Capítulo 13:

Peter se detuvo en la puerta abierta de la sala de reuniones y miró en su interior. Más de tres docenas de personas estaban ya reunidas. Algunos estaban sentados en sus sillas frente al podio, otros hablaban entre sí. El sol de media mañana entraba a raudales por las grandes ventanas que daban a una calle muy transitada.

—Me alegro de que estés haciendo esto—, dijo Lali a su lado.

Él le dirigió una mirada de reojo y una sonrisa tensa. No le había dicho nada acerca de las alucinaciones, no quería verla regodeándose que tenía la razón después de todo.

Pero se había disculpado por su arrebato emocional de la noche anterior y admitió que necesitaba ayuda. Fue la cosa más difícil que había tenido que decir… incluso con su pérdida de la memoria estaba seguro de eso. No podía imaginarse siquiera haber pedido ayuda antes.

—Esto se siente muy extraño.

Ella puso su mano sobre el antebrazo, el suave toque lo tranquilizó de alguna manera. —Es el primer paso. Estoy orgullosa de ti.

Trató de no examinar lo que sus palabras le hicieron sentir e hizo un gesto hacia la sala.

—Será mejor que vayamos. Creo que están a punto de comenzar.

Peter le tomó la mano y buscó dos sillas en la parte posterior de la sala. Él optó por las más cercanas al pasillo y a la salida, en caso de que no pudiera soportar la reunión y tuviera que escapar de esa situación idiota.

Algunas cabezas se giraron mientras raspaba su silla contra el suelo. Lo miraban con curiosidad, pero Peter hizo caso omiso de sus miradas. La inquietud lo embargó. El lugar no se sentía bien. No pertenecía a ese lugar.

Se volvió a Lali para decirle que deberían irse cuando una voz desde el frente de la sala lo interrumpió.

—Bienvenidos a la reunión semanal de Alcohólicos Anónimos.

Mierda, eso fue suficiente. Las palabras le crispaban su mente, se sentían malas y extrañas. Todo su cuerpo se rebeló en contra de estar allí, pero ya era demasiado tarde para escapar ahora. Estaba atrapado.

—Veo que nuestro grupo crece cada semana.

Peter quería meterse en un agujero. Si el tele-transportarse no fuera sólo algo de las películas, lo habría usado ahora. Extraño... que recordara películas, ¿o era la idea de dejarse ser transportado lo que desencadenaba el recuerdo?

El locutor inspeccionó la habitación. —¿Hay aquí miembros nuevos a quienes les gustaría presentarse?

Sonrió de manera incitante a la persona de mediana edad, un hombre calvo sentado en la tercera fila. —¿Alguien?

Peter vio que el pobre diablo se levantaba vacilante de su silla y sintió el nudo en el estómago apretándose de lástima.

—Soy Simón, y soy un alcohólico—, respondió el hombre, antes de que se sentara de nuevo tan rápido como pudo.

—Bienvenido, Simón.

El saludo fue repetido por otros en la sala.

Peter trató de hundirse más en la silla para escapar de la mirada del locutor, pero incluso sentado, era casi una cabeza más alto que las personas sentadas delante de él. No había manera de escapar.

— ¿Alguien más?

Congelado en su lugar, Peter se encogió por dentro. Lali le dio un codazo y le susurró: —Puedes hacer esto.

Se levantó aún más vacilante que el otro hombre y se quedó mirando al frente, evitando mirar a los demás en la habitación y en su lugar fijó la mirada hacia una mancha en la pared del fondo, notó por primera vez que tenía una visión perfecta, maldición, se sentía como la visión de Superman. —Mi nombre es Peter.

Él hizo un gesto para sentarse de nuevo, pero la mano de Lali en la cadera se lo impidió.

 Él la miró y la vio sacudir la cabeza. —Sigue— le susurró.

Peter tragó saliva. ¿Tenía que decirlo? ¿Era así como esto funcionaba? ¿Primero te humillaban y te quebraban, y luego te volvían a construir? Sentía las miradas de las otras personas en él. Los otros alcohólicos. Dios, cómo odiaba esa palabra. No iba con él. No encajaba.

