domingo, 5 de agosto de 2012

Capítulo 36:




— Sólo lo hice una vez —confesó Lali en un murmullo—. Ya sé que la primera vez duele, pero no sabía que fuese así. Y el daño físico no fue el peor; lo más horrible fue el hecho de que no pareció importarle nada mi sufrimiento. Me sentí como si sólo estuviese allí para complacerle, como si ni siquiera fuese una persona.
A Peter se le hizo un nudo en el estómago. Sabía muy bien a lo que Lali se refería.

— Esa misma semana —prosiguió ella—, como no me llamaba ni me contestaba, fui a su apartamento para verlo. Era primavera y tenía las ventanas abiertas. Cuando me acerqué… —un sollozo la interrumpió.
— Él y su compañero de piso habían hecho una apuesta para ver cuál de los dos desfloraba más vírgenes ese año —le contó Candela—. Lali les escuchó burlarse de ella.
Una furia letal y siniestra lo poseyó. Él había conocido a muchos hombres de esa calaña. Y jamás había podido soportarlos. De hecho, siempre le había dado mucho gusto librar a la tierra de su hedionda presencia.
— Me sentí utilizada; como una estúpida —murmuró Lali mirándolo. La agonía que reflejaban sus ojos lo abrasó—. No quiero volver a sentirme así —se tapó la cara con una mano, pero no antes de que Peter captara la humillación en su mirada.
— Lo siento mucho, Lali—susurró él, abrazándola.
Entonces eso era. Esa era la fuente de sus demonios. La abrazó con fuerza, apoyando la mejilla sobre su cabeza. El suave aroma a flores lo rodeó.
Cómo ansiaba poder consolarla. Y qué culpable se sentía. Él también había usado a Penélope. Los dioses eran testigos de que él le había hecho a su esposa mucho más daño, a fin de cuentas.
Se merecía estar maldito, pensó con amargura.
Se lo había ganado a pulso, y no volvería a hacer daño a Lali. Era una mujer honesta, con un gran corazón y se negaba a aprovecharse de ella.
— No pasa nada, Lali —la consoló con ternura, envolviéndola aún más entre sus brazos y acunándola. La besó suavemente en la cabeza—. No te pediré que hagas esto por mí.
Ella alzó la vista muy sorprendida. No podía creer que dijese algo así.
— No puedo dejar de hacerlo.
— Sí que puedes. Simplemente olvídalo —había dolor en su voz. Y una cadencia extraña, algo que le daba una ligera idea del hombre que una vez había sido.
— ¿Realmente crees que puedo hacerlo?
— ¿Y por qué no? Todos los miembros de mi familia me dieron de lado. Tú ni siquiera me conoces —su mirada se ensombreció al soltarla.
— Peter…
— Hazme caso, Lali. No lo merezco —tragó saliva antes de volver a hablar—. Como general, fui implacable en el campo de batalla. Aún puedo ver las miradas horrorizadas de los miles de hombres que murieron bajo mi espada, mientras los hacía pedazos sin el más mínimo asomo de remordimiento —buscó la mirada de Lali—. ¿Por qué iba alguien como tú a ayudar a alguien como yo?
Lali recordó cómo Peter había acunado y consolado al niño, cómo había amenazado a Cupido para evitar que le hiciese daño; y entonces supo por qué. Puede que en su pasado hubiese hecho cosas espantosas, pero no era un ser perverso. Podría haberla violado si hubiese querido. Y en lugar de hacerlo, ese hombre que apenas si había conocido un gesto amable, se había limitado a consolarla.
No, a pesar de todos los crímenes que pudiera haber cometido en el pasado, había bondad en él.
Peter  había sido un hombre de su tiempo. Un general de la Antigüedad, forjado en el fragor de muchas batallas. Un hombre que se había criado en condiciones tan brutales que no podía acabar de imaginárselas.
— ¿Y tu esposa? —preguntó Lali.
Un músculo comenzó a latirle en la mandíbula.
— Le mentí, la traicioné y la engañé, y al final, la maté.
Lali se tensó ante la inesperada confesión.
— ¿Tú la mataste?
— Puede que no fuese yo el que le quitara la vida, pero fui el responsable, después de todo. Si no… —su voz se desvaneció mientras cerraba los ojos con fuerza.
— ¿Qué? —Preguntó Lali—. ¿Qué ocurrió?
