El sol de la tarde caía a plomo sobre
los invitados que esperaban. Peter envió una pedido silencioso a Helios, por un
poco menos de entusiasmo al dios del sol para que los asistentes a la fiesta de
la boda, no se derritieran en sus sillas. Peter había recopilado una lista de
invitados que incluía a todos los amigos de Lali y algunos de sus clientes.
Incluso los dos matones que lo habían
golpeado, se sentaban entre los invitados. Los padres de Lali estaban sentados
en la primera fila. Él se había encargado de conseguirles un vuelo de primera
clase y la mejor habitación en el hostal Agustín y Candela, asegurándose de que
estuvieran en la boda de su hija.
Lali ni siquiera los había visto aún, ya
que su vuelo se había retrasado la noche anterior y habían estado muertos de
cansancio en el momento en que los había recogido del aeropuerto y llevado al
Bed and Breakfast. Y esa mañana, Lali había corrido a la peluquería y a
probarse el vestido por última vez, que le había sido imposible saludar a sus
padres.
Peter echó un vistazo a su reloj una
vez más. Eran pasadas las 2:00 de la tarde, el habitual cuarto de hora de
tardanza había pasado y ahora poco a poco se estaba convirtiendo en una media
hora de retraso. ¿Su prometida se había retrasado en la peluquería, o su
vestido tenía una emergencia de último momento? ¿Por qué no estaba allí?
Eugenia tampoco estaba a la vista.
Él Pdio un codazo a Agustín que había
elegido como su padrino. —Necesito saber dónde está.
—Las mujeres siempre llegan tarde.
—Candela no llegó tarde para tu boda—.
Dio un gruñido de impaciencia. — Maldita sea, Agustín, algo está mal.
—No, simplemente estás un poco
nervioso.
Peter hizo un gesto impaciente. —Esto no
tiene nada que ver con estar nervioso. Algo no está bien. Lo puedo sentir
aquí—. Puso la mano en su estómago.
Su instinto no le había fallado antes.
—Tengo que buscarla.
Agustín puso su mano sobre su brazo
para detenerlo cuando un pinchazo en el cuello hizo que Peter dirigiera sus
ojos hacia las puertas francesas que llevaban al hostal. Allí, en la sombra del
edificio estaba Lali, con las manos apretadas a su costado.
El corazón le dio un vuelco: no
llevaba su vestido de novia, e incluso a una distancia de veinte metros, se
daba cuenta de que ella había estado llorando.
—Distrae a los invitados—, le susurró
a Agustín y bajó de la plataforma.
—Peter, ¿qué...?
Pero Peter ignoró las palabras de su
amigo, al igual que hizo caso omiso de los rumores que al pasar escuchó de los
invitados, y se fue donde Lali estaba.
En el momento en que se dio cuenta de
que venía hacia ella, sus ojos se agrandaron en estado de shock. ¿O era de
temor? La observación lo sacudió y lo hizo acelerar sus pasos ya apresurados.
Se volvió y entró antes de que él la alcanzara, pero no llegó muy lejos. Antes
de que ella llegara hasta el pasillo de abajo, Peter la tomó por el brazo y la
detuvo.
—¡Lali! ¿Qué pasa? ¿Dónde está tu
vestido?
—¡Déjame ir!— Ella trató de soltarse
de su agarre, pero él no se lo permitió.
Esta no era la misma mujer que él
había besado al despedirse esa mañana, ni con la que había hecho el amor con
tal abandono, la noche anterior.
—¡Lali, por favor, dime qué ocurre!
Veo que has llorado—. Y el pensarlo dolía como el infierno, mientras lo hacía
sospechar que ella no quería casarse con él, de lo contrario no tendría puesto
un viejo par de jeans en su día de boda.
Cuando por fin lo miró de frente, sus
ojos brillaban de furia. —¡Me mentiste!
¡Mierda! ¿Qué había hecho ahora? —Yo no
lo he hecho...
—¡Tú eres un dios!
Sus palabras lo hicieron pegar un
salto y soltarla. ¿Cómo en el Hades lo habría descubierto? —Te lo iba a decir.
Después de la boda.
—¡Mentiroso! ¡No va a haber ninguna
boda! ¡Nunca planeaste casarte conmigo!—Escupió.
La incredulidad se abrió paso por él.
Barrió las manos a lo largo de su esmoquin blanco y le hizo señas para mirarlo.
—¿Esto no te grita “boda”?
—Es todo una mentira. ¡Todo lo que quieres
es humillarme delante de todos, porque me odias y quieres vengarte de mí por lo
que hice! —Las lágrimas brotaban de sus ojos.
—¡Yo no te odio! ¡Te amo! Lali, no
entiendo lo que pasa. Todo estaba bien esta mañana. Es sólo nerviosismo,
créeme—. Tenía que serlo.
Peter alcanzó sus brazos y la atrajo
hacia sí. —Por favor, no llores. Te iba a decir que yo era un dios, pero no era
el momento adecuado.
Ella luchó contra él. —¡No me importa
lo que eres! ¿No lo entiendes? No me importa si eres un dios o no. Pero sí me
importa lo que has dicho.
—Maldita sea, Lali, ¿qué he dicho que
te haya molestado?
Se calmó y lo miró, con su rostro
hecho una máscara de piedra. —Has dicho que habrá una boda, pero no habrá un
novio.
—Yo nunca— ¡Mierda! Esas eran sus palabras,
palabras que había dicho con ira y que lamentó muchas veces desde entonces.
Pero no había manera en el Hades que pudiera saber acerca de eso. Ni Agustín,
ni Hermes jamás hubieran divulgado y traicionado su confianza así. —¿Quién te
dijo eso?
