sábado, 11 de mayo de 2013

Capítulo 44:




—Te dije que era un gigoló, pero no quisiste escucharme, ¿verdad?— La voz
de Michael crispaba sus nervios. ¿Cuánto tiempo más iba a hurgar en sus heridas
antes de que él estuviera convencido de que ya había hecho suficiente daño como
para hacer que se sintiera aún peor de lo que ya lo estaba?


Lali hizo un movimiento de la mano para cortarle el paso. —¡No es
asunto tuyo! Hago lo que me plazca. Yo no le rindo cuentas a nadie, y menos a ti—

. Ella no tenía ni idea de cómo se había enterado de lo que había sucedido, pero
estaba ahí, haciéndole perder la paciencia sólo un día después de que ella había
arrojado a Peter fuera de su casa.

Michael dio un paso más cerca, demasiado cerca para su comodidad. —No
vas a calcinar mi herencia, te lo advierto.

Ella respiró hondo. —¡No es tu herencia, es mía!

—Con tu tendencia a meterte en estúpidos accidentes, será mía algún día.

Los latidos del corazón de Lali se duplicaron con su insinuación. ¿La
estaba amenazando? ¿Iría realmente tan lejos? ¿Su propia familia? —¿De qué
accidente estás hablando?

Hubo una breve pausa antes de contestar: —¿Qué, ya te olvidaste que te
caíste por las escaleras y te golpeaste la cabeza?

No, no lo había olvidado, ni había olvidado el incidente en la ducha y el
ventilador de techo que se cayó. ¿Sabía Michael acerca de esos accidentes también?
O peor aún, ¿tendría algo que ver con ellos? El pensar que su primo llegaría tan
lejos para conseguir lo que quería, hizo que los latidos de su corazón se aceleraran.

Seguramente, ni siquiera él podría ser tan malo. —Eso fue un accidente. ¿A qué
otros te estás refiriendo?

Ella pudo darse cuenta del tono de burla en su voz cuando continuó, —
¿Necesitas más?

¿La estaba amenazando? —Escupe, ¿a qué otros accidentes te refieres?

—¿Qué estás paranoica? ¿O, finalmente te has vuelto loca como tu madre?

El golpe fue bajo, y le pegó duro. Todo lo demás quedó en el olvido por un
momento, pero no el temor de sucumbir a una enfermedad mental. ¿Se había
inventado realmente lo que había sucedido en la ducha? ¿Habría sido sólo su
imaginación, que no podía cerrar el agua y abrir la puerta de la ducha? Y si ese
había sido el caso, tal vez Peter sólo había intentado seguirle la corriente cuando
ella estaba tan presa del pánico y el estrés. O peor aún, pensó que podría
aprovecharse de la situación para llevarla a la cama. Y lo había hecho. Se había
metido en su cama. Se había aprovechado de su vulnerabilidad. Y ella lo dejó.

—Oh, conozco esa expresión en ti— la voz de Michael detuvo sus
pensamientos. —La vi muchas veces cuando éramos niños. Está de vuelta, ¿no?
Estás viendo todas esas criaturas de nuevo, ¿no?

Lali levantó la barbilla desafiándolo. —No es cierto. Y no tienes derecho
a plantear esto. Yo era una niña con una imaginación activa. No hay nada malo
con eso—. Tenía que luchar y poner buena cara, aunque no lo creyera ni ella
misma. No, ella no estaba viendo criaturas de otro mundo en ese momento, pero
era evidente que había empezado a imaginarse cosas y estaba volviéndose
paranoica.

—Imaginación activa, un carajo. ¡Estabas loca! Y no estás nada cuerda
ahora. Nadie en sus cabales podría pensar en convertir este lugar en un Bed &
Breakfast por su propia cuenta. Una persona en su sano juicio, hubiera pedido
ayuda. Pero no, pensaste que podías hacerlo todo por tu cuenta. La avaricia se
apoderó de ti. Simplemente no quieres compartir, ¿verdad?

