viernes, 21 de junio de 2013

Capítulo 14:




—Hay galletas y café en el fondo de la sala para los que quieran quedarse y mezclarse. Nos vemos la próxima semana—, anunció el moderador del grupo de AA.


A su lado, Lali sintió exhalar a Peter y murmurar algo en voz baja que ella no entendió.

—Lo siento, ¿qué dijiste?

Él la miró y se aclaró la voz. —Ya he tomado un café. Estoy listo para irnos.

La expresión de dolor en su cara lo decía todo. Esto no podría haber sido fácil para él. Sin embargo, se sentía orgullosa de él. Realmente hizo un esfuerzo para complacerla, y escuchar sus sugerencias. En el fondo, Peter era realmente un buen hombre. Tal vez algunas malas experiencias con las relaciones, lo habían hecho alejarse de ella el día después de que habían tenido sexo. ¿Podía ella realmente echarle la culpa? Sus propias experiencias la habían hecho cautelosa también.

—Entonces, ¿nos vamos?— Peter lo pidió una vez más. —Puedo llevarte a comer.

Lali forzó una sonrisa y apartó sus pensamientos. —Eso sería encantador—.

Mientras se ponía de pie, su celular sonó. —Lo siento—. Lo sacó de su bolso de mano y leyó la pantalla. Era el número de su vinería. —¿Sí, Lisa?

—Siento molestarte Lali, pero la entrega de los vinos chilenos acabaron de llegar, y no concuerda con lo que pedimos. Creo que será mejor que vengas.

—¿Está el repartidor todavía allí?

—Sí. No he firmado todavía.

Lali dejó escapar un suspiro de alivio. —Bien, no lo hagas. Y no lo dejes salir. Estoy a sólo diez minutos—. Desconectó la llamada y volvió a poner el celular en su bolsillo, dando a Peter una mirada de disculpa.

— ¿Qué pasa?—, le preguntó, su voz se mezclaba con inmediata preocupación.

—Tendré que dejar para después el almuerzo. Hay un problema en la vinería. Te llamaré más tarde.

Peter puso una mano sobre su brazo. — ¿Por qué no voy contigo? Quiero ver tu tienda de todos modos.

Vaciló por un momento, preguntándose si exponerlo a la vinería daría lugar a algún recuerdo. Sin embargo, se maldijo a la vez: no siempre podría evitar que volviera a visitar lugares conocidos, con la esperanza de que su recuerdo se mantuviera lejos. Era egoísta, y además, no tenía idea de cómo y cuándo su memoria volvería. Podía ocurrir de forma espontánea y no tendría nada que ver con la visión de lugares familiares y esas cosas.

—Claro.

Mientras caminaban hacia la luz del sol, Peter le tomó la mano en la palma grande suya.

El contacto fue ligero, pero de repente la hizo sentirse nerviosa de nuevo. ¿Por qué todavía la afectaba tan intensamente?

—Esta es realmente una linda ciudad. ¿Cuánto tiempo he estado viviendo aquí?

Sin estar preparada para su pregunta, su corazón se aceleró. —¿Cuánto tiempo?— Ella repitió evasivamente. ¿Importaría cuál era la respuesta que diera? — Un par de años.

— ¿Dónde vivía antes?

—Nunca hablaste mucho acerca de eso.

Él hizo una mueca. — ¿Me estás diciendo que estás dispuesta a casarte con un hombre que ni siquiera te ha dicho de dónde es?

Lali rebuscó una respuesta creíble. —No, no, por supuesto que no.

— ¿Quieres decir que no estás preparada para casarte conmigo?

Irritada, apartó la mano de la suya. Dios, cómo odiaba tener que mentirle todo el tiempo.

—No trates de confundirme.

— ¿Cómo te confundo?

—Haciéndome todas esas preguntas.

Él dejó escapar un suspiro y se pasó una mano por su abundante pelo.

   Pero tengo que hacer preguntas. Tengo que saber quién soy—. Él la miró entonces, en busca de sus ojos para su aprobación.

El pesar se apoderó de ella. —Lo siento. No quise decir eso. Es sólo que, esto, es... es muy estresante—. Ahí estaba, esa era una explicación convincente, y ni siquiera estaba lejos de la verdad. ¿Quién hubiera sabido que el mentir constantemente era estresante?

—No sé cómo lidiar con todo esto, con que hayas perdido la memoria—. Con que te esté engañando, ella quería gritar.

Peter le tomó la mano y se la llevó a los labios para darle un beso.

—Entiendo. Pero no quiero que te preocupes por eso. Regresará, estoy seguro.

