Lali abrió la boca
y puso la mano para taparse la boca. No, ella no se
había olvidado de
todas las criaturas extrañas que había visto cuando era niña. Pero
que él hablara de
eso ahora, era un golpe bajo.
— No, no lo has
olvidado, ¿verdad?, — continuó burlándose de ella. — Yo
estaba allí para
ti en ese entonces. Te detuve de decirle a Eleni sobre ellos, para que
no te enviara a
los médicos y que te examinaran. ¿Qué crees que habrían hecho
contigo? Tú lo
sabes, ¿no?
— Basta, por
favor, basta, — dijo Lali, su voz era un susurro sin aliento.
Ella no quería que
se lo recordaran, ni ahora, ni nunca.
— Te hubieran
encerrado en el ala de locos del hospital, al igual que lo
estaban planeando
hacer con tu madre si ella no hubiera muerto en el accidente de
barco. Sí, si yo
no hubiera estado allí para detenerte de decirle a Eleni cada vez que
pensaste que
habías visto a alguien, te hubieran puesto con todos los chiflados. ¿Y
así es como me
pagas?
La gran silueta de
Michael se cernía sobre ella, invadiendo sus sentidos. Ella
no quería que le
recordaran esos días. En sus sueños, ella había visto y hablado con
criaturas de otro
mundo. Todo había comenzado meses antes de ese día en la playa
cuando había visto
a un hombre en el mar. Había visto a otros también: hadas,
gnomos, seres de
otro mundo… criaturas del aire y el mar, incluso dioses.
Se lo había dicho
a Eleni al principio, pero su tía había estado preocupada
por su bienestar,
y luego Michael le había dicho que mintiera a Eleni y pretendiera
que las criaturas
habían desaparecido. Le había mentido a su tía, porque tenía
miedo de que ella
la enviara lejos.
Lali sintió la
humedad en sus mejillas y se dio cuenta que estaba llorando.
Abrió las manos
contra el pecho de Michael y lo empujó fuera de su camino antes
de que ella se
tambaleara a través de la cocina.
— Hablaremos de
eso mañana, — le gritó mientras ella salía por la puerta
hacia del pasillo.
— ¡No! — Dijo ella
con voz ronca, su garganta reseca.
Ella encontró el
pasamano y lo utilizó para encontrar el camino de las
escaleras y hacia
su habitación en el tercer piso. Con los pies poco firmes, entró en
su dormitorio y
cerró la puerta. Sus manos temblaban cuando giró la llave en la
cerradura.
Cuando llegó a la
cama, se dejó caer sobre ella. Los fantasmas de su pasado
la habían
alcanzado. Desde hace más de diez años, no había pensado en las
criaturas que
había visto cuando era niña. Unas pocas palabras de Michael habían
traído de vuelta
los recuerdos.
Tener a Michael en
la casa era inaceptable. Él usaría cada ocasión para
recordarle todas
las cosas que quería olvidar… sobre todo, su temor de que iba a
sucumbir a una
enfermedad mental.
Muchos años
después de la muerte de su madre, había encontrado su diario.
Lali había estado
tan hambrienta de averiguar cómo era su madre que ella lo
había leído.
Cuando leyó acerca de las criaturas que su madre había dicho ver,
había arrojado el
diario en el fuego.
Su madre había
estado loca, y su diario no había sido la única prueba.
Lali y Michael
habían encontrado una vieja carta mientras jugaban en la casa un
día… una carta de
recomendación de un psiquiatra a la madre de Lali para ser
admitida en una
institución para obtener más evaluaciones. Lali sabía que ella
mostraba los
mismos síntomas que la enfermedad mental de su madre había
descrito en su
diario y el médico lo había confirmado en su carta. Desde ese día,
ella cerraba los
ojos cuando le parecía ver otra criatura y simplemente deseaba que
desaparecieran.
Con el tiempo, habían desaparecido y ella pensó que había vencido
su destino.
Pero el destino
era cruel, y algunas cosas no podían desearse que desaparecieran.
Peter se apoyó en
un árbol que bordeaba la calle Battery, y se hubiese visto
como cualquier
otro turista disfrutando del sol de la mañana. Pero debajo de sus
párpados medio
cerrados, nada escapaba a su observación. Como un halcón, había
estado observando
la puerta de entrada de la casa de Lali desde el amanecer.
Dejó que sus ojos
recorrieran la impresionante casa de la época de la preguerra,
que fácilmente
competía en tamaño con la casa de sus padres bajo el agua.
Se levantaba tres
pisos de espacio habitable. El segundo y el tercer piso estaban
adornados con
grandes porches en un lado de la casa y pequeños balcones en el
otro. Las
habitaciones del primer piso tenían puertas ventanas, que se abrían al gran
jardín privado
escondido detrás de una masiva valla de hierro forjado. Junto a ella,
arbustos y árboles
jóvenes proporcionaban privacidad al gran lote.
Estaba sorprendido
de que una joven como Lali viviera en una casa tan
grande como esta.
Fiándose en sus observaciones durante toda la noche… en la
cual no había
podido dormir… se había dado cuenta de que vivía ahí sola.
Hace media hora, Peter
había visto entrar trabajadores en la propiedad, y
pudo escuchar el
ruido de la construcción del tercer piso. Eso y el gran camión de
basura fuera de la
propiedad, le decía que se estaban efectuando trabajos de
renovación
importantes en la casa.
Hasta el momento,
no había visto a nadie salir o entrar en la casa.
Con el pie, Peter
movió a Dioniso que estaba sentado al pie del árbol.
— ¿Estás
durmiendo?
Su amigo soltó un
bufido, pero no se levantó. — Tienes razón, lo estoy.
