.

La ira se agitó en Peter. Se sintió obligado a defender su proeza sexual de los ataques de Hermes. —Créeme, dejará caer sus bragas esta noche, o terminaré con ella.

—Suena como un desafío—. Eros levantó su copa para brindar en broma.

—¡Es un hecho!— Esa noche, Lali se entregaría a él. Se hundiría en su dulce calor y, finalmente, daría rienda suelta a su pasión sobre ella, la llevaría a alturas que nunca había conocido antes, y haría que ella le pidiera más. Y luego lo haría otra vez hasta que saliera el sol. Porque una vez que terminara la noche, se iría saciado, y habría terminado con la inexplicable atracción que sentía por ella.

Fue esa atracción la que lo había obligado a empezar a salir con ella cuando él nunca salía en citas. Todo lo que tenía era, por lo general, aventuras de una sola noche. Era diferente con Lali. Durante dos semanas, había jugado su pequeño juego sacándola a cenar y a bailar, sin embargo, ella siempre lo había detenido cuando quería ir más allá.

Con cualquier otra mujer, habría dejado de perseguirla y hubiera continuado con la siguiente, al no estar dispuesto a perder más de su  tiempo. Pero Lali mantenía su atención.

Miró a sus dos amigos. —Esta noche será mía. Y mañana continuaré con la siguiente
—. Levantó su copa. —Denlo por hecho.

Mientras brindaba con sus amigos, su mirada se perdió en la distancia y chocó con la de Hera. El ceño fruncido en sus gélidos ojos azules, confirmaba que había oído cada palabra de su conversación con sus amigos.

 La diosa madre no estaba contenta.



Continuara...

Bueno finalmente decidí ponerles Agus y Cande a los personajes de Peter y Lali de la novela anterior, ponerle mar y thiago u otros personajes que ellos hayan interpretado sería confuso. 

Y para cuando me dí cuenta que mencionaban a Cande de la nove anterior ya era medio tarde como para cambiar todos los nombres y ponerles por ejemplo Nico y Rochi, asique la Cande de la novela anterior en esta es Rochi ;) 


Si firman mucho subo más.

Si no, nos leemos mañana.

Besos

Juli ♥

@amorxca

PD: Vamos por una nove más :) 

DÍGANME A QUIEN LE AVISO POR TWITTER CUANDO SUBO!



18 comentarios:

  1. waaaa me encntoooo no puedo esperar al siguiente, siguelo prontooo!!

    ResponderEliminar
  2. Aaaai mas . Besos desde Brasil .

    ResponderEliminar
  3. Mee encantooo el caaap este peter es UN DESASTRE MAS
    Beso,Anto

    ResponderEliminar
  4. maaaaaas nove!
    me encanta :D
    Luisa

    ResponderEliminar
  5. Hay pero que jodido que es Peter...pobre Lali,la va hacer sufrir mucho
    Luli

    ResponderEliminar
  6. maaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!

    ResponderEliminar
  7. QUIERO OTROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  8. muyyy buenooo masssssss
    ~Mary

    ResponderEliminar
  9. Padre hetmano y Peter compiten x los favores d las mujeres

    ResponderEliminar
  10. holiiis
    me encanto la novee
    subiii maaas
    besooooooos

    ResponderEliminar
  11. mas noveeeee!!!!!!
    kenia:)

    ResponderEliminar
  12. no se si me estaras avisando pero igual yo ando pendiente y estoy colgada de nuevo ajajjaja y ya decia yo de donde salio rochi

    ResponderEliminar
  13. jajajajaja igual me la imagine como si leyera por primera vez, en los dos casos me lo imagine como Peter y Lali jajajajaja :P muchas grcias Juliii me encanto @LuciaVega14

    ResponderEliminar

Gracias por leer. Espero tu comentario :)