Capítulo 14:

—De verdad, papá. No creo que esté exagerando. Me envió un mensaje muy claro.

—Creo que te ha enviado un mensaje, pero no creo que eso significa que no te quiere. Eso no suena bien para mí.

—Sólo lo dices porque eres mi papá. —Su fundamento en el pensamiento de que todo hombre debe estar loco por ella la tocó, sin embargo.

—No, no. Quiero decir, obviamente no hay hombre en el mundo que sea lo suficientemente bueno para ti, pero eso no es lo que quiero decir.

— ¿Qué quieres decir? —A pesar de todo lo que sabía que era verdad, no podía dejar de sentir una pequeña chispa de esperanza.

—Quiero decir que no encaja con lo que sé de Peter. Hago un punto de no involucrarme en la vida personal de mis empleados, pero accidentalmente me enteré de las cosas y soy capaz de juntar los detalles en una conclusión razonada.

Apretó el puño en su regazo.

—No lo entiendo. ¿Qué estás diciendo?

—Estoy diciendo que puedo creer que es un bastardo testarudo, demasiado cabeza dura para tomar lo que quiere, y creo que has confundido un poco las cosas y tus esfuerzos para compartir tus sentimientos no eran tan evidentes como piensas. Pero lo que no puedo creer es que él no te quiera.

Lali tragó saliva.

— ¿Por qué piensas eso?

—Porque tengo ojos en la cara y el hombre ha trabajado para mí durante seis años. De hecho, me he sentido mal por él a veces en el último año o dos, ya que está tan perdido por ti y tú siempre has sido tan ajena a todo.

—Pero, si eso es cierto, entonces ¿Por qué lo haría...? ¿Por qué iba a dejar...?

—No lo sé. Los hombres son estúpidos la gran parte del tiempo. Peter está siempre en la parte superior de su juego, así que imagino que puede ser más estúpido que la mayoría.

Su garganta le dolía nuevamente, pero de esperanza desconcertada y no de dolor.

— ¿Así que piensas que tal vez... tal vez no es tan malo como parece?

—Realmente no lo sé. A veces estas cosas simplemente no funcionan, aun si ambas personas lo desean. Todo lo que digo es que el mensaje que has recibido de él, no es toda la historia. Valdría la pena averiguar lo que la historia es en realidad.

—Pero él se tomó unas vacaciones. Y ni siquiera responde a mis llamadas.

—No espero que sea simple. Especialmente no para ti. —Hizo una pausa antes de añadir, como si tuviera que considerar si de verdad lo quería decir:

—Nunca va a ser un hombre fácil, calabaza.

—Lo sé. Nunca quise un hombre fácil.

—Entonces sé valiente.

—Lo haré.

Cuando colgó, se sentó por largo tiempo en silencio, tratando de averiguar qué hacer, lo que Peter podría haber estado pensando, y dónde podía estar en estos momentos.

Tenía una idea, pero la aterrorizaba. Sería traspasar más allá de los límites de su naturaleza, haciéndola más vulnerable que cualquier cosa que había hecho la noche anterior.

Tenía que encontrar a alguien que no quería ser encontrado, acercarse a alguien que estaba escondiéndose de ella, expresar sentimientos que eran demasiado profundos para expresarlos.

Tomó un tembloroso suspiro y bajó la ventanilla que daba al asiento delantero.

—Roger —dijo, inclinándose hacia delante—. ¿Podemos hacer una parada antes de ir a la casa de mi padre?

—Por supuesto. ¿Dónde vamos?

—Rivercrest. El mismo lugar de anoche.

Pete le dio una mirada rápida, pero Roger ni siquiera dio un parpadeo.

—Claro que sí, señorita.

Levantó la ventana y trató de planear algunas cosas que decir, suponiendo que Peter estaba allí en absoluto.

Estaba bastante segura de que era el lugar donde él iba a estar.

Media hora más tarde, cuando Roger se detuvo en la entrada de la residencia de ancianos, Lali estaba tan aterrorizada que parecía casi entumecida.

Peter podría rechazarla. En su cara. Podría romper su corazón después que ella lo pusiera sobre la mesa.

Estaba en un trance extraño, confuso, mientras caminaba hacia el edificio y subía al cuarto piso. Lo hizo por el pasillo hasta el dormitorio en la esquina y vio que la puerta estaba abierta a medias.

Se puso de pie en la puerta y miró dentro.

Peter estaba allí, tal como había esperado.

Su madre estaba en un sillón junto a la ventana, pero estaba tendida y profundamente dormida.

Peter estaba sentado a su lado. Tenía su teléfono en la mano, pero no lo estaba usando. Su cabeza descansaba en una de sus manos, ocultando sus ojos. Parecía que se frotaba las sienes, y hasta sus hombros estaban caídos.

De repente, Lali supo que su padre tenía razón. Cualquiera que hubiera sido la razón por la que Peter la había dejado sin decir una palabra, no fue porque quería.

Se veía maltratado.

Dejó caer la mano por su frente, pero no levantó la vista. Sostuvo el teléfono con ambas manos y se quedó mirándolo.

Su corazón estaba con él, y fue golpeada con una necesidad imperiosa de ir a consolarlo.

Él era fuerte, sólido, competente y profesional. Pero no era irrompible.

Necesitaba a alguien.

La necesitaba.

Estaba a punto de responder a la compulsión de caminar y poner sus brazos alrededor de él, olvidándose de sus nervios, olvidando todo a lo que había tenido miedo tan sólo un minuto antes, pero él levantó la vista justo en ese momento y la vio.

Él parpadeó por un instante, obviamente procesando su apariencia. Luego se puso de pie con un tirón incómodo.

Se dirigió hacia ella, su expresión endurecida.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —A pesar de la voz baja por consideración a su madre dormida, su tono era áspero y casi enojado.

Continuará...