Lali se acurrucó junto a él, ronroneaba
como un gato que acababa de comer hasta llenarse. Conmocionado, el brazo de Peter
la rodeó mientras ella ponía su cabeza en el hueco de su cuello. En sus brazos,
había tenido el orgasmo más increíble de su vida, y en lugar de sentirse
satisfecho y saciado, se sentía preso del pánico. La había llamado mi amor.
¿Qué diablos se le había metido?
martes, 28 de mayo de 2013
lunes, 27 de mayo de 2013
Capítulo 3:
Peter apenas pudo contenerse durante la
cena. El beso en el callejón oscuro lo había dejado incluso más caliente de lo
que había estado en el momento en que había llegado a la puerta de Lali. Se
había prometido a sí mismo mostrarse tranquilo esta noche, prodigarle elogios,
ya sean en serio o no, y hacerse al suave seductor. Pero no, ese plan no estaba
funcionando muy bien: se estaba comportando como un joven de dieciséis años de
edad, en su primera cita, charlando sobre cosas estúpidas, diciendo comentarios
poco sofisticados, y besándola como un hombre muerto de sed. ¡No había mucha
sofisticación en eso!
viernes, 24 de mayo de 2013
sábado, 18 de mayo de 2013
Argumento:
Cuando el dios del vino y el éxtasis, Peter,
cruelmente dejó a la mortal Lali, su última conquista, la diosa Hera había tenido
suficiente. Ella privó a Peter de su memoria para darle una lección de humildad.
miércoles, 15 de mayo de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
Capítulo 59:
—Entonces, ¿esta
es la mujer de quien se trata todo el alboroto?— Zeus dejó
que su mirada se
paseara sobre Lali. Peter instintivamente tiró de ella hacia él.
Capítulo 58:
Antes de que
pudiera darse vuelta para mirarlo, él estaba detrás de ella, sus
manos sujetando
firmemente sus hombros, para evitar que se diera vuelta. —No,
no me mires.
Tenemos que hablar primero.
Capítulo 55:
Lali se acurrucó
más en las tibias sábanas. Todo su cuerpo zumbaba
agradablemente con
las secuelas de hacer el amor con Peter.
Capítulo 54:
Peter sintió una
mano sobre su hombro, sacudiéndolo suavemente. ¿Lali
estaba tratando de
despertarlo para hacer el amor otra vez? Francamente, él no lo objetaría.
Capítulo 51:
Peter no podía
creer lo que oía. ¿Ella pensaba que estaba loco? ¿Listo para
el manicomio? —Lali,
no me estoy imaginando esto. Yo soy un dios, y Poseidón
es mi padre.
lunes, 13 de mayo de 2013
Capítulo 50:
Lali oyó los pasos
en la escalera y se sentó delante en el sofá. La persona
vaciló en el
pasillo antes de entrar en la sala de estar. Ella vio el contorno de su
figura, alto y
ancho. Su forma de andar mientras se acercaba, le era familiar. A
pesar de su mala
vista, lo reconoció al instante.
domingo, 12 de mayo de 2013
Capítulo 48:
Peter se aferró a
los hombros de Hermes mientras navegaban por el aire,
impulsado por las
sandalias con alas de Hermes. Las nubes habían oscurecido el
cielo y el sol se
había ocultado. Volaron en medio de la tormenta que había tocado
tierra al
anochecer. La lluvia los empapó en cuestión de segundos. El mal tiempo
hizo que fuera
poco probable que pudieran ser detectados por mortales. Nadie
estaría afuera en
esa tormenta.
Capítulo 47:
Peter tocó el
borde liso de la barandilla que quedaba. No se había roto,
simplemente debido
a su desgaste, no, había sido cortada limpiamente a través del
barrote. Tan
pronto como alguien se inclinara en contra de ella y pusiera cualquier
tipo de peso en
ella, se rompería de inmediato. Estos eran demasiados accidentes.
sábado, 11 de mayo de 2013
Capítulo 46:
Peter puso su pie
entre la puerta y el marco antes de que Jonathan, el nuevo
enfermero de Lali,
pudiera cerrar la puerta en sus narices.
