Un día después, Peter le pidió a Eugenia
una noche libre, diciéndole que quería sorprender a Lali con una comida hecha en
casa. A juzgar por la sonrisa en la cara de su jefe, su sospecha de que Eugenia
estuviera en la farsa, estaba confirmado. Ambas tenían que ser buenas amigas
para que Eugenia continuara fingiendo que era un camarero en su restaurante.
Así que decidió ponerla a prueba.
—Ella ha sido tan dulce y me ha
apoyado para pasar por todo esto—, aseguró, —que realmente quiero mostrarle mi
agradecimiento. Ella trabaja muy duro, ya sabes. Ya es hora de que ponga sus
pies en alto y permita que alguien más se ocupe de ella—. ¡Ah, y él se ocuparía
de ella! Tenía que darle a esa mujer que probara de su propia medicina esta
noche.
—Eso es muy amable de tu parte—. Eugenia
casi babeaba por él. —¿Por qué no pueden todos los hombres ser como tú?
Peter curvó los labios hacia
arriba.—Se lo merece. ¿Qué haría yo sin ella?—
¡De seguro, él no hubiera trabajado
como un burro de camarero, ni hubiera pasado una semana entera sin sexo!
Ni hablar de humillación. Si alguno de
los otros dioses alguna vez se enteraba de lo que le había hecho, sería la de
nunca acabar. Todo el mundo en el monte Olimpo estaría riéndose a carcajadas.
Tendrían que agregar una nueva palabra a su vocabulario: Schadenfreude.
Después de que Peter cerró de un
portazo su apartamento después de su turno del almuerzo, se dejó caer sobre el
sofá. Había mucho que hacer. Él ya había llamado a Lali a su casa para decirle
que necesitaba hablar con ella esta noche.
Había sonado preocupada, pero él no se
había delatado.
—Sirvientes—, gritó. Una fracción de
segundo más tarde, tres diminutas hadas en túnicas de colores, aparecieron en
su sala de estar, haciendo una reverencia al instante.
—Estamos a tu servicio, oh poderoso
dios Peter—, dijeron las tres hadas al unísono.
Peter sonrió. Así era como le gustaba.
—Esta noche tengo una invitada especial.Pongan en orden el apartamento. Quiero
que todo esté impecable.
Los sirvientes se inclinaron una vez
más, y como danzantes derviches, se pusieron a trabajar. Sus movimientos fueron
tan rápidos que Peter apenas vio lo que estaban haciendo. Como por magia, la
ropa y los zapatos desaparecieron en los armarios, paños limpiaron sobre las
superficies, revistas y periódicos fueron apilados ordenadamente, los cojines
se enderezaron, y la basura se recogió.
Las hadas eran una mera imagen borrosa
para el ojo humano, pero los sentidos superiores de Peter eran capaces de
distinguir sus formas, y a pesar de que él estaba acostumbrado a ellas, se
maravilló de su eficiencia. No era de extrañarse que las criaturas hubieran
sido elegidas para ser siervos de los dioses. Ahora que se arremolinaban a su
alrededor, se daba cuenta de lo mucho que había echado de menos su presencia.
Peter cerró los ojos durante unos minutos,
tratando de ordenar sus pensamientos. Había estado furioso el día anterior,
cuando había estado con Agustín y Hermes. Había estado demasiado enojado como para
siquiera darles las gracias adecuadamente por ayudarle a recuperar la memoria.
—¡Oh poderoso dios Peter!, ¿qué otras
tareas tienes para nosotras?—, preguntaron las hadas.
Peter abrió los ojos. —Pongan la mesa para
una cena romántica. Quiero flores y velas, la habitual extravagancia, lo que a
las mujeres les gusta.
—Así se hará.
—Rosas rojas—, agregó Peter como idea
de último momento.
—Como desee.
Ante sus ojos, los sirvientes
transformaron la mesa normal en una fiesta para sus ojos.
Una tela blanca cubría la superficie.
Platos con bordes de plata, enmarcados por el resplandor de cubiertos y copas
de cristal. Pétalos de rosa estaban esparcidos sobre el mantel y dos candelabros
de plata tenían cirios rojos.
Peter sonrió. No podría haberlo hecho
mejor por sí mismo.
Mientras los sirvientes se inclinaban
ante él una vez más, Peter asintió con la cabeza. —Muy bien hecho. Ahora bien,
para el menú: ¿qué pueden sugerir? Alimentos afrodisíacos en su mayoría.
