domingo, 28 de abril de 2013

Capítulo 23;




La cara de Lali se volvió blanca, en estado de shock. Le temblaba la
mano. — Señor Morton, mi solicitud fue sólida. Presenté un plan de negocios…


— Me fijé en su plan de negocio, señorita Esposito, y francamente, no me
gusta. Incluso antes de haber empezado, ya está retrasada. Está por su cuenta y
emprendió un proyecto del cual no tiene posibilidad de manejar y quiere…

Peter saltó de su asiento. Había escuchado suficiente. Nadie tenía derecho
de hablarle a Lali de esa forma. — Señor Morton, la señorita Esposito no está por
sí sola. Ella tiene mi apoyo en esta empresa.

— No veo su nombre en ninguno de los papeles, Sr. Lanzani.

— Puede ser, pero no quiere decir que no tenga mi total apoyo en el
proyecto. Ahora que estoy aquí, se lo aseguro, la renovación se terminará sin
problemas.

Morton asintió con frialdad. — Estoy contando con ello, de lo contrario no
tendré más remedio que ejecutar la hipoteca en el préstamo. — Se volvió hacia
Lali. — No habrá prórroga en el préstamo. Espero su primer pago, en la fecha
ya establecida.

Lali se levantó y al instante Peter la tomó del brazo. Hasta ese
momento, Morton aparentemente no había notado que ella estaba prácticamente
ciega, y Peter quería que permaneciera de esa manera. Si supiera la verdad, lo más
probable era que retiraría el préstamo en este mismo instante.

— Recibirá lo que se le debe, se lo aseguro, — dijo, levantando la cabeza
con dignidad.

— Gracias por su tiempo, señor Morton, — dijo Peter en tono seco y tomó
a Lali para salir de la habitación. El hombre era un idiota, y un segundo más en
su compañía era un segundo demasiado largo.

En el ascensor, Peter vio que los labios de Lali temblaban. Ella estaba al
borde de las lágrimas. Sabía que si ponía sus brazos alrededor de ella, lloraría.
Tenía que sacarla de ahí sin lágrimas, por lo que se abstuvo de tocarla más de lo
necesario. El contenerse casi lo desgarró.

— Espera sólo unos minutos, — le instó a antes de guiarla a través del
vestíbulo lleno de gente y por la puerta.

Al momento en que la subió al coche, Peter golpeó el pedal del acelerador
y manejó rápido fuera de la ciudad. Vio un cartel para ir a la playa y lo siguió. Sólo
cuando el olor del mar penetró en su nariz y se detuvo para estacionarse junto a las
dunas, Lali habló.

— ¿Dónde estamos?

Peter apagó el motor y salió del coche. — En la playa. — Se fue alrededor
del vehículo y la ayudó a salir de él. Sus rodillas se doblaron bajo de ella. Sin
dudarlo, él la levantó en sus brazos y la llevó a la playa, donde se agachó hacia la
arena.

Él la mantuvo en su abrazo. — Ahora puedes llorar, — le susurró.

Un segundo después, el primer sollozo salió de su pecho, y luego se abrieron
las compuertas. A Peter nunca le había gustado la necesidad de una mujer de
llorar, cuando él sabía que no cambiaría nada. Pero por alguna razón, sentía que
era lo que Lali necesitaba, llorar sin que nadie la juzgara.

Con sus dos brazos alrededor de ella como un capullo, la meció suavemente,
como un bebé. Él sintió que sus lágrimas mojaban su camisa y como sus manos
presionaban contra su pecho. Se sentía bien abrazarla. Le hubiera gustado poder
quitar todos los obstáculos que le causaban tanto dolor en su camino, pero sin sus
poderes divinos, se sentía inútil. Todo lo que podía ofrecerle era un hombro para
llorar.

***
Lali sintió la caricia de la suave brisa del océano en su espalda y los
brazos de Peter abrazándola firmemente en su regazo. Ambas acciones la
tranquilizaron y, finalmente, dejó de llorar. La conmoción de saber que su único
aliado en el banco, Clive Henderson, ya no trabajaba allí, y por como lo dijo, había
sido despedido, era demasiado para su mente tensa. No se había preparado para
manejar al más estricto Morton. Cómo abriría el Bed & Breakfast en las siguientes
dos semanas no se lo podía explicar.