Capítulo 44:
—Te dije que era
un gigoló, pero no quisiste escucharme, ¿verdad?— La voz
de Michael
crispaba sus nervios. ¿Cuánto tiempo más iba a hurgar en sus heridas
antes de que él
estuviera convencido de que ya había hecho suficiente daño como
para hacer que se
sintiera aún peor de lo que ya lo estaba?
Capítulo 42:
Peter se frotó el
puente de la nariz con los dedos. Apenas había dormido
porque había
estado demasiado preocupado de que algo más le pasara a Lali.
jueves, 9 de mayo de 2013
Capítulo 40:
Peter dejó
descansar su cabeza sobre la almohada en la cama de Lali,
ella dormía en sus
brazos. Su cabeza descansaba sobre sus bíceps que la acunaban.
miércoles, 8 de mayo de 2013
Capítulo 39:
Lali se acurrucó
con los pies metidos debajo, sentándose en el sofá de la
sala, vestida sólo
con su bata de baño. Vio la silueta de Peter desaparecer de la
habitación
mientras se llevaba los platos vacíos a la cocina.
jueves, 2 de mayo de 2013
Capítulo 37:
Se apartó de la puerta, y un momento después
dio una patada contra el
cerrojo. Dos
patadas, y la débil puerta se abrió. Se encontró con una pared de vapor
caliente. Apenas
podía ver a través del espeso vapor.
Capítulo 36:
A medida que los
trabajadores se iban uno por uno, Peter entró en la
cocina y abrió el
refrigerador. Quería cocinarle a Lali una agradable cena.
Capítulo 35:
Lali no quería
despertarse. Por una vez, ella sólo quería enterrarse en la
cama y pretender
que el mundo exterior no existía. Su noche no había estado bien.
Capítulo 34:
En algún punto, él
y Lali tendrían que tener una conversación adecuada,
pero mientras
tanto Peter tenía que practicar su discurso acerca de qué decirle,
cómo convencerla
de que no importaba que las cosas se estuvieran desarrollando
rápidamente entre
ellos.
Lo que él quería
de ella era muy simple: su amor. Por una razón, y por una
sola razón: para
que él pudiera regresar a casa.
Mentiroso.
Peter cerró la
puerta de su dormitorio y tomó el control remoto de la
televisión. La
encendió y no se molestó en cambiar el canal del aburrido programa
de noticias que
había visto la noche anterior para poder dormirse.
¿Y qué si estaba
mintiéndose a sí mismo acerca del por qué quería que
Lali lo amara? No
era que alguien se fuese a dar cuenta. De seguro él no lo
divulgaría cuando
estuviera de regreso en casa. Mantendría ese secreto en los
oscuros recovecos
de su mente, para nunca volver a ver la luz del día.
Peter se dejó caer
sobre la cama. Sus manos se fueron por encima de su
cabeza para tocar
la pared. Ella estaba allí, al otro lado de la misma.
Lali. Por los
dioses, cómo lo movía esa mujer. La forma en cómo lo
había besado,
apretándose contra él, como si ella nunca quisiera dejarlo ir, lo había
devorado. Y el
sabor de sus dulces labios, el tacto suave de su lengua, el olor de su
excitación. No, no
se le había escapado. Nada sobre ella se le había escapado: el
calor de su piel,
su ritmo cardíaco acelerado, su voz sin aliento. Sabía que le
causaba un efecto.
Peter suspiró y
cerró los ojos. Él quería su amor, no para regresar a casa,
sino para sí
mismo. Si eso significaba que era egoísta, que así fuera.