—Alimentos afrodisíacos—, respondió
una de las hadas. —Espárragos, almendras, aguacates, plátanos, albahaca,
chocolate, higos…
—Preparen una entrada con aguacates, a
continuación, un bife de lomo a la almendra con espárragos y salsa de higos, y
como postre un mousse de chocolate con crema de plátano—. Su propia boca se le
hacía agua por el delicioso menú.
Los sirvientes extendieron sus brazos
y un instante después, los alimentos aparecieron en platos sobre la palma de la
mano. Peter se puso de pie y miró la selección. Había un tazón con guacamole, y
junto a ella un plato con rodajas de aguacate perfectamente cortadas, rociadas
con un aderezo oscuro. Señaló al mismo. —Añádanle un poco de albahaca, y quiten
el guacamole.
De la nada, la albahaca picada
apareció en la parte superior de las rebanadas de aguacate, mientras que el
plato de guacamole desapareció.
Luego se trasladó al siguiente plato.
El bife se veía perfecto. —Bien—. Los espárragos junto a él estaban limpios y
asados a la parrilla. —Muy bonito.
El olor del mousse de chocolate
penetró en la nariz. —Delicioso.
Luego agitó su mano hacia los platos.
—Entréguenlo a las siete de esta noche. De manera invisible por favor—. Entonces
se acordó de algo. —Ah, y cuando lo hagan, asegúrense de que la cocina se vea
como si yo hubiera cocinado aquí. Eso es todo.
Los sirvientes hicieron una reverencia
y se fueron un momento después.
Peter estiró los brazos sobre su
cabeza y bostezó. Preparar una velada romántica era agotador. Él necesitaba una
siesta ahora.
***
Cuando Lali entró en el apartamento de
Peter, parecía que la Blitzkrieg había tenido lugar justo en su cocina.
Mientras su mirada se posaba sobre la mesa del comedor exquisitamente decorada,
se dio cuenta del por qué había querido verla: él la sorprendería con una cena
romántica. E incluso, la había cocinado él mismo.
Ella se tragó su culpa. Había estado
mintiéndole desde que había sido golpeado, ¿y qué hacía Petera cambio? Él la
estaba prodigando con lujos, como una cena hecha en casa.
Ella debería estar avergonzada de sí
misma. ¿Qué pasaría si ella le confesaba todo ahora, se pondría furioso?
—Te ves hermosa—. Los labios de Peter pusieron
un dulce beso en su mejilla.
—Ha pasado demasiado tiempo desde que
te vi—. Su brazo la rodeó y la atrajo hacia su pecho.
Sintió que su corazón tronaba con el
contacto. Era tan masculino, tan viril, y todo en él le recordaba su noche
juntos, cuando sus cuerpos desnudos se habían unido como uno solo. Rápidamente
se salió de sus brazos, para no disolverse en un charco de necesidad. —Esto es
hermoso.
Caminó hacia el comedor. — ¿Tú sólo
hiciste todo esto? ¿Para mí?
Sus pasos resonaban en el suelo de
madera mientras se movía detrás de ella y deslizaba sus brazos alrededor de su
cintura. —Quería darte una sorpresa.
¿Se lo estaría imaginando, o su voz
estaba más profunda y más sexy que antes? Hacía que quisiera apoyarse en él y
dejarse llevar. —Esto es tan amable de tu parte.
—Espero que tengas hambre.
Ella asintió con la cabeza, y
finalmente la dejó en libertad. Otro momento de sus manos cálidas sobre ella, y
hubiera emitido un quejido. ¿Por qué de repente se sentía tan necesitada de su
tacto?
Lali lo miró mientras se deslizaba
detrás de la barra que dividía la cocina de la sala de estar y el comedor, y
abría el refrigerador del vino. Sacó una botella y ya la estaba descorchando
cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
—Pensé que estuviste de acuerdo en no
beber más—. Las palabras salieron antes de que pudiera detenerse. Se dui cuenta
de cómo sus hombros se ponían rígidos, y lamentaba que ella se hubiera
inventado tan estúpido pretexto de que tenía un problema con la bebida. ¿No
podría haber legado con otra excusa del por qué había decidido no tener relaciones
sexuales?
—El vino es para ti, no para mí—. Se
giró hacia ella y sonrió. —Espero que te guste el Zin.
Era su variedad favorita. Pero esa no
era la razón por la que se sentía con un nudo en la garganta. Peter estaba
siendo generoso al ofrecerle vino cuando él no tomaría nada. Él estaba
empezando a escucharla y respetar sus deseos.
Le sirvió una copa y se la entregó,
sus dedos la rozaron enviándole una descarga eléctrica a través de su cuerpo.
