—Te dije que era
un gigoló, pero no quisiste escucharme, ¿verdad?— La voz
de Michael
crispaba sus nervios. ¿Cuánto tiempo más iba a hurgar en sus heridas
antes de que él
estuviera convencido de que ya había hecho suficiente daño como
para hacer que se
sintiera aún peor de lo que ya lo estaba?
Lali hizo un
movimiento de la mano para cortarle el paso. —¡No es
asunto tuyo! Hago
lo que me plazca. Yo no le rindo cuentas a nadie, y menos a ti—
. Ella no tenía ni
idea de cómo se había enterado de lo que había sucedido, pero
estaba ahí,
haciéndole perder la paciencia sólo un día después de que ella había
arrojado a Peter
fuera de su casa.
Michael dio un
paso más cerca, demasiado cerca para su comodidad. —No
vas a calcinar mi
herencia, te lo advierto.
Ella respiró
hondo. —¡No es tu herencia, es mía!
—Con tu tendencia
a meterte en estúpidos accidentes, será mía algún día.
Los latidos del
corazón de Lali se duplicaron con su insinuación. ¿La
estaba amenazando?
¿Iría realmente tan lejos? ¿Su propia familia? —¿De qué
accidente estás
hablando?
Hubo una breve
pausa antes de contestar: —¿Qué, ya te olvidaste que te
caíste por las
escaleras y te golpeaste la cabeza?
No, no lo había
olvidado, ni había olvidado el incidente en la ducha y el
ventilador de
techo que se cayó. ¿Sabía Michael acerca de esos accidentes también?
O peor aún,
¿tendría algo que ver con ellos? El pensar que su primo llegaría tan
lejos para
conseguir lo que quería, hizo que los latidos de su corazón se aceleraran.
Seguramente, ni
siquiera él podría ser tan malo. —Eso fue un accidente. ¿A qué
otros te estás
refiriendo?
Ella pudo darse
cuenta del tono de burla en su voz cuando continuó, —
¿Necesitas más?
¿La estaba
amenazando? —Escupe, ¿a qué otros accidentes te refieres?
—¿Qué estás
paranoica? ¿O, finalmente te has vuelto loca como tu madre?
El golpe fue bajo,
y le pegó duro. Todo lo demás quedó en el olvido por un
momento, pero no
el temor de sucumbir a una enfermedad mental. ¿Se había
inventado
realmente lo que había sucedido en la ducha? ¿Habría sido sólo su
imaginación, que
no podía cerrar el agua y abrir la puerta de la ducha? Y si ese
había sido el
caso, tal vez Peter sólo había intentado seguirle la corriente cuando
ella estaba tan
presa del pánico y el estrés. O peor aún, pensó que podría
aprovecharse de la
situación para llevarla a la cama. Y lo había hecho. Se había
metido en su cama.
Se había aprovechado de su vulnerabilidad. Y ella lo dejó.
—Oh, conozco esa
expresión en ti— la voz de Michael detuvo sus
pensamientos. —La
vi muchas veces cuando éramos niños. Está de vuelta, ¿no?
Estás viendo todas
esas criaturas de nuevo, ¿no?
Lali levantó la
barbilla desafiándolo. —No es cierto. Y no tienes derecho
a plantear esto.
Yo era una niña con una imaginación activa. No hay nada malo
con eso—. Tenía
que luchar y poner buena cara, aunque no lo creyera ni ella
misma. No, ella no
estaba viendo criaturas de otro mundo en ese momento, pero
era evidente que
había empezado a imaginarse cosas y estaba volviéndose
paranoica.
—Imaginación
activa, un carajo. ¡Estabas loca! Y no estás nada cuerda
ahora. Nadie en sus
cabales podría pensar en convertir este lugar en un Bed &
Breakfast por su
propia cuenta. Una persona en su sano juicio, hubiera pedido
ayuda. Pero no,
pensaste que podías hacerlo todo por tu cuenta. La avaricia se
apoderó de ti.
Simplemente no quieres compartir, ¿verdad?
—Te estás
describiendo a ti, Michael, no a mí. Tú eres el único codicioso.
