Lali jugueteó con el bretel de su
vestido de verano. Peter le había dicho que tenía una sorpresa para ella, y
últimamente no estaba segura si le gustaban las sorpresas.
Ella le lanzó una mirada de reojo mientras
caminaban por la calle Battery, la cual bordeaba con agua por un lado y con
grandes casas, por el otro. Peter la tenía de la mano, y para todo el mundo que
los miraban, se veían como una pareja joven común que daba un paseo en una
tarde de verano. Porque nadie podía ver la confusión en su interior.
Ella había hablado nuevamente con Eugenia,
pero todo lo que su amiga había hecho era tratar de convencerla de que Peter
había cambiado, que la pérdida de su memoria había hecho un mejor hombre de él.
Ella juró que lo había visto en el restaurante: trabajando duro, y siendo bueno
con los invitados. Pensaba maravillas de él, poniéndolo por las nubes.
Lali tuvo que admitir que ella había
visto cambios similares en él. La cena que había cocinado para ella había
estado deliciosa y la presentación francamente exquisita. Debió haber pasado
horas preparando todo. Ningún hombre se había molestado tanto por ella.
Y antes de que hubiera perdido el
control esa tarde de compras en el probador, había sido el hombre más dulce,
paciente y servicial, mientras ella había buscado a través de cada perchero
para encontrar la prenda perfecta. Ni siquiera Eugenia habría sido tan paciente,
y a su mejor amiga le encantaba ir de compras… pero, evidentemente, sólo de
compras para sí misma.
Peter realmente se comportaba como el
prometido perfecto. La llamaba por lo menos dos veces al día sólo para
preguntarle cómo iba su día y para saludarla. Y cuando no estaba besándola
hasta dejarla sin sentido o tocándola con sus manos pecadoras, era incluso un
perfecto caballero. No es que ella quisiera que siempre fuera un perfecto
caballero. Su tacto y sus besos habían despertado en ella deseos tan feroces y
tan imposibles de reprimir, que hacían caso omiso de su cerebro, dejando su
sentido común hecho añicos. Esa tenía que ser la razón, si no, ella no seguiría
aferrándose a las mentiras que ella había inventado sólo para poder pasar más
tiempo con él.
Lo que debía hacer era por fin decirle
la verdad y resistir su ira antes de que toda esa farsa explotara en su cara.
Incluso ahora las cosas se estaban poniendo inciertas.
Mientras no le había mencionado fijar
una fecha para la boda desde el incidente en el probador, ella ya lo conocía
demasiado bien, como para creer que se había olvidado de ello.
—Aquí estamos—, dijo en voz baja Peter
a su lado, haciéndola mirar la casa donde se habían detenido.
Ella leyó el letrero en el exterior.
Hostal Olimpo, Bed & Breakfast.
Confundida, lo miró fijamente. —¿Qué
haremos en un Bed & Breakfast?— El pánico la atravesó cuando temió lo peor:
que él estaba planeando que pasaran la noche juntos. Su corazón se detuvo al
instante con el pensamiento. Si tenía relaciones sexuales con él, nunca sería
capaz de dejarlo. ¿Y después? Su corazón quedaría destrozado una vez que él la
dejara. Porque ella sabía que lo haría. Lo había hecho la primera vez. ¿Qué
pasaría si la historia se repetía?
—Es una sorpresa.
Lali se congeló en su lugar hasta que
él tiró de su mano. —No. Peter, tenemos que hablar de algo importante—. Era
ahora o nunca.
Su expresión se quedó atónita por un
momento, pero luego sus labios se curvaron en una sonrisa. —¿Estás pensando que
te llevo a un hostal para una tarde... digamos... de placer?— Entonces
él sacudió la cabeza y rozó un ligero beso en la mejilla antes de mover su boca
a su oído. —Mi dulce Lali, si hubiera sabido que tenías ideas como esa, hubiera
hecho arreglos, pero por desgracia, no estaba pensando en tener sexo esta
tarde.
Sintió que su rostro se sonrojaba y
que su cuerpo entero se calentaba por su propuesta lujuriosa. ¿Cómo podía haber
malinterpretado sus palabras con tanta facilidad?
Cuando se apartó y la miró, se dio cuenta
de un brillo en sus ojos, pero ni siquiera su
sonrisa podría poner su ritmo cardíaco a la normalidad. Al igual que un martillo
neumático, su corazón latía contra su caja torácica tratando de saltar fuera de
su cuerpo y combinarse con el suyo. Oh Dios, estaba en muchos problemas. Peter sólo
tenía que mirarla, y sus rodillas se hacían gelatina. Y a juzgar por la sonrisa
en su rostro, era plenamente consciente de su efecto en ella.
