lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 22:


Un día después, Peter le pidió a Eugenia una noche libre, diciéndole que quería sorprender a Lali con una comida hecha en casa. A juzgar por la sonrisa en la cara de su jefe, su sospecha de que Eugenia estuviera en la farsa, estaba confirmado. Ambas tenían que ser buenas amigas para que Eugenia continuara fingiendo que era un camarero en su restaurante. Así que decidió ponerla a prueba.


—Ella ha sido tan dulce y me ha apoyado para pasar por todo esto—, aseguró, —que realmente quiero mostrarle mi agradecimiento. Ella trabaja muy duro, ya sabes. Ya es hora de que ponga sus pies en alto y permita que alguien más se ocupe de ella—. ¡Ah, y él se ocuparía de ella! Tenía que darle a esa mujer que probara de su propia medicina esta noche.

—Eso es muy amable de tu parte—. Eugenia casi babeaba por él. —¿Por qué no pueden todos los hombres ser como tú?

Peter curvó los labios hacia arriba.—Se lo merece. ¿Qué haría yo sin ella?—

¡De seguro, él no hubiera trabajado como un burro de camarero, ni hubiera pasado una semana entera sin sexo!

Ni hablar de humillación. Si alguno de los otros dioses alguna vez se enteraba de lo que le había hecho, sería la de nunca acabar. Todo el mundo en el monte Olimpo estaría riéndose a carcajadas. Tendrían que agregar una nueva palabra a su vocabulario: Schadenfreude.

Después de que Peter cerró de un portazo su apartamento después de su turno del almuerzo, se dejó caer sobre el sofá. Había mucho que hacer. Él ya había llamado a Lali a su casa para decirle que necesitaba hablar con ella esta noche.

Había sonado preocupada, pero él no se había delatado.

—Sirvientes—, gritó. Una fracción de segundo más tarde, tres diminutas hadas en túnicas de colores, aparecieron en su sala de estar, haciendo una reverencia al instante.

—Estamos a tu servicio, oh poderoso dios Peter—, dijeron las tres hadas al unísono.

Peter sonrió. Así era como le gustaba. —Esta noche tengo una invitada especial.Pongan en orden el apartamento. Quiero que todo esté impecable.

Los sirvientes se inclinaron una vez más, y como danzantes derviches, se pusieron a trabajar. Sus movimientos fueron tan rápidos que Peter apenas vio lo que estaban haciendo. Como por magia, la ropa y los zapatos desaparecieron en los armarios, paños limpiaron sobre las superficies, revistas y periódicos fueron apilados ordenadamente, los cojines se enderezaron, y la basura se recogió.

Las hadas eran una mera imagen borrosa para el ojo humano, pero los sentidos superiores de Peter eran capaces de distinguir sus formas, y a pesar de que él estaba acostumbrado a ellas, se maravilló de su eficiencia. No era de extrañarse que las criaturas hubieran sido elegidas para ser siervos de los dioses. Ahora que se arremolinaban a su alrededor, se daba cuenta de lo mucho que había echado de menos su presencia.

Peter cerró los ojos durante unos minutos, tratando de ordenar sus pensamientos. Había estado furioso el día anterior, cuando había estado con Agustín y Hermes. Había estado demasiado enojado como para siquiera darles las gracias adecuadamente por ayudarle a recuperar la memoria.

—¡Oh poderoso dios Peter!, ¿qué otras tareas tienes para nosotras?—, preguntaron las hadas.

Peter abrió los ojos. —Pongan la mesa para una cena romántica. Quiero flores y velas, la habitual extravagancia, lo que a las mujeres les gusta.

—Así se hará.

—Rosas rojas—, agregó Peter como idea de último momento.

—Como desee.

Ante sus ojos, los sirvientes transformaron la mesa normal en una fiesta para sus ojos.

Una tela blanca cubría la superficie. Platos con bordes de plata, enmarcados por el resplandor de cubiertos y copas de cristal. Pétalos de rosa estaban esparcidos sobre el mantel y dos candelabros de plata tenían cirios rojos.

Peter sonrió. No podría haberlo hecho mejor por sí mismo.

Mientras los sirvientes se inclinaban ante él una vez más, Peter asintió con la cabeza. —Muy bien hecho. Ahora bien, para el menú: ¿qué pueden sugerir? Alimentos afrodisíacos en su mayoría.

