sábado, 3 de mayo de 2014

Capítulo 1:




Lali Esposito estaba tomando la segunda taza de café cando Peter irrumpió en su apartamento sin golpear la puerta.
Había terminado la primera taza durante el proceso de vestirse, por eso no llevaba más que un sostén negro y unas pequeñas bragas de algodón.

Se ahogó por la sorpresa de ver a Peter Lanzani en dónde no se suponía que debía estar.
Era grande, más de quince centímetros más alto que ella con una complexión atlética y de anchos hombros, y parecía ocupar todo el espacio de su pequeña cocina. Vestía su atuendo normal de pantalones oscuros y camisa de vestir.
—¡Ey! ¿Qué demonios estás…?
Antes de que pudiese terminar la furiosa exclamación, Peter la había empujado dentro de la despensa.
Sus fríos ojos azules estaban terriblemente serios.
—No se mueva. Quédese aquí.
Y luego le cerró la puerta de la despensa en la cara.
Peter había sido el jefe del equipo personal de seguridad de su padre por casi seis años. Ella no vivía con su padre desde que tenía veintiuno, pero iba muy a menudo a su casa, por lo que conocía a Peter desde hacía tiempo. Lo estaba viendo más seguido desde que su padre había recibido una amenaza dirigida a ella y le había ordenado a su equipo vigilarla las veinticuatro horas del día.
Siendo extremamente introvertida, Lali tenía dificultades para hablar frecuentemente con personas que no conocía, pero no había sido tímida con Peter por años. De hecho, sabía montar un escándalo cuando él le ordenaba “quedarse” de esa manera tan brusca.
Pero no lo hizo esta mañana. Su expresión, invariablemente estoica, estaba más tensa de lo normal, y sostenía un arma en su mano.
Algo estaba mal.
Su alacena era una habitación, pero no había demasiado espacio extra. Y además estaba oscura como el alquitrán, ya que el interruptor estaba del lado de afuera.
No disfrutaba particularmente de estar atrapada en lugares pequeños y oscuros, pero afortunadamente, la claustrofobia no era una de sus neurosis. Podía aguantar la falta de luz y espacio. Lo que no podía manejar era saber que había peligro en algún lugar allí afuera y no tener idea de qué se trataba.
Estaba temblando, diez minutos después, cuando finalmente Peter abrió la puerta. Parpadeó varias veces mientras sus ojos se acostumbraban a la luz. Cuando pudo ver con claridad, su mirada se posó en la cara afeitada y la mandíbula cuadrada de Peter y su expresión inescrutable. Sus ojos la escanearon de cerca mientras ella le echaba una mirada.
Asumió que sólo estaba comprobando su condición, pero estaba incómodamente consciente de que todavía estaba sólo en ropa interior.
Él se giró sin hablar y salió de la cocina. En alguien más, la abrupta partida podría indicar mala educación, pero Peter sólo estaba siendo él mismo.
Nunca hablaba a menos que tuviese algo que decir. Era una cualidad que ella apreciaba en él.
Cuando volvió, ella manoteó la esponjosa bata que le trajo del baño.
—Recuerde, sólo soy parte de los muebles —murmuró, evadiendo mirarla hasta que se hubo atado la bata.
Esa era su frase, siempre que ella se quejaba de que un miembro del equipo de seguridad estaba merodeando o porque necesitaba más espacio. Ellos eran parte de los muebles, siempre decían eso, y ella debía tratarlos como tal.
Quería gruñir cada vez que lo escuchaba.
—No me interesa si me viste en ropa interior —dijo—. Sólo dime que está sucediendo. —Su voz estaba un poco temblorosa ya que todavía no había recuperado el aliento.
—Todo está bien. No hay emergencia. —Vertió café en la taza que ella había dejado en la mesa antes, añadió crema, y se lo dio.
Ella lo sostuvo con ambas manos mientras tomaba un sorbo, el líquido caliente y reconfortante mientras tragaba. Luego.
—Bueno, ¿cuál creíste que era el problema para que me encierres en la despensa?
Él puso una mano en su espalda y la llevó de la cocina al comedor, en dónde le alcanzó una silla en la mesa.
Ella se sentó porque sus rodillas estaban un poco flojas. No porque él se lo mandase.
—Dime qué está sucediendo —demandó mientras él se sentaba al otro lado de la mesa.
Hubo un tiempo en el que había odiado a Peter más que a nadie que conociera. Creía que era frío, avasallador, molesto y completamente descorazonado.
Ahora, sólo pensaba que era avasallador y molesto algunas veces. Ya no lo odiaba más.
—Trabajas para mí —insistió ya que él permanecía callado—. Dime.
—Trabajo para su padre —corrigió él
—Pero no soy una niña. Tengo veinticinco años, y tengo derecho a saber sobre algo que afecta mi vida, esto claramente lo hace. Dime.
—Había alguien sin autorización en el edificio —explicó él, su tono calmo e impersonal como siempre.
Peter no era un hombre malvado, sin importar lo que ella pensara de él cinco años atrás. De hecho, en el tiempo que lo conocía, había notado que algunas veces era sorpresivamente considerado, como cuando había buscado por horas al gato perdido que pertenecía a la hija de uno de los miembros de limpieza de su padre. No había parado de buscar hasta que hubo encontrado al gato.