—Gra... gracias—, balbuceó.
Algo parecía diferente para Peter esta
noche. Parecía más seguro de sí mismo, más confiado. Se preguntó si había
aceptado el hecho de que tenía amnesia y decidió seguir adelante. Parecía que
no tenía ninguna preocupación en el mundo.
Al mismo tiempo, su mirada era más
intensa, y su cuerpo parecía tararear con la energía. Era más parecido al Peter
con el que había salido, del que se había enamorado.
Ella había estado atraída por su
manera de ser confiada y su intensidad.
Parte de esa confianza parecía estar
de vuelta, y aunque ella estaba preocupada de que pudiera volver a ser el
hombre despreocupado que había demostrado ser cuando la había dejado, se sentía
atraída por él.
Durante la cena, Peter fue el
anfitrión perfecto. Y otra cosa fue sorprendente.
—Eres un cocinero increíble.
Levantó una ceja sorprendido.
—¿Quieres decir que nunca he cocinado para ti antes?
Ella sacudió la cabeza y masticó el
bife, dejando que los diferentes sabores se mezclaran en la boca.
—¿En todos los meses que hemos estado
juntos? Me parece difícil de creer.
Lali evitó su mirada examinadora y
fingió interés en los pétalos de rosa sobre el mantel.
—Has estado trabajando tanto—, mintió.
—No te dan muchas noches libres—. Un nudo comenzó a formarse en su estómago, y
la deliciosa comida no tenía nada que ver con ello. Era el sentimiento de culpa
el que la atormentaba. Ella estaba cada vez más enredada en sus propias
mentiras. En poco tiempo, se equivocaría y quedaría atrapada en su propia
maraña.
—Supongo que así debe ser—. Él puso su
tenedor en el plato y le tomó la mano, deslizando su dedo índice suavemente
sobre sus nudillos. —Me comprometo a hacer un mayor esfuerzo en el futuro.
Además, me gusta mucho cocinar, y si te gustan mis mezclas, mucho mejor.
Su amplia sonrisa llegó hasta a sus
ojos. Lali puso el último trozo de su carne en su boca y forzó una sonrisa en
los labios. Peter era un hombre muy bueno, y ella se sentía como una soberana
bruja. Sin duda, Peter había aprendido su lección para ese entonces.
¿Necesitaba realmente continuar con
esto? ¿Y a quién estaba en realidad haciendo daño? Peter no tenía ningún
recuerdo de lo que le había hecho.
Sólo estaba perjudicándose a sí misma
por estar con él.
No te detengas ahora, la voz en su cabeza
le ordenó. Ya casi lo tienes donde lo quieres.
¿Dónde lo quería?
—¿Algo está mal, amor?— La voz de Peter,
la sacó de sus pensamientos.
Ella le lanzó una rápida sonrisa.
—Sólo disfruto de la comida tanto, que me hace soñar.
—Y ni siquiera has probado lo mejor—.
Él se levantó y se fue al refrigerador y sacó dos platos. Al acercarse,
reconoció los contenidos.
—¿Te has tomado la molestia de hacer mousse
de chocolate?— Su boca se abrió mientras miraba la hermosa creación de
chocolate.
—Así es.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
¿Cómo podía ser tan mala cuando él era tan dulce?
Peter puso los platos en la mesa, la
levantó en sus brazos. —Shh, nena, ¿por qué lloras?
Lali sollozó. —Eres tan bueno.
Él se rio entre dientes. —Por
supuesto, ¿por qué no habría de ser amable con mi prometida?— Entonces le alzó
la cara y rozó sus labios contra los suyos. —¿Qué tal si nos comemos el postre
más tarde?
No tuvo que esperar su respuesta, en
cambio la levantó y se trasladó al sofá donde se dejó caer, poniéndola en su
regazo. —¿Se le puede dar un beso al cocinero por su esfuerzo?
Lali asintió lentamente. Un beso no
podría hacerle daño, ¿verdad? Y él se lo merecía.
Probablemente se había pasado toda la
tarde preparando la cena. Lo menos que podía hacer era darle un beso. Y, además,
ellos estaban comprometidos, bueno, comprometidos de mentiras.
Ella enlazó sus manos detrás de su
cuello y puso sus labios sobre los suyos.
—Gracias por la cena—. Si ella había
pensado que el beso sería dulce y corto, se había equivocado. En el momento en
que sus labios la tocaron, se sintió drogada por su olor y quiso más.
Peter se apretó contra ella,
manteniendo firme sus labios pero suave al mismo tiempo.