Sí, estaba jodida.
Peter la llevó dentro de la casa y la
guio por la antigua escalera de madera, antes de llegar al segundo piso y
seguir un cartel que decía, “Recepción”.
Detrás de un escritorio sencillo, que
tenía una computadora y una variedad de folletos y papeles, un hombre alto y
rubio se puso de pie. Su piel bronceada estaba en perfecto contraste con sus
ojos azul océano y su alegre sonrisa. No podía imaginar que ese hombre se pasara
los días encerrado en un hostal, cuando su apariencia entera gritaba “playa”.
Incluso sus pantalones cortos kaki y una camiseta informal sugerían que estaba
a unos dos minutos de salir al mar.
—Peter Lanzani—, Peter se presentó y
extendió su mano al hombre. — Llamé más temprano.
El posadero levantó una ceja y sacudió
la mano de Peter.—Agustín Sierra.
Mi esposa Candela y yo somos dueños de
este hostal.
Luego miró más atrás de Peter y
recorrió con sus ojos a Lali. Su mirada escudriñadora la hizo temblar por un
instante. Se sentía como si la inspeccionara para un control de calidad. ¿Era
este lugar una especie de casa exclusiva de huéspedes, donde sólo se permitía
el ingreso de gente importante? Ella estaba a punto de tirar del brazo de Peter
y arrastrarlo fuera de ese lugar, cuando Agustín le dirigió una sonrisa
encantadora.
—¿Y asumo que esta bella dama es la
prometida que mencionó en el teléfono?—, él preguntó y rodeó el escritorio para
estrecharle la mano.
—Sí, ella es Lali Esposito, mi
maravillosa prometida. No sabría qué hacer sin ella.
Lali se sentía como un fraude,
mientras asimilaba las palabras de Peter. Si supiera cómo lo había estado
engañando en las últimas dos semanas. Al mismo tiempo, no podía imaginarse no
estar con él.
—Muy complacido de conocerla—, dijo Agustín,
mientras le tomaba la mano y la apretaba con firmeza. Entonces él miró más allá
de su hombro, y sus ojos de repente brillaban con algo que ella no sabía cómo
interpretar. —Y aquí está mi esposa.
Cuando Lali se volvió para mirar a la
mujer que había entrado en el área de recepción detrás de ellos, vio la misma
mirada en sus ojos y se dio cuenta al instante de qué se trataba: Amor.
Mientras la mujer de pelo oscuro apartaba la mirada de su marido, dio un paso
hacia Lali y le tendió la mano.
—Soy Candela. ¿Por qué no vamos todos
al balcón? Alice está preparando té helado y galletas para nosotros.
Lali quiso protestar, encontrando toda
la situación más que extraña. ¿Por qué estas personas querrían sentarse con
ella y con Peter para tomar té helado? Cuando sintió la mano de Peter en su
brazo, llevándola con él mientras se acercaban a las puertas que daban al
balcón, ella no pudo dejar de susurrarle a Peter, —¿Qué está pasando?
Él le dirigió una rápida mirada de
reojo. —En un minuto.
Momentos después, ella estaba sentada
junto a Peter en un sofá de ratán para dos personas, con un vaso de té helado
en la mano. Ella llevó la bebida fría a sus labios, alegrándose de tener algo
para quitar la extraña sensación de desastre inminente que se deslizaba en
ella.
Candela miró la agenda que llevaba en
la mano, girando un bolígrafo entre los dedos. —Ya he apartado la fecha,
exactamente una semana a partir de hoy, así que supongo que, debemos discutir qué
decoraciones les gustaría para la ceremonia de la boda.
Lali se atragantó con el té helado,
escupiendo el líquido sobre el suelo delante de ella, por un estrecho margen
pudo evitar salpicar las bonitas sandalias de Candela y los dedos de sus pies
con esmalte. ¿Ceremonia de boda? —¿Qué?— Su única palabra de pregunta salió
como un graznido, el té que había bloqueado su tráquea, le impidió formar
cualquier otra sílaba.
Mientras tosía para expulsar el
líquido ingerido a toda prisa, con cuidado Peter le dio unas palmadas en la
espalda para ayudarla. Ella sacudió la cabeza para mirarlo, no, ¡para
fulminarlo con la mirada! ¿Cómo podría haber hecho eso? Su tímida sonrisa lo
decía todo. Sí, él ya se había cansado de esperar, eso sí estaba claro. Quería
casarse ahora, en una semana, porque quería tener sexo.
—¿Estás bien, amor?