—Alimentos afrodisíacos—, respondió una de las hadas. —Espárragos, almendras, aguacates, plátanos, albahaca, chocolate, higos…

—Preparen una entrada con aguacates, a continuación, un bife de lomo a la almendra con espárragos y salsa de higos, y como postre un mousse de chocolate con crema de plátano—. Su propia boca se le hacía agua por el delicioso menú.

Los sirvientes extendieron sus brazos y un instante después, los alimentos aparecieron en platos sobre la palma de la mano. Peter se puso de pie y miró la selección. Había un tazón con guacamole, y junto a ella un plato con rodajas de aguacate perfectamente cortadas, rociadas con un aderezo oscuro. Señaló al mismo. —Añádanle un poco de albahaca, y quiten el guacamole.

De la nada, la albahaca picada apareció en la parte superior de las rebanadas de aguacate, mientras que el plato de guacamole desapareció.

Luego se trasladó al siguiente plato. El bife se veía perfecto. —Bien—. Los espárragos junto a él estaban limpios y asados a la parrilla. —Muy bonito.

El olor del mousse de chocolate penetró en la nariz. —Delicioso.

Luego agitó su mano hacia los platos. —Entréguenlo a las siete de esta noche. De manera invisible por favor—. Entonces se acordó de algo. —Ah, y cuando lo hagan, asegúrense de que la cocina se vea como si yo hubiera cocinado aquí. Eso es todo.

Los sirvientes hicieron una reverencia y se fueron un momento después.

Peter estiró los brazos sobre su cabeza y bostezó. Preparar una velada romántica era agotador. Él necesitaba una siesta ahora.

***
Cuando Lali entró en el apartamento de Peter, parecía que la Blitzkrieg había tenido lugar justo en su cocina. Mientras su mirada se posaba sobre la mesa del comedor exquisitamente decorada, se dio cuenta del por qué había querido verla: él la sorprendería con una cena romántica. E incluso, la había cocinado él mismo.

Ella se tragó su culpa. Había estado mintiéndole desde que había sido golpeado, ¿y qué hacía Petera cambio? Él la estaba prodigando con lujos, como una cena hecha en casa.

Ella debería estar avergonzada de sí misma. ¿Qué pasaría si ella le confesaba todo ahora, se pondría furioso?

—Te ves hermosa—. Los labios de Peter pusieron un dulce beso en su mejilla.

—Ha pasado demasiado tiempo desde que te vi—. Su brazo la rodeó y la atrajo hacia su pecho.

Sintió que su corazón tronaba con el contacto. Era tan masculino, tan viril, y todo en él le recordaba su noche juntos, cuando sus cuerpos desnudos se habían unido como uno solo. Rápidamente se salió de sus brazos, para no disolverse en un charco de necesidad. —Esto es hermoso.

Caminó hacia el comedor. — ¿Tú sólo hiciste todo esto? ¿Para mí?

Sus pasos resonaban en el suelo de madera mientras se movía detrás de ella y deslizaba sus brazos alrededor de su cintura. —Quería darte una sorpresa.

¿Se lo estaría imaginando, o su voz estaba más profunda y más sexy que antes? Hacía que quisiera apoyarse en él y dejarse llevar. —Esto es tan amable de tu parte.

—Espero que tengas hambre.

Ella asintió con la cabeza, y finalmente la dejó en libertad. Otro momento de sus manos cálidas sobre ella, y hubiera emitido un quejido. ¿Por qué de repente se sentía tan necesitada de su tacto?

Lali lo miró mientras se deslizaba detrás de la barra que dividía la cocina de la sala de estar y el comedor, y abría el refrigerador del vino. Sacó una botella y ya la estaba descorchando cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

—Pensé que estuviste de acuerdo en no beber más—. Las palabras salieron antes de que pudiera detenerse. Se dui cuenta de cómo sus hombros se ponían rígidos, y lamentaba que ella se hubiera inventado tan estúpido pretexto de que tenía un problema con la bebida. ¿No podría haber legado con otra excusa del por qué había decidido no tener relaciones sexuales?

—El vino es para ti, no para mí—. Se giró hacia ella y sonrió. —Espero que te guste el Zin.

Era su variedad favorita. Pero esa no era la razón por la que se sentía con un nudo en la garganta. Peter estaba siendo generoso al ofrecerle vino cuando él no tomaría nada. Él estaba empezando a escucharla y respetar sus deseos.

Le sirvió una copa y se la entregó, sus dedos la rozaron enviándole una descarga eléctrica a través de su cuerpo. —Gra... gracias—, balbuceó.