— Forcé mi destino, y el suyo. Y al final, las Parcas me castigaron.
Lali no pensaba quedarse así.
— ¿Cómo murió?
— Enloqueció cuando descubrió lo que le hice. Lo que Eros había hecho… —Peter  enterró la cara entre las manos mientras los recuerdos lo asaltaban—. Fui un estúpido al creer que Eros podía conseguir que alguien me amara.
Lali alargó el brazo y le pasó la mano por el rostro. Él la miró. Estaba increíblemente hermosa allí sentada. La ternura de sus ojos no dejaba de sorprenderlo. Ninguna mujer lo había mirado nunca de ese modo.
Ni siquiera Penélope. Siempre había faltado algo cuando su mujer lo miraba, o cuando lo acariciaba.
Su corazón, comprendió con un sobresalto. Lali estaba en lo cierto. Era muy diferente cuando el corazón no estaba involucrado. Era algo muy sutil, pero siempre había percibido el vacío en las caricias de Penélope, en sus palabras; y eso había hecho que su alma ennegrecida sufriera aún más.
Súbitamente, Cupido se materializó junto a Candela y miró a Peter con una tímida sonrisa.
— Olvidé decirte algo.
Peter dejó escapar un suspiro encolerizado.
— No sé por qué tenéis la costumbre de olvidaros de algo. Y, suele ocurrir, que ese algo es siempre lo más importante. ¿Qué has olvidado esta vez?
Cupido no fue capaz de enfrentar la mirada de su hermano.
— Como muy bien sabes, estás condenado a, digámoslo así, sentirte forzado a complacer a la mujer que te invoque.
Peter lanzó una rápida mirada a Lali y su miembro se tensó malévolamente en respuesta.
— Soy muy consciente de ese hecho.
— ¿Pero eres consciente de que con cada día que pase sin poseerla, tu cordura irá desapareciendo? Para cuando el mes esté llegando a su fin, serás un loco desesperado por la falta de sexo y la única forma de sanarte será ceder a tus deseos. Si no lo haces, hermano, sufrirás una agonía tan dolorosa que el castigo de Prometeo a tu lado parecerá una estancia en los Campos Elíseos.
Candela jadeó.
— ¿Prometeo no es el dios que supuestamente entregó el fuego a la humanidad? —preguntó Lali.
— Sí —respondió Cupido.
Lali miró nerviosa a Peter.
— ¿El que fue encadenado a una roca y condenado a que todos los días un águila se comiese sus entrañas?
— Y a que cada noche se recuperara para que el pájaro pudiera seguir comiendo al día siguiente —acabó Peter en su lugar. Los dioses sabían cómo castigar a aquellos que los fastidiaban.
Una ira amarga se extendió por sus venas mientras observaba a Cupido.
— Os odio.
Cupido asintió.
— Lo sé. Ojalá no hubiese hecho nunca lo que me pediste. Lo siento mucho. Lo creas o no, mamá y yo estamos muy arrepentidos.
Con las emociones revueltas, Peter no fue capaz de decir nada. Desolado, lo único que veía era el rostro de Penélope en su mente, y la visión le hacía encogerse de dolor.
Una cosa era que su familia lo castigara a él, pero nunca deberían haber tocado a los que eran inocentes.
Cupido depositó una cajita en la mesa, frente a él.
— Si no quieres abandonar la esperanza, vas a necesitar esto.
— Cuídate de los regalos de los dioses —dijo Peter amargamente, mientras abría la caja para encontrar dos pares de grilletes de plata y un juego de diminutas llaves, colocadas sobre un lecho de satén azul oscuro. Al instante reconoció el intrincado estilo de su padrastro.
— ¿Hefesto?
Su hermano asintió.
— Ni Zeus puede romperlas. Cuando sientas que pierdes el control, te aconsejo que te encadenes a algo realmente sólido y que te mantengas… —esperó un momento mientras miraba fijamente a Lali— alejado de ella.
Peter tomó aire. Podría reírse ante la ironía, pero ni siquiera era capaz de reunir fuerzas. De una u otra manera, en cada invocación, siempre acababa encadenado a algo.
— Eso es inhumano —balbució Lali.
Cupido le dedicó una mirada feroz.
— Nena, hazme caso; si no lo encadenas, lo lamentarás.
— ¿Cuánto tiempo tardará? —preguntó Peter.
Él se encogió de hombros.
