Peter se frotó el
puente de la nariz con los dedos. Apenas había dormido
porque había
estado demasiado preocupado de que algo más le pasara a Lali.
Quería protegerla…
no sabía por qué. En lugar de hacer el amor con ella de nuevo
cuando la había
llevado a su propia cama después de que el ventilador de techo se
había estrellado
en la suya, simplemente la había tenido en sus brazos toda la
noche. ¿Cuándo le
había sucedido eso alguna vez? Esto no era como él. Cuando
pasaba tiempo en
la cama con una mujer, estaba allí para tener sexo, puro y simple.
¿Y qué había hecho
él? ¡La había abrazado! Era mejor que sus amigos no
escucharan eso, o
se burlarían de él.
Por extraño que
pareciera, él quería hacerlo de nuevo. Quería pasar la noche
siguiente con Lali
en sus brazos, abrazándola, consolándola. Algo andaba muy
mal con él, al no
contar con sus poderes divinos.
Peter volvió su
atención a Hermes y al plomero que había traído para ver la
ducha. Después de
perder el tiempo con los grifos, el hombre había desarmado todo
y miró hacia
adentro. Entonces inspeccionó la puerta de la ducha. Unos pocos
gruñidos y
balbuceos más tarde, el fontanero le había dado su veredicto.
—¿Está seguro?—,
preguntó Peter.
El hombre puso sus
puños en las caderas. —Claro que estoy seguro. ¿Quiere
decirle a la
señora, o se lo digo yo?
Peter cerró los
ojos. Ya el electricista, otro amigo de Hermes, había
revisado el
ventilador del techo y tenía ya su evaluación. Y ahora esto. —Yo se lo
diré—. Él asintió
con la cabeza hacia Hermes, enviando a uno de los trabajadores
por ella.
—¿Qué vas a hacer
ahora?— Hermes le preguntó mientras esperaban. Por
suerte, su amigo
había tenido el buen sentido de usar unos pantalones cargo que
escondían las alas
de sus sandalias. A pesar de que verlo con sandalias, se veía más
bien ridículo.
—¿Qué puedo hacer?
Ella me necesita más que nunca.
—¿Así que te
gusta?
Peter miró hacia
otro lado. —No es tu maldito asunto.
Hermes,
simplemente se encogió de hombros y continuó: —Viendo que ella
no fue capaz de
dormir en su propia cama ayer por la noche, ¿llegaste a tener
alguna acción?
Peter agarró a
Hermes por su camisa antes de que el dios mensajero
pudiera
reaccionar. —¿Qué parte de no es tu maldito
asunto, tengo que traducirte al
griego?
—Peter—, se oyó la
voz de Lali desde la puerta.
Al instante quitó
su mano de Hermes y se acercó a ella, tomándola de la
mano con la suya.
—Ven, Lali.
—¿Han mirado todo?
Peter asintió con
la cabeza. —Sí. El plomero ha revisado la ducha, y el
electricista
desarmó el ventilador—. Vaciló.
—¿Y?— Peter sintió
su ansiosa energía. Miró a Hermes, y luego al
plomero, sin
encontrar la forma de decírselo.
—No hay nada malo
en la ducha—, espetó el plomero. ¿Acaso no habían
acordado que Peter
le diría la inesperada noticia?
—Pero…
—No pude encontrar
nada malo—, continuó el hombre. —Sí, claro, los
grifos están un
poco duros, pero creo que sólo entró en pánico.
Un gesto se
extendió por el rostro de Lali. —¿Y la puerta? No podía
abrirla—. Le
apretó más la mano de Peter.
—Un poco pegajoso,
claro. Ajustaré las bisagras un poco para usted.
—Peter—, le
suplicó, —dile que tuviste problemas para abrir la puerta
también. Díselo.
—Ya se lo dije.
—Lo siento—, dijo
el fontanero de nuevo, —pero no pude encontrar nada
malo en la puerta.
Peter, vio cómo el
rostro de Lali cambió. Una mirada angustiada brilló
en su rostro. —¿Y
el ventilador?
Hermes se aclaró
la voz. —El electricista no pudo encontrar nada fuera de
lugar con el
ventilador tampoco. Piensa que sólo fue un accidente.