—...y ahora el
tiempo, — dijo la mujer del canal de noticias. —Una
tormenta está
formándose en la costa este. — Él escuchó y se quedó mirando la
pantalla del
televisor. —Se espera que afecte a los estados hasta el norte de Rhode
Island y hasta el
sur de Florida. El Servicio Meteorológico Nacional no ha
publicado ninguna
predicción precisa en cuanto a la fuerza y la dirección de la
tormenta, pero
están diciendo que será una grande. Deberíamos saber más en los
próximos tres o
cuatro días. En este momento, la tormenta está todavía muy lejos
sobre el
Atlántico. Vamos contigo, Jim.
Peter se levantó
de un salto. —¡Mierda!
Ese era su
trabajo. Con sus poderes, él sería el único que podría desviar la
tormenta. Si bien
su padre era el dios gobernante supremo de todos los mares, una
vez que había
transferido el poder de tranquilizar las tormentas a Peter, Poseidón
no podría
intervenir. Sólo él, Peter, podría retornar de nuevo el poder
voluntariamente,
pero dado que él no poseía actualmente el control, no había nada
que pudiera hacer.
Sólo Zeus era lo suficientemente fuerte como para robar a otros
dioses sus
respectivos poderes.
Peter maldijo. Los
mortales sufrirían, estarían heridos, incluso morirían,
porque no podía
hacer lo que debía hacer. Por milenios la experiencia con las
tormentas de Peter,
le había enseñado a no subestimar las advertencias del
Servicio
Meteorológico. Había visto ese patrón exacto de las tormentas muchas
veces antes. Y en
cada oportunidad, había provocado devastación. Incluso sin sus
poderes, él sabía
eso.
¿Habría pensado
Zeus en esto cuando lo había castigado? ¿Habría tenido en
cuenta lo que esto
le haría al mundo mortal?
Peter se paseaba
frenéticamente. Tenía que hacer algo. No podía permitir
que la tormenta
tocara tierra y devastara las ciudades costeras. Por más insensible
que fuera en
cuanto a sus relaciones con las mujeres, cuando se trataba de sus
deberes como un
dios, era serio.
Y si eso
significaba arrastrarse ante su padre en busca de ayuda, entonces
eso era lo que iba
a hacer. Sabiendo que Poseidón no era de los que venían a tierra
firme, la única
forma de que Peter pudiera hablar con él, sería en el mar.
Unos minutos más
tarde, Peter cerró la puerta detrás de él, teniendo
cuidado de no
hacer ruido. No quería que Lali notara que salía de la casa. No le
gustaba la idea de
dejarla sola, pero no tenía otra opción.
Miró hacia ambos
costados de la calle desierta antes de cruzar, protegido por
la oscuridad y una
luz quemada. En el rompeolas, se despojó de su camisa,
pantalones y
zapatos y los dejó junto a la baranda que protegía a las personas de
caer en el mar.
Con otra mirada
hacia ambos lados de la calle, Peter se zambulló en el
agua. Mientras las
olas se apoderaban de él, disfrutaba de la sensación del agua
acariciando su
piel desnuda. Con brazadas largas y seguras iba cortando a través de
la corriente
submarina, antes de que su cabeza emergiera a la superficie.
Sin esfuerzo, nadó
en dirección a Fort Sumter. Era lo suficientemente lejos
para que su padre
viniera y se reuniera con él. El agua era su elemento, y por
primera vez en las
últimas semanas, Peter se sentía a gusto. Lo único diferente era
que en lugar de
que la parte inferior de su cuerpo se transformara en la de un pez,
permaneció
completamente humano. Si hubiera tenido sus poderes divinos, habría
sido capaz de usar
su mono-aleta y nadar más rápido. Pero no le importaba. Nadar
lo relajaba, y su
cuerpo estaba en piloto automático, mientras que sus pensamientos
regresaban a Lali.
A Peter le tomó
menos de una hora nadar a la pequeña isla en la que se
encontraba el
antiguo fuerte. Llegó a tierra y se apoyó en las grandes rocas que
rodeaban la isla.
—¡Padre! Te
necesito, — le gritó en la noche.
No tuvo que
esperar mucho tiempo. Al cabo de un cuarto de hora, una gran
ola barrió la
costa y con ella, Poseidón hizo su aparición. Se dejó caer junto a
Peter en las
rocas.
