sábado, 17 de mayo de 2014

Capítulo 9:



—No. —De repente se sintió absolutamente estúpida. Sólo había tenido algunas citas muy de vez en cuando, hombres seguros que no se sentían intimidados por su sosiego ni por su padre, por lo que ellos siempre habían hecho los primeros movimientos. Nunca antes había estado en esta situación y se preguntó cómo otras mujeres lograban llevarlo a cabo sin sentirse como una tonta.

Por supuesto, también se preguntó cómo las mujeres se las arreglaban para ser el centro de atención sin quererlo, interactuando con la gente fácil y naturalmente, lo que dejaba claramente una gran cantidad de las interacciones sociales para lo que no estaba hecha.
Sin tener ni la menor idea de qué decir, se sentó en el sofá. Peter se sentó a su lado.
Sus ojos buscaron su cara.
—Pensé que tal vez necesitabas estar sola después de hoy.
Normalmente hubiera querido estar sola. No estaba segura de lo que se había metido en ella esta noche y estaba empezando a pensar que su decisión espontánea había sido un gran error. Y ya que ella misma se había atrapado por venir aquí, se las arregló para decir:
—No quiero estar sola.
— ¿Estás nerviosa por el acosador? —Seguía mirándola fijamente como si estuviera tratando de averiguar lo que estaba pasando en su mente—. Si te hace sentir más segura, puedes quedarte aquí conmigo.
Ella asintió, ya que por lo menos se acercaba a lo que quería.
—Tendrás demasiado frio usando eso. Ve a ponerte algo más encima.
Ella echó un vistazo a su pequeño camisón y vio que sus pezones se habían endurecido por el frío, u otra cosa, y su contorno era claramente visible a través de la clara tela.
—No quiero ponerme nada más. —Debería haber sido capaz de hacer más sexi el sonido de esa declaración de cómo lo dijo. Era un fracaso total siendo seductora.
—Lali —comenzó a decir Peter, su voz adquirió el tono grueso que recordaba de antes—. Sé que tienes el derecho a llevar lo que quieras. Pero viéndote así, como que se me hace muy difícil, así que te agradecería si pudieras cubrirte un poco más.
Lo miró fijamente, de repente esperanzada. Y ahora veía lo que había estado demasiado nerviosa para notar antes, una cierta tensión en la mandíbula y  los hombros y un delicioso ardor en sus ojos que estaba diligentemente tratando de ocultar.
—No pensé que... no pensé que siquiera notaras cómo me veía.
Se enfocó hacia abajo en el portátil que había dejado sobre la mesa cuando había entrado en la habitación. Podía asegurar que estaba tratando de evitar que sus ojos se deslizaran hacia su cuerpo.
—Te equivocaste.
Ella estaba sin aliento con algo más que nervios. Se acercó y le puso una mano sobre su pecho, como antes había hecho en el coche, cuando había pensado que podría besarla.
—Bueno, ya que lo trajiste a colación, tú, viéndote así, hace que sea muy difícil para mí.
Volvió la cabeza hacia ella con una sacudida y vio que su intento de frenar su deseo estaba fallando.
— ¿Viéndome cómo?
—Viéndote como... como Peter —Ella deslizó su mano por su pecho, elevándola a la cara. Le acarició la piel áspera de su mandíbula.
—Lali —susurró, casi temblando por el visible esfuerzo que le llevaba contenerse—. Deberías volver a tu habitación.
—No quiero volver a mi habitación. —Empujó sus piernas por debajo de ella para poder ponerse en una mejor posición. Entonces se inclinó hacia delante hasta que sus labios quedaron a tan sólo unos centímetros de los suyos—. Quiero quedarme aquí, contigo.
Con un gemido áspero, él la tomó en sus brazos y en un beso hambriento.
Su cuerpo se estremecía de placer mientras sus brazos se apretaban alrededor de ella y su boca se movía contra la suya con dura urgencia. Ella enredó los dedos en su pelo grueso y abrió la boca para su juguetona lengua.
Tratando de acercarse más a él, para sentir su cuerpo grande y firme con más detalle, se sentó a horcajadas sobre su regazo mientras el beso se profundizó aún más. Su cuerpo ahora pulsaba con creciente excitación, presionó sus pechos contra el suyo y gimió en su boca cuando sintió que una de sus manos se deslizo hacia abajo y hacia la parte inferior, sosteniéndola posesivamente.
Su cabeza cayó hacia atrás cuando sus bocas finalmente se separaron y ella jadeó en voz alta mientras su hábil boca trazaba una línea erótica por su cuello al descubierto.
Su cuerpo estaba deliciosamente apretado y le encantaba cómo ella podía sentir algo profundo e intenso en espiral dentro de él, a punto de liberarse.
Ella quería liberarlo.
No era capaz de mantener sus manos fuera de él. Acarició sus anchos hombros, los músculos de sus brazos ondulantes, las esbeltas llanuras de su pecho. Todo él era Peter. Todo era fuerte y duro, caliente y absolutamente inquebrantable.
—Joder, Lali —murmuró mientras finalmente levantaba la cabeza. Su piel había estallado en un brillo de sudor—. No deberíamos hacer esto.
—Quiero hacer esto. —Le agarró la cabeza y tiró de él hacia otro beso.
Ella oyó un sonido deliciosamente bajo en su garganta mientras su lengua se enredaba en la suya y una de sus manos encontró la curva de su pecho.
Los dos estaban con la respiración entrecortada cuando se retiraron del beso. Él apoyó la frente contra la suya.