Cuando él inclinó la cabeza y
entreabrió los labios, ella perdió todos sus sentidos y le permitió profundizar
el beso. Su lengua lamió los labios, haciéndolos separar sin que ella lo
hiciera. Cuando se sumergió en ella y la exploraba, recordó una sola cosa: cómo
había hecho el amor con ella aquella noche.
Él sabía a masculino puro, especias y
fuerza. Su aliento estaba caliente y su lengua implacable, mientras bailaba con
la de ella, sin darle respiro. Sin embargo, ella agradeció el asalto a sus
sentidos, permitió que su esencia la envolviera.
Las manos de Peter recorrieron su
espalda. Una de ellas se deslizó más alto y se hundió en su pelo, acunando la
parte posterior de la cabeza para sostenerla más cerca de él, mientras que la
otra tiraba de su blusa, liberándola de donde la había escondido en la falda.
Cuando su mano se deslizó por debajo de ella y tocó la piel desnuda de su
espalda, Lali emitió un jadeo en su boca.
Por un instante, soltó sus labios y
sólo se cernió sobre ellos, en realidad nunca cortó el contacto. —Por los
dioses, te sientes tan bien—. Entonces su boca comenzó a aplastarla con más
fuerza que antes, como si acabara de darse cuenta de lo mucho que le gustaba
besarla.
Sus dedos se fueron al tirante del
sujetador y los deslizó hacia abajo, y luego continuó hacia el frente hasta que
su pulgar se enganchó por debajo de ella para
acariciar la parte inferior de su pecho. El calor se encendió en su
interior como si alguien hubiera prendido un horno. Su ritmo cardíaco se duplicó,
y su aliento la abandonó. Ella movió la boca de la suya, en busca de aire.
—Te amo, Lali—, Peter le profesó y
rozó su dedo pulgar sobre el pezón.
Endureciéndolo al instante.
Ella tomó una bocanada de aire como si
estuviera ahogándose. Había querido escuchar esas palabras de él, y quería
creer en ellas. ¿Creía realmente, que estaba enamorado de ella? ¿Estaba
enamorado de ella porque no recordaba su vida anterior?
—¡Oh, Peter!
Peter desabrochó los botones de su
blusa y la alejó de su sostén. Luego bajó la cabeza y besó el pezón a través de
la suave tela. Su lengua lamió la pequeña protuberancia endurecida, provocando
un ahogado gemido de su seca garganta.
Sus dedos empujaron la tela a un lado,
permitiendo que los labios se conectaran con su piel desnuda. Él mordió, chupó,
y lamió, explorando, probando, y memorizando su pecho. Su mano capturó su teta
y la apretó suavemente mientras chupaba más de ella en su boca, lamió encima del
pezón, como devorando un cono de helado con avidez. Su otra mano no estaba
ociosa. De repente sintió un alivio de presión alrededor de su caja torácica y
se dio cuenta que había abierto el broche de su sostén. Con facilidad, empujó
la tela más abajo, dándose a sí mismo mejor acceso.
Lali debería haber protestado, pero no
pudo pronunciar una sola palabra. La forma en que los labios y las manos la
adoraban, requería toda su atención.
Mientras chupaba un pezón en la
profundidad de su boca, sus dedos jugaban con el otro, convirtiéndolo en roca
dura como un diamante.
Todo su cuerpo se quemaba por el
placer que él le demostraba. Las llamas parecían lamer toda su piel, haciéndola
arder, sin embargo, en lugar de dolor había placer. Las cargas eléctricas se
agolpaban en su centro, pero en vez de hacerle daño, causaron que su cuerpo
tuviera vértigo con el éxtasis.
Temblando de necesidad, sintió la
humedad entre sus piernas y sabía lo que realmente necesitaba, sabía lo que Peter
era capaz de darle. Nunca había sentido tanta satisfacción sexual, como con él,
y ella sabía que podía tenerlo de nuevo. Él podría volver a hacer que se
sintiera increíble y llevarla al extremo.
Cuando ella se apoderó de su mano y la
dirigió fuera de su pecho, protestó con un fuerte estruendo en contra de su
otro pecho, pero no dejó de chupar el pezón. Lali hizo caso omiso de su
protesta y llevó su mano hacia abajo de su cuerpo y sobre su muslo. Él pareció
entender lo que necesitaba y se movió hacia debajo de su pierna hasta llegar a
la costura de la falda. Allí, él cambió su recorrido y se deslizó por debajo de
ella.