—Hace mucho que no
nos veíamos, hijo.
Peter asintió con
la cabeza a su padre. La mitad inferior de su padre era la
de un pez,
escamas, aletas y todo.
—¿Cómo está mamá?
—Ella te echa de
menos. Es la primera vez que no tiene un hijo viviendo en
casa… por lo que
me da su cuidado maternal a mí. Se vuelve irritante a veces.
Peter se echó a
reír. —Admítelo, te gusta.
Poseidón le dio
una sonrisa tímida. —No le digas eso, o no terminará más. Mientras yo me queje
de ello, ella está feliz.
Peter miró hacia
el mar abierto. —Una tormenta se está preparando.
—Lo sé. ¿Qué
piensas hacer al respecto?
—Por eso te he
llamado. Necesito tu ayuda. Es necesario que convenzas a
Zeus que me
retorne mis poderes.— Se quedó mirando a su padre, sabiendo que
tenía que
convencerlo de que él hablaba en serio si quería alguna ayuda.
Poseidón, meneó la
cabeza. —Lo siento, hijo, pero tengo las manos atadas.
Zeus y yo tenemos
un acuerdo. No habrá interferencias de mi parte, o el castigo
será permanente.
La respiración de Peter
se detuvo. —¿Permanente? ¿Cómo puede hacer
eso? Las vidas de
personas inocentes están en juego. Si no calmo la tormenta, la
gente morirá.
—Lo sé, Peter, lo
sé. Sabes que es tu deber, y por eso tengo toda la
confianza en que
pasarás el desafío de Zeus y recobrarás tus poderes. Puedes
hacerlo.
—Padre, no he
venido para que me des un discurso motivacional. Vine en
busca de ayuda, —
protestó Peter.
—Esta es toda la
ayuda que puedo darte: el consejo de un padre a un hijo.
Peter se pasó las
manos por el pelo. ¿Debería confesarle a su padre cuán
lejos estaba de su
meta, cuán seria había sido la complicación con la que había
lidiado sólo unas
horas antes, cuando Lali lo había rechazado porque su
confianza en él se
veía afectada?
—¿En qué piensas?—
La tranquila voz de su padre lo calmó.
—No estoy seguro
de que tenga éxito,— admitió. —Ella me está
rechazando.
Poseidón puso su
mano sobre el hombro de su hijo. —Háblame de ella.
Peter miró a su
padre y sonrió de repente. —Su nombre es Lali. Y ella es
exquisita,
hermosa, fuerte, y la cosa más dulce que he tenido en mis brazos.
—Te gusta.
—Sí, pero no te
hagas ilusiones. Esto es sólo para la causa, para conseguir
recuperar mis
poderes. Una vez que los vuelva a tener, estaré de regreso en casa, y
me olvidaré de
ella.— Peter sabía que estaba mintiendo. ¿Cómo iba a olvidarla
cuando lo único
que podía pensar día y noche era en su hermoso rostro, su dulce
olor, y su piel
suave?
—Por supuesto.—
¿Estaba su padre burlándose de él? Peter le lanzó una
mirada molesta,
pero Poseidón solamente se rio entre dientes. —Entonces, ¿cuál es
el problema con
ella?
Peter se apoyó
contra la roca mojada y miró las estrellas. —Ella no cree
que sólo tengo los
mejores intereses.
—¿Los tienes?
—¿Tener qué?
—¿Los mejores
intereses para ella?
Peter resopló.
—Por supuesto que los tengo. Me ocupo de ella.
Poseidón levantó
una ceja. —Te ocupas de ella, ¿cómo?
—Ella está ciega.
Fue un accidente, — explicó. —Es una larga historia. Ella
necesita ayuda en
la casa. Yo le ayudo. — Y estaba muy orgulloso de sí mismo por
todas las cosas
que hacía por ella.
—Eso es bueno. Así
que ¿por qué no puede confiar en ti?