Tú eres el que
robó y engañó. No me confundas contigo—. Poco a poco, sintió que
su fuerza
regresaba. Mientras más escandalosas eran sus acusaciones, más fácil se
hacía para ella
rechazarlas y luchar contra él. No le permitiría desviar la
conversación
nuevamente a su estado mental.
—Te he dicho que
he cambiado. Pero estás en una posición muy alta y
poderosa para dar
a alguien una segunda oportunidad. Hago una cosa mal y pago
por ella el resto
de mi vida. No hay redención en tu corazón, ¿verdad?
Se dio cuenta de
que estaba tratando de agarrarse de lo último que le
quedaba, y la
llenó de una sensación de calma. Por último, sintió la fuerza regresar.
Su voz estaba tranquila
cuando ella respondió: —¿Una cosa? Hiciste cientos de
cosas mal. No lo
hagas sonar como que esto lo hiciste una sola vez. Engañaste a
Eleni y me has
engañado a mí, toda la vida. ¿Y ahora quieres que te perdone y
acabe por creer en
tu palabra sólo por decirla?
—Estás loca si
piensas que en tu condición puedes continuar con esta
estúpida empresa y
creer que tendrás éxito. Estás ciega, literal y figurativamente.
¿Has pasado por
alto ese hecho?
Lali se tragó su
miedo de la palabra “ciega”. Cómo odiaba eso. Pero ella
no le permitiría
tomar la delantera otra vez. —No estaré ciega para siempre. Esta es
una situación
temporal. Me estoy curando—. Esperaba que ella no estuviese
mintiendo. Esa
tarde sabría más. Ya era hora de su cita de control con el Dr.
Zimmerman.
—¿Y mientras
tanto? ¿Quién va a ejecutar las renovaciones? ¿Quién se
asegurará de que
el contratista no te engañe? No tienes a nadie más de confianza
que a mí.
—¿Confianza? Dudo
que conozcas el significado de esa palabra—, le espetó
ella. Había jugado
con cualquier confianza que hubiese tenido en él durante los
últimos años. No
quedaba nada. Ella le había dado una segunda, tercera y cuarta
oportunidad, pero
había jugado con todas esas también. ¿Por qué no podía admitir
eso y dejarla en
paz de una vez por todas?
—Es malicioso
decir eso. Te estás convirtiendo en una perra. No pudiste
echar un polvo,
¿eh? Bueno, ¿quién te querría de todos modos? ¿Quién querría
cargar con una
minusválida?
—¡Fuera! ¡Fuera de
mi casa y no vuelvas! Llamaré a la policía esta tarde, y
si te acercas en
un radio de quinientos metros a mí o a la casa, haré que te arresten.
—Estás cometiendo
un gran error, Lali. Te lo advierto.
—Dije: fuera.
Oyó pasos que se
acercaban. Al parecer, su acalorada discusión atrajo la
atención de los
trabajadores.
—¡Te arrepentirás
de esto!— Michael le advirtió en un tono tan frío, que le
hizo helar la
sangre en sus venas. Ella podía percibir bastante maldad en él.
—¿Hay algún
problema, señorita Esposito?— La voz de Greg provenía de la
puerta.
Lali se tragó el
disgusto. —¿Puedes encargarte de que este hombre salga
de mi casa?
—No es necesario—,
la cortó Michael—me voy. Pero esto no se acaba aquí.
Cuando la puerta
se cerró detrás de su primo, dejó caer los hombros. Sus
peleas siempre
habían sido feas, pero ésta había sido la peor, lejos. Y había
confirmado por
ella misma lo que siempre había sospechado: Michael era malo por
dentro y por
fuera. Y no importaba cuántas oportunidades le diera, nada iba a
cambiar su curso
de acción. Él no se detendría ante nada para conseguir lo que
quería. Hoy,
después de su cita con el médico, ella iría a la policía y vería qué
podían hacer.
—¿Por qué no busco
a Alice para que le haga una taza de té? Jonathan
todavía está
haciendo compras para usted.
Lali asintió con
la cabeza. —Gracias, Greg.
Un momento
después, su esposa subió las escaleras. —Qué molesto. Ese
muchacho tiene un
poco de enojo en él. ¿Es su novio?
—Mi primo.
—No se puede
elegir la familia—, murmuró. —¿Quiere unas galletas?
Estarán listas en
pocos minutos.