—Ves, ni siquiera puedes negar que lo
has dicho—. Bajó los párpados, pero no antes de que él viera un profundo daño asentarse
en sus ojos. No era de extrañarse que ella ya no quisiera casarse con él: creía
que él estaba jugando con ella.
—¿Quién?—, repitió, esta vez más fuerte,
su mandíbula se apretó y su cuerpo se tensó como una cuerda de arco. Él
arrancaría la cabeza de ese traidor.
—Esa diosa Hera, me advirtió acerca de
ti. Y ella me lo mostró. No lo niegues: lo vi con mis propios ojos.
Peter soltó sus brazos. —¡Esa puta de
mierda!— Él debería haber sabido que Hera no podía dejarlo tranquilo e
interferiría a último momento. ¿Acaso Zeus no le había prometido mantenerla
ocupada? Suficiente de las promesas de su padre.
—¡Hera me ha tenido entre ojos y ha querido
destruirme desde el día en que nací! ¡Ella
es malvada! ¡No puedes creer una palabra de lo que está diciendo!
Lali levantó la barbilla, con desafío
escrito sobre su rostro. —¿Entonces niegas que alguna vez dijiste que me
dejarías plantada en el altar?
Peter pasó una mano por el pelo. Era
el momento de confesar. —No puedo. Lo dije, pero yo no lo dije en serio. Yo
estaba enojado cuando me enteré de lo que habías hecho. Pero ahora es
diferente. Te amo. De verdad. Y quiero que nos casemos. Hoy. Ahora. Por favor, Lali,
tienes que creerme.
***
Poco a poco Lali negó con la cabeza.
¿Él esperaba que ella confiara en él después de esto? —No puedo.
Y al mismo tiempo, algo dentro de ella
la molestaba. Ella lo había visto parado ahí en el jardín bajo el sol
sofocante, esperándola. Cuando ella se había dado cuenta de que él estaba allí,
que él era realmente el que estaba parado en el altar, se había quedado
congelada, incapaz de correr hacia sus padres para sacarlos de esa situación en
la que se encontraban. Por primera vez desde que Hera le había dicho a la
verdad sobre Peter, había sentido un pequeño hilo de duda envolviéndose alrededor
de su corazón. Pero lo había anulado tan rápido como había llegado.
Esta vez no iba a caer en más
mentiras.
—Pensé que me querías—. Había
incredulidad en la voz de Peter.
Ella levantó la mirada para encontrarse
con la suya y entonces lo vio, el crudo dolor en sus ojos. Lali cerró los ojos.
No, ella se había equivocado. Él sólo estaba burlándose de ella.
—Tú eres un dios. ¿Qué quieres de mí?
¿Este juego no ha ido lo suficientemente lejos?— Resignada, ella bajó la cabeza.
Incluso si él no hubiera dicho lo que tenía, todavía no habría futuro para
ellos. El dios Peter podría a tener cualquiera. Él no la elegiría a ella.
—No es un juego. Nos pertenecemos
juntos, y te voy a demostrar que Hera estaba mintiendo y que te amo.
Antes de que ella tuviera la
oportunidad de darse cuenta de lo que estaba planeando, Peter la atrajo en un
abrazo fuerte.
Entonces todo se volvió negro.
Si la muerte era así, era agradable.
De hecho, el cuerpo entero de Lali flotaba sin peso en la oscuridad. No sentía
nada, excepto... los brazos de Peter que la abrazaban, y su cuerpo estaba
presionado cerca contra el suyo. Antes de que pudiera analizar la extraña
sensación de estar flotando en los brazos de Peter, una brillante luz la cegó,
y sus pies tocaron suelo mientras Peter la bajaba.
—Llegamos—, anunció.
—¿Estoy muerta?— Susurró Lali mientras
sus ojos se acostumbraban a la luminosidad a su alrededor.
Peter rozó sus labios contra los de
ella, besándola con suavidad. Ella estaba demasiado aturdida como para
resistir. —¿Acaso esto se siente como si estuvieras muerta?
Ella sacudió la cabeza, sintiendo el
calor inundar sus mejillas. —Entonces, ¿qué pasó?
—Estamos en el Olimpo, la morada de
los dioses.
Continuara....
+ 25 y otro!
Vamos todavia!!!!
ResponderEliminarLa terminas hoy???
Quiero saber como acaba!!!
Otro!!!
MAS, MAS, MAS, MAS
ResponderEliminarmas mas como amo tu nove que pasara LALI SE CASA O NO MAS
ResponderEliminarmaaaaaas wow ahora si que se prepare hera jajaja
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss me gusta
ResponderEliminarme gusta mucho mas terminala
ResponderEliminarDale esta linda
ResponderEliminarLa terminas hoy?
ResponderEliminarSeguila esta re buena
ResponderEliminarA
ResponderEliminarS
ResponderEliminarN
ResponderEliminarO
ResponderEliminarsube massssssssssss
ResponderEliminarV
ResponderEliminarM
ResponderEliminara
a
s
E
ResponderEliminarLali se casa o no? Quiero mas nove, todo era muy perfecto algo malo tenia que suceder no? La terminaras hoy? Quiero saber como termina, mas, mas, mas
ResponderEliminarM
ResponderEliminara
ResponderEliminaraiiiiiiiiii me re enganche con la nove la termine de leer hace poquito sube masss
ResponderEliminara
ResponderEliminara
ResponderEliminars
ResponderEliminar25 Comentarios:D Quiero mas nove, por favor Juli
ResponderEliminarM
ResponderEliminarA
S
Amo esta nove, amor este blog. Quiero mas, no nos dejes asi.
Más me encanta!
ResponderEliminarsubi ,mas no me deles con la intriga y otra cosa de que pais sos ?? solo por saber
ResponderEliminarsiiiii por favor arreglelo pero ya
ResponderEliminarAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
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