sábado, 11 de mayo de 2013

Capítulo 42:





Peter se frotó el puente de la nariz con los dedos. Apenas había dormido
porque había estado demasiado preocupado de que algo más le pasara a Lali.


Quería protegerla… no sabía por qué. En lugar de hacer el amor con ella de nuevo
cuando la había llevado a su propia cama después de que el ventilador de techo se
había estrellado en la suya, simplemente la había tenido en sus brazos toda la
noche. ¿Cuándo le había sucedido eso alguna vez? Esto no era como él. Cuando
pasaba tiempo en la cama con una mujer, estaba allí para tener sexo, puro y simple.

¿Y qué había hecho él? ¡La había abrazado! Era mejor que sus amigos no
escucharan eso, o se burlarían de él.

Por extraño que pareciera, él quería hacerlo de nuevo. Quería pasar la noche
siguiente con Lali en sus brazos, abrazándola, consolándola. Algo andaba muy
mal con él, al no contar con sus poderes divinos.

Peter volvió su atención a Hermes y al plomero que había traído para ver la
ducha. Después de perder el tiempo con los grifos, el hombre había desarmado todo
y miró hacia adentro. Entonces inspeccionó la puerta de la ducha. Unos pocos
gruñidos y balbuceos más tarde, el fontanero le había dado su veredicto.

—¿Está seguro?—, preguntó Peter.

El hombre puso sus puños en las caderas. —Claro que estoy seguro. ¿Quiere
decirle a la señora, o se lo digo yo?

Peter cerró los ojos. Ya el electricista, otro amigo de Hermes, había
revisado el ventilador del techo y tenía ya su evaluación. Y ahora esto. —Yo se lo
diré—. Él asintió con la cabeza hacia Hermes, enviando a uno de los trabajadores
por ella.

—¿Qué vas a hacer ahora?— Hermes le preguntó mientras esperaban. Por
suerte, su amigo había tenido el buen sentido de usar unos pantalones cargo que
escondían las alas de sus sandalias. A pesar de que verlo con sandalias, se veía más
bien ridículo.

—¿Qué puedo hacer? Ella me necesita más que nunca.

—¿Así que te gusta?

Peter miró hacia otro lado. —No es tu maldito asunto.

Hermes, simplemente se encogió de hombros y continuó: —Viendo que ella
no fue capaz de dormir en su propia cama ayer por la noche, ¿llegaste a tener
alguna acción?

Peter agarró a Hermes por su camisa antes de que el dios mensajero
pudiera reaccionar. —¿Qué parte de no es tu maldito asunto, tengo que traducirte al
griego?

—Peter—, se oyó la voz de Lali desde la puerta.

Al instante quitó su mano de Hermes y se acercó a ella, tomándola de la
mano con la suya. —Ven, Lali.

—¿Han mirado todo?

Peter asintió con la cabeza. —Sí. El plomero ha revisado la ducha, y el
electricista desarmó el ventilador—. Vaciló.

—¿Y?— Peter sintió su ansiosa energía. Miró a Hermes, y luego al
plomero, sin encontrar la forma de decírselo.

—No hay nada malo en la ducha—, espetó el plomero. ¿Acaso no habían
acordado que Peter le diría la inesperada noticia?

—Pero…

—No pude encontrar nada malo—, continuó el hombre. —Sí, claro, los
grifos están un poco duros, pero creo que sólo entró en pánico.

Un gesto se extendió por el rostro de Lali. —¿Y la puerta? No podía
abrirla—. Le apretó más la mano de Peter.

—Un poco pegajoso, claro. Ajustaré las bisagras un poco para usted.

—Peter—, le suplicó, —dile que tuviste problemas para abrir la puerta
también. Díselo.

—Ya se lo dije.

—Lo siento—, dijo el fontanero de nuevo, —pero no pude encontrar nada
malo en la puerta.

Peter, vio cómo el rostro de Lali cambió. Una mirada angustiada brilló
en su rostro. —¿Y el ventilador?

Hermes se aclaró la voz. —El electricista no pudo encontrar nada fuera de
lugar con el ventilador tampoco. Piensa que sólo fue un accidente.