Algo parecía diferente para Peter esta noche. Parecía más seguro de sí mismo, más confiado. Se preguntó si había aceptado el hecho de que tenía amnesia y decidió seguir adelante. Parecía que no tenía ninguna preocupación en el mundo.

Al mismo tiempo, su mirada era más intensa, y su cuerpo parecía tararear con la energía. Era más parecido al Peter con el que había salido, del que se había enamorado.

Ella había estado atraída por su manera de ser confiada y su intensidad.

Parte de esa confianza parecía estar de vuelta, y aunque ella estaba preocupada de que pudiera volver a ser el hombre despreocupado que había demostrado ser cuando la había dejado, se sentía atraída por él.

Durante la cena, Peter fue el anfitrión perfecto. Y otra cosa fue sorprendente.

—Eres un cocinero increíble.

Levantó una ceja sorprendido. —¿Quieres decir que nunca he cocinado para ti antes?

Ella sacudió la cabeza y masticó el bife, dejando que los diferentes sabores se mezclaran en la boca.

—¿En todos los meses que hemos estado juntos? Me parece difícil de creer.

Lali evitó su mirada examinadora y fingió interés en los pétalos de rosa sobre el mantel.

—Has estado trabajando tanto—, mintió. —No te dan muchas noches libres—. Un nudo comenzó a formarse en su estómago, y la deliciosa comida no tenía nada que ver con ello. Era el sentimiento de culpa el que la atormentaba. Ella estaba cada vez más enredada en sus propias mentiras. En poco tiempo, se equivocaría y quedaría atrapada en su propia maraña.

—Supongo que así debe ser—. Él puso su tenedor en el plato y le tomó la mano, deslizando su dedo índice suavemente sobre sus nudillos. —Me comprometo a hacer un mayor esfuerzo en el futuro. Además, me gusta mucho cocinar, y si te gustan mis mezclas, mucho mejor.

Su amplia sonrisa llegó hasta a sus ojos. Lali puso el último trozo de su carne en su boca y forzó una sonrisa en los labios. Peter era un hombre muy bueno, y ella se sentía como una soberana bruja. Sin duda, Peter había aprendido su lección para ese entonces.

¿Necesitaba realmente continuar con esto? ¿Y a quién estaba en realidad haciendo daño? Peter no tenía ningún recuerdo de lo que le había hecho.

Sólo estaba perjudicándose a sí misma por estar con él.

No te detengas ahora, la voz en su cabeza le ordenó. Ya casi lo tienes donde lo quieres.

¿Dónde lo quería?

—¿Algo está mal, amor?— La voz de Peter, la sacó de sus pensamientos.

Ella le lanzó una rápida sonrisa. —Sólo disfruto de la comida tanto, que me hace soñar.

—Y ni siquiera has probado lo mejor—. Él se levantó y se fue al refrigerador y sacó dos platos. Al acercarse, reconoció los contenidos.

—¿Te has tomado la molestia de hacer mousse de chocolate?— Su boca se abrió mientras miraba la hermosa creación de chocolate.

—Así es.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Cómo podía ser tan mala cuando él era tan dulce?

Peter puso los platos en la mesa, la levantó en sus brazos. —Shh, nena, ¿por qué lloras?

Lali sollozó. —Eres tan bueno.

Él se rio entre dientes. —Por supuesto, ¿por qué no habría de ser amable con mi prometida?— Entonces le alzó la cara y rozó sus labios contra los suyos. —¿Qué tal si nos comemos el postre más tarde?

No tuvo que esperar su respuesta, en cambio la levantó y se trasladó al sofá donde se dejó caer, poniéndola en su regazo. —¿Se le puede dar un beso al cocinero por su esfuerzo?

Lali asintió lentamente. Un beso no podría hacerle daño, ¿verdad? Y él se lo merecía.

Probablemente se había pasado toda la tarde preparando la cena. Lo menos que podía hacer era darle un beso. Y, además, ellos estaban comprometidos, bueno, comprometidos de mentiras.

Ella enlazó sus manos detrás de su cuello y puso sus labios sobre los suyos.

—Gracias por la cena—. Si ella había pensado que el beso sería dulce y corto, se había equivocado. En el momento en que sus labios la tocaron, se sintió drogada por su olor y quiso más.

Peter se apretó contra ella, manteniendo firme sus labios pero suave al mismo tiempo.