Peter había sido increíble, apoyándola a pasar por toda la situación y luego
salir del edificio sin causar una escena. Tenía que darle las gracias. Esto sin duda
iba más allá de su descripción de trabajo. Lali levantó la cabeza de su pecho y
se enderezó frente a él. — Acerca de lo que pasó en el banco…

Peter puso un dedo en sus labios. — Lo siento. No sé qué me pasó, pero…

— Lo siento, ¿por qué? — Ella estaba confundida. ¿Por qué lamentaría
haber conseguido sacarla de esa situación con tanta gracia como fuera
humanamente posible?

— No debería haber mentido acerca de quién era yo, pero, francamente, no
tuve un buen presentimiento acerca de ese hombre desde el momento en que lo vi.

— ¿Mentiste? ¿Quieres decir que tu nombre no es Peter Lanzani? — Una
punzada de pánico corrió por ella, y de repente se dio cuenta que seguía sentada en
su regazo. Con toda la gracia que pudo mostrar, se alejó de él. ¿Le había mentido
acerca de quién era?

— No, no, por supuesto, mi nombre es Peter Lanzani, — dijo rápidamente,
pero su voz no sonaba tan segura como ella hubiera querido escucharla. ¿Estaba
ocultando algo? —Pero, la otra cosa.

Hubo una breve pausa durante la cual Lali contuvo el aliento. — ¿Qué
otra cosa?

— La mentira acerca de ser tu prometido.

¿Cómo podía haber olvidado lo que le había dicho a Morton? Dejó escapar
una risa nerviosa. — Oh, eso. Sí. — Ella tragó saliva, incapaz de formar una frase
coherente. En el momento en que le había mentido al banquero, sintió una extraña
sensación de calidez en su cuerpo, una calma que se había extendido ante la idea de
que había alguien a su lado, alguien que la estaba apoyando. Ahora se sentía tonta
al respecto.

— Sólo lo dije porque no quería que él pensara que no tenías a nadie que te
ayudara. Espero que no te importe. Y no creo que se haya dado cuenta de que estás
parcialmente ciega, — añadió Peter.

Lali se estremeció. No le gustaba que le recordaran su discapacidad, pero
ella pensó que era bueno que Morton no supiera. — Gracias por ayudarme.

— Para eso estoy aquí.

Cierto, lo había contratado para ayudarla. Él no era su amigo, era su
empleado y debía tener cuidado de recordarlo en el futuro. Dejarse llevar y llorar
en su hombro como lo había hecho unos minutos antes, no funcionaría. Peter
probablemente se sentía avergonzado por ello.

— Lo siento.

— No lo sientas. Me gusta hacer lo que hago. — Su voz era tan suave como
la brisa del mar. — Creo que un paseo por la playa te hará bien. Te ves pálida.

Lali apostaba a que lo estaba. Cuatro semanas en un hospital, sin sus
regulares viajes a la costa, podrían acabar con cualquier color de la cara de una
muchacha.

 Continuara.....


+ 15! 

37 comentarios:

  1. QUIERO OTROOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

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  2. holiis
    me encanto la novee
    me dio ternura como peter cuido a lali
    subiiiii maaaaas
    besooooos

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  3. mas posteo @laliterpasion

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  4. Maaaas!!! Me encantaaa pero tengo una duda
    El uso el mismo Nombre Peter lanzani que le habia dicho antes en el bar?

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  5. Me en.can.ta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1

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  6. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

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  7. Cada capitulo se pone mejor.. MAAAAAAAAAAAAAAAAAS

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  8. aww que tierno que es pitt, subi maaaaass!!!

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  9. MAS NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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  10. asdfghjklñ maaaaaaaaaaas!

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  11. ME ENCANTA PETER, ES DIVINO

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  12. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

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  13. ME LO MORFOOOOO YO QUIERO UNO ASIIII ♥

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  14. ayyy me encanto el cap. subi otro

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  15. MAS NOVEEEEEEEEEEEEEEE

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  16. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

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  17. TOTALMENTE ENAMORADA DE PETEEEEEEEEEEEER

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  18. que tierno s peter :3

    novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)