Capítulo 92:

Con el rostro transfigurado por la incredulidad, Peter se tambaleó hacia atrás, pero no pudo ir muy lejos con la espada de Príapo hundida en su cuerpo y su hermano aún sosteniéndola. 

— Vuelves a ser humano —le espetó mientras hundía la espada un poco más y retorcía la hoja. Levantó un pie para apoyarlo en la cadera de Peter y le dio una patada.

Libre de la espada, Peter trastabilló y cayó. Su escudo resonó con fuerza al golpear el suelo, justo a su lado. 

Príapo no dejó de reír mientras se aproximaba a Peter.

— Es posible que ningún arma humana pueda acabar contigo, hermanito, pero no eres inmune a un arma inmortal. 

La fuerza que inmovilizaba a Lali despareció en ese instante, liberándola. Tan rápido como pudo, cruzó la habitación hasta llegar junto a Peter, que yacía en un charco de sangre. Respiraba de forma laboriosa y no dejaba de temblar.

— ¡No! —sollozó Lali mientras sostenía su cabeza en el regazo. Contemplaba, horrorizada, la herida abierta en su costado.

— Mi preciosa Lali —dijo Peter, mientras alzaba una mano ensangrentada para rozarle la mejilla.

Ella limpió la sangre que manaba de sus labios.

— No me abandones, Peter —rogó.

Él hizo una mueca de dolor, dejó caer la mano y luchó por respirar.

— No llores por mí, Lali. No lo merezco.

— ¡Sí lo mereces!

Él negó con la cabeza y entrelazó sus dedos con los de ella.

— Has sido mi salvación, Lali. Sin ti, jamás habría conocido lo que es el amor. —Tragó y se llevó la mano al corazón—. Y nunca habría vuelto a ser quien fui. 

Lali observó cómo la luz desaparecía de sus ojos.

— ¡No! —volvió a gritar, acunando su cabeza sobre el pecho—. ¡No, no, no! No puedes morir. Así no. ¡¿Me oyes Peter?! Por favor… ¡No te vayas! ¡Por favor!

Lo abrazó con fuerza mientras la agonía que invadía su corazón y su alma brotaba en forma de lágrimas. 

— ¡No! —resonó con ferocidad a través de la estancia, haciendo que las paredes temblaran. 

Lali  vio que el color abandonaba el rostro de Príapo al escuchar el chillido. Se escuchó un trueno y, en mitad de un brillante destello de luz, apareció Afrodita delante de ella. Su rostro estaba contraído como reflejo de la indescriptible agonía que sufría al contemplar el cuerpo exangüe y frío de Peter.

Incapaz de asimilar lo que tenía delante, miró furiosa a Príapo.

— ¿Qué has hecho? —le preguntó.

— Fue una pelea justa, madre. O él o yo. No tenía otra opción. 

Afrodita dejó escapar un grito agónico directamente desde su corazón. 

— Invoqué la ira de Zeus y la de las Parcas para conseguir su libertad. ¿Quién demonios crees que eres para hacer esto? —Miró a Príapo como si su mera presencia le provocara náuseas—. ¡Era tu hermano!

— Era tu bastardo, pero nunca fue mi hermano.

Afrodita gritó de furia.

— ¡Cómo te atreves!

Cuando la diosa miró de nuevo a Peter, Lali vio el dolor que reflejaban sus ojos.

— Mi precioso Peter —sollozó la diosa—. Jamás debí permitirles que te hiciesen daño. ¡Dulce Citera! ¿A dónde me ha llevado mi egoísmo? —Cayó de rodillas a su lado—. Te dejé solo cuando debía haber estado contigo para protegerte. 

— ¡Vamos, madre, déjalo ya! —dijo Príapo, como si la aflicción de su madre hubiese conseguido aburrirlo—. Peter te conocía, igual que te conocemos nosotros desde el comienzo de los tiempos; no piensas más que en ti misma y en lo que los demás debemos hacer por ti. Es tu naturaleza. Y, al contrario que Peter, todos la aceptamos hace eones. 

Afrodita no se tomó muy bien esas palabras. De hecho, su rostro se convirtió en una máscara de granito y se puso en pie con toda la dignidad y la elegancia que se espera de una diosa.

Arqueó una ceja y miró a Príapo.

— ¿Has dicho que fue una lucha justa? Bien, tengamos una lucha justa. ¿Estás de acuerdo? Tánatos aún no ha reclamado su alma. Todavía no es demasiado tarde. Lo único que necesitamos para devolverlo a la vida es que su corazón comience a latir de nuevo.

Lali sintió una repentina oleada de calor atravesando el cuerpo inerte de Peter.

Se echó hacia atrás y observó cómo un aura dorada lo rodeaba mientras la herida de su costado se cerraba por sí sola y los vaqueros se desintegraban, siendo reemplazados por unas grebas de oro y unas sandalias. El resplandor dorado subió hasta cubrir su pecho que, al instante, quedó oculto a la vista por una antigua armadura dorada, repujada con cuero rojo, y una túnica. Sobre los brazos aparecieron unas anchas tiras de cuero marrón. 

El tinte azulado desapareció de su rostro.

De repente, tomó una profunda bocanada de aire que hizo que todo su cuerpo se estremeciera, y abrió los ojos, mirando a Lali con aquella sonrisa que conseguía derretirle hasta el alma. 

Ella se mordió los labios mientras la felicidad la traspasaba. ¡Estaba vivo!

— ¿Qué diablos pasa aquí? —rugió Príapo.

Sobre ellos apareció una mujer, flotando plácidamente. Su pelo negro lanzaba destellos mientras miraba con furia a Príapo. 

— Como muy bien ha dicho tu madre, ya es hora de que contemplemos una lucha justa, Príapo. Llevamos retrasándola demasiado tiempo y, esta vez, no habrá ninguna Alexandria que distraiga a Peter e impida que lleve a cabo su venganza.

— ¿Qué? —preguntó Afrodita—. Atenea, ¿qué estás diciendo?

— Estoy diciendo que fue él quién la envió intencionadamente para distraerlo, mientras acudía a refugiarse a tu templo por temor a la furia de Peter. 

Continuara

Holaaaaaaa :) Vieron que las cosas van mejorando?! Tarde pero seguro dicen, imagínense una pelea retrasada millones de años :/ Alta paciencia! jajajaja

Bueno nada, espero que anden bien! Yo me voy a repasar que mañana tengo evaluación de matemática :)

Nos hablamos!

Les mandó un abrazo psicológico ;)

Besos

Juli♥

@amorxca