domingo, 14 de abril de 2013

Capítulo 15:




Lali abrió la boca y puso la mano para taparse la boca. No, ella no se
había olvidado de todas las criaturas extrañas que había visto cuando era niña. Pero
que él hablara de eso ahora, era un golpe bajo.


— No, no lo has olvidado, ¿verdad?, — continuó burlándose de ella. — Yo
estaba allí para ti en ese entonces. Te detuve de decirle a Eleni sobre ellos, para que
no te enviara a los médicos y que te examinaran. ¿Qué crees que habrían hecho
contigo? Tú lo sabes, ¿no?

— Basta, por favor, basta, — dijo Lali, su voz era un susurro sin aliento.

Ella no quería que se lo recordaran, ni ahora, ni nunca.

— Te hubieran encerrado en el ala de locos del hospital, al igual que lo
estaban planeando hacer con tu madre si ella no hubiera muerto en el accidente de
barco. Sí, si yo no hubiera estado allí para detenerte de decirle a Eleni cada vez que
pensaste que habías visto a alguien, te hubieran puesto con todos los chiflados. ¿Y
así es como me pagas?

La gran silueta de Michael se cernía sobre ella, invadiendo sus sentidos. Ella
no quería que le recordaran esos días. En sus sueños, ella había visto y hablado con
criaturas de otro mundo. Todo había comenzado meses antes de ese día en la playa
cuando había visto a un hombre en el mar. Había visto a otros también: hadas,
gnomos, seres de otro mundo… criaturas del aire y el mar, incluso dioses.

Se lo había dicho a Eleni al principio, pero su tía había estado preocupada
por su bienestar, y luego Michael le había dicho que mintiera a Eleni y pretendiera
que las criaturas habían desaparecido. Le había mentido a su tía, porque tenía
miedo de que ella la enviara lejos.

Lali sintió la humedad en sus mejillas y se dio cuenta que estaba llorando.

Abrió las manos contra el pecho de Michael y lo empujó fuera de su camino antes
de que ella se tambaleara a través de la cocina.

— Hablaremos de eso mañana, — le gritó mientras ella salía por la puerta
hacia del pasillo.

— ¡No! — Dijo ella con voz ronca, su garganta reseca.

Ella encontró el pasamano y lo utilizó para encontrar el camino de las
escaleras y hacia su habitación en el tercer piso. Con los pies poco firmes, entró en
su dormitorio y cerró la puerta. Sus manos temblaban cuando giró la llave en la
cerradura.

Cuando llegó a la cama, se dejó caer sobre ella. Los fantasmas de su pasado
la habían alcanzado. Desde hace más de diez años, no había pensado en las
criaturas que había visto cuando era niña. Unas pocas palabras de Michael habían
traído de vuelta los recuerdos.

Tener a Michael en la casa era inaceptable. Él usaría cada ocasión para
recordarle todas las cosas que quería olvidar… sobre todo, su temor de que iba a
sucumbir a una enfermedad mental.

Muchos años después de la muerte de su madre, había encontrado su diario.

Lali había estado tan hambrienta de averiguar cómo era su madre que ella lo
había leído. Cuando leyó acerca de las criaturas que su madre había dicho ver,
había arrojado el diario en el fuego.

Su madre había estado loca, y su diario no había sido la única prueba.

Lali y Michael habían encontrado una vieja carta mientras jugaban en la casa un
día… una carta de recomendación de un psiquiatra a la madre de Lali para ser
admitida en una institución para obtener más evaluaciones. Lali sabía que ella
mostraba los mismos síntomas que la enfermedad mental de su madre había
descrito en su diario y el médico lo había confirmado en su carta. Desde ese día,
ella cerraba los ojos cuando le parecía ver otra criatura y simplemente deseaba que
desaparecieran. Con el tiempo, habían desaparecido y ella pensó que había vencido
su destino.

Pero el destino era cruel, y algunas cosas no podían desearse que desaparecieran.





Peter se apoyó en un árbol que bordeaba la calle Battery, y se hubiese visto
como cualquier otro turista disfrutando del sol de la mañana. Pero debajo de sus
párpados medio cerrados, nada escapaba a su observación. Como un halcón, había
estado observando la puerta de entrada de la casa de Lali desde el amanecer.

Dejó que sus ojos recorrieran la impresionante casa de la época de la preguerra,
que fácilmente competía en tamaño con la casa de sus padres bajo el agua.

Se levantaba tres pisos de espacio habitable. El segundo y el tercer piso estaban
adornados con grandes porches en un lado de la casa y pequeños balcones en el
otro. Las habitaciones del primer piso tenían puertas ventanas, que se abrían al gran
jardín privado escondido detrás de una masiva valla de hierro forjado. Junto a ella,
arbustos y árboles jóvenes proporcionaban privacidad al gran lote.

Estaba sorprendido de que una joven como Lali viviera en una casa tan
grande como esta. Fiándose en sus observaciones durante toda la noche… en la
cual no había podido dormir… se había dado cuenta de que vivía ahí sola.

Hace media hora, Peter había visto entrar trabajadores en la propiedad, y
pudo escuchar el ruido de la construcción del tercer piso. Eso y el gran camión de
basura fuera de la propiedad, le decía que se estaban efectuando trabajos de
renovación importantes en la casa.