Sólo ahora, Lali
notó el olor del alimento horneado penetrar a través de
la casa. Galletas
era justo lo que necesitaba ahora.
—¿Qué estás
mirando, Greg? ¿No tienes trabajo que hacer? —Alice
reprendió a su
marido.
—Nada, nada—,
murmuró. Lali lo sintió vacilar antes de salir arrastrando los pies de la
habitación.
***
Lali se sentó en
una de las salas de tratamiento del consultorio del Dr.
Zimmerman,
mientras Jonathan esperaba afuera en la zona de recepción. El
médico ya la había
examinado, hizo algunas pruebas, y luego se excusó para
consultar con uno
de sus colegas. Eso había sido hace diez minutos.
Cruzó las manos
sobre el regazo, observando cuán húmedas estaban las
palmas de sus
manos. Con cada minuto que pasaba, su nerviosismo aumentaba.
¿Por qué se tardaba
tanto? ¿No se daba cuenta de que esta espera era una tortura
para ella?
Después de todo lo
que había sucedido en los últimos días, necesitaba una
buena noticia. Una
verdadera buena noticia. La decepción volvió de nuevo en ella
cuando pensó en Peter.
Era un estafador, alguien que le puso una trampa. Toda su
ayuda, su bondad,
su preocupación, sólo había sido un acto para engatusarla en
forma lenta pero
segura. Y había caído en la trampa. Le había creído todo. De
hecho, había
creído que a él le importaba ella.
Pero era una
mentira.
Cuál había sido
exactamente su plan, probablemente nunca lo averiguaría,
pero estaba
convencida de que había estado allí para quitarle todo lo que tenía.
Como uno de esos
matrimonios estafadores de los que había oído hablar en la
televisión:
hombres, que pretendían enamorarse de las viudas ricas y luego les
quitaban todo su
dinero. ¿Y no había sido ella un blanco fácil? Prácticamente ciega,
sola y necesitada.
¿Qué artista de la estafa podría resistirse?
A pesar de la fea
lucha con Michael, había dicho una cosa que era cierta:
que necesitaba
ayuda. Y si bien Jonathan, su nuevo enfermero, era bueno en sus
responsabilidades,
no la iba a ayudar con la gestión de las renovaciones. ¿Y por qué
habría de hacerlo?
No era su trabajo.
Peter la había
consentido. Obviando que era un estafador, él realmente se
había encargado de
sus necesidades. Esos tres días que había pasado relajándose en
el jardín, le
habían ayudado a recargarse y renovar sus fuerzas. Y la forma en que
había manejado a
Charlie y se había asegurado de que corrigiera esas cosas que
había arruinado,
sin cobrarle extras, no habría sido capaz de lograrlo por su propia
cuenta.
Pero todo había
sido calculado. Él no lo había hecho porque le gustaba o se
preocupaba por
ella, sino porque quería algo de ella. Fue un error. Y Lali lo
sabía,
intelectualmente. Por desgracia, cuando escuchaba a su corazón, le decía que
Peter no era del
todo malo, que sus sentimientos hacia ella no eran falsos.
Cuando Peter le
había hecho el amor, había sentido exactamente eso:
amor. Una conexión
profunda, más que pasión o lujuria. Y la forma en que la
había abrazado la
noche después de que el ventilador se había venido abajo, ningún
hombre la había
sostenido así. Él se había preocupado de que le pasara algo. Ella lo
había sentido.
¿O era parte del
acto? ¿Habría él provocado esos accidentes para que ella en
su miedo lo
buscara? ¿Así podría interpretar al héroe y salvarla? Un escalofrío
recorrió todo su
cuerpo al pensarlo. No, ella no quería creerlo. Y, además, el
plomero y el
electricista no habían encontrado ningún tipo de falla en relación con
el ventilador, ni
en la ducha. Sus amigos lo habían confirmado. ¿Sus amigos? ¿Y si
le había mentido
para cubrirse? Podrían haber sido sus cómplices.
Su corazón latía rápidamente
marcándola cual tatuaje en su pecho. No, no
era bueno pensar
en todo eso y seguir obsesionándose con cosas que nunca sería
capaz de entender.
Tenía que tapar el pasado, cerrarlo y olvidarse de él. Había
hecho eso antes, y
podía volverlo a hacer.