— No lo sé. Depende mucho de ti y del autocontrol del que dispongas —espetó Cupido—. Conociéndote, es bastante posible que ni siquiera las necesites.
Peter cerró la caja. Podía ser muy fuerte, pero no tenía el optimismo de su hermano. Lo había perdido hacía mucho, lenta y dolorosamente.
Eros le palmeó la espalda.
— Buena suerte.
Peter no dijo nada mientras su hermano se alejaba. Miraba fijamente la caja mientras las palabras de Cupido resonaban en su cabeza. Si algo había aprendido a lo largo de los siglos, era a dejar que las Parcas se salieran con la suya.
Era una estupidez pensar que tenía la oportunidad de ser libre. Era su penitencia y debía aceptarla. Era un esclavo, y un esclavo seguiría siendo.
— ¿Peter? —le llamó Lali—. ¿Qué te pasa?
— No podemos hacerlo. Llévame a casa, Lali. Llévame a casa y déjame que te haga el amor. Vamos a olvidarlo antes de que alguien, seguramente tú, salga herido.
— Pero ésta es tu oportunidad de ser libre. Podría ser la única que tengas. ¿Has sido convocado antes por alguna mujer que llevara el nombre de Alejandro?
— No.
— Entonces, debemos hacerlo.
— No lo entiendes —le dijo entre dientes—. Si lo que Eros dice es cierto, para cuando llegue esa noche, no seré yo mismo.
— ¿Y quién serás?
— Un monstruo.
Lali le miró con escepticismo.
— No creo que pudieras serlo.
Él la observó, furioso.
— Tú no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer. Cuando la locura de los dioses se abate sobre alguien, no hay manera de encontrar ayuda, ni esperanza de hallarla —el estómago se le contrajo con un nudo—. No deberías haberme convocado, Lali —concluyó, alargando el brazo para coger su vaso.
— ¿Te has parado a pensar que quizás todo esto estaba predestinado? —preguntó ella súbitamente—. Quizás fui yo la que te invocó porque estaba dispuesto que yo te liberara.
Peter contempló a Candela a través de la mesa.
— Me convocaste porque Candela te engañó. Lo único que quería era que tuvieras unas cuantas noches placenteras para que pudieras olvidarlo todo y buscases a un hombre decente, sin temor a que pudiera hacerte daño.
— Pero es posible que…
— No hay peros que valgan, Lali. No estaba predestinado.
Ella bajó la mirada hasta su muñeca. Acercó la mano y acarició la inscripción en griego que ascendía por la cara interna del brazo.
— ¡Qué bonito! —exclamó—. ¿Es un tatuaje?
— No.
— ¿Y qué es? —insistió.
— Príapo lo grabó a fuego —respondió él, ignorando la pregunta.
Candela  se incorporó un poco y le echó un vistazo.
— Dice: «Maldito seas por toda la eternidad y más allá».
Lali dejó la mano sobre la inscripción y miró a Peter a los ojos.
— No puedo imaginar todo lo que has debido sufrir durante tanto tiempo. Y más me cuesta entender que fuese tu propio hermano quien te hiciese algo así.
— Como dijo Cupido, sabía que no debía tocar a una de las vírgenes de Príapo.
— ¿Y por qué lo hiciste entonces?
— Porque fui un estúpido.
Lali rechinó los dientes; tenía unas ganas horribles de estrangularlo. ¿Por qué nunca contestaba a lo que se le preguntaba?
— ¿Y qué te hizo…?
— No me apetece hablar del tema —le espetó.
Ella le soltó el brazo.
— ¿Alguna vez has dejado que alguien se te acerque, Peter? Apuesto a que siempre has sido uno de esos tipos que no abren su corazón porque no confían en nadie. Uno de ésos que preferirían que les cortasen la lengua antes de que alguien descubriera que no son seres insensibles, sino todo lo contrario. ¿Te comportaste así con Penélope?
Peter apartó la mirada mientras los recuerdos le embargaban.
Recuerdos de una infancia plagada de hambre y privaciones.
Recuerdos de noches agónicas deseando…
— Sí —respondió sencillamente—. Siempre estuve solo.
Lali sufría por él. Pero no podía permitir que se conformara.
De algún modo tenía que encontrar la forma de llegar hasta su corazón. De animarle a que luchara por romper la maldición.
Debía haber algún modo de hacerle luchar.
Y en ese momento juró encontrarlo.