—Te estás describiendo a ti, Michael, no a mí. Tú eres el único codicioso.
Tú eres el que robó y engañó. No me confundas contigo—. Poco a poco, sintió que
su fuerza regresaba. Mientras más escandalosas eran sus acusaciones, más fácil se
hacía para ella rechazarlas y luchar contra él. No le permitiría desviar la
conversación nuevamente a su estado mental.

—Te he dicho que he cambiado. Pero estás en una posición muy alta y
poderosa para dar a alguien una segunda oportunidad. Hago una cosa mal y pago
por ella el resto de mi vida. No hay redención en tu corazón, ¿verdad?

Se dio cuenta de que estaba tratando de agarrarse de lo último que le
quedaba, y la llenó de una sensación de calma. Por último, sintió la fuerza regresar.

Su voz estaba tranquila cuando ella respondió: —¿Una cosa? Hiciste cientos de
cosas mal. No lo hagas sonar como que esto lo hiciste una sola vez. Engañaste a
Eleni y me has engañado a mí, toda la vida. ¿Y ahora quieres que te perdone y
acabe por creer en tu palabra sólo por decirla?

—Estás loca si piensas que en tu condición puedes continuar con esta
estúpida empresa y creer que tendrás éxito. Estás ciega, literal y figurativamente.
¿Has pasado por alto ese hecho?

Lali se tragó su miedo de la palabra “ciega”. Cómo odiaba eso. Pero ella
no le permitiría tomar la delantera otra vez. —No estaré ciega para siempre. Esta es
una situación temporal. Me estoy curando—. Esperaba que ella no estuviese
mintiendo. Esa tarde sabría más. Ya era hora de su cita de control con el Dr.
Zimmerman.

—¿Y mientras tanto? ¿Quién va a ejecutar las renovaciones? ¿Quién se
asegurará de que el contratista no te engañe? No tienes a nadie más de confianza
que a mí.

—¿Confianza? Dudo que conozcas el significado de esa palabra—, le espetó
ella. Había jugado con cualquier confianza que hubiese tenido en él durante los
últimos años. No quedaba nada. Ella le había dado una segunda, tercera y cuarta
oportunidad, pero había jugado con todas esas también. ¿Por qué no podía admitir
eso y dejarla en paz de una vez por todas?

—Es malicioso decir eso. Te estás convirtiendo en una perra. No pudiste
echar un polvo, ¿eh? Bueno, ¿quién te querría de todos modos? ¿Quién querría
cargar con una minusválida?

—¡Fuera! ¡Fuera de mi casa y no vuelvas! Llamaré a la policía esta tarde, y
si te acercas en un radio de quinientos metros a mí o a la casa, haré que te arresten.

—Estás cometiendo un gran error, Lali. Te lo advierto.

—Dije: fuera.

Oyó pasos que se acercaban. Al parecer, su acalorada discusión atrajo la
atención de los trabajadores.

—¡Te arrepentirás de esto!— Michael le advirtió en un tono tan frío, que le
hizo helar la sangre en sus venas. Ella podía percibir bastante maldad en él.

—¿Hay algún problema, señorita Esposito?— La voz de Greg provenía de la
puerta.

Lali se tragó el disgusto. —¿Puedes encargarte de que este hombre salga
de mi casa?

—No es necesario—, la cortó Michael—me voy. Pero esto no se acaba aquí.

Cuando la puerta se cerró detrás de su primo, dejó caer los hombros. Sus
peleas siempre habían sido feas, pero ésta había sido la peor, lejos. Y había
confirmado por ella misma lo que siempre había sospechado: Michael era malo por
dentro y por fuera. Y no importaba cuántas oportunidades le diera, nada iba a
cambiar su curso de acción. Él no se detendría ante nada para conseguir lo que
quería. Hoy, después de su cita con el médico, ella iría a la policía y vería qué
podían hacer.

—¿Por qué no busco a Alice para que le haga una taza de té? Jonathan
todavía está haciendo compras para usted.

Lali asintió con la cabeza. —Gracias, Greg.

Un momento después, su esposa subió las escaleras. —Qué molesto. Ese
muchacho tiene un poco de enojo en él. ¿Es su novio?

—Mi primo.

