sábado, 13 de julio de 2013

Capítulo 32:



El sol de la tarde caía a plomo sobre los invitados que esperaban. Peter envió una pedido silencioso a Helios, por un poco menos de entusiasmo al dios del sol para que los asistentes a la fiesta de la boda, no se derritieran en sus sillas. Peter había recopilado una lista de invitados que incluía a todos los amigos de Lali y algunos de sus clientes.


Incluso los dos matones que lo habían golpeado, se sentaban entre los invitados. Los padres de Lali estaban sentados en la primera fila. Él se había encargado de conseguirles un vuelo de primera clase y la mejor habitación en el hostal Agustín y Candela, asegurándose de que estuvieran en la boda de su hija.

Lali ni siquiera los había visto aún, ya que su vuelo se había retrasado la noche anterior y habían estado muertos de cansancio en el momento en que los había recogido del aeropuerto y llevado al Bed and Breakfast. Y esa mañana, Lali había corrido a la peluquería y a probarse el vestido por última vez, que le había sido imposible saludar a sus padres.

Peter echó un vistazo a su reloj una vez más. Eran pasadas las 2:00 de la tarde, el habitual cuarto de hora de tardanza había pasado y ahora poco a poco se estaba convirtiendo en una media hora de retraso. ¿Su prometida se había retrasado en la peluquería, o su vestido tenía una emergencia de último momento? ¿Por qué no estaba allí?

Eugenia tampoco estaba a la vista.

Él Pdio un codazo a Agustín que había elegido como su padrino. —Necesito saber dónde está.

—Las mujeres siempre llegan tarde.

—Candela no llegó tarde para tu boda—. Dio un gruñido de impaciencia. — Maldita sea, Agustín, algo está mal.

—No, simplemente estás un poco nervioso.

Peter hizo un gesto impaciente. —Esto no tiene nada que ver con estar nervioso. Algo no está bien. Lo puedo sentir aquí—. Puso la mano en su estómago.

Su instinto no le había fallado antes. —Tengo que buscarla.

Agustín puso su mano sobre su brazo para detenerlo cuando un pinchazo en el cuello hizo que Peter dirigiera sus ojos hacia las puertas francesas que llevaban al hostal. Allí, en la sombra del edificio estaba Lali, con las manos apretadas a su costado.

El corazón le dio un vuelco: no llevaba su vestido de novia, e incluso a una distancia de veinte metros, se daba cuenta de que ella había estado llorando.

—Distrae a los invitados—, le susurró a Agustín y bajó de la plataforma.

—Peter, ¿qué...?

Pero Peter ignoró las palabras de su amigo, al igual que hizo caso omiso de los rumores que al pasar escuchó de los invitados, y se fue donde Lali estaba.

En el momento en que se dio cuenta de que venía hacia ella, sus ojos se agrandaron en estado de shock. ¿O era de temor? La observación lo sacudió y lo hizo acelerar sus pasos ya apresurados. Se volvió y entró antes de que él la alcanzara, pero no llegó muy lejos. Antes de que ella llegara hasta el pasillo de abajo, Peter la tomó por el brazo y la detuvo.

—¡Lali! ¿Qué pasa? ¿Dónde está tu vestido?

—¡Déjame ir!— Ella trató de soltarse de su agarre, pero él no se lo permitió.

Esta no era la misma mujer que él había besado al despedirse esa mañana, ni con la que había hecho el amor con tal abandono, la noche anterior.

—¡Lali, por favor, dime qué ocurre! Veo que has llorado—. Y el pensarlo dolía como el infierno, mientras lo hacía sospechar que ella no quería casarse con él, de lo contrario no tendría puesto un viejo par de jeans en su día de boda.

Cuando por fin lo miró de frente, sus ojos brillaban de furia. —¡Me mentiste!

¡Mierda! ¿Qué había hecho ahora? —Yo no lo he hecho...

—¡Tú eres un dios!

Sus palabras lo hicieron pegar un salto y soltarla. ¿Cómo en el Hades lo habría descubierto? —Te lo iba a decir. Después de la boda.

—¡Mentiroso! ¡No va a haber ninguna boda! ¡Nunca planeaste casarte conmigo!—Escupió.

La incredulidad se abrió paso por él. Barrió las manos a lo largo de su esmoquin blanco y le hizo señas para mirarlo. —¿Esto no te grita “boda”?

—Es todo una mentira. ¡Todo lo que quieres es humillarme delante de todos, porque me odias y quieres vengarte de mí por lo que hice! —Las lágrimas brotaban de sus ojos.

—¡Yo no te odio! ¡Te amo! Lali, no entiendo lo que pasa. Todo estaba bien esta mañana. Es sólo nerviosismo, créeme—. Tenía que serlo.

Peter alcanzó sus brazos y la atrajo hacia sí. —Por favor, no llores. Te iba a decir que yo era un dios, pero no era el momento adecuado.

Ella luchó contra él. —¡No me importa lo que eres! ¿No lo entiendes? No me importa si eres un dios o no. Pero sí me importa lo que has dicho.

—Maldita sea, Lali, ¿qué he dicho que te haya molestado?

Se calmó y lo miró, con su rostro hecho una máscara de piedra. —Has dicho que habrá una boda, pero no habrá un novio.