—Esto sucede a veces. Es una respuesta natural a una situación de crisis. Quieres esto ahora, pero…
—No es la situación de crisis. Quería hacer esto antes de que supiera que había un peligro real. —Ella se retorció en su regazo, su cuerpo desesperado por la fricción.
En su contoneo descubrió algo nuevo. Él estaba tan excitado como ella. Estaba duro debajo de la tela de sus pantalones.
Empezó a moverse contra el bulto en sus pantalones hasta que él lanzó un gemido impotente. Nunca había soñado que un hombre tan controlado como Peter respondería a ella de esa manera.
Trató de besarlo otra vez, pero ella se desprendió súbitamente de su regazo. Él la había recogido y rodó sobre ella en el sofá para que pudiera levantarse a sus pies.
Lo miró fijamente, jadeando y desorientada.
—¿Peter?
—Lo siento —dijo con voz áspera, de espaldas a ella y frotándose la cara con una mano—. Lo siento, Lali debería habernos detenido antes.
—Pero... pero yo quería... —Se sentía como si algo pesado hubiera caído del cielo aplanándola. Para aplastarla.
—Lo siento. Pero sería un error. No podemos hacerlo.
Una ola de calor que no era de excitación se la tragó.
—Está bien. Bien. Lo siento si... lo siento.
—No tienes nada que lamentar. Fue culpa mía.
No había sido culpa suya. Era culpa de ella. Ella era la única que había venido a él tan descaradamente. Y estaba claro que no quería que esto sucediera.
Se sentía atraído por ella, eso era evidente, pero no se sentía de la misma manera que ella.
Ella debería haberlo sabido mejor que esperar por ello.
Se debatió por unos segundos, bajando los ojos, tirando de sí misma hacia dentro, escondiéndose.
A continuación se tambaleó sobre sus pies.
—Lo siento mucho.
Peter empezó a responder. Le oyó decir:
—Lali —Pero ella ya se había retraído demasiado y ahora tenía que escapar.
Tenía que estar sola.
De alguna manera tenía que recuperarse de esto.
Tan rápido como pudo, regresó a su habitación y cerró la puerta con un fuerte chasquido, dejando fuera a Peter y el resto del mundo.
Las paredes de la habitación eran una barrera que necesitaba desesperadamente.
Se acurrucó en una bola en la cama y pasaron varios minutos antes de que pudiera dejarse ir lo suficiente como para incluso llorar.
Lali había pasado a través de su primera oleada de emoción y estaba acostada en la cama, tratando de convencerse de calmarse, esto no era en realidad tan malo, cuando escuchó un golpe en la puerta de su cuarto.
Se suponía que su dormitorio sería seguro. Que allí se mantendría fuera del mundo. Ella no podía darle una respuesta inmediata.
—Lali —La voz de Peter, justo en el otro lado de la puerta—. Lali, ¿puedo entrar?
Su voz sonó extraña, cansada, forzada, sin control. Eso la perturbaba excesivamente, y tuvo que luchar con otra oleada de emoción.
—Lali, ¿estás bien?
Podía decir, por la ansiedad resonando en su tono, que iba a irrumpir si ella no decía nada.
—Estoy bien.
Pensó que había sonado bien, que no dejo ver su estado de ánimo, pero evidentemente estaba equivocada.
—Por favor no llores. En verdad lo siento. ¿Puedo entrar?
No podía hablar de inmediato. Entonces se sentó con la espalda recta en la cama cuando vio la puerta abierta.
Su rostro trabajó desesperadamente cuando trató de ocultar sus emociones a Peter, que estaba de pie en el umbral de la habitación.
—Dije que estoy bien. —Se forzó a soltar.
Él caminó hacia la cama, su expresión desgarrada por algún sentimiento fuerte. Sin trazar nada estoico o impulsivo ahora.
—Mierda, Lali Lo siento tanto. En realidad arruiné el asunto entero. Nunca quise lastimarte.
—Está bien. —Se las arregló para componer su rostro y voz—. Esto no es tu culpa. En realidad estoy bien. Puedo manejarlo si alguien no me desea.
El pensamiento dolió. Incluso sólo decir las palabras. Su pecho dolía demasiado.
Había pensado por un corto tiempo que Peter podría desearla, conocerla, por quien en verdad era.
Su rostro se retorció inexplicablemente.
— ¿Piensas que no te deseo? —Extendió su mano y tomo su rostro con ambas manos—.  Lali, no tienes idea de cuánto…

Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido estridente y agudo que llenó la cabaña entera.

Continuará...

¿y ahora qué?

¿Quieren más? 

28 comentarios:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!!

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  2. Siii queremos maaaaaaasssss

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  3. Tremendas ganas se tienen

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  4. Noooooooooooooo xq? Crei q iban a rock ànd rolliaaaar!!
    Que paso en la cabaña?? Que intrigaaa subiii maaaas jeje

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  5. nooooo no me lo podes cortar ahiii

    massssssssssssssssssssssssss me encanta

    @x_ferreyra07

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  6. Massssssssssssss
    Soy Patricia

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  7. Claro k quiero más .
    Juli en estos momentos ya te lo exijo!!!!
    Peter se preocupa ,la conoce muy bien

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  8. me muero muerta massssssss, me encanta que feo eso que rechazo a lali jajaja, que paso??, decime algo jjjajaj seguila

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)