Peter puso su pie
entre la puerta y el marco antes de que Jonathan, el nuevo
enfermero de Lali,
pudiera cerrar la puerta en sus narices.
—No me iré hasta
que la haya visto.
Jonathan abrió
nuevamente la puerta y apoyó sus manos en las caderas.
Pero Peter no se
intimidó. Nada lo haría. Estaba ahí para hablar con Lali, y por
Zeus, que tenía
que hablar.
—Ella no quiere
verlo. ¿No entiende eso en su dura cabeza?
—Tiene que
escucharme.
—¿Para que pueda
decirle más de sus mentiras? ¿No la ha herido lo
suficiente?
—¿Herirla? No
estoy aquí para hacerle daño—. No, él estaba ahí para
decirle la verdad
a pesar de que los dioses juraban mantenerse ocultos en todo
momento. No se les
permitía dejar que los mortales conocieran su existencia. Era la
manera en que Zeus
lo quería, porque creía que la adoración de los dioses daría
lugar a
favoritismos y más puñaladas por la espalda, de las que ya había en el
Olimpo. Los
mortales tenían que mantenerse creyendo que los dioses griegos no
existían.
—Váyase ahora, o
llamaré a la policía.
—Esa no es tu
decisión.
—¿En serio? Tal
vez entonces debería reportar el hecho de que mientras
usted estaba aquí
jugando a ser un enfermero, yo perdí una semana de mi vida sin
saber lo que pasó,
ni recordarlo. ¿No cree que eso es bastante extraño?
Los ojos de
Jonathan se entrecerraron. La amenaza era clara, pero a Peter
no le importaba.
Él sabía exactamente lo que le había sucedido a Jonathan. Ningún
daño le había
ocurrido. Todo lo que Dioniso había hecho, era mantenerlo fuera del
camino y
distorsionar su sentido del tiempo, para que no supiera en realidad que
había pasado una
semana yendo de bar en bar. Y debido a que Jonathan no sabría
cuánto tiempo
había pasado, no tendría ningún recuerdo de sus acciones durante
ese tiempo
tampoco. Era un truco que muchos dioses aplicaban y lo consideraban
totalmente
inofensivo.
—Sólo déjame
hablar con ella. Si quiere echarme después de eso, entonces
siéntete libre de
darme una patada por el culo a la salida.
—Tentador, pero
no—. Él dejó escapar un suspiro exasperado. —¿No
puedes darle un
descanso a esa mujer y seguir adelante? Ella no necesita más
emociones en estos
momentos. Ya es bastante malo lo que tiene que enfrentar.
—Por favor, puedo
mejorarlo.
—¿Así que estás
jugando a ser un oftalmólogo ahora también?
—¿Qué?
—Ella quedará
ciega de forma permanente, hombre, por lo que déjala en
paz. Ve a buscar a
otra víctima.
¿De forma permanente? Las palabras
resonaron en la cabeza de Peter. ¿Su
Lali perdería la
vista para siempre? Una tensión repentina en el pecho lo hizo
luchar para
recuperar el aliento. Cuando se encontró con su voz de nuevo, las
palabras salieron
de forma automática. —Ella me necesita ahora más que nunca.
Al tratar de
empujar lejos a Jonathan, un grito llegó del piso de arriba.
Lali.
Intercambió una
mirada con Jonathan, y ambos corrieron por las escaleras,
Peter iba dos
pasos por delante.
***
Lali sintió la
barandilla de su balcón privado ceder, mientras se inclinaba
contra él. Sus
manos no alcanzaron nada para sostenerse y prepararse a sí misma,
pero no fue capaz
de desplazar el peso del cuerpo hacia atrás.
El pánico se
apoderó de ella mientras se caía hacia delante, las manos se
agitaban hasta que
hicieron contacto. Instintivamente, ella envolvió ambas manos
alrededor de la
varilla de metal que encontró.
Su vida no se
apareció fugazmente delante de sus ojos. Ella sólo tenía un
pensamiento: iba a
morir sin haber sentido nunca el verdadero amor. No era justo.
Sus pies colgaban
en el aire, mientras estaba suspendida desde el balcón del
tercer piso. El
viento que había aumentado durante el día, azotaba en su contra.
Sabía que debajo
de ella había unos arbustos. ¿La sostendrían y amortiguarían su
caída? ¿O era la
altura suficiente para romperse el cuello?