—Soy un alcohólico—, dijo al fin, las palabras casi le atragantaron su existencia… como si su esencia, los mismos componentes esenciales de quién era, acabasen de ser derribados con una bola de demolición.

Peter se escabulló de nuevo en su silla, sintiéndose peor de lo que nunca había estado antes. Sólo la mano de Lali le quitó un poco el dolor. Él la miró. Ella tendría que retribuírselo, se prometió. Y rápidamente. Si ella quería que él siguiera adelante con esta terrible farsa, entonces ella le tendrá que ofrecer algo a cambio. Y él no iba a esperar hasta su noche de bodas para conseguirlo.

***

Hera dio la espalda al estanque y al reflejo en él. Se echó a reír. Ver a Peter humillarse frente a tantos mortales, puso una sonrisa en su rostro.

—Eso te enseñará—, murmuró en voz baja.

— ¿Enseñarle a quien, mi amor?— Preguntó Zeus a sus espaldas. Ella no había sentido su aparición.

—Nada, querido.

Pero Zeus era muy perceptivo. La agarró por la muñeca, deteniendo su salida, y la apretó contra él. —Ah, mi tramposa esposa, ¿qué plan has inventado ahora? ¿Quién se acercó sigilosamente a tu lado malo y se merece hoy tu ira?

—Si no tienes cuidado, mi marido infiel, bien podrías ser tú el próximo.

Zeus sonrió y la liberó. —No creo que sería muy divertido para cualquiera de nosotros.

Sin embargo…—, él puso su mano sobre el estanque, recordando la imagen que ella había estudiado sólo unos momentos antes. —...tal vez ambos podamos unirnos a la diversión.

Cuando volvió a mirar el reflejo en el estanque, maldijo y miró hacia ella. — ¿Mi hijo?

—Uno de tus muchos hijos—, le corrigió ella.

—Oh, ¿así que es una venganza por mi infidelidad que tienes que interferir con la vida de Peter?

Ella sacudió la cabeza. —Te lo estás tomando demasiado en serio. Como si todo girara a tu alrededor. Te contaré un secreto—. Ella se acercó y levantó los labios a su oído. —No es así.

—Entonces, ¿qué ha hecho ahora que te desagrada tanto?— Susurró de nuevo.

—La pregunta es: ¿qué no ha hecho?

Zeus, dejó escapar un suspiro exasperado. —Hera, mi amor, tú sabes cómo odio los comentarios crípticos, así que vamos al grano. ¿Qué estás haciendo?

—Le estoy enseñando a ser un hombre de verdad.

Zeus levantó una ceja con interés. — ¿Y cómo piensas hacer eso?

—Mira y aprende, querido—. Y tal vez su esposo errante aprendería de los errores de Peter, ya que claramente no aprendía de los suyos.

—Como tú sabes, aprendo mucho mejor en posición horizontal—, él insinuó y tiró de ella hacia el exuberante suelo, sentándola sobre él con experiencia, su dura longitud debajo de su túnica, presionó contra su centro.

—Veo que mi marido no ha encontrado una prostituta hoy para satisfacer su naturaleza lujuriosa.

Las manos de Zeus aflojaron el amarre de su túnica. —Oh, he encontrado una prostituta. Y en unos treinta segundos, la tendré desnuda y jadeando por la necesidad de acabar.

Ella debería rechazarlo simplemente por su afirmación arrogante, pero su cuerpo anhelaba ser atravesada por su magnífico pene.

— ¿Quién dice que podrás satisfacerla?—, desafió en su lugar.

Zeus, arrancó la túnica de su cuerpo y se despojó a sí mismo con un chasquido de sus dedos mágicos. —Esto lo hará—, empujó con su pene hacia arriba, hundiéndose profundamente dentro de ella.

Por una vez, Hera estaba de acuerdo con su marido. Y por un tiempo pudo apartar su atención de Lali. Después de todo, ¿qué podría salir mal a plena luz del día?

Continuara...


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