Capítulo 10:

Sin duda, Peter recobró sus pies y corrió fuera a la zona de estar. Lali tropezó detrás de él. Ya había recogido su tableta y su arma cuando ella lo alcanzó.

—Alguien en el lado norte de la propiedad —murmuró, comprobando la pantalla de la tableta. Había cambiado en sólo un instante a su modo de crisis, completamente alerta y preparado para la acción, su anterior distracción emocional olvidada.

Lali no podía cambiar tan rápidamente. Confusa y desorientada, abrazó con sus brazos su pecho.

Pete corrió dentro a través de la puerta principal de la cabaña, su arma en mano.

—Ve de nuevo a tu habitación —le ordenó Peter secamente—. Llama a tu papá y no le cuelgues hasta que regrese. —Se giró hacia Pete—. Quédate con ella. Que nadie entre.

Cuando ella no se movió lo suficientemente rápido, Peter la empujó de nuevo en su dormitorio. Pete tomó su posición en el umbral, y luego Peter fuera de la puerta principal.

Lali estaba temblando cuando alcanzo su teléfono y marco a su papá. Era tarde, pero él no debería haber estado dormido porque respondió al segundo timbre.

—Hey, ¿está todo bien?

—No lo sé. —Su voz estaba temblorosa.

La voz de su padre cambió inmediatamente.

— ¿Qué está pasando?

—Hay alguien en la propiedad. Peter fue a verificarlo afuera.

—Pero ¿está Pete contigo?

—Sí, Pete está aquí conmigo. —Tomó una respiración irregular, de repente aterrorizada sobre la idea de Peter allí afuera con una persona psicótica. Él siempre era meticulosamente cauteloso sobre la seguridad de ella, pero él no podría ser tan vigilante acerca de su propia seguridad.

¿Qué si algo le pasaba a él?

— ¿Hay allí alguien más?

Ella tragó un nudo de miedo.

—No. Sólo estoy asustada. Él está allí afuera solo. Que si…

—Nadie es tan bueno en este tipo de cosas como Peter. Sabes eso.

—Sí.

—Lo elegí a propósito porque es el mejor. Así nada podría pasarte.

—Lo sé. —Se inclinó en su lado de la cama y se acurruco en una bola, el teléfono en su oído—. Pero ¿qué sobre él?

—Estará bien. Todo saldrá bien.

—Sí.

No era capaz de decir nada más, y su padre evidentemente comprendía. Mantuvo el teléfono en su oído mientras esperaba, escuchando nada más que la suave respiración de su padre.

Quiso ir afuera y buscar a Peter. Quería ir fuera y ayudarlo. Pero no soñaría con ser tan imprudente. No tenía la habilidad para ayudarlo de cualquier manera y, si lo intentaba, probablemente sólo conseguiría salir lastimada. O asesinada.

O conseguir a Peter muerto.

No estaba segura de que hacer si eso ocurriera. Él había sido parte de su vida por tanto… y significaba tanto para ella de lo que se había dado cuenta antes.

Incluso si él no quería tener sexo con ella, ella no podía permanecer si no está estaba sano y salvo.

Después de unos diez minutos, su ansiedad está convirtiéndose en pánico.

—Esto está tomando demasiado tiempo —dijo en el teléfono. Se sentó y miro sobre el umbral—. Pete, ¿crees que debería ir a comprobar y ver si él está bien?

—No, bajo ninguna circunstancia —su padre exclamo.

—No hay forma de que vaya a dejarte sola —dijo Pete exactamente a la vez. Él pareció notar algo en su rostro y golpeo su auricular—. Él comprobó hace un par de minutos. Estaba bien. Todavía buscando. Hay un montón de propiedad aquí para buscar.

—Oh. Bien.

Así que todo lo que Lali podía hacer era esperar.

Termino esperando casi cuarenta minutos. Pete le dejo saber todas la veces que Peter comprobaba, lo cual ayudaba bastante. Sólo fueron en verdad malos los últimos quince minutos, cuando Pete no escucho nada de Peter

Pero al final dijo:

—Lo consiguió. Lo consiguió. —Dejó el umbral para caminar hacia el frente de la cabaña.