Continuara....

Subo cap largo porque me tengo que ir a estudiar ¬¬ Depende de ustedes si subo otro mas en un rato o no! Eso si tiene que haber muchas firmas, mínimo 25! Yo se que pueden, vienen bárbaro con las firmas y se los re agradezco :) Nada sino subo mañana pero les digo que se vienen cosas muy buenas y tiernas entre estos dos :) jajajajaa

39 comentarios:

  1. aaaaYyyy qe negativo Peter, es peor qe yo cuando estoy deprimida... todo lo que jabra sufrido el pobre y que hdp Pablo fdujghfff hay que matarlo... -_- @LuciaVega14

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  2. Meeeeeee encantoooo el cap! Y la noveeeee

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  3. Nmasssssssssssssssssssssssssssssss

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  4. Mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas

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  5. Mmmaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssss

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  6. Me encantaaaa! Quiero maaaas!!!
    Un besito, @clau_carpediem

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  7. Waww cada vez mejor la nove!!
    Me mato porque Peter con tal de no hacerle daño a ella es capas de perder la ´posibilidad de salirce de la maldicion...y ella con tal de ayudarlo es capas de hacer eso por el, y ahora q qiuiere llegar a su corazon mas tierna<3
    MAAAS NOVE!!
    Beso,Anto

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  8. CAPITULON!!1
    ME ENCANTO
    @sweetlaliter

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  9. me encanta♥♥quiero mas

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  10. quiero masss me encanta

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  11. Cada capitulo, me gusta más esta novela!! Espero el próximo!!

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  12. mas mas mas mas noveeeee!!!!

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  13. Era Penélope la virgen d Priapo?.

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  14. Lali dio en el clavo,Peter está cerrado xk nunca recibió amor.Pero ella se lo está demostrando desde k apareció en su vida ,preocupandose x el.

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  15. Lali quiere ayudarlo y él no quiere lastimarla!esta muy interesante !

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  16. mmmmm no puedo creer que peter sea un monstruo por no tener seco aparte el estar con lali así y como es ella al final se va a enamorar y no creo que le haga dano massssssssssssss

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  17. epa! cada dia mejor..ella quiere ayudarlo pero el no quiere lastimarla porque ninguna mujer honesta y sin dobles intenciones se habia fijado en el antes! aaaaa me encanta!giu del blog http://laliternuestrouniversoencomun.blogspot.it/

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)