Era exactamente de lo que Lali estaba preocupada. Si su memoria regresaba demasiado pronto, sería catastrófico. ¿Y si su memoria se mantenía alejada por más tiempo? ¿Qué pasaría si se repetía la historia? ¿Se enamoraría incluso más de él? Y luego, cuando finalmente se diera cuenta de quién era y lo que había hecho, ¿la odiaría entonces?

—No estés tan triste. Todo estará bien.

***
Peter le echó otra mirada a Lali. Algo estaba mal. Cada vez que él le preguntaba sobre su pasado, ella se ponía nerviosa. ¿Había algo en su pasado que no quería compartir con él? El pensamiento le hizo tener cierta inquietud como una serpiente deslizándose por la espalda. Tal vez era mejor que tratara de resolver las cosas por su cuenta.

Más tarde, continuaría explorando las direcciones que había encontrado en su apartamento, con la esperanza de que alguna pizca de la memoria regresara.

Pero mientras estuviera con Lali, debería usar el tiempo para acercarse a ella.

Ya que había accedido a seguir su voluntad de hacer frente a su “problema de la bebida”, era hora de que ella hiciera algo que él quisiera. Quid pro quo.

Cuando Lali de repente se detuvo frente a una tienda, Peter miró el cartel sobre la puerta. Decía In Vino Veritas. Su mente tradujo instantáneamente las palabras para él: la verdad en el vino. Hablaba latín, pero también se dio cuenta que no era su lengua materna. Tampoco el inglés. Era sin duda educado... educación clásica, evidentemente.

Peter la siguió dentro de la vinería y cerró la puerta, dejando los sonidos del tráfico detrás de él. Cientos de botellas prolijamente apiladas en varios botelleros y vitrinas, lo recibieron como hijo pródigo. Una acogedora oleada de reconocimiento lo bañó y se envolvió alrededor como una toalla tibia después de una ducha fría.

Sus ojos recorrieron las botellas, acariciando sus contenidos a través del vidrio oscuro que contenía el preciado líquido. Se sentía relajado y contento, por primera vez desde el inicio de su amnesia. Las botellas de vino le hablaban casi como con respeto, como si fueran sus súbditos y él su rey. Peter sacudió la cabeza ante la estúpida idea. Era evidente que la reunión de AA había revuelto su cerebro.

De ninguna manera volvería allí.

Nunca se había sentido tan incómodo en su vida o lo poco que recordaba de ella. La idea de renunciar a un buen vino era incomprensible para él. ¿Por qué alguien haría una cosa así? El vino era la vida, divertido, e incluso saludable para el caso. Y además, ¿por qué Lali quería que dejara de beber cuando ella misma era dueña de una tienda de vinos? No, cuando la próxima reunión se avecinara, le diría que iría solo para que no se diera cuenta de que no tenía intención de asistir.

—Hola, Peter, encantada de verte otra vez—, una voz detrás de él lo sacó de su ensimismamiento. Giró sobre sus talones y miró a la joven que lo saludaba.

—Hola—. No podía ponerle un nombre a la cara bonita, de hecho, ni siquiera podía recordar si se habían conocido.

—Lisa—, se presentó. —Es probable que no recuerdes mi nombre...

—Lo siento, pero…

—Lisa, eh, ¿nos puedes ayudar aquí?—, preguntó Lali, señalando al repartidor que estaba a la entrada de una puerta que conducía a la parte posterior, probablemente un área de almacenamiento.

—Disculpa—, dijo Lisa y se unió a su jefe.

Queriendo sentirse útil, Peter decidió interrumpir antes de que se adentraran demasiado en su trabajo. —Lali, ¿iré a comprar comida para traerla? Parece que ninguna de ustedes dos tendrá tiempo para un almuerzo servido en la mesa de todos modos—, señaló hacia las cajas de vino, algunas parcialmente abiertas, algunas cerradas, que cubrían la entrada a la sala de almacenamiento.

—Eso sería maravilloso. Gracias—. Lali le sonrió antes de mirar nuevamente hacia el papeleo en sus manos.

Se encontró sonriéndole, bebiendo de sus dulces rasgos. Después del almuerzo, haría una jugada para el postre.

Cuando Peter regresó de un pequeño restaurante italiano, con varios platos de pasta y ensaladas en la mano, el repartidor ya se había ido, y Lisa y Lali llevaban las cajas pesadas a la sala de almacenamiento. Dejó la comida en el mostrador y se apresuró hacia ellas.

—Yo haré esto—, se ofreció y tomó las cajas justo desde los brazos de Lali. — ¿Por qué no comienzan ambas con el almuerzo y las acompañaré una vez que haya guardado el vino?