—No se puede elegir la familia—, murmuró. —¿Quiere unas galletas?
Estarán listas en pocos minutos.

Sólo ahora, Lali notó el olor del alimento horneado penetrar a través de
la casa. Galletas era justo lo que necesitaba ahora.

—¿Qué estás mirando, Greg? ¿No tienes trabajo que hacer? —Alice
reprendió a su marido.

—Nada, nada—, murmuró. Lali lo sintió vacilar antes de salir arrastrando los pies de la habitación.

***
Lali se sentó en una de las salas de tratamiento del consultorio del Dr.
Zimmerman, mientras Jonathan esperaba afuera en la zona de recepción. El
médico ya la había examinado, hizo algunas pruebas, y luego se excusó para
consultar con uno de sus colegas. Eso había sido hace diez minutos.

Cruzó las manos sobre el regazo, observando cuán húmedas estaban las
palmas de sus manos. Con cada minuto que pasaba, su nerviosismo aumentaba.

¿Por qué se tardaba tanto? ¿No se daba cuenta de que esta espera era una tortura
para ella?

Después de todo lo que había sucedido en los últimos días, necesitaba una
buena noticia. Una verdadera buena noticia. La decepción volvió de nuevo en ella
cuando pensó en Peter. Era un estafador, alguien que le puso una trampa. Toda su
ayuda, su bondad, su preocupación, sólo había sido un acto para engatusarla en
forma lenta pero segura. Y había caído en la trampa. Le había creído todo. De
hecho, había creído que a él le importaba ella.

Pero era una mentira.

Cuál había sido exactamente su plan, probablemente nunca lo averiguaría,
pero estaba convencida de que había estado allí para quitarle todo lo que tenía.

Como uno de esos matrimonios estafadores de los que había oído hablar en la
televisión: hombres, que pretendían enamorarse de las viudas ricas y luego les
quitaban todo su dinero. ¿Y no había sido ella un blanco fácil? Prácticamente ciega,
sola y necesitada. ¿Qué artista de la estafa podría resistirse?

A pesar de la fea lucha con Michael, había dicho una cosa que era cierta:
que necesitaba ayuda. Y si bien Jonathan, su nuevo enfermero, era bueno en sus
responsabilidades, no la iba a ayudar con la gestión de las renovaciones. ¿Y por qué
habría de hacerlo? No era su trabajo.

Peter la había consentido. Obviando que era un estafador, él realmente se
había encargado de sus necesidades. Esos tres días que había pasado relajándose en
el jardín, le habían ayudado a recargarse y renovar sus fuerzas. Y la forma en que
había manejado a Charlie y se había asegurado de que corrigiera esas cosas que
había arruinado, sin cobrarle extras, no habría sido capaz de lograrlo por su propia
cuenta.

Pero todo había sido calculado. Él no lo había hecho porque le gustaba o se
preocupaba por ella, sino porque quería algo de ella. Fue un error. Y Lali lo
sabía, intelectualmente. Por desgracia, cuando escuchaba a su corazón, le decía que
Peter no era del todo malo, que sus sentimientos hacia ella no eran falsos.

Cuando Peter le había hecho el amor, había sentido exactamente eso:
amor. Una conexión profunda, más que pasión o lujuria. Y la forma en que la
había abrazado la noche después de que el ventilador se había venido abajo, ningún
hombre la había sostenido así. Él se había preocupado de que le pasara algo. Ella lo
había sentido.

¿O era parte del acto? ¿Habría él provocado esos accidentes para que ella en
su miedo lo buscara? ¿Así podría interpretar al héroe y salvarla? Un escalofrío
recorrió todo su cuerpo al pensarlo. No, ella no quería creerlo. Y, además, el
plomero y el electricista no habían encontrado ningún tipo de falla en relación con
el ventilador, ni en la ducha. Sus amigos lo habían confirmado. ¿Sus amigos? ¿Y si
le había mentido para cubrirse? Podrían haber sido sus cómplices.

Su corazón latía rápidamente marcándola cual tatuaje en su pecho. No, no
era bueno pensar en todo eso y seguir obsesionándose con cosas que nunca sería
capaz de entender. Tenía que tapar el pasado, cerrarlo y olvidarse de él. Había
hecho eso antes, y podía volverlo a hacer.