Ella sabía que era un buen hombre en su desvinculada forma, pero nunca había sido amigable con ella, o incluso casualmente simpático. Sin importar su humor, sin importar como se comportase, sin importar la situación, él era siempre, siempre profesional.
—¿Quién era? —preguntó. Sus manos ya no temblaban tanto ahora, y su voz había vuelto a la normalidad, para su alivio. No le gustaba sentirse débil y tonta con Peter. Él era la clase de hombre que respetaba la fortaleza.
—Era el ex novio de una mujer en el apartamento debajo del suyo. Se coló para verla ya que ella no le respondía las llamadas. No tenía nada que ver con usted.
Ella asintió y siguió dándole sorbos al café mientras Peter chequeaba algo en su teléfono inteligente. Ella supuso que había recibido un mensaje con más información.
Ya que se sentía mejor, se levantó para servirle una taza de café a Peter. Había aprendido a no preguntar, ya que él le respondería “no” a su oferta, pero siempre se lo tomaría si ella sólo se lo ponía enfrente.
Mientras volvía a tomar asiento, notó que su bata se estaba abriendo, mostrando mucho escote y una pequeña muestra del sostén de encaje.
No era como si Peter alguna vez la fuera a mirar lascivamente, él era evidentemente inmune a todo potencial encanto femenino que ella poseyese, pero igual… Se cerró la bata.
—¿Cuál es su itinerario de hoy? —preguntó él, tomando el café que ella le había dado y tomando un gran trago.
—Tengo que estar en el Centro desde las nueve hasta el mediodía, ya que nuestro voluntario usual está de vacaciones.
Él asintió, más para reconocer que la ella había hablado que para mostrar algún interés.
—Luego necesito reponer algunos suministros. Oh, e ir a la tienda de arte en Willow.
Lali era la directora asistente de un centro comunitario urbano. Había comenzado como voluntaria, enseñando arte a niños durante la universidad como parte de un proyecto de servicio comunitario requerido para la clase de sociología, pero ahora era una empleada paga. Disfrutaba el trabajo, pero la interacción social había sido terriblemente difícil cuando recién había comenzado, ya que era increíblemente tímida. Mucho de su trabajo era con niños, sin embargo. Le gustaban mucho los niños y no se ponía tan nerviosa alrededor de ellos como con los adultos, y ahora conocía a la mayoría de las personas en el barrio igualmente.
No era un trabajo bien pagado, y nunca podría mantenerse gracias a él. Sólo podía permitirse su lindo apartamento porque su padre era el jefe de uno de los estudios de cine más exitosos de Hollywood.
—Tiene que ir a lo de su padre antes de ir a trabajar —dijo Peter, levantado la vista de su teléfono inteligente.
Ella parpadeó.
—¿Discúlpame?
—Su padre necesita hablar con usted, y pidió que vaya primero.
Casi gimió.
—¿Por qué no levantó el teléfono simplemente?
Peter, obviamente, ignoró la pregunta.
Pensándolo, Lali, reprimió un jadeo. Su padre sólo requería una reunión de una manera tan indirecta cuando tenía que discutir algo serio.
Repentinamente sabía el propósito de la reunión de hoy.
Su padre estaba enojado por algo que había descubierto y quería darle un sermón al respecto.
Miró a Peter con los ojos entrecerrados, preguntándose si él tendría la culpa.
Había sido famoso en el pasado por descubrir cosas que no tenía que descubrir.
Aunque nunca le había contado a nadie sobre ellas.
Cinco años atrás, cuando ella había empezado a salir en secreto con un miembro del equipo de seguridad de su padre, Peter no le había dicho a nadie sobre ellos, aun así.
Simplemente había despedido a Brandon, el guardaespaldas en cuestión.
Lali había seguido saliendo con Brandon por varios meses luego de que lo echaron, hasta que se dio cuenta que él sólo quería mayormente un viaje gratis en los faldones de una mujer rica.
Ese fue el año que Lali odió a Peter.
Desde entonces, Peter nunca había contratado a otro hombre joven y atractivo como parte del equipo.
Peter era bastante joven él mismo, entre treinta y treinta y cinco años, suponía ella, y era atractivo en una forma grande, robusta y de pelo oscuro.
Pero era completamente diferente a la hermosura esbelta, encantadora y rubia de Brandon. Además, el máximo profesionalismo de Peter haría imposible que se enamorase de su protegida.
Incluso si él estaba remotamente atraído por ella. Lo que obviamente no estaba.
—¿Estaría lista en quince o veinte minutos? —preguntó Peter.
Lali asintió. Ella era de bajo mantenimiento y rara vez portaba mucho maquillaje. Ya que se había bañado y secado el cabello ya, todo lo que tenía que hacer era ponerse ropa.
Luego miró el reloj sorprendida.
—¿Qué estás haciendo aquí de todos modos? ¿Dónde está Rick?
—Rick ya no forma parte del personal.
—¿Qué sucedió? Me agrada Rick.
Peter sólo la miró sin emoción, de la manera en la que siempre la miraba cuando no iba a responder sus preguntas.
No respondía sus preguntas a menudo.
—Me gustaba Rick. Y ciertamente no estaba acostándome con él.