Lali se sentó de inmediato. Su padre podría haber escuchado lo que estaba pasando porque dijo:

—No vayas a ningún lado. No hagas nada hasta que Peter regrese.

—No lo haré.

Unos pocos segundos después, Peter apareció en su dormitorio. Pete debió haberse hecho cargo del acosador porque Peter estaba solo.

Dejó salir un pequeño sollozo de alivio a la vista de su familiar guapo rostro y fuerte cuerpo. Había suciedad y sudor en su piel y en su ropa, pero extendió la mano hacia él instintivamente cuando el vino y se sentó al borde de la cama.

Tomó su teléfono de su mano y puso uno de sus brazos alrededor de ella mientras se acurrucaba contra su lado.

—Lo hemos atrapado, señor —le dijo Peter a su padre en el teléfono—. Thomas Waverly. Trabajaba para la compañía de catering que usamos para la fiesta de anoche.

Su padre debe haber dicho algo, pero Lali no pudo oír lo que era. A ella ni siquiera le importó al momento, desde que el brazo de Peter estaba sosteniéndola tan apretadamente que no podía respirar.

Ella quería eso. Necesitaba eso.

Peter y su padre tuvieron una breve conversación. Desde el lado escuchó que Waverly debía haber trabajado brevemente para el estudio antes de irse a trabajar con la compañía de catering. Entonces hicieron sus planes sobre qué hacer a continuación.

El siguiente lapso de tiempo pasó en un borrón. Peter colgó con su padre y llamó a la policía para las gestiones para llevar a Waverly bajo arresto. Había despertado a Roger, así él podría conducir a Pete y Waverly a la estación del pueblo.

Lali sólo espero a través de la logística acurrucada en la cama, tan abrumada con emociones que tenía miedo a desmayarse. Durante toda su vida, con cualquier emoción fuerte, se había sentido de la misma manera, como si no tuviera fuerzas para sacarla, para contenerla, ya que sus sentimientos eran demasiado profundos para canalizarlos, demasiado poderosos para expresarlos.

Siempre se había preguntado en secreto si las personas que podían expresar sus emociones fácilmente no sentían tan profundamente como ella lo hacía. Racionalmente, sabía que no era cierto, pero era la única manera que podía comprenderlo.

Finalmente, los otros se fueron, Peter vino de regreso dentro del dormitorio.

Ella se sentó de nuevo, temblando con algo que no era miedo.

— ¿No necesito ir a hablar con la policía también?

Él permaneció de pie junto a la cama.

—No esta noche. Hablarás con ellos mañana, pero podemos programar un tiempo y conseguir un abogado para ir contigo.

—Oh. De acuerdo. Así que ¿todo está bien por ahora?

—Sí. Todo está bien. —No se fue, pero tampoco se movió. Permaneció completamente sin emoción y siguió mirándola, algo indescifrable profundo en sus ojos.

—Está bien. —Ella estaba temblando, eso era visible en sus manos y audible en su voz.

—Está todo terminado ahora.

—Bien.

—Lali, cariño —murmuró con voz ronca—. Todavía estas temblando. Dime que está mal.

—Nada está mal. —No lo estaba. Ella sólo estaba sintiendo demasiado, todas las emociones centradas en el hombre frente a ella.

—Entonces dime lo que estás pensando.

Aclaró su garganta y se obligó a decirlo.

—Peter es el ángel guerrero, de pie en la brecha de las huestes de Dios.

Su rostro se suavizo con algo que conocía, sabía, era una poderosa emoción. Como ella, él no podía siempre expresarlo.

—En ese pequeño escenario, ¿eres tu Dios entonces?

Ella rió ante su tono seco, afectuoso, pero su voz se rompió cuando admitió:

—No. Dios nunca habría estado tan asustado como yo lo estaba.

—Nunca habría dejado que cualquier cosa te ocurriera.

—Sé eso. Estaba asustada por ti.

Continuará...

¿Y ahora?