Dios, ¿Por qué había inventado la
estúpida excusa de la abstinencia hasta e matrimonio? Tenía que haber sabido
que nunca iba a funcionar. Y ahora Peter la había derrotado en su propio juego:
simplemente había puesto una fecha para la boda, para burlarse de su idiota
idea. ¿Y ahora qué? ¿Cómo iba a salir de ese lío?
Tardó unos segundos preciosos para
recuperar el aliento y, con ello su voz.
—Peter, creo que deberíamos hablar de
esto en privado.
—Hemos hablado de esto—. Él le dio una
sonrisa cortante, luego se volvió hacia sus anfitriones. —No queremos nada demasiado
grande, sólo la familia y nuestros amigos más cercanos. Una reunión íntima.
Con la palabra “íntima”, Peter pasó los
ojos por encima de su cuerpo, haciéndola estallar en un bochorno, y tomó del té
helado una vez más.
—Todo esto está ocurriendo demasiado
rápido—, protestó ella.
—Fue lo mismo para nosotros—, comentó Candela.
Lali la miró a ella y a Agustín, y los
vio intercambiar una sonrisa cariñosa. Peter puso su mano sobre la suya y la
apretó. —Cuando se trata de amor, no hay ningún horario.
Antes de que Lali pudiera apartar su
mirada para mirar a Peter, ella vio cómo las cejas de Agustín se unían como si
desaprobara algo. Ella rechazó la idea de inmediato, teniendo en cuenta que la
celebración de una boda en su Bed & Breakfast, probablemente les haría
ganar a él y a su esposa, una buena cantidad de dinero.
—Peter, no deberíamos apresurar esto—.
Ella le dio una mirada suplicante.
—¿Apresurar?—, Peter alzó su mano a la
boca y la besó en la palma de la mano. El toque suave de sus labios envió una
oleada de calor a través de su cuerpo.
—¿Hemos estado comprometidos por
cuánto tiempo? ¿Siete meses?
Quería sacudir la cabeza y gritar
“no”, pero dijo: —Sí.
—Ese es un compromiso lo
suficientemente largo—. Peter giró la cabeza hacia los hosteleros. —He oído que
son recién casados. ¿Cuánto tiempo estuvieron comprometidos?
Agustín les lanzó una mirada de
sorpresa. —Eso no es...
—Menos de tres meses—. Intervino la
respuesta de Candela ante la evasiva de Agustín.
Lali gimió para sus adentros. Estos
dos no eran de ninguna ayuda. En todo caso, le daban a Peter más argumentos
para forzar aún más la boda. ¿Quién diablos se casaba después de tres meses de
compromiso? Incluso los siete meses que ella y Dios habían estado
comprometidos, parecían poco tiempo.
¡Maldición! ¿Qué estaba pensando?
Ellos no estaban siquiera comprometidos, no siete meses, no tres meses, ¡ni siquiera
un día! Sí, tal vez por eso ella estaba entrando en pánico en ese momento:
porque Peter estaba planeando una boda, ¡su boda! y él no tenía idea de que ni
siquiera estaban comprometidos.
Esto estaba tan mal en muchos
aspectos.
—¿Se vestirá la novia de blanco?—
Penetró la voz de Candela en la mente de Lali, en lo que parecieron horas
después. Antes de que su aturdido cerebro pudiera formar una respuesta, Candela
continuó hablando. —¿Qué estoy diciendo? Por supuesto que te vestirás de
blanco. Puedo recomendarte una grandiosa boutique.
Lali se aferró a la esperanza que
reconoció en las palabras de Candela. —Creo que vamos a tener que posponerla.
Una semana no es tiempo suficiente para conseguir un vestido hecho a medida.
Estas cosas toman tiempo—. Ella tiró a Peter una mirada suplicante. —Ninguno de
los vestidos de novia en la tienda le queda
bien a nadie en realidad, sin algunas modificaciones importantes—. Esto funcionaría,
le permitiría ganar un poco de tiempo.
Pero Candela hizo un gesto desdeñoso
con la mano. —No te preocupes por eso. Sé fehacientemente que la modelo de la
costurera en esa boutique, es exactamente de tu talla, así que estoy segura que
cada uno de sus vestidos te quedará como anillo al dedo.
Lali sintió ganas de gritar, pero en
vez de eso forzó una sonrisa en sus labios.
—Eso es... eh, una gran suerte.
—Perfecto. Le diré que se ponga en
contacto contigo para concertar una cita—. Candela hizo una nota en su agenda.
—Ahora, acerca del servicio de comida.
—Vamos a usar Olimpo—, sugirió Peter.
Lali volvió a mirarlo, algo en sus
palabras sonaba raro. ¿Cómo Peter conocía el nombre de una empresa de catering?
