Capítulo 25:

—¡No podemos dejarla ir! —dijo Juan.
Peter permanecía donde lo dejó Mariana, con los ojos en la puerta.
Thiago se pasó la mano por el pelo, preguntándose que demonios han hecho.
—No confío en aquel bastardo. Voto que bajemos la montaña y nos quedemos vigilando las cosas. Si Mariana nos necesita, iremos. Será mejor que quedarnos sentados aquí.
Juan asintió.
Thiago miró a Peter, que aún no se movía.
—¿Vienes con nosotros?
—Se fue —dijo con voz cansada—. ¿Cómo sabremos que quiere volver?
Aunque la declaración de Peter enojó a Thiago, supo que expresaba sus miedos.
—Se fue para protegernos —dijo Juan—. Y es nuestro deber protegerla.
—Vamos. Estamos perdiendo el tiempo —dijo Thiago. No tenía ningún deseo de arbitrar una pelea entre sus hermanos menores.

***
Mariana y Maria viajaron en silencio hasta la ciudad. Maria paró delante de un edificio de madera, pequeño, que alojaba la oficina del sheriff. Mariana se tensó. Su corazón se disparó. El BMW de Pablo estaba aparcado a pocos metros.
—No me dijiste que él estaría aquí —protestó, mirando a Maria con ojos furiosos.
Maria se encogió los hombros.
—Es tu esposo. ¿En qué otro lugar estaría? Está enfermo de preocupación por su culpa.
—No sabes nada sobre mi esposo —escupió Mariana.
Maria le lanzó una rápida mirada.
—Mire, dice que fue secuestrada. Si no lo fue, bien. Solo entre, firme la declaración y puede seguir su camino.
Mariana abrió la puerta con las manos temblando, anduvo hasta la entrada y esperó a Maria.
Cuando entró, secó las manos en los vaqueros. Encontraría suficiente valor. Lo haría. Podía hacer eso. Pablo no podía hacerle daño delante de testigos, y no iría con él, pasara lo qué pasara. Era su oportunidad de libertarse de él.
—Cariño. ¡Estás aquí!
Mariana se estremeció cuando la voz de Pablo produjo eco por de la sala, y se encontró rápidamente en sus brazos. Se alejó deprisa y puso la mayor distancia posible entre ellos.
Pablo se giró hacia Maria.
—Gracias por traer de vuelta a mi esposa. Si no le importa, nos vamos. Quiero estar seguro de que no está herida.
Mariana jadeó.
—No voy a ninguna parte contigo.
Pablo dio la espalda a Maria, y sus ojos brillaban peligrosamente.
—Estoy seguro que pasaste por toda una prueba, mí amor. Te voy a llevar lejos de toda esta mierda.
Mariana se alejó, mirando a Maria, pidiendo su ayuda.
Maria interfirió:
—Sr. Martinez, su esposa alega que no fue secuestrada. Está aquí por propia voluntad, y, aparentemente, no tiene ningún deseo de irse.
Pablo se volvió, pero Mariana pudo ver qué enseñaba su más encantadora sonrisa.
—Aprecio su preocupación por mi esposa, pero éste es un asunto personal, y es mejor resolverlo entre nosotros. Quizá podríamos estar a solas durante algunos minutos.
—No —exclamó Mariana.
—Me temo que esto es imposible, Sr. Martinez, a menos que su esposa estuviera de acuerdo.
Miró a Mariana en busca de confirmación. Mariana negó vehementemente.
—Dijiste que todo lo que tenía que hacer era firmar una declaración. No me iré con él.
Pablo la alcanzó y agarró su brazo, haciéndole daño. Sus dedos se clavaron en el brazo y ella jadeó de dolor.
—Tengo un vuelo listo para Denver. Estaremos de camino en cuanto firmes esto.
Ella miró fijamente a Maria y le pidió:
—¿Puede dejarnos a solas durante un momento? Dos minutos. Si no estoy fuera en dos minutos, ven a ayudarme.
Maria levantó la ceja con sorpresa, pero asintió:
—Estaré fuera —lanzó una dura mirada a Pablo—. No intente nada estúpido, Sr. Martinez.
En cuanto Maria salió por la puerta, Mariana liberó su brazo y se alejó de Pablo.
—¡Quédate lejos de mí! —gritó ella—. ¡Nunca volveré contigo!
—Quizá no recuerdas qué pasa cuando me desafías —dijo él, y su voz tenía una clara advertencia.
Levantó la barbilla, dispuesta a no mostrar el terrible miedo que sentía. Al contrario, ella apostó todo por una carta:
—Sé lo que hiciste el día de nuestra boda —dijo—. Te vi matar a aquel hombre.
Pablo apretó los labios en una línea fina.
—No me amenaces, Mariana. Haré que te arrepientes del día en que naciste.
—¡Tú no me amenaces! —contraatacó ella—. Voy a pedir el divorcio y me lo vas a dar, te lo juro por Dios, iré a los periódicos, a la policía, al FBI o a quien tenga que ir y voy a contar al mundo que bastardo eres.


Continuara......


Buen dia :) me voy a estudiar pero antes les dejo novela! 
espero que firmen mucho, no pido una cantidad porque no estoy segura si podre subir a demas de que quiero ver hasta que cantidad de firmas llegan sin que yo se las pida ;) Sus firmas me motivan a subir asique depende de ustedes  si subo mas;)
Un beso
Juli♥
@amorxca

Mary creo que me quedo bastante claro  que ayer querias nove :) Gracias x tantas firmas!