Capítulo 18:

Lali se despertó sintiéndose agradablemente aturdida y mucho menos forzada emocionalmente.

Había llegado a la casa de su padre y se había ido de inmediato a tomar una siesta de dos horas. No importaba cuán completamente enamorada estaba o cuánto júbilo sentía por estar en contacto con Peter. Todavía necesitaba un poco de tiempo a solas si quería funcionar.

Se sentía bien mientras se estiraba en la cama de la habitación en la que había crecido. Estaba acostada arriba de las sábanas, con sólo una manta de cachemira tirada encima.

Se preguntó lo que Peter estaba haciendo. Había ido a la casa con ella, pero asumió que se había ido a su casa después.

Con ese pensamiento, alargó la mano para coger el teléfono y marcó su número.

—Hola —dijo él cuando respondió, su cálida voz de una manera que le daban ganas de derretirse en un charco lleno de savia.

—Hola. ¿Dónde estás?

—Abajo, en la oficina.

Ella dio un bufido indignado.

—Se supone que estás de vacaciones.

—Estaba limpiando algunos cabos sueltos. No tenía nada más que hacer.

—Bueno, podrías tomarlo con calma.

—Estoy feliz de tomarlo con calma ahora. ¿Estás lista para un poco de compañía?

—Claro. ¿Qué quieres que haga?

En lugar de una respuesta, oyó un golpecito en la puerta de su dormitorio. Se rió y gritó:

—Adelante.

Peter entró en la habitación con una sonrisa y cerró la puerta detrás de él. Parecía absolutamente adorable en sus pantalones arrugados y camisa de vestir, pero también se veía muy cansado. Podía verlo en sus ojos y en su postura. Su sonrisa se desvaneció, entonces ella dijo:

—Deberías haber tomado una siesta también.

Ya que ella no hizo ningún movimiento para salir de la cama, se acercó a sentarse en el borde.

—No estoy dispuesto a dormir la siesta en la mitad del día.

—Bueno, deberías reconsiderar esa inclinación. No dormiste en toda la noche, ¿verdad?

—No.

— ¿Incluso después de que capturaste a ese tipo?

Él dio un medio encogimiento de hombros.

— ¿Por qué no?

Miró lejos.

—Peter, ¿por qué no?

—Pensé que sería mi única noche contigo. No iba a perder nada de ella durmiendo.

Ella estaba bastante segura de que su rostro reflejaba la oleada de emoción que sentía cuando extendió sus brazos para tirar de él en un abrazo. Cuando finalmente se separaron, él estaba tumbado en la cama junto a ella.

—No te pongas cursi por mí —murmuró él con sequedad—. Una de las cosas que me gusta de ti es que no siempre te sientes obligada a hablar.

Ella hizo una mueca.

—No dije ni una palabra.

—Uh, huh. —Él se volvió de lado para mirarla.

— ¿Hablaste con mi padre acerca de tu trabajo?

—Sí. Tengo todo un mes de vacaciones acumuladas, así que me dijo que los tomara. Luego me dijo que hay un puesto de seguridad en el estudio que se va a abrir el próximo mes. El que me ofreció hace unos años. Dijo que no habría ningún conflicto de intereses con mi trabajo en ese puesto.

Ella se animó con ese trozo de noticia.

— ¿En serio? ¿Y tu mamá?

—Él dijo que debería quedarse donde está. Traté de discutir, pero no cedió.

—Se enorgullece en el cuidado de su gente. Sólo va a ofenderse si no se lo permites.

—Es bastante genial. —Ella floreció, como si le hubiera dado un cumplido personal.

—Sé que lo es.

Peter se inclinó a darle un besito.

—Tiene una hija bastante genial.

Ella sonrió contra sus labios, pero estaba frunciendo el ceño mientras se apartó.

—Rechazaste ese trabajo antes. ¿Estás seguro de que serás feliz haciendo eso?

—Por supuesto. Es un gran trabajo y de lo que me gusta.

—Entonces, ¿por qué lo rechazaste antes?

Él miró lejos otra vez, como siempre hacía cuando no quería contestar. Ella no quería forzarlo a responder si se sentía incómodo, pero también quería saber.

— ¿Tuvo algo que ver conmigo?

—Tal vez. —Cuando ella seguía mirándolo, él finalmente admitió—: Nunca te habría visto si hubiese tomado ese trabajo. No creía que pudiera tenerte, pero todavía quería verte.

Su rostro se torció ligeramente.

—No —advirtió—. Recuerda lo que te dije sobre ponerte cursi.

Ella se ahogó en una risita.

—Bueno, en realidad estás presionando mi capacidad de resistir. Soy una chica, ya sabes.

—Soy muy consciente de ello. —Su voz sonaba un poco espesa, de una forma que le dieron ideas muy particulares. Como si estuviera leyendo su mente, le preguntó en el mismo tono:

— Entonces, ¿cómo te sientes?

—Bien.

— ¿Tuviste suficiente tiempo a solas?

—Sí.

—Entonces, ¿qué quieres hacer esta tarde?

Ella sabía lo que él quería hacer. Podía ver la tensión caliente ardiendo en sus ojos. Pero él no había hecho ningún movimiento, manteniéndose de nuevo en la forma en que siempre lo había hecho.

— ¿Qué quieres hacer? —preguntó ella.

—Soy flexible.

Un poco preocupada de que él fuera a continuar con su viejo hábito de la autonegación moderada, ella frunció el ceño.

—Esto no va a funcionar si no me haces saber lo que quieres.

—Estás poniendo mucha presión sobre la elaboración de planes para la tarde, ¿verdad? —Ella ignoró su tono seco.

—Sabes lo que quiero decir. Estamos en una relación ahora, ¿no? Nunca esperaría que derramaras tus tripas, pero es necesario que me hagas saber lo que quieres y necesitas. Esto se trata tanto de ti como de mí.

Él no respondió, pero sus ojos se encontraron con los de ella y sabía que entendía lo que estaba tratando de decir.

Después de un minuto, ella volvió a preguntar:

—Entonces, ¿qué quieres hacer?

—Me gustaría tener relaciones sexuales, si no es mucha molestia. —Ella se echó a reír y se volcó sobre él, amando la sensación de su gran cuerpo caliente y fuerte debajo del suyo.

—Creo que puedo salir del paso de una cosa así, pero va a ser un verdadero sacrificio de mi parte.

Sus manos se deslizaron hacia abajo para acariciar su trasero, y estaba sonriendo sólo con sus ojos.

—Si prefieres estar sola...

—Por supuesto que no. Soy tímida, pero eso no quiere decir que no me gusta tener mucho sexo.

—Me alegra oír eso.

Los dos estaban sonriendo cuando empezaron a besarse y, aun cuando se pusieron hambrientos y urgentes, no dejaron de sonreír. Ninguno de los dos se había transformado en gente nueva, pero igualmente todo había cambiado.

Y había sucedido en sólo una noche.

FIN

Para las que preguntaron, la bicicleta era real pero ahora finalmente Peter pudo obtener eso que deseaba, no como le pasó con la bici que a pesar de todo lo que luchó por ella se la robaron. 

Otra novela terminada :) 

Gracias por acompañarme!