—Yo nunca— ¡Mierda! Esas eran sus palabras, palabras que había dicho con ira y que lamentó muchas veces desde entonces. Pero no había manera en el Hades que pudiera saber acerca de eso. Ni Agustín, ni Hermes jamás hubieran divulgado y traicionado su confianza así. —¿Quién te dijo eso?

—Ves, ni siquiera puedes negar que lo has dicho—. Bajó los párpados, pero no antes de que él viera un profundo daño asentarse en sus ojos. No era de extrañarse que ella ya no quisiera casarse con él: creía que él estaba jugando con ella.

—¿Quién?—, repitió, esta vez más fuerte, su mandíbula se apretó y su cuerpo se tensó como una cuerda de arco. Él arrancaría la cabeza de ese traidor.

—Esa diosa Hera, me advirtió acerca de ti. Y ella me lo mostró. No lo niegues: lo vi con mis propios ojos.

Peter soltó sus brazos. —¡Esa puta de mierda!— Él debería haber sabido que Hera no podía dejarlo tranquilo e interferiría a último momento. ¿Acaso Zeus no le había prometido mantenerla ocupada? Suficiente de las promesas de su padre.

 —¡Hera me ha tenido entre ojos y ha querido destruirme desde el día en que nací!  ¡Ella es malvada! ¡No puedes creer una palabra de lo que está diciendo!

Lali levantó la barbilla, con desafío escrito sobre su rostro. —¿Entonces niegas que alguna vez dijiste que me dejarías plantada en el altar?

Peter pasó una mano por el pelo. Era el momento de confesar. —No puedo. Lo dije, pero yo no lo dije en serio. Yo estaba enojado cuando me enteré de lo que habías hecho. Pero ahora es diferente. Te amo. De verdad. Y quiero que nos casemos. Hoy. Ahora. Por favor, Lali, tienes que creerme.

***
Poco a poco Lali negó con la cabeza. ¿Él esperaba que ella confiara en él después de esto? —No puedo.

Y al mismo tiempo, algo dentro de ella la molestaba. Ella lo había visto parado ahí en el jardín bajo el sol sofocante, esperándola. Cuando ella se había dado cuenta de que él estaba allí, que él era realmente el que estaba parado en el altar, se había quedado congelada, incapaz de correr hacia sus padres para sacarlos de esa situación en la que se encontraban. Por primera vez desde que Hera le había dicho a la verdad sobre Peter, había sentido un pequeño hilo de duda envolviéndose alrededor de su corazón. Pero lo había anulado tan rápido como había llegado.

Esta vez no iba a caer en más mentiras.

—Pensé que me querías—. Había incredulidad en la voz de Peter.

Ella levantó la mirada para encontrarse con la suya y entonces lo vio, el crudo dolor en sus ojos. Lali cerró los ojos. No, ella se había equivocado. Él sólo estaba burlándose de ella.

—Tú eres un dios. ¿Qué quieres de mí? ¿Este juego no ha ido lo suficientemente lejos?— Resignada, ella bajó la cabeza. Incluso si él no hubiera dicho lo que tenía, todavía no habría futuro para ellos. El dios Peter podría a tener cualquiera. Él no la elegiría a ella.

—No es un juego. Nos pertenecemos juntos, y te voy a demostrar que Hera estaba mintiendo y que te amo.

Antes de que ella tuviera la oportunidad de darse cuenta de lo que estaba planeando, Peter la atrajo en un abrazo fuerte.

Entonces todo se volvió negro.

Si la muerte era así, era agradable. De hecho, el cuerpo entero de Lali flotaba sin peso en la oscuridad. No sentía nada, excepto... los brazos de Peter que la abrazaban, y su cuerpo estaba presionado cerca contra el suyo. Antes de que pudiera analizar la extraña sensación de estar flotando en los brazos de Peter, una brillante luz la cegó, y sus pies tocaron suelo mientras Peter la bajaba.

—Llegamos—, anunció.

—¿Estoy muerta?— Susurró Lali mientras sus ojos se acostumbraban a la luminosidad a su alrededor.

Peter rozó sus labios contra los de ella, besándola con suavidad. Ella estaba demasiado aturdida como para resistir. —¿Acaso esto se siente como si estuvieras muerta?

Ella sacudió la cabeza, sintiendo el calor inundar sus mejillas. —Entonces, ¿qué pasó?

—Estamos en el Olimpo, la morada de los dioses.


Continuara....

+ 25 y otro!




30 comentarios:

  1. Vamos todavia!!!!
    La terminas hoy???
    Quiero saber como acaba!!!
    Otro!!!

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  2. mas mas como amo tu nove que pasara LALI SE CASA O NO MAS

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  3. maaaaaas wow ahora si que se prepare hera jajaja

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  4. masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss me gusta

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  5. me gusta mucho mas terminala

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  6. Seguila esta re buena

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  7. Lali se casa o no? Quiero mas nove, todo era muy perfecto algo malo tenia que suceder no? La terminaras hoy? Quiero saber como termina, mas, mas, mas

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  8. aiiiiiiiiii me re enganche con la nove la termine de leer hace poquito sube masss

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  9. 25 Comentarios:D Quiero mas nove, por favor Juli

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  10. M
    A
    S
    Amo esta nove, amor este blog. Quiero mas, no nos dejes asi.

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  11. subi ,mas no me deles con la intriga y otra cosa de que pais sos ?? solo por saber

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  12. siiiii por favor arreglelo pero ya

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  13. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)