sábado, 11 de mayo de 2013

Capítulo 46:




Peter puso su pie entre la puerta y el marco antes de que Jonathan, el nuevo
enfermero de Lali, pudiera cerrar la puerta en sus narices.


—No me iré hasta que la haya visto.

Jonathan abrió nuevamente la puerta y apoyó sus manos en las caderas.

Pero Peter no se intimidó. Nada lo haría. Estaba ahí para hablar con Lali, y por
Zeus, que tenía que hablar.

—Ella no quiere verlo. ¿No entiende eso en su dura cabeza?

—Tiene que escucharme.

—¿Para que pueda decirle más de sus mentiras? ¿No la ha herido lo
suficiente?

—¿Herirla? No estoy aquí para hacerle daño—. No, él estaba ahí para
decirle la verdad a pesar de que los dioses juraban mantenerse ocultos en todo
momento. No se les permitía dejar que los mortales conocieran su existencia. Era la
manera en que Zeus lo quería, porque creía que la adoración de los dioses daría
lugar a favoritismos y más puñaladas por la espalda, de las que ya había en el
Olimpo. Los mortales tenían que mantenerse creyendo que los dioses griegos no
existían.

—Váyase ahora, o llamaré a la policía.

—Esa no es tu decisión.

—¿En serio? Tal vez entonces debería reportar el hecho de que mientras
usted estaba aquí jugando a ser un enfermero, yo perdí una semana de mi vida sin
saber lo que pasó, ni recordarlo. ¿No cree que eso es bastante extraño?

Los ojos de Jonathan se entrecerraron. La amenaza era clara, pero a Peter
no le importaba. Él sabía exactamente lo que le había sucedido a Jonathan. Ningún
daño le había ocurrido. Todo lo que Dioniso había hecho, era mantenerlo fuera del
camino y distorsionar su sentido del tiempo, para que no supiera en realidad que
había pasado una semana yendo de bar en bar. Y debido a que Jonathan no sabría
cuánto tiempo había pasado, no tendría ningún recuerdo de sus acciones durante
ese tiempo tampoco. Era un truco que muchos dioses aplicaban y lo consideraban
totalmente inofensivo.

—Sólo déjame hablar con ella. Si quiere echarme después de eso, entonces
siéntete libre de darme una patada por el culo a la salida.

—Tentador, pero no—. Él dejó escapar un suspiro exasperado. —¿No
puedes darle un descanso a esa mujer y seguir adelante? Ella no necesita más
emociones en estos momentos. Ya es bastante malo lo que tiene que enfrentar.

—Por favor, puedo mejorarlo.

—¿Así que estás jugando a ser un oftalmólogo ahora también?

—¿Qué?

—Ella quedará ciega de forma permanente, hombre, por lo que déjala en
paz. Ve a buscar a otra víctima.

¿De forma permanente? Las palabras resonaron en la cabeza de Peter. ¿Su
Lali perdería la vista para siempre? Una tensión repentina en el pecho lo hizo
luchar para recuperar el aliento. Cuando se encontró con su voz de nuevo, las
palabras salieron de forma automática. —Ella me necesita ahora más que nunca.

Al tratar de empujar lejos a Jonathan, un grito llegó del piso de arriba.

Lali.

Intercambió una mirada con Jonathan, y ambos corrieron por las escaleras,
Peter iba dos pasos por delante.

***
Lali sintió la barandilla de su balcón privado ceder, mientras se inclinaba
contra él. Sus manos no alcanzaron nada para sostenerse y prepararse a sí misma,
pero no fue capaz de desplazar el peso del cuerpo hacia atrás.

El pánico se apoderó de ella mientras se caía hacia delante, las manos se
agitaban hasta que hicieron contacto. Instintivamente, ella envolvió ambas manos
alrededor de la varilla de metal que encontró.

Su vida no se apareció fugazmente delante de sus ojos. Ella sólo tenía un
pensamiento: iba a morir sin haber sentido nunca el verdadero amor. No era justo.

Sus pies colgaban en el aire, mientras estaba suspendida desde el balcón del
tercer piso. El viento que había aumentado durante el día, azotaba en su contra.