— ¿Trajiste almuerzo para mí también?—, preguntó Lisa, con evidente sorpresa en su voz.

—Por supuesto. Tienes que poner algo de carne en esos huesos—. Le guiñó un ojo. La muchacha estaba demasiado delgada para su gusto. Ahora, las curvas exuberantes de Lali, eran una cosa totalmente diferente. Cuando su mirada viajó hasta las caderas y los pechos de Lali y cayeron sobre su rostro, se dio cuenta de su molesta expresión.

¿Habría dicho algo malo? Ella no pudo haber tomado su comentario a Lisa de manera equivocada, ¿o sí? ¿O era propenso a coquetear con otras mujeres? —Ahora, ustedes dos, coman.

Entró en la sala de almacenamiento, cuando Lali lo llamó: —Pero tú no sabes dónde ponerlas.

— ¿Las clasificas por país, y luego por la variedad, a continuación, por el año?— Era como estaba abastecida su propia bodega de vinos. ¿Su propia bodega de vinos?

¿Dónde tendría una bodega de vinos? No había espacio en su pequeño apartamento en Charleston para tener ese lujo. Todo lo que tenía era un refrigerador de vinos. Sin embargo, él sabía con certeza al cien por ciento que tenía una bodega de vinos. En algún lugar.

—Sí, así es—, confirmó Lali.

El olor de la comida flotaba en la despensa mientras levantaba caja tras caja dentro de ella y las apilaba hasta arriba. Pronto, su estómago gruñó, y se alegró cuando la última caja estuvo puesta en su lugar.

Salió de la sala de almacenamiento y se detuvo un momento para ver Lali y a Lisa disfrutar de su almuerzo en el mostrador de degustación. Mientras que Lisa era una chica guapa y muy joven, sus ojos eran atraídos por Lali y su figura. Todo en ella era más maduro que la lozana chica a su lado. Madura para cosecharla. Y sería una cosecha abundante.

Su entrepierna se tensó con el pensamiento. Si no ponía sus manos sobre ella pronto, estallaría en llamas.

—¿Me dejaron algo?— Él se acercó a ellas y se asomó a las cajas de cartón.

—Compraste demasiado—, dijo Lali.

—Me muero de hambre—. Por más que sólo comida. Peter se vio obligado a servirse un poco de pasta en un plato de papel y comer en él. Cuanto antes se comiera su plato principal, más rápido sería capaz de continuar con el postre. El cual no le impediría mirar a su postre mientras comía su plato principal.

Lisa limpió el último poco de pasta de su plato, cuando la campanilla en la puerta sonó, anunciando la llegada de un cliente. —Iré a atenderlo.

—Voy a ayudarte a limpiar—, Peter le ofreció a Lali al siguiente instante.

—Yo lo haré—. Lali tomó una caja vacía al mismo tiempo que él lo hizo, sus manos la tocaron. Ella soltó una risita nerviosa antes de tirar la caja de cartón en la basura detrás de ella. Hizo lo mismo con los recipientes y platos de papel restantes.

—Listo.

—¿Quieres comprobar si puse las cajas en el lugar correcto?—, le preguntó Peter, quien ya tenía un plan en su mente.

—Sí, quiero asegurarme de que pueda encontrarlas más tarde.

La siguió hasta la bodega y suavemente cerró la puerta detrás de ellos. No le hacía falta público. Mientras caminaba entre los pasillos hacia la pared del fondo de la sala, Peter admiraba el seductor balanceo de sus caderas y la curva elegante de sus piernas. Él sabía exactamente lo que quería hacer con esas piernas largas. Se veían fuertes y bien tonificadas, y podía sentirlas envolviéndose alrededor de sus caderas mientras la penetraba.

A pesar de la fría sala, una fina capa de sudor se juntó en la frente y cuello de Peter. Su corazón se aceleró y bombeaba sangre a su pene con la espera de lo que su cerebro estaba planeando.

Lali se detuvo frente a las cajas y las examinó. Peter se acercó por detrás y puso una mano al lado de su hombro, tocando la caja detrás de ella. — ¿Lo he hecho bien?— Lo dijo bajando su voz a propósito, lo que le permitió que el sonido fuera más seductor del que alguna vez hubiera hecho al hablar con ella.

—S-sí. Están bien—. Su voz tartamudeó ligeramente, lo que demostraba que estaba consciente de su cercanía y tal vez incluso de su intención.

—Dime, amor, ¿nos hemos besado aquí?— Colocó su mano sobre su hombro y le dio la vuelta para que lo mirara.