Cuando él inclinó la cabeza y entreabrió los labios, ella perdió todos sus sentidos y le permitió profundizar el beso. Su lengua lamió los labios, haciéndolos separar sin que ella lo hiciera. Cuando se sumergió en ella y la exploraba, recordó una sola cosa: cómo había hecho el amor con ella aquella noche.

Él sabía a masculino puro, especias y fuerza. Su aliento estaba caliente y su lengua implacable, mientras bailaba con la de ella, sin darle respiro. Sin embargo, ella agradeció el asalto a sus sentidos, permitió que su esencia la envolviera.

Las manos de Peter recorrieron su espalda. Una de ellas se deslizó más alto y se hundió en su pelo, acunando la parte posterior de la cabeza para sostenerla más cerca de él, mientras que la otra tiraba de su blusa, liberándola de donde la había escondido en la falda. Cuando su mano se deslizó por debajo de ella y tocó la piel desnuda de su espalda, Lali emitió un jadeo en su boca.

Por un instante, soltó sus labios y sólo se cernió sobre ellos, en realidad nunca cortó el contacto. —Por los dioses, te sientes tan bien—. Entonces su boca comenzó a aplastarla con más fuerza que antes, como si acabara de darse cuenta de lo mucho que le gustaba besarla.

Sus dedos se fueron al tirante del sujetador y los deslizó hacia abajo, y luego continuó hacia el frente hasta que su pulgar se enganchó por debajo de ella para  acariciar la parte inferior de su pecho. El calor se encendió en su interior como si alguien hubiera prendido un horno. Su ritmo cardíaco se duplicó, y su aliento la abandonó. Ella movió la boca de la suya, en busca de aire.

—Te amo, Lali—, Peter le profesó y rozó su dedo pulgar sobre el pezón.

Endureciéndolo al instante.

Ella tomó una bocanada de aire como si estuviera ahogándose. Había querido escuchar esas palabras de él, y quería creer en ellas. ¿Creía realmente, que estaba enamorado de ella? ¿Estaba enamorado de ella porque no recordaba su vida anterior?

 —¡Oh, Peter!

Peter desabrochó los botones de su blusa y la alejó de su sostén. Luego bajó la cabeza y besó el pezón a través de la suave tela. Su lengua lamió la pequeña protuberancia endurecida, provocando un ahogado gemido de su seca garganta.

Sus dedos empujaron la tela a un lado, permitiendo que los labios se conectaran con su piel desnuda. Él mordió, chupó, y lamió, explorando, probando, y memorizando su pecho. Su mano capturó su teta y la apretó suavemente mientras chupaba más de ella en su boca, lamió encima del pezón, como devorando un cono de helado con avidez. Su otra mano no estaba ociosa. De repente sintió un alivio de presión alrededor de su caja torácica y se dio cuenta que había abierto el broche de su sostén. Con facilidad, empujó la tela más abajo, dándose a sí mismo mejor acceso.

Lali debería haber protestado, pero no pudo pronunciar una sola palabra. La forma en que los labios y las manos la adoraban, requería toda su atención.

Mientras chupaba un pezón en la profundidad de su boca, sus dedos jugaban con el otro, convirtiéndolo en roca dura como un diamante.

Todo su cuerpo se quemaba por el placer que él le demostraba. Las llamas parecían lamer toda su piel, haciéndola arder, sin embargo, en lugar de dolor había placer. Las cargas eléctricas se agolpaban en su centro, pero en vez de hacerle daño, causaron que su cuerpo tuviera vértigo con el éxtasis.

Temblando de necesidad, sintió la humedad entre sus piernas y sabía lo que realmente necesitaba, sabía lo que Peter era capaz de darle. Nunca había sentido tanta satisfacción sexual, como con él, y ella sabía que podía tenerlo de nuevo. Él podría volver a hacer que se sintiera increíble y llevarla al extremo.

Cuando ella se apoderó de su mano y la dirigió fuera de su pecho, protestó con un fuerte estruendo en contra de su otro pecho, pero no dejó de chupar el pezón. Lali hizo caso omiso de su protesta y llevó su mano hacia abajo de su cuerpo y sobre su muslo. Él pareció entender lo que necesitaba y se movió hacia debajo de su pierna hasta llegar a la costura de la falda. Allí, él cambió su recorrido y se deslizó por debajo de ella.