Lali inspiró un par de veces para estabilizarse, inhaló y exhaló el aire.

Esto pasaría, olvidaría esa decepción al igual que había olvidado otras malas
experiencias. Ella sería fuerte.

Para cuando la puerta de la sala de examen se abrió y el Dr. Zimmerman
entró, Lali había hecho a un lado todos los pensamientos negativos de su mente.

—Siento que haya tomado tanto tiempo—, dijo y cerró la puerta detrás de
él.

Cuando se aclaró la voz mientras se acercaba, Lali sintió su pecho
contraerse. Un mal presentimiento se le ocurrió de la nada.

—Señorita Esposito, he hablado con mi colega, el Dr. Norbert, y ambos hemos
llegado a la misma conclusión—. Hizo una pausa. —No hay una manera fácil de
decir esto. Lo que pude ver a través del lente hoy es, por desgracia, bastante
concluyente...

—Dr. Zimmerman, por favor, sólo dígame cuánto tiempo me tomará sanar.
Si tarda más de lo previsto en un primer momento, voy a lidiar con ello. Sólo deme
un marco de tiempo para que pueda planificar—. Lali necesitaba una respuesta
firme. Si su progreso era más lento que a primera vista, tendría que considerar el
contratar a otra persona para supervisar las renovaciones.

Cuando el médico le tomó la mano y la apretó, la adrenalina se disparó a
través de su sistema. Algo no estaba bien.

—Lo siento, pero la operación fue un fracaso. El tejido es demasiado frágil
para permitir la reinserción de sus retinas. No está funcionando. Los bordes están
arruinados donde se utilizó el láser. El líquido ha empezado a juntarse entre el
nervio óptico y las retinas. Sólo acelerará el proceso.

—¿Qué proceso?— Lali sintió su respiración salir en cortos jadeos.

—Señorita Esposito, las retinas se están desprendiendo de nuevo. Las manchas
que ve en estos momentos se harán más grandes y dentro de unas semanas, la poca
vista que tiene se habrá ido para siempre.

Su mundo se detuvo. Nada se movía. Lo único que podía oír era el sonido
de su corazón latiendo. Fuerte, como un tambor en sus oídos. Cada latido era como
una pequeña explosión. Y cada explosión la adormecía aún más.

Para siempre.

La palabra resonaba en sus oídos.

Ciega para siempre.

Ella se agarró del apoyabrazos, tratando de levantarse de su silla. Sus
movimientos fueron automáticos, robóticos, un mero reflejo de su cuerpo. Se sentía
como si estuviera parada junto a ella, viéndose cómo intentaba ponerse de pie con
las piernas temblorosas. Como si fuera a cambiar algo. Huir de la sala de examen
no iba a cambiar las noticias.

—…otra operación—, penetró la voz del médico en las tinieblas de su
cabeza, —...sólo un diez por ciento de posibilidades de tener éxito...

La habitación empezó a girar a su alrededor, luego, una sombra la cubrió.

—Señorita Esposito—. La voz del médico parecía consternada.

Sus rodillas se doblaron, y todas sus fuerzas la abandonaron. Mientras la
oscuridad se acercaba, ella luchó, pero perdió. Lo último que sintió fue el brazo del
doctor sosteniéndola.


Continuara....

Pobre Lali :( ¿algo más le puede salir mal?

+ 16 y veremos como sigue esta historia

17 comentarios:

  1. espero que la nueva operacion ayude...

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  2. pero que vuelva con Peter!!!!!!!!!!!

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  3. no se porque tengo la sensacion de que Peter la puede convertir en diosa cuando el vuelva a ser un dios

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  4. para que asi se cure! espero mas!!!!

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  5. ay no....y ahora??? peter tiene que volver si o si

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  6. nooo por diosss, no tiene que pensar eso de el :'( nooooo pobrecitaaaa va a quedar ciega ojala haya algo que pueda hacer Peter para sanarla! ♥ @LuciaVega14

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)