Nadie se levanta a
esta hora infame. Podríamos por lo menos haber desayunado.
— No tengo hambre.
Dioniso dejó
escapar un resoplido. — Típico. ¿Cuándo se te ocurrirá pensar
en alguien más que
en ti mismo? Tengo hambre. Conozco un lugar que hace la
mejor sémola con
tocino y…
— ¿Qué pasa
contigo y la sémola? — La noche anterior, Dioniso lo había
arrastrado a un
restaurante e insistió en que probara sémola.
Su amigo se puso
de pie y se sacudió los pantalones. — Es algo bueno.
Además, cuando
bebes tanto como yo, necesitas una base de buena comida para
conservar las
fuerzas.
— ¿Alguna vez
pensaste más bien en controlar tu consumo de alcohol?—
Peter se burló de
él y se preparó para la reacción de su amigo.
— ¿Por qué en el
Olimpo haría tal cosa? ¿Te sientes bien? Obviamente no,
de lo contrario no
saldrías con una idea tan estúpida. Bueno, no es que hayas
tenido ideas
brillantes últimamente.
Peter desestimó el
insulto encogiéndose de hombros. — Mi plan es
brillante, y estás
celoso porque no fue tu idea, y no serás capaz de recibir crédito
por ello.
— Eres un idiota,
y era mi
idea.
— Yo también te
quiero, — replicó Peter. — Así que, ¿ya sabes qué hacer?
Dioniso, aburrido
asintió con la cabeza. — Cuando la enfermera llegué aquí,
voy a distraerla,
usaré mi considerable encanto y me la llevaré. Bla, bla, bla. Voy a
distorsionar su
sensación de tiempo para que no sepa cuánto tiempo la mantuve, y
tendrás vía libre.
Es mejor que uses bien el tiempo, no estoy acostumbrado a estar
con la misma mujer
durante demasiado tiempo.
La mirada de
fastidio de Dioniso hizo reír a Peter. Su amigo sólo tendría
que soportarla
durante una semana o dos. ¿Qué tan difícil podía ser? Y con un poco
de suerte, la
enfermera podría llegar a ser una distracción agradable para Dioniso, y
tal vez incluso le
enseñaría un par de cosas.
— Incluso tu regla de tener una relación de una sola noche está
hecha para
romperse.
Disfruta, — dijo Peter.
— Lo dice el Sr. Ningún Compromiso. Me pregunto qué
dirías si estuvieras en
mis zapatos.
Peter le dio una risa seca. — Pues ponte
calcetines. Tengo que tener un
romance con esta
mujer por una semana o incluso dos y tengo que hacer que se
enamore de mí.
Será una verdadera tortura.
Una verdadera
tortura, con certeza. Ya ahora, casi no podía desterrarla de
su mente. La noche
anterior el sólo pensar en estar con ella hoy, había hecho
picadillo sus
esfuerzos por conseguir una noche de buen sueño. Su cuerpo palpitaba
de necesidad con
sólo pensar en sus exuberantes curvas, su piel suave y su aroma
embriagador. Y
dentro de su pecho surgió el deseo de estar cerca de ella, pero hizo
caso omiso a la
extraña sensación y en su lugar, se concentró en su deseo por ella.
Si no ponía sus
manos sobre ella pronto, y su duro pene se sumergía en su
calor, estallaría
en llamas más calientes que el Hades. La lujuria que se apoderaba
de él cada vez que
pensaba en ella, había puesto a su pene en un estado permanente
de semi dureza
sólo para aparecer totalmente erecto, cuando su mente se quedaba
pensando en ella
durante más de cinco segundos. Bueno, sus cinco segundos se
habían terminado…
de nuevo.
— Ahí.
La mirada de
Peter
siguió el brazo extendido de Dioniso, que apuntaba a
una persona que
caminaba hacia la casa de Mariana.
— Es hora de
actuar, — anunció Peter y se movió.
Dioniso lo retuvo
por su brazo. — Nuestro acuerdo se acabó.
Continuara...
Perdón por desaparecer, ando con bastantes cosas.
Ojala anden bien. un beso linduras!
@amorxca
Juli♥
MAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!!!!!
ResponderEliminaray ya quirero que se vean de nuevo, o mejor dicho que peter la vea de nuevo jajajaj SEGUILAAAAA!!!!
ResponderEliminarMAS!!!!
ResponderEliminarNo la podes dejar ahi ajjaja!Quiero que se vean..Espero mas,Giu
ResponderEliminarhoo no te preocupes jajajja peter ya se enamoro ! jaja porqe se acabo qien llego la enfermera , cande o qien¿? jajaja masss
ResponderEliminarMás me encanta!
ResponderEliminarMaaaaaas! Me fascina esta nove!! Quiero saber ya porque se acabo el acuerdo! Ya quiero que la vea! Jajajaja quieroo todoo! Jajajaja maaas por favoor! Breen
ResponderEliminarmas
ResponderEliminarnasssssssssss
ResponderEliminarotroo
ResponderEliminarnashh
ResponderEliminarotroo
ResponderEliminarotroooooooooooo
ResponderEliminar!!!
ResponderEliminarvolviste ♥
ResponderEliminarmegustaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarmassssssssssss
ResponderEliminar♥
ResponderEliminar+++++++++++
ResponderEliminar++++
ResponderEliminarotrooo
ResponderEliminar+++
ResponderEliminarMmmmaassss
ResponderEliminarholis
ResponderEliminarme encanta la nove
subi maaaas
besoos
cual acuerdo?
ResponderEliminarnovela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/
Peter hara un gran esfuerzo,jajajaoara enamorarla va a necesitar una semana o dos vaya k se tiene fe.
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