Lali dejó escapar un suspiro de alivio. —Sí—, ella susurró y se apretó más a él. Sintió una dureza contra su muslo y sabía lo que era. Peter estaba tan excitado como ella. Su erección ahora presionaba fuerte y duro contra ella. Se le hacía agua en la boca el saber lo que él podía hacerle con su pene. Cómo él podía llenarla, cómo podría montarla y volverla loca.

Un momento después, Peter rozó los dedos contra su braga, la cual ya estaba muy húmeda. Un gemido salió de su garganta y rebotó contra su pecho. Entonces sus dedos se frotaron contra la barrera de tela, disparando una ola de deseo urgente a través de ella. Lo necesitaba ahora. Ella no quería esperar. Y no podía.

Cuando sus dedos se deslizaron hacia arriba, donde la tela se reunía con la piel, sabía que iba a conseguir lo que quería. Un dedo se hundió entre la piel y las bragas, sumergiéndose a través de sus rizos húmedos. Entonces un segundo dedo se unió al primero y ambos se deslizaron hacia el interior. Contuvo su respiración, y su cuerpo se puso rígido con la anticipación.

Peter soltó su pezón y levantó la cabeza de su pecho. Al mismo tiempo, retiró la mano de su braga. —Será mejor que comamos el postre antes de que se eche a perder.

La decepción se extendió como reguero de pólvora. —No, no te detengas.

Puso un dedo en sus labios. —Tenías razón, Lali. Es mejor si esperamos hasta que nos casemos. Imagínate lo maravillosa que será nuestra noche de bodas—. Entonces él le dio un casto beso en la mejilla. —Estoy ansioso por ello.

La incredulidad se unió a la decepción a medida que se extendía la amargura. Peter la había rechazado cuando ella se le había ofrecido. ¿Por qué le habría dicho que habían acordado esperar? Era la idea más estúpida que jamás había tenido.




Continuara...

21 comentarios:

  1. Ufaaaaa! Peter es malo ahora jajajaj! Espero que no dure mucho su venganza porque me gustan mas juntos ajjaja!Ahora lali esta al horno!Espero mas nove, Giu

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja que hdlpm, bueno, aver q pasa.. Masssss



    @nathies1024

    ResponderEliminar
  3. aaaaaaahhh ahora Peter cn su venganza nos quiere mataaar!!se van a casar de verdad o la hará sufrir??noo no quieroo...quiero q esten juntoos..siii..Lali no se podria encontrar en una peor situación..osea ahora Peter jugará cn ella..ufgi..ya quieoo maaas..@pl_mialma

    ResponderEliminar
  4. hayy noo odio q ahora peter se salga con la suya!!
    ojala q al final se ponga mal y lali lo haga remar un monton!!
    maaaaaaasssssss

    ResponderEliminar
  5. simplemente dire... wo0w!! este fue un capitulon!! quiero mas.. no quiero q lali sufra... ya sufrio mucho... y hera tiene muchaaa culpa!!

    ResponderEliminar
  6. Ja ja ja! Lo que le debe haber costado negarse !! Me encanta más!

    ResponderEliminar
  7. Hola lo siento esta hopee mega desaparecida y me deje coger ventaja y me perdí muchos capítulos ...
    Ahora si estoy al día haha me encanta la novela que capítulonn haha están que arden y están jugando con juego y se van. A quemar

    ResponderEliminar
  8. Me da mala espina.. Lali va a salir peor de lastimada que antes... Y Pitt esta vez se va a arrepentir mucho...
    Mas1!
    Besos ♥

    ResponderEliminar
  9. Mas noveeee
    Me encanta

    ResponderEliminar
  10. JAJAJJAJAJAJAJAJA cagatee Mariana
    MAS
    Beso,ANto

    ResponderEliminar
  11. ajjaja mmmmmmmmmmmmmmmmaaaaaaaaaaaaassssssssss

    ResponderEliminar
  12. me puedes decir quien es la autora de el mundo de los savants

    ResponderEliminar
  13. Que desgraciado no se deja nunca asì a 1 mujer si fuera lali lo mato jaja
    @Masi_ruth

    ResponderEliminar
  14. maspor fabor me encanta la nove MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

    ResponderEliminar
  15. jajajajajajaj eso si que se llama jugar sucio jajajjajaja

    ResponderEliminar
  16. Anto pasion jajajajajaja amo sus comentarios!!!! La fuerza de volutand que hbra tenido para dejarla en el mejor momento, ojala que se arrepienta antea de que todo empeore :( @LuciaVega14

    ResponderEliminar

Gracias por leer. Espero tu comentario :)