—¿Pero no le mostraste las aspas, Peter? Eran de metal y estaban pintadas
para parecer madera. Eso no puede ser correcto—. Su tono suplicante se filtró por
debajo de la piel de Peter, y se maldijo por plantar preocupación en ella la noche
anterior.

—Estaba equivocado. Tal vez fue por el susto de anoche, y no me fijé bien,
pero eran de madera. Era tu viejo ventilador, no uno nuevo—. Peter trató de
deshacerse de su malestar por la situación. Él mismo había pensado lo contrario, la
noche anterior. Había estado convencido de que el ventilador era completamente
nuevo y estaba hecho de metal. Cómo podría haber cometido tal error, sólo pudo
haber sido el resultado de su estado drogado de amor… no, drogado de lujuria.

Apartó a Lali lejos del plomero y de Hermes, sintiendo la necesidad de
privacidad. —Lali, ambos estábamos ocupados con otras cosas anoche—, le
susurró, sólo para que ella lo oyera. —Creo que ninguno de los dos estábamos
pensando con claridad. Ambos perdimos los estribos. Los accidentes ocurren, y con
todo el trabajo que se está realizando en la casa, algunas cosas van a salir mal—.

Estaba tratando no sólo de convencerla, sino también a sí mismo. Algo todavía se
sentía mal al respecto, pero no podía darse cuenta de qué. No había manera de
disputar sus hallazgos o falta de ellos, sin llamar al plomero y al electricista,
incompetentes.

—Sin embargo, ayer por la noche, tú estabas allí. Viste lo que pasó—.

Parecía a punto de llorar, y le desgarraba el corazón. Él la tomó en sus brazos, pero
un momento después ella se alejó. —Crees que estoy histérica, ¿no?

Él no sabía cómo responderle. El pensamiento nunca había pasado por su
cabeza. En su lugar, se preguntaba si él mismo se estaba volviendo loco, teniendo
en cuenta que había juzgado mal los acontecimientos de anoche. Antes de que
pudiera encontrar las palabras para explicarle esto, ella salió de la habitación.

—¡Lali!— Pero ella no se detuvo y continuó caminando.

Quería correr tras ella, pero Hermes puso su mano sobre el antebrazo.

 —Espera. En el estado de ánimo en que está, ella no te escuchará de todos modos.

—¿Desde cuándo sabes algo acerca de las mujeres?— Disparó Peter, no
enojado con Hermes, sino consigo mismo.

—No hay necesidad de insultarme. Sólo estoy tratando de ayudar.

—¿Ah, sí? Bueno, si estás realmente tratando de ayudar, entonces ¿por qué
no tratas de averiguar por qué tuve problemas para cerrar la llave del agua que
estaba demasiado caliente, y por qué fue difícil abrir la puerta de la ducha? Y
mientras estás en eso, dime por qué pensé anoche que el ventilador cayó por sí solo
y por qué las aspas se sentían como si fueran de metal, no de madera.

Sin esperar la respuesta de Hermes, se fue detrás de Lali.

Cuando la alcanzó, la encontró en el pasillo del segundo piso, mientras un
hombre negro joven subía las escaleras. —¿Señorita Esposito?—, preguntó.

Peter miró al hombre y lo reconoció. Oh, maldita sea, la mierda estaba a
punto de salpicar. Y él estaba de pie justo en frente de ella.

Continuara....

Me suena que se pudre todo ¿ustedes que piensan?

+ 16 y otro! 

17 comentarios:

  1. NO!! que pasará ahora?? Más!!

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  2. Ay no voy a poder estar en la maraton, si esta lo es :(( Pero mañana esperi poder leer los capitulos que vas a subir hoy :)
    Besos

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  3. QUE NO SE PUDRA NADA!!! mierda, es el de la agencia no?

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  4. que bronca loco!!!! justo cuando las cosas salen bien! u.u

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  5. que ira a pasar!! quiero mas!! mas mas! quiero el otro!!!!

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  6. no te la puedo el enfermero ?? JODEME

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  7. AHHHHHHHHHHHH nono no me jodass ahora no por favor, o es el enfermero o es Orion :| fiowfjrill NOOOO @LuciaVega14

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)