Sabía que debajo de ella había unos arbustos. ¿La sostendrían y amortiguarían su
caída? ¿O era la altura suficiente para romperse el cuello?

No era así como ella quería morir. No estaba bien. Sus hombros le ardían, y
la fuerza en sus brazos estaba menguando. Ella necesitaba ayuda. ¿Había gritado?
No podía recordarlo.

—¡Ayúdenme!— Ella gritó. El usar el aliento extra que necesitaba para
gritar, aminoró su energía. Sintió que sus manos se humedecían. No, tenía que
aguantar, no podía dejarse caer. Sólo por un momento más. Alguien tenía que
haberla oído. Un trabajador o tal vez Jonathan. ¡Alguien, cualquiera, por favor!

La humedad se acumulaba entre los dedos y la barra de metal. Su mano
izquierda resbaló. Se estiró tanto como pudo para agarrarse de la varilla de nuevo,
pero el metal sólo llegaba a la punta de sus dedos.

A lo lejos, escuchó a alguien en la escalera, y luego una puerta se abrió.

—¡Lali!— Ella reconoció su voz, pero tenía que estar soñando. Tal vez ya
había caído y estaba muerta, porque él no podía estar ahí.

Entonces sintió una mano fuerte agarrarla de su muñeca. —Te tengo, Agapi
mou—. La calidez de su mano renovó sus fuerzas.

—Tómala del otro brazo—, le ordenó Peter a alguien que Lali no podía
ver.

Un instante después, sintió una mano envolverse alrededor de la otra
muñeca. —La tengo—. Era Jonathan.

—Ahora, poco a poco, vamos a levantarla. Con cuidado—, instruyó Peter.

Juntos lograron levantarla por encima del borde del balcón y fuera del
peligro. En el momento en que sintió el suelo debajo de ella, dejó escapar el aliento
que había estado conteniendo. Luego, unos brazos fuertes se envolvieron a su
alrededor. Ella hubiera reconocido esos brazos en cualquier lugar.

—Lali—, Peter le susurró al cabello y la apretó más cerca de su cuerpo.

Era tan fácil olvidarse de todo en sus brazos. Ella estaba a salvo. —Peter—.

Lali levantó la cabeza, tratando de distinguir sus facciones.

Cuando sus labios descendieron sobre ella y la besó, ella no lo rechazó, sino
que le respondió con abandono. Podría haber muerto, pero estaba viva porque
Peter la había salvado. Se merecía un beso, a pesar de todas las mentiras y
engaños. Y ella se lo merecía también. Necesitaba eso, necesitaba abrazar la vida
ahora.

Su beso fue diferente a los anteriores. Ella sabía que él había tenido mucho
miedo también.

Alguien se aclaró la voz con fuerza, y un momento después, Peter separó
sus labios de ella. —Casi te pierdo—. Sus palabras daban calidez a su corazón. Ella
le importaba.

—Tú me salvaste.

—Supongo que esto significa que no quieres que lo eche—, comentó
Jonathan secamente.

Lali negó con la cabeza. —No, Peter y yo tenemos que hablar. Gracias,
Jonathan, gracias por ayudar a salvarme—. Ella estiró su mano y estrechó la
mano de Jonathan. —Debo haber puesto demasiado peso en la barandilla.

—Lo dudo mucho—, protestó Peter. Él la soltó y se alejó. —Le echaré un
vistazo.

Unos momentos más tarde, Peter maldijo.


Continuara.....


+ 20 y otro!

25 comentarios:

  1. maaaaaaaaaas!
    me encanta!
    no lo puedes dejar asi!

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  2. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

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  3. uhdosjcnjskdn por fin quiso hablar con el!!!

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Una idola!!!! es muy grosa y la quiero mucho! pienso que es una gran persona! =)

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  6. El cometario anterior no iba sorry!

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  7. masssssss porfavorrrrrr

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  8. Solo me falta saber que demonios trama el otro jajajjaja esto es un enredo

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  9. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh me mueroooo ya quiero que hablen y peter le cuente todo!!! @LuciaVega14

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)