Hasta el momento, no había visto a nadie salir o entrar en la casa.

Con el pie, Peter movió a Dioniso que estaba sentado al pie del árbol.

— ¿Estás durmiendo?

Su amigo soltó un bufido, pero no se levantó. — Tienes razón, lo estoy.

Nadie se levanta a esta hora infame. Podríamos por lo menos haber desayunado.

— No tengo hambre.

Dioniso dejó escapar un resoplido. — Típico. ¿Cuándo se te ocurrirá pensar
en alguien más que en ti mismo? Tengo hambre. Conozco un lugar que hace la
mejor sémola con tocino y…

— ¿Qué pasa contigo y la sémola? — La noche anterior, Dioniso lo había
arrastrado a un restaurante e insistió en que probara sémola.

Su amigo se puso de pie y se sacudió los pantalones. — Es algo bueno.

Además, cuando bebes tanto como yo, necesitas una base de buena comida para
conservar las fuerzas.

— ¿Alguna vez pensaste más bien en controlar tu consumo de alcohol?—
Peter se burló de él y se preparó para la reacción de su amigo.

— ¿Por qué en el Olimpo haría tal cosa? ¿Te sientes bien? Obviamente no,
de lo contrario no saldrías con una idea tan estúpida. Bueno, no es que hayas
tenido ideas brillantes últimamente.

Peter desestimó el insulto encogiéndose de hombros. — Mi plan es
brillante, y estás celoso porque no fue tu idea, y no serás capaz de recibir crédito
por ello.

— Eres un idiota, y era mi idea.

— Yo también te quiero, — replicó Peter. — Así que, ¿ya sabes qué hacer?

Dioniso, aburrido asintió con la cabeza. — Cuando la enfermera llegué aquí,
voy a distraerla, usaré mi considerable encanto y me la llevaré. Bla, bla, bla. Voy a
distorsionar su sensación de tiempo para que no sepa cuánto tiempo la mantuve, y
tendrás vía libre. Es mejor que uses bien el tiempo, no estoy acostumbrado a estar
con la misma mujer durante demasiado tiempo.

La mirada de fastidio de Dioniso hizo reír a Peter. Su amigo sólo tendría
que soportarla durante una semana o dos. ¿Qué tan difícil podía ser? Y con un poco
de suerte, la enfermera podría llegar a ser una distracción agradable para Dioniso, y
tal vez incluso le enseñaría un par de cosas.

— Incluso tu regla de tener una relación de una sola noche está hecha para
romperse. Disfruta, — dijo Peter.

— Lo dice el Sr. Ningún Compromiso. Me pregunto qué dirías si estuvieras en
mis zapatos.

 Peter le dio una risa seca. — Pues ponte calcetines. Tengo que tener un
romance con esta mujer por una semana o incluso dos y tengo que hacer que se
enamore de mí. Será una verdadera tortura.

Una verdadera tortura, con certeza. Ya ahora, casi no podía desterrarla de
su mente. La noche anterior el sólo pensar en estar con ella hoy, había hecho
picadillo sus esfuerzos por conseguir una noche de buen sueño. Su cuerpo palpitaba
de necesidad con sólo pensar en sus exuberantes curvas, su piel suave y su aroma
embriagador. Y dentro de su pecho surgió el deseo de estar cerca de ella, pero hizo
caso omiso a la extraña sensación y en su lugar, se concentró en su deseo por ella.

Si no ponía sus manos sobre ella pronto, y su duro pene se sumergía en su
calor, estallaría en llamas más calientes que el Hades. La lujuria que se apoderaba
de él cada vez que pensaba en ella, había puesto a su pene en un estado permanente
de semi dureza sólo para aparecer totalmente erecto, cuando su mente se quedaba
pensando en ella durante más de cinco segundos. Bueno, sus cinco segundos se
habían terminado… de nuevo.

— Ahí.

La mirada de Peter siguió el brazo extendido de Dioniso, que apuntaba a
una persona que caminaba hacia la casa de Mariana.

— Es hora de actuar, — anunció Peter y se movió.

Dioniso lo retuvo por su brazo. — Nuestro acuerdo se acabó.

Continuara...

Perdón por desaparecer, ando con bastantes cosas.
Ojala anden bien. un beso linduras!
@amorxca
Juli♥

26 comentarios:

  1. ay ya quirero que se vean de nuevo, o mejor dicho que peter la vea de nuevo jajajaj SEGUILAAAAA!!!!

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  2. No la podes dejar ahi ajjaja!Quiero que se vean..Espero mas,Giu

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  3. hoo no te preocupes jajajja peter ya se enamoro ! jaja porqe se acabo qien llego la enfermera , cande o qien¿? jajaja masss

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  4. Maaaaaas! Me fascina esta nove!! Quiero saber ya porque se acabo el acuerdo! Ya quiero que la vea! Jajajaja quieroo todoo! Jajajaja maaas por favoor! Breen

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  5. holis
    me encanta la nove
    subi maaaas
    besoos

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  6. cual acuerdo?

    novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/

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  7. Peter hara un gran esfuerzo,jajajaoara enamorarla va a necesitar una semana o dos vaya k se tiene fe.

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)