—Sé que no estaba acostándose con él. Si cree que esa es la única razón que tengo para despedir a alguien, ciertamente ha subestimado mis requerimientos para el equipo.
Ella frunció el ceño.
—Él estaba en buena forma y todo.
Peter sólo la miró.
—Hacía bien su trabajo. Y me agradaba. Me hacía reír. —Lali le había gustado Rick, y también despreciaba la idea de acostumbrarse a alguien más.
—Entiendo que esté decepcionada, Srta. Esposito, pero hacerle reír no era parte de su trabajo.
Lali tomó un respiro hondo para no ladrarle. No tenía sentido iniciar una discusión con Peter, aunque lo habían intentado muchas, muchas veces anteriormente. Él nunca discutiría de una manera satisfactoria. No se molestaría o enojaría. Intentaría responder con genuinas objeciones pero de otra forma simplemente a ignoraría, su expresión era impasible como siempre.
Nunca había conocido alguien tan frustrante para discutir.
Ella sabía que él esperaba una discusión de su parte ahora. Nunca la llamaba Lali, pero sólo la llamaba Srta. Esposito cuando pensaba que estaba cansada de él.
Arreglándoselas para mantener el nivel de su voz, dijo:
—Pero hizo bien todas las cosas que si eran parte de su trabajo. Era un guardaespaldas perfectamente bueno para el turno noche. De todos modos, es quedarse sentado por ahí mayormente.
Incluso mientras decía las palabras, se dio cuenta de que Rick no había cumplido con los deberes requeridos exactamente. No la había atrapado o ni siquiera había notado cuando se escabullía todos los jueves en la noche por las últimas seis semanas.
Pero Peter no sabía eso.
O quizás sí.
Su padre, después de todo, la estaba convocando a un sermón esta mañana.
Dejó caer la mirada y no habló, dejando afuera todo sus alrededores para recobrar su equilibro. Ella y su padre siempre lo llamaban “cerrarse”. Lo había hecho todo el tiempo cuando era una niña, tan tímida que era casi debilitante, pero había mejorado a medida que crecía. No tenía que recurrir a ello tan a menudo como solía, y usualmente sólo unos segundos era todo lo que necesitaba.
Algunas veces simplemente no podía evitarlo. La interacción social era siempre estresante para ella. Le agradaba la gente genuinamente, y disfrutaba de hablar con gente que conocía bien, siempre que no fuese en grupos grandes y la interacción no se volviese muy intensa. Cuando lo hacía, su instinto siempre era retirarse, esconderse dónde era seguro. Ya que no siempre podía salir de la habitación, cerrarse era la manera en que la que sobrellevaba conversaciones difíciles.
Esa mañana no había perdido los estribos tan rápido como siempre, probablemente porque se había puesto muy ansiosa antes mientras esperaba en la despensa.
Estar con Peter nunca era difícil para ella, ya que lo conocía muy bien. En el momento, a pesar de todo, deseaba que se fuera. Incluso cuando intentaba dejarlo afuera y retraerse a su mente por unos momentos, podía sentirlo mirarla en silencio.
Al menos no decía nada. Al menos no la forzaba a hablar antes de que estuviese lista y luego derramar sus más íntimos sentimientos como si estuviese psicológicamente enferma de la manera que lo había hecho su antigua madrastra.
Escuchó a Peter levantarse e irse, y dejó salir una exhalación de alivio al haberse quedado sola, aunque sea por sólo unos segundos. La fría ola de vulnerabilidad desapareció mientras se miraba las manos y se visualizaba pintando una escena desierta en un lienzo vacío.
Ni había notado que Peter había regresado al comedor hasta que le puso delante una nueva taza de café en la mesa, tomó su mano y envolvió sus dedos alrededor de ella.
Lo levantó para beber automáticamente.
Tragó un sorbo y sintió una nueva ola llenarla, una de gran vergüenza.
Peter era tan genial, competente y estaba tan en control como nadie que hubiese conocido. Debe pensar que ella era una ruina lastimosa, que ni siquiera era capaz de llevar a cabo una simple conversación.
Nunca le habló sobre su ansiedad social, pero él estaba tan seguido con ella que no podía no saber al respecto.
Sus mejillas ardían mientras tomaba otro sorbo, todavía incapaz de mirarlo a los ojos.
—Srta. Esposito —dijo Peter, como si de alguna manera pudiese diferenciar su ausencia avergonzada de ahora y su ausencia reparadora de antes.
—¿Qué?
No respondió inmediatamente. Cuando ella no lo miró a los ojos, él repitió:
—Srta. Esposito.
—Dije ¿qué? —Se estaba comenzando a fastidiar.
De nuevo, el no respondió. Sólo estaba ahí sentado en un silencio enfurecedor. Cuando ella aún no había levantado la mirada, él dijo de nuevo:
—Srta. Esposito.
Su molestia la empujó fuera de su vergüenza. Levantó la cabeza para mirarlo de mala manera.
—Por la tercera vez, ¿qué demonios quieres?
A pesar de su tono, sus ojos se veían casi apacibles mientras se posaban en ella.
—Su padre nos espera en poco tiempo.
Frunció el ceño pero reprimió una respuesta, ya que estaba intentando no actuar como una gruñona con la gente que trabajaba para su padre.