Lali dejó escapar un suspiro de
alivio. —Sí—, ella susurró y se apretó más a él. Sintió una dureza contra su
muslo y sabía lo que era. Peter estaba tan excitado como ella. Su erección
ahora presionaba fuerte y duro contra ella. Se le hacía agua en la boca el
saber lo que él podía hacerle con su pene. Cómo él podía llenarla, cómo podría
montarla y volverla loca.
Un momento después, Peter rozó los
dedos contra su braga, la cual ya estaba muy húmeda. Un gemido salió de su
garganta y rebotó contra su pecho. Entonces sus dedos se frotaron contra la
barrera de tela, disparando una ola de deseo urgente a través de ella. Lo
necesitaba ahora. Ella no quería esperar. Y no podía.
Cuando sus dedos se deslizaron hacia
arriba, donde la tela se reunía con la piel, sabía que iba a conseguir lo que
quería. Un dedo se hundió entre la piel y las bragas, sumergiéndose a través de
sus rizos húmedos. Entonces un segundo dedo se unió al primero y ambos se
deslizaron hacia el interior. Contuvo su respiración, y su cuerpo se puso
rígido con la anticipación.
Peter soltó su pezón y levantó la
cabeza de su pecho. Al mismo tiempo, retiró la mano de su braga. —Será mejor
que comamos el postre antes de que se eche a perder.
La decepción se extendió como reguero
de pólvora. —No, no te detengas.
Puso un dedo en sus labios. —Tenías
razón, Lali. Es mejor si esperamos hasta que nos casemos. Imagínate lo maravillosa
que será nuestra noche de bodas—. Entonces él le dio un casto beso en la
mejilla. —Estoy ansioso por ello.
La incredulidad se unió a la decepción
a medida que se extendía la amargura. Peter la había rechazado cuando ella se
le había ofrecido. ¿Por qué le habría dicho que habían acordado esperar? Era la
idea más estúpida que jamás había tenido.
Continuara...
Ufaaaaa! Peter es malo ahora jajajaj! Espero que no dure mucho su venganza porque me gustan mas juntos ajjaja!Ahora lali esta al horno!Espero mas nove, Giu
ResponderEliminarJajajaja que hdlpm, bueno, aver q pasa.. Masssss
ResponderEliminar@nathies1024
Subi maaaaaaaaaaaas
ResponderEliminaraaaaaaahhh ahora Peter cn su venganza nos quiere mataaar!!se van a casar de verdad o la hará sufrir??noo no quieroo...quiero q esten juntoos..siii..Lali no se podria encontrar en una peor situación..osea ahora Peter jugará cn ella..ufgi..ya quieoo maaas..@pl_mialma
ResponderEliminarNooooooooooo!!! Sin venganzaaas
ResponderEliminarhayy noo odio q ahora peter se salga con la suya!!
ResponderEliminarojala q al final se ponga mal y lali lo haga remar un monton!!
maaaaaaasssssss
simplemente dire... wo0w!! este fue un capitulon!! quiero mas.. no quiero q lali sufra... ya sufrio mucho... y hera tiene muchaaa culpa!!
ResponderEliminarJa ja ja! Lo que le debe haber costado negarse !! Me encanta más!
ResponderEliminarHola lo siento esta hopee mega desaparecida y me deje coger ventaja y me perdí muchos capítulos ...
ResponderEliminarAhora si estoy al día haha me encanta la novela que capítulonn haha están que arden y están jugando con juego y se van. A quemar
Me da mala espina.. Lali va a salir peor de lastimada que antes... Y Pitt esta vez se va a arrepentir mucho...
ResponderEliminarMas1!
Besos ♥
que malo es peter
ResponderEliminarMas nove
ResponderEliminarMas noveeee
ResponderEliminarMe encanta
JAJAJJAJAJAJAJAJA cagatee Mariana
ResponderEliminarMAS
Beso,ANto
mmmasssss
ResponderEliminarajjaja mmmmmmmmmmmmmmmmaaaaaaaaaaaaassssssssss
ResponderEliminarme puedes decir quien es la autora de el mundo de los savants
ResponderEliminarQue desgraciado no se deja nunca asì a 1 mujer si fuera lali lo mato jaja
ResponderEliminar@Masi_ruth
maspor fabor me encanta la nove MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarjajajajajajaj eso si que se llama jugar sucio jajajjajaja
ResponderEliminarAnto pasion jajajajajaja amo sus comentarios!!!! La fuerza de volutand que hbra tenido para dejarla en el mejor momento, ojala que se arrepienta antea de que todo empeore :( @LuciaVega14
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