Lali inspiró un
par de veces para estabilizarse, inhaló y exhaló el aire.
Esto pasaría,
olvidaría esa decepción al igual que había olvidado otras malas
experiencias. Ella
sería fuerte.
Para cuando la
puerta de la sala de examen se abrió y el Dr. Zimmerman
entró, Lali había
hecho a un lado todos los pensamientos negativos de su mente.
—Siento que haya
tomado tanto tiempo—, dijo y cerró la puerta detrás de
él.
Cuando se aclaró
la voz mientras se acercaba, Lali sintió su pecho
contraerse. Un mal
presentimiento se le ocurrió de la nada.
—Señorita Esposito,
he hablado con mi colega, el Dr. Norbert, y ambos hemos
llegado a la misma
conclusión—. Hizo una pausa. —No hay una manera fácil de
decir esto. Lo que
pude ver a través del lente hoy es, por desgracia, bastante
concluyente...
—Dr. Zimmerman,
por favor, sólo dígame cuánto tiempo me tomará sanar.
Si tarda más de lo
previsto en un primer momento, voy a lidiar con ello. Sólo deme
un marco de tiempo
para que pueda planificar—. Lali necesitaba una respuesta
firme. Si su
progreso era más lento que a primera vista, tendría que considerar el
contratar a otra
persona para supervisar las renovaciones.
Cuando el médico
le tomó la mano y la apretó, la adrenalina se disparó a
través de su
sistema. Algo no estaba bien.
—Lo siento, pero
la operación fue un fracaso. El tejido es demasiado frágil
para permitir la
reinserción de sus retinas. No está funcionando. Los bordes están
arruinados donde
se utilizó el láser. El líquido ha empezado a juntarse entre el
nervio óptico y las
retinas. Sólo acelerará el proceso.
—¿Qué proceso?— Lali
sintió su respiración salir en cortos jadeos.
—Señorita Esposito,
las retinas se están desprendiendo de nuevo. Las manchas
que ve en estos
momentos se harán más grandes y dentro de unas semanas, la poca
vista que tiene se
habrá ido para siempre.
Su mundo se
detuvo. Nada se movía. Lo único que podía oír era el sonido
de su corazón
latiendo. Fuerte, como un tambor en sus oídos. Cada latido era como
una pequeña
explosión. Y cada explosión la adormecía aún más.
Para siempre.
La palabra
resonaba en sus oídos.
Ciega para siempre.
Ella se agarró del
apoyabrazos, tratando de levantarse de su silla. Sus
movimientos fueron
automáticos, robóticos, un mero reflejo de su cuerpo. Se sentía
como si estuviera
parada junto a ella, viéndose cómo intentaba ponerse de pie con
las piernas
temblorosas. Como si fuera a cambiar algo. Huir de la sala de examen
no iba a cambiar
las noticias.
—…otra operación—,
penetró la voz del médico en las tinieblas de su
cabeza, —...sólo
un diez por ciento de posibilidades de tener éxito...
La habitación
empezó a girar a su alrededor, luego, una sombra la cubrió.
—Señorita Esposito—.
La voz del médico parecía consternada.
Sus rodillas se
doblaron, y todas sus fuerzas la abandonaron. Mientras la
oscuridad se
acercaba, ella luchó, pero perdió. Lo último que sintió fue el brazo del
doctor
sosteniéndola.
Continuara....
Pobre Lali :( ¿algo más le puede salir mal?
+ 16 y veremos como sigue esta historia
mas nove pobre lali
ResponderEliminarMas nove!
ResponderEliminarcada cap mejor!!!!
ResponderEliminarpobre Lali!!!!!!!!!!
ResponderEliminarespero que la nueva operacion ayude...
ResponderEliminarpero que vuelva con Peter!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarno se porque tengo la sensacion de que Peter la puede convertir en diosa cuando el vuelva a ser un dios
ResponderEliminarpara que asi se cure! espero mas!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmaaaaaas
ResponderEliminaray no....y ahora??? peter tiene que volver si o si
ResponderEliminarnooo por diosss, no tiene que pensar eso de el :'( nooooo pobrecitaaaa va a quedar ciega ojala haya algo que pueda hacer Peter para sanarla! ♥ @LuciaVega14
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