Capítulo 10:

— ¿Qué hiciste qué?— Eugenia se detuvo y se volvió de vaciar el lavavajillas detrás de la barra.

El restaurante aún estaba vacío y los clientes para el almuerzo no llegarían hasta dentro de una hora, pero Lali había querido poner al día a su amiga cuando ella no estuviera ocupada y tuviera tiempo para hablar. Después de todo, esto era importante.

—Le dije que estamos comprometidos.

— ¡Estás loca! ¡Verdaderamente loca! — Eugenia plantó las manos en sus caderas. Su alta y morena amiga, no era del todo muy delgada y podía verse más bien imponente cuando lo hacía. Pero Lali sabía que su mejor amiga era inofensiva, o lo más cerca posible como un toro de carga podría serlo. —Deberías haber llamado a una ambulancia y dejar que los médicos se encargaran de él. ¿Qué pasa si él tiene una conmoción cerebral? ¿Y si él entra en coma durante la noche?

—Él me llamó hace una hora. Y sonaba bien.

— ¡Ah! Si te llamó significa que sabe tu número, así que recuperó su memoria.

Lali se movió en el taburete. —Me llamó desde su teléfono celular. Lo vi programar mi número después de que se lo di cuando empezamos a salir. Por lo que el saber mi número, no significa nada.

— ¿Y cómo sabes que su memoria no va a volver más tarde? ¿Qué vas a hacer entonces? — Eugenia le cuestionó.

Lali dejó escapar un gran suspiro y pasó una mano por su pelo, empujando un rizo errante por detrás del hombro. —¿Cómo voy a saber? Para eso te tengo a ti.

—Lali, Lali, estás jugando con fuego. Te ha herido una vez, ¿quién dice que no lo volverá a hacer?— Eugenia estaba en lo cierto.

Lali le había dicho lo que había sucedido en el bar la noche anterior y cómo él la había rechazado con frialdad. El recordar la escena todavía la hacía sentir náuseas, pero trató de alejar esos sentimientos.

—Esta vez será diferente, porque él ni siquiera sabe qué clase de imbécil era.

—Ajá—, murmuró Eugenia en voz baja. — ¿Y eso lo hace estar bien? A veces, realmente no te entiendo. ¿Cómo puedes ponerte en la misma situación otra vez?

Lali cerró su puño sobre la mesa. —Porque no será la misma situación. Esta vez, yo estaré a cargo. Decidiré lo que va a pasar. Y puedo influir en él porque ni siquiera sabe cómo es—. A pesar de que ella trató de convencerse que él se merecía ser tratado de esa manera, sus escrúpulos acerca de su engaño no decayeron.

— ¿En serio?— Eugenia le lanzó una mirada incrédula. —¿Eso quiere decir que vas a dormir con él otra vez?

El calor se impregnó en sus mejillas ante la idea del cuerpo desnudo de Peter retorciéndose contra el suyo. — ¡No!— ¡Sí! Ella lo quería. Lo quería en contra de su mejor juicio. Recordó la forma en que la había mirado cuando habían hecho el amor. Su mirada había estado llena de afecto, y ella no podía creer que todo fuera una mentira. Tal vez las cosas habían ido demasiado rápido para él. Tal vez se había apegado demasiado pronto. Esta vez tendría cuidado de no cometer el mismo error.

— ¿Y cómo vas a asegurarte de que no suceda? En particular, ya que le dijiste que estaban comprometidos.

—Le dije que estábamos esperando.

— ¿Esperando?— Eugenia se quedó boquiabierta.

—Sí, ya sabes, abstinencia de sexo.

Los ojos de Eugenia se abrieron como platos. —Tienes que estar bromeando. Déjame ver si entendí bien: ¿le dijiste que habían acordado entre ustedes no tener relaciones sexuales? ¿Por cuánto tiempo?

—Hasta que nos casáramos.

Eugenia se echó a reír.

— ¿Qué?— Exigió Lali. — ¿Qué es tan gracioso?

Eugenia levantó la mano, indicándole que necesitaba un momento para calmarse.

Cuando la risa finalmente cedió, la expresión de Eugenia se puso seria, dándole a Lali su cara de: “no hay manera en el infierno”. —No es posible que pienses que va a funcionar. Un tipo como peter, no estará simplemente de acuerdo con algo así. Mierda, el noventa y nueve por ciento de los hombres que conozco no estaría de acuerdo con eso. Esta no es la década de los 50, y aun así...

—Él sólo tendrá que aguantárselo. Esas son mis reglas.

Eugenia meneó la cabeza con incredulidad. — ¿Qué otras reglas tienes?

Lali se encogió de hombros, un poco perdida sobre cómo sería realmente capaz de cumplir su misión. —Esta es nuestra segunda oportunidad. ¿No te das cuenta? Además—, añadió, —necesita que le enseñe una lección—. Las palabras que pronunció en el último momento, la habían atormentado durante toda la noche, incluso en sus sueños.

— ¿Y cuál será la lección?— Eugenia se volvió hacia el lavaplatos y sacó los vasos limpios, alineándolos en las estanterías a lo largo de la pared.

—No sé. Sólo quiero asegurarme que aprenderá a tratar a una mujer correctamente.

—Sí, buena suerte con eso—. Su amiga derramaba sarcasmo por todos lados.

— ¿Crees que no podré hacerlo?— Lali dijo con ira. Ni siquiera su amiga tenía la suficiente confianza en ella. Ya era bastante malo que ella dudara de sí misma. ¿Cómo había llegado incluso hasta esa idea? Todo lo que realmente quería, era tener una segunda oportunidad con Peter.

—Te saldrá el tiro por la culata.

—Eres tan pesimista.

—Sólo soy realista. Un día, recuperará su memoria de nuevo y luego se enojará contigo. ¿Y qué habrás ganado entonces?

—Para ese entonces, ya habrá cambiado—. Y se habrá enamorado de ella, y la perdonará por su engaño.

—Déjame que te cuente algo sobre los hombres: no cambian. Ellos son lo que son, y por lo que sea tienes que amarlos tal como son o no lo harás en absoluto. No pienses que puedes tomar al mayor sinvergüenza y convertirlo en un gatito.

No, Lali sabía que no podía convertirlo en un gatito, ¿pero podría al menos convertirlo en el hombre que la amara? ¿Podría llegar ese momento de nuevo cuando Peter la había llamado “mi amor”?

Continuara.... 

Que lindo es cuando firman varias, AMO leer sus comentarios :)  Agradezcanle a Anto sobretodo este segundo cap del día (pese a que ya casi son las doce) 

Buena semana! 

Besos

Juli ♥

@amorxca