Se levantó y se dirigió a su habitación para vestirse, tanto su parálisis como su vergüenza completamente olvidadas.

Continuará...


Bueno si, dije que subiría una novela si ustedes querían, me re apoyaron y luego desaparecí. Pasa que por distintas razones decidí no hacerlo pero cuando vi los comentarios que me dejaron, algunos me pegaron mucho, no quise decepcionarlas asique decidí subir, al menos por ahora, esta novela que es bastante breve. 
Tengo pensada otra que me encanta pero no si subiría seguido, si me daría el tiempo y no se. Asique veo que onda subiendo esta y después decido. 
No me acuerdo que tan buena era esta historia, la verdad, pero se que en su momento me gusto. 
Díganme si quieren que les avise por twitter. 
GRACIAS por sus hermosos comentarios, son lo mas! 
Y tenganme paciencia que ando más colgada que antes, cualquier cosa me retan por twitter jaja 

Juli ♥

@amorxca

21 comentarios:

  1. Juliiii volviste!!!
    Por ahora tiene buena pinta!
    Avísame cuando subas capi por favor!! Un beso gigante!!
    Ione
    @IEMSGM

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  2. Geniaa volviste! Me encantó el cap.. espero el próximo. Besoos

    Beluu :)

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  3. holiiiis
    volviste a subir novee que lindoooo me encanta tu noves
    me encanto el capitulo =D
    subi maaaas
    besoooooos

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  4. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!!!! Me encanto el primer cap y muero por seguir leyendo!!!!!

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  5. Holaa
    Que bueno que subiste, aunque demores igual cuenta :D te vamos a esperar cuando no puedas subir asi no te sientes tan presionada
    Ma§ss

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  6. Me encanta esta novela tu no te preocupes tu sube cuando piedad no hay ningún problema. Te esperáremos lo que sea necesario. Besos

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  7. Te permitimos k te cuelgues....un poco ,pero no nos dejes sin novela .K nos encantan tus adaptaciones ,y tu novela.
    K serio Peter ,como k oculta demasiado bien lo k siente x Lali.
    Jajjajajja,Y Lali k hace mucho k camcio d opinión sobre él ,y parece k su presencia la intimida ,y a la vez desea k él este siempre ,aunque no le diga nada .

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  8. que lindo volverte a leer :)

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  9. Me alegra que haigas vuelto ha escribir porque la verdad es que siempre me gustan tus novelas y el capitulo de hoy me ha encantadoo avisame cuando subas porfii mi tw es @zairasantos7 bessitos

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  10. si que bueno q volviste con estas la tuya es intrigante pero me habia vuelto adicta a lo q ponias por aqui tienes buen gusto al escoger avisame en twitter y ponela como puedas no hay afan

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  11. Wow esta exelentee maaaas

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  12. ME DA UN ATAQUEEEEE VOLVISTEEEEEEE GENIA TE BANCO!

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  13. me copa mucho el tema de los guardaespaldas asi que a mi avisame @rochi16ta!!!
    másssss

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  14. volviste :D me encanto el primer cap :D

    massssssssssss

    @x_ferreyra07

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  15. Julii volvisteeee ya te extrañábamos mucho, espero q puedas subir seguido pero sino no importa mientras no nos dejes sin estas adaptaciones q nos gustan tanto... Es primer cap me encanto y espero el segundo con ansias
    Besos
    Naty

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  16. Me encanta que bueno que estas volviendo a subir noves *-*

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)