Peter se encogió
de hombros, aunque él sospechaba la razón. Él se acercaba
demasiado fuerte,
demasiado rápido. Ella no estaba lista. Pero no tenía tiempo, y
ciertamente no
ahora con la tormenta que se avecinaba. En todo caso, tenía que
moverse más rápido
para alcanzar su meta.
—Ella piensa que
mis intenciones no son honorables.
—Eso es tal vez
porque no lo son.
—¿Qué estás
diciendo?— La ira se alzó en el pecho de Peter.
—Todo lo que
quieres de ella es tu boleto de regreso. Todo lo que quieres es
tomar algo de
ella, sin dar nada a cambio. Una mujer puede sentir eso.
Peter miró
fijamente a su padre. —Yo no estoy tomando nada de ella. No
estoy interesado
en sus posesiones. Todo lo que quiero de ella es su amor, así podré
irme a casa.
—Si quieres que te
amé, tienes que dar primero.
—¿Darle qué?
—No sé, hijo, pero
tiene que ser algo que ella valore mucho, algo que sea
importante para
ella, no para ti. El amor se trata de dar y no exigir nada a cambio.
—Pero sabes tan
bien como yo, que necesito que me quiera para poder
volver a casa.
Poseidón, meneó la
cabeza. —Tienes que olvidarte de eso durante un
tiempo. Tus
propias necesidades y deseos no importan. Sólo si puedes caminar en
sus zapatos y
darle lo que ella quiere, finalmente conseguirás lo que necesitas. Es
así de simple.
—No suena simple.
—Eso es porque
sólo piensas en ti mismo. Pon tu propio ego a un lado y…
—¿Mi ego?— Rompió Peter.
—No se trata de mi ego.
—Siempre se ha
tratado de tu ego, con cuántas mujeres puedes dormir,
cuántas inocentes
puedes seducir, qué tanto más deseable eres que tu hermano.
A Peter no le
gustaba oír la verdad de la boca de su padre. Dolía. Y su
padre no había
terminado con el discurso.
—Nunca vas a
crecer como hombre si no puedes poner tus propias
necesidades a un
lado y realmente mirar a otra persona y encontrar lo que quiere.
Cada hombre tiene
que aprenderlo tarde o temprano, de lo contrario, nunca
encontrará su
hogar.
—Tonterías, yo sé
exactamente dónde está mi hogar.
—¿Lo sabes, hijo?
El hogar no es un lugar, Peter, es un estado de ánimo. Y
sólo cuando te des
cuenta de eso, encontrarás el camino que te llevará allí. Mientras
tanto, no eres más
que un barco perdido ignorando el faro para guiarse hasta allí.
—Y ¿qué debo hacer
para encontrar ese faro?
Poseidón le guiñó
un ojo. —Yo diría que ya lo has encontrado… y si me
permites usar tus
propias palabras: Ella es la cosa más dulce que hayas tenido entre
tus brazos.
—¿Lali?
—Sí, ella te
guiará a casa, pero primero tienes que darle lo que necesita.
—¿Y la tormenta?
—Olvídate de la
tormenta. Sólo piensa en ella.
Peter suspiró.
Pensar en ella era fácil, porque se trataba de algo natural en
él. Olvidarse de
la tormenta era la parte difícil.
—Y, hijo…
Peter levantó la
vista.
—…haz lo que tu
corazón te diga que hagas.
Y con un salpicón,
su padre se sumergió de nuevo en el océano. El agua se
lo tragó, y se
fue.
¿Seguir a su
corazón? Si seguía su corazón como su padre le aconsejaba, iría
a Lali ahora, la
tomaría en sus brazos y le haría el amor toda la noche. Y todas
las noches a
partir de entonces. Pero entonces lo único que conseguiría sería su
cuerpo, cuando lo
que realmente quería era su corazón, su mente y su confianza.
No, tenía que
controlar su impulso sexual.
—Hermes, — lo
llamó con un grito en la noche. —Hermes, ven a casa.
Tenemos que
hablar.
Continuara....
+ 15!
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