—N-no— agachó sus ojos, como si no pudiera enfrentar su mirada, por tener demasiado miedo de lo que iba a ver: deseo desbordándose.

Él tomó su barbilla en su mano y la levantó hacia arriba. — ¿Por qué no?

—Nosotros... nosotros... no sé—. Sus ojos se desviaron por detrás de él como si estuviera buscando una vía de escape. No había ninguna.

—Vamos a tener que poner remedio a eso—. Sin prisa, dejó caer la cabeza a la suya. —Nos besamos, ¿verdad?

—S...sí.

Sintió una oleada de poder con su respuesta. —Bueno. Porque tengo la sensación de que me gusta besarte. Y estoy muerto de hambre por un beso en este momento—. Luego cruzó la distancia que quedaba entre ellos y rozó sus labios con  los suyos en un suave toque.

Su aliento se contuvo con el contacto, lo que confirmaba que se sentía atraída físicamente a él. Utilizaría este conocimiento para librarla de la estúpida noción de practicar la abstinencia. En pocos minutos, él la tendría jadeando por un orgasmo.

Peter deslizó la mano en la parte posterior de su cuello e inclinó la cabeza, deslizando sus labios sobre los de ella una vez más. Su muslo rozó la cadera, el contacto envió una llama de fuego blanco a través de la ingle. Por su propia voluntad, su otra pierna dio un empujón entre las piernas de ella para hacer presión en contra de su centro.

Un suspiro se escapó de su boca y rebotó contra sus labios. Él entreabrió los labios para beber su aroma antes de tirar de su labio superior en la boca.

Lentamente, deslizó la lengua sobre su suave piel y la sintió temblar en respuesta.

—Calma, nena—, susurró él y repitió su acción.

Cuando Lali abrió los labios un momento después para tomar una bocanada de aire, Peter apretó sus labios contra ella y dejó que su lengua se deslizara dentro de ella.

Primero despacio y con movimientos medidos, exploró su dulce caverna, saboreando, tocando y acariciando. Un gemido involuntario se escapó de su pecho. Por los dioses, le gustaba besarla aún más de lo que él pensaba que era humanamente posible. Mientras la apretaba contra las cajas en la espalda, intensificó su beso y dejó que todas las ideas que tenía de una lenta seducción, volaran en el viento.

En cambio, la capturó, no permitiéndole ningún respiro, y le dio a conocer su demanda.

Con toques decididos, se deslizó contra su lengua, iniciando un baile apasionado, el cual ella respondió sin titubear. Ese no era el beso de una mujer que no conocía los placeres carnales. El beso que compartía con él era apasionado y lo consumía totalmente, y los sonidos provenientes de su cuerpo, los suaves gemidos y suspiros que salían de su pecho, no eran los de una tímida virgen.

Peter enterró sus caderas en ella, dejando viajar su mano por su torso.

Mientras acariciaba la parte exterior de su pecho con el pulgar, los brazos de Lali se fueron alrededor de su cuello, una mano se enterró en el pelo. Él disfrutó de la sensación de sus dedos hundiéndose en su cuero cabelludo para mantenerlo más cerca de ella.

Animado por su reacción, él movió su mano sobre su pecho, sintiendo el contorno de su sostén. El calor bajo su palma quemaba su piel, pero necesitaba más. Antes de que ella tuviera la oportunidad de detenerlo, si es que hubiera tenido la intención de hacerlo, sacó su blusa de la pretina de la falda e introdujo su mano.

Sus dedos se encontraron con la desnuda, suave y cálida piel.

Movió su mano hacia arriba, conectándose con el aro de su sostén antes de deslizarse sobre la suave tela y encontrarse con el pico duro que se había formado allí. Cuando sus dedos rozaron sobre ella, un ahogado gemido salió de sus labios, junto con una protesta.

—Detente.

Sin embargo, la palabra era tan suave y estaba acompañada por un empuje de sus caderas contra las suyas, que él no pudo tomar la orden en serio. Ya podía oler su excitación, el dulce aroma dirigiéndose hacia su nariz, convirtiendo su cuerpo en una máquina de una sola idea, queriendo una sola cosa: la liberación.

—Shh, amor—, le susurró contra sus labios, interrumpiendo brevemente el beso. Pero un momento después estaba de vuelta, presionando los labios con tanta fuerza para que ella no fuera capaz de pensar en resistirse.