—¿Pero no le
mostraste las aspas, Peter? Eran de metal y estaban pintadas
para parecer
madera. Eso no puede ser correcto—. Su tono suplicante se filtró por
debajo de la piel
de Peter, y se maldijo por plantar preocupación en ella la noche
anterior.
—Estaba
equivocado. Tal vez fue por el susto de anoche, y no me fijé bien,
pero eran de
madera. Era tu viejo ventilador, no uno nuevo—. Peter trató de
deshacerse de su
malestar por la situación. Él mismo había pensado lo contrario, la
noche anterior.
Había estado convencido de que el ventilador era completamente
nuevo y estaba
hecho de metal. Cómo podría haber cometido tal error, sólo pudo
haber sido el
resultado de su estado drogado de amor… no, drogado de lujuria.
Apartó a Lali
lejos del plomero y de Hermes, sintiendo la necesidad de
privacidad. —Lali,
ambos estábamos ocupados con otras cosas anoche—, le
susurró, sólo para
que ella lo oyera. —Creo que ninguno de los dos estábamos
pensando con
claridad. Ambos perdimos los estribos. Los accidentes ocurren, y con
todo el trabajo
que se está realizando en la casa, algunas cosas van a salir mal—.
Estaba tratando no
sólo de convencerla, sino también a sí mismo. Algo todavía se
sentía mal al
respecto, pero no podía darse cuenta de qué. No había manera de
disputar sus
hallazgos o falta de ellos, sin llamar al plomero y al electricista,
incompetentes.
—Sin embargo, ayer
por la noche, tú estabas allí. Viste lo que pasó—.
Parecía a punto de
llorar, y le desgarraba el corazón. Él la tomó en sus brazos, pero
un momento después
ella se alejó. —Crees que estoy histérica, ¿no?
Él no sabía cómo
responderle. El pensamiento nunca había pasado por su
cabeza. En su
lugar, se preguntaba si él mismo se estaba volviendo loco, teniendo
en cuenta que
había juzgado mal los acontecimientos de anoche. Antes de que
pudiera encontrar
las palabras para explicarle esto, ella salió de la habitación.
—¡Lali!— Pero ella
no se detuvo y continuó caminando.
Quería correr tras
ella, pero Hermes puso su mano sobre el antebrazo.
—Espera. En el estado de ánimo en que está,
ella no te escuchará de todos modos.
—¿Desde cuándo
sabes algo acerca de las mujeres?— Disparó Peter, no
enojado con
Hermes, sino consigo mismo.
—No hay necesidad
de insultarme. Sólo estoy tratando de ayudar.
—¿Ah, sí? Bueno,
si estás realmente tratando de ayudar, entonces ¿por qué
no tratas de
averiguar por qué tuve problemas para cerrar la llave del agua que
estaba demasiado
caliente, y por qué fue difícil abrir la puerta de la ducha? Y
mientras estás en
eso, dime por qué pensé anoche que el ventilador cayó por sí solo
y por qué las
aspas se sentían como si fueran de metal, no de madera.
Sin esperar la
respuesta de Hermes, se fue detrás de Lali.
Cuando la alcanzó,
la encontró en el pasillo del segundo piso, mientras un
hombre negro joven
subía las escaleras. —¿Señorita Esposito?—, preguntó.
Peter miró al
hombre y lo reconoció. Oh, maldita sea, la mierda estaba a
punto de salpicar.
Y él estaba de pie justo en frente de ella.
Continuara....
Me suena que se pudre todo ¿ustedes que piensan?
+ 16 y otro!
NO!! que pasará ahora?? Más!!
ResponderEliminarAy no voy a poder estar en la maraton, si esta lo es :(( Pero mañana esperi poder leer los capitulos que vas a subir hoy :)
ResponderEliminarBesos
HAY NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
ResponderEliminarQUE NO SE PUDRA NADA!!! mierda, es el de la agencia no?
ResponderEliminarque bronca loco!!!! justo cuando las cosas salen bien! u.u
ResponderEliminarque ira a pasar!! quiero mas!! mas mas! quiero el otro!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmasssssss
ResponderEliminarme encanto el cap!
ResponderEliminarMaso.
ResponderEliminarMaaaadssssss
no te la puedo el enfermero ?? JODEME
ResponderEliminarAHHHHHHHHHHHH nono no me jodass ahora no por favor, o es el enfermero o es Orion :| fiowfjrill NOOOO @LuciaVega14
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