Capítulo 3:

Salió del coche y, aunque notó que las piernas le temblaban, se obligó a mostrarse tranquila frente a sus padres. Abrió la puerta y olió el aroma de la ternera que su madre había cocinado.

—Qué pronto vuelves —comentó Ángela Esposito mientras salía de la cocina—. ¿Lo has encontrado todo bien? El nuevo empleado que George ha contratado ha cambiado las cosas de sitio y me tiene hecha un lío. La semana pasada me tiré cinco minutos para encontrar el zumo de naranja... Por cierto, ¿te has tomado el vaso que te puse antes? —añadió la madre, girándose hacia su marido, en el salón.

El padre de Lali asintió sin levantar la vista del periódico que estaba leyendo. Tenía una pierna vendada y una bata azul cubría el resto de su cuerpo.

Lali se dio cuenta de que se había ido del mercado sin comprar nada. ¿Cómo iba a haber hecho la compra después de haber visto a Peter?

—Yo... se me perdió la lista que me diste

—Contestó Lali—. Tendré que volver.

—No te preocupes, cariño. No hay nada que no pueda esperar hasta mañana. La cena ya está casi lista —dijo la madre—. Estás un poco pálida. ¿Te pasa algo? —añadió Ángela, con el ceño fruncido.

—No, nada. Estoy bien, perfectamente.

 Luego se giró para que su madre no notara que estaba mintiendo y dejó el bolso sobre la mesa de la entrada. Ángela Esposito sabía todo cuanto sucedía en Wolf River. ¿Acaso no le había contado lo del divorcio de Helen Burnette?, ¿lo de la discusión entre Phyllis White y Susan Meyer por los ladridos del perro de ésta?

¿Cómo podía contarle eso y no mencionar siquiera que Peter Lanzani había vuelto a la ciudad? ¡Ese hombre era una celebridad, por todos los santos!

Aunque quizá no estuviera viviendo allí. Puede que sólo estuviera visitando a Nicolás Riera. Lali sabía que Nico se había casado con Rocío Igarzabal meses atrás y que Peter había sido el testigo del novio. Sus padres habían sido invitados al banquete de bodas; de hecho, casi toda la ciudad había estado presente en aquella fiesta. Su madre no había parado de decirle la maravillosa pareja que Nico y Rochi hacían. Y cuando le había empezado a contar lo encantador que había estado Peter, invitándola a bailar, Lali había colgado el teléfono de inmediato. No podía hablar de Peter con su madre. De hecho, no podía hablar de él con nadie. Nunca.

—Cariño, ¿seguro que estás bien?

—Sólo un poco cansada —repuso Lali, consciente de que llevaba medio minuto parada frente al espejo—. Voy a ver qué tal está Drew y luego pondré las patatas a calentar.

—Drew sigue viendo el vídeo que le pusiste antes de marcharte, y las patatas ya están asándose. Por cierto, la señorita Perry, la directora del colegio, ha llamado mientras estabas fuera. Dice que abren el lunes y que puedes llevar a Drew si te apetece.

Gracias a Dios, pensó Lali. Un niño de cuatro años sin nada que hacer era como estar ante un tornado aguardando a que se calmara. Estaría mucho más entretenido jugando con otros chicos, y ella estaría más relajada... O al menos eso había creído hasta haber visto a Peter. Mantener la calma y la cordura iba a ser una tarea complicada a partir de ese momento.

—Acuéstate un rato —le recomendó su madre—. Te avisaré cuando la cena esté lista.

Sí, unos minutos a solas le irían bien para serenarse, se dijo Lali  mientras iba a su vieja habitación. Ver a Peter sólo había sido una coincidencia desafortunada, lo más probable fuera que estuviera de paso por la ciudad para saludar a Nico y, aunque pensara quedarse unos días, Wolf River no era tan pequeña, de modo que la probabilidad de cruzarse con él de nuevo era prácticamente inexistente.

Antes de entrar en su dormitorio, Lali se acercó a su padre para darle un beso en la mejilla. Se había jubilado hacía sólo seis meses y tenía demasiado tiempo libre. Incluso a pesar de llevar treinta y seis años casados, a su madre, que tenía más paciencia que una santa, le estaban entrando ganas de estrangularlo. Y si había estado pesado antes de la operación, desde entonces estaba el doble de gruñón.

— ¿Quieres algo, papi? —le preguntó.

—Tráeme un whisky y un puro —contestó él con voz ronca—. Te pagaré en efectivo.

—El dinero no me servirá de nada si estoy muerta. Mamá dice que no puedes tomar alcohol ni tabaco hasta que no te hayas recuperado y como te oiga toser por mi culpa nos dará tina paliza a los dos.

El padre de Lali se limitó a murmurar algo sobre esposas histéricas e hijas desagradecidas...

Y sonó el timbre.

— ¿Puedes abrir? —Le pidió Ángela desde la cocina—. Jim Becker va a traernos unas muletas para papá.

Lali  sonrió al ver que su padre escondía la cabeza en el periódico. Sabía que era un hombre testarudo, pero si alguien podía controlarlo ésa era su madre.

Salvo por su encuentro con Peter  en el supermercado, se alegraba de haber vuelto a casa. Había echado de menos el olor fragante de la cocina, las cancioncillas que tarareaba su madre, hasta el carácter hosco de su padre. La vida se le había complicado mucho en los últimos años, comprendió de repente.

Y por eso tenía que disfrutar de su estancia en Wolf River. Disfrutar de Drew y de la compañía de sus padres. Hacía mucho que había dejado atrás el pasado. Para ella sólo existía el presente.

El timbre volvió a sonar y cuando Lali abrió la puerta, el pasado que había dejado atrás apareció frente al umbral, mirándola con unos ojos tan oscuros y profundos como un bosque a medianoche.

Continuara...

Holaaa! Buenas como andan! Yo con mucha tarea asique les dejo cap rápido y me voy! 

Firmen y después subo más :)

Díganme si les gusta esta nove porque hay muchas visitas y poquísimas firmas :/

Aprovechen las pequeñas maratones que puedo hacer hoy y mañana porque el viernes es mi cumple y no creo que suba! Voy a ver pero si no subo ya saben porque ;)

Si en una de esas entro y hay muchas firmas subo :) 

Bye :)

Juli♥

@amorxca