Su mano se deslizó debajo de la tela de su sostén y capturó la cima madura. Su piel era firme y cálida y más sensible de lo que había soñado. A medida que amasaba el globo que se ajustaba a la mano perfectamente, su pene se convirtió en una barra tan dura, que podría haber sido utilizado como una palanca. Las cargas de calor y energía que corrían por su cuerpo hicieron transpirar su piel y los latidos de su corazón iban a un ritmo frenético. Su respiración era tan trabajosa como si hubiera estado corriendo una maratón, pero no podía dejar que eso le impidiera llegar a su objetivo. Tenía que tener a Lali, aquí, ahora. Sin importar nada. De pie, apretada contra las cajas de vino, tenía que cogerla hasta que ella admitiera libremente que la abstinencia era una tonta idea. Y entonces él la llevaría a casa y le haría el amor correctamente, como un prometido debería hacerlo.

Peter apartó la boca de la suya al mismo tiempo en que se apoderaba de la parte inferior de la blusa y la empujaba hacia arriba, dejando al descubierto un seno. Luego empujó hacia un lado el sostén, liberando una hermosa teta y dejó caer sus labios en ella.

Capturando el duro pezón en su boca, lo chupó.

La cabeza de Lali cayó frente a las cajas cuando dejó escapar un jadeo de sorpresa.

Pero él no iba a darle la oportunidad de echarse para atrás. Mientras lo chupaba con avidez y jugaba con el pezón en su lengua, su mano se fue a su muslo.

Encontró la costura de la falda de verano y la deslizó por debajo de ella, moviendo su mano hacia arriba, hacia el premio final.

No llevaba pantimedias, dejando al descubierto sus muslos a su tacto. Acarició su suave piel y se trasladó hacia el medio, deslizando la mano entre sus piernas, que ella tan gentilmente había separado más. Cuando los dedos se conectaron con sus bragas, se dio cuenta de que ya estaban empapadas.

El pezón se salió de su boca. —¡Oh, amor!— ¿Lo quería tanto como él la quería a ella?

Peter chupó el pecho de nuevo en su boca y deslizó un dedo por la parte exterior de las bragas. El calor que lo recibió era casi insoportable en su intensidad. Una vez que enterrara su pene en ella, ardería como una sola hoja de papel descuidadamente cayendo en el fuego, quemándolo con la misma rapidez.

Pero ni siquiera ese conocimiento podría hacer algo para detenerlo. Él ya había pasado el momento del no retorno... incapaz de controlar sus impulsos por más tiempo. Nada le impediría hacer suya ahora a Lali. Su respuesta para él era inconfundible: estaba excitada por su tacto y quería más. Él no se lo negaría, y de seguro, no iba a negárselo a sí mismo.

Peter empujó sus pequeñas bragas y se deslizó dentro de ellas, pasando por el nido de rizos hasta que sintió el calor y la humedad brotando de su centro. Frotó su dedo contra su entrada húmeda, luego lo llevó más arriba para encontrar su clítoris.

Apretó contra ella su dedo húmedo y la oyó gemir. En pocos minutos, irrumpiría en su delicioso portal y se deslizaría hacia casa.

—Lali, hiciste el...— La voz en el fondo se apagó mientras Lali se sacudía bajo su agarre, poniéndose rígida.

—Lo siento—, agregó Lisa antes de que la puerta se cerrara con fuerza.

¡Mierda! La chica no podría haber llegado en un peor momento.

Lali empujó contra él, haciéndolo soltarla. Cuando se dio cuenta de su cara enrojecida, ella evitó su mirada y en su lugar a toda prisa se ajustó la ropa. —Tengo que volver al trabajo.


Un segundo más tarde, pasó junto a él y abandonó la habitación sin mirar hacia atrás.

Continuara...


Hera se distrajo un rato y estos dos casi arden en llamas! 


Tarde porque me fui a comer ¿quieren más?

Firmen y subo otro! :) 


18 comentarios:

  1. HEEEEEEEERAAAA ZEUS TE LLAMA DE NUEVOO ME DIJO QUE TE AVISAAARA VIEJA DE MIERDA ANDATE DE MIERDAA U.U
    MAS
    Beso,Anto
    pd: MUERTE A LISA

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  2. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS pobre Peter una ducha fria creo que no lo va a ayudar en nada

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  3. Justo en ese moemento tenia que entrar Lisa? Maas nove!

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  4. Julietaa por dios q se distraiga de nuevooo pobre Peter no va a aguantar va a morir el pibe

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  5. doceeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  6. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

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  7. noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  8. que buen cap!! mas noveeeee!!!!


    @nathies1024

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  9. DIOS SANTO!!!!!!! JAJAJAJAJA Peter la debe querer matar y Lali se debe estar muriendo en la verguenza, en este momento la mayoria odiamos a Lisa jajaja pobrecita! ♥ @LuciaVega14

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)