No era así como
ella quería morir. No estaba bien. Sus hombros le ardían, y
la fuerza en sus
brazos estaba menguando. Ella necesitaba ayuda. ¿Había gritado?
No podía
recordarlo.
—¡Ayúdenme!— Ella
gritó. El usar el aliento extra que necesitaba para
gritar, aminoró su
energía. Sintió que sus manos se humedecían. No, tenía que
aguantar, no podía
dejarse caer. Sólo por un momento más. Alguien tenía que
haberla oído. Un
trabajador o tal vez Jonathan. ¡Alguien, cualquiera, por favor!
La humedad se
acumulaba entre los dedos y la barra de metal. Su mano
izquierda resbaló.
Se estiró tanto como pudo para agarrarse de la varilla de nuevo,
pero el metal sólo
llegaba a la punta de sus dedos.
A lo lejos,
escuchó a alguien en la escalera, y luego una puerta se abrió.
—¡Lali!— Ella
reconoció su voz, pero tenía que estar soñando. Tal vez ya
había caído y
estaba muerta, porque él no podía estar ahí.
Entonces sintió
una mano fuerte agarrarla de su muñeca. —Te tengo, Agapi
mou—. La calidez
de su mano renovó sus fuerzas.
—Tómala del otro
brazo—, le ordenó Peter a alguien que Lali no podía
ver.
Un instante
después, sintió una mano envolverse alrededor de la otra
muñeca. —La tengo—.
Era Jonathan.
—Ahora, poco a
poco, vamos a levantarla. Con cuidado—, instruyó Peter.
Juntos lograron
levantarla por encima del borde del balcón y fuera del
peligro. En el
momento en que sintió el suelo debajo de ella, dejó escapar el aliento
que había estado
conteniendo. Luego, unos brazos fuertes se envolvieron a su
alrededor. Ella
hubiera reconocido esos brazos en cualquier lugar.
—Lali—, Peter le
susurró al cabello y la apretó más cerca de su cuerpo.
Era tan fácil
olvidarse de todo en sus brazos. Ella estaba a salvo. —Peter—.
Lali levantó la
cabeza, tratando de distinguir sus facciones.
Cuando sus labios
descendieron sobre ella y la besó, ella no lo rechazó, sino
que le respondió
con abandono. Podría haber muerto, pero estaba viva porque
Peter la había
salvado. Se merecía un beso, a pesar de todas las mentiras y
engaños. Y ella se
lo merecía también. Necesitaba eso, necesitaba abrazar la vida
ahora.
Su beso fue
diferente a los anteriores. Ella sabía que él había tenido mucho
miedo también.
Alguien se aclaró
la voz con fuerza, y un momento después, Peter separó
sus labios de
ella. —Casi te pierdo—. Sus palabras daban calidez a su corazón. Ella
le importaba.
—Tú me salvaste.
—Supongo que esto
significa que no quieres que lo eche—, comentó
Jonathan secamente.
Lali negó con la
cabeza. —No, Peter y yo tenemos que hablar. Gracias,
Jonathan, gracias
por ayudar a salvarme—. Ella estiró su mano y estrechó la
mano de Jonathan.
—Debo haber puesto demasiado peso en la barandilla.
—Lo dudo mucho—,
protestó Peter. Él la soltó y se alejó. —Le echaré un
vistazo.
Unos momentos más
tarde, Peter maldijo.
Continuara.....
+ 20 y otro!
maaaaaaaaaas!
ResponderEliminarme encanta!
no lo puedes dejar asi!
maaaaaaaaaaas!
ResponderEliminarMAAAAAS!
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOOOO!!! DKBLDJSNS
ResponderEliminaruhdosjcnjskdn por fin quiso hablar con el!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!
ResponderEliminarotrooooooo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmaaaaaas/!
ResponderEliminarme encantaaa
ResponderEliminarUna idola!!!! es muy grosa y la quiero mucho! pienso que es una gran persona! =)
ResponderEliminarEl cometario anterior no iba sorry!
ResponderEliminarmas !!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas !!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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ResponderEliminarpleease subi
ResponderEliminarmasssssss porfavorrrrrr
ResponderEliminarSolo me falta saber que demonios trama el otro jajajjaja esto es un enredo
ResponderEliminarAhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh me mueroooo ya quiero que hablen y peter le cuente todo!!! @LuciaVega14
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