¿Estaba empezando a recordar las cosas? ¿Su memoria estaba volviendo? —¿Olimpo?
Una mirada fugaz de pánico cruzó sus
hermosas facciones antes de que rápidamente respondiera, —Sí, vi un anuncio a
través de una revista de bodas que busqué. Y la comida parecía deliciosa.
—¿Miraste una revista de bodas?— Ella
nunca había oído hablar que algún hombre hiciera eso.
—Bueno, uno de nosotros tiene que
hacerlo.
Y seguro que no iba a ser ella, tenía
razón.
—Olimpo estará bien. Son muy...
efectivos —, dijo Agustín. —y rentables.
Lali sentía que estaba siendo
arrollada. Se estaba tomando decisión tras decisión, las tareas se eliminaban
de una lista que nunca vio, y se hacían planes en los que no tenía ninguna
intención de participar. Pero de alguna manera sus labios no parecían ser
capaces de expresar una nueva protesta. Y ¿por qué lo haría cuando Peter simplemente
ignoraría esas también? Estaba firmemente decidido a organizar esta boda.
—¿Y los invitados?— Escuchó preguntar
a Candela.
—La familia de la novia, padres,
primos... eh, Lali, lo siento, pero creo que necesito que me ayudes aquí—.
Luego Peter ofreció a Candela y a Agustín una mirada de disculpa.
—Yo sufro de amnesia. Un accidente, ya
saben.
Al ver otra posibilidad de una
protesta, Lali la tomó. —Peter, creo que sería mejor si primero te recuperas de
tu accidente antes de seguir con la boda.
—Me siento perfectamente bien.
—Pero ha sido sólo un par de semanas.
Le apretó la mano. —Estoy
perfectamente sano.
Claramente, él no daría su brazo a
torcer.
—Así que, ¿cuántos son en su familia?
Lali tragó. Ella no podía hacerles
esto a sus padres. Habían pasado por esto una vez antes, y había terminado todo
en decepción. Lo mismo pasaría esta vez.
—No pueden viajar con tan poca
antelación. Papá tendría que encontrar a alguien que se encargara de la tienda,
y mamá no puede simplemente levantarse e irse. Tienen responsabilidades. Y
luego los vuelos. Todavía es temporada turística, es probable que todo esté
reservado de todos modos. Y el viaje en coche sería demasiado largo—. Cada vez
más excusas se escapaban con rapidez de sus labios.
—Y conociendo a mamá, ella no tiene nada
que ponerse. Le tomará un mes encontrar el atuendo adecuado.
***
Peter reconocía excusas desesperadas
cuando las escuchaba. Y Lali estaba divagando, aferrándose al menor problema
que veía. No es que fuera a ayudar: él estaba a cargo ahora, y esta boda se
haría, sin importar sus débiles excusas.
Ya era hora de que dejara de pensar
con la mente y era tiempo de hacerla sentir con su corazón. ¿Qué fue lo que
Zeus dijo? Apelar al verdadero ser de Lali, a sus más profundos deseos y
esperanzas.
—¿Nos disculpas un momento?— Sonrió Peter
a Candela y logró ver un ceño fruncido apenas contenido por Agustín. Su amigo
había hecho conocer su opinión sobre el tema cuando Peter había hablado para
anunciar su llegada y su plan. Agustín todavía pensaba que estaba jugando con
los sentimientos de Lali. Claro, estaba arrasando a Lali con esta boda, pero
era para su propio bien. Ella no se daba cuenta de eso todavía. Él no era como
su padre después de todo: podía amar, amar de verdad. Sería un marido fiel.
Con un toque suave de su mano contra
la parte posterior de Lali, la instó a levantarse, y la llevó adentro, en
dirección al cuarto de baño, que sabía que sería la única habitación en esa
planta que proporcionaría algún tipo de privacidad.
—Peter, ¿qué estás…
—Sólo un momento, amor—, le
interrumpió y la empujó hacia el cuarto de baño, apretándose detrás de ella y
cerrando la puerta.
Ella de inmediato se volvió hacia él,
fulminándolo con sus ojos. —¿Qué demonios estás haciendo?
—Sólo me estoy asegurando que no seamos
molestados. Porque parece que tenemos que discutir algo.
La vio tragar saliva y sabía hacia
dónde su mente estaba vagando. Pero él no le permitiría irse al lugar donde de
repente, le confesaría sus mentiras. No, él no quería una confesión, no ahora
de todos modos. Después de su boda podría ser. Lo que necesitaba ahora era que
accediera, y no dejarían ese cuarto de baño hasta que él se hubiera asegurado
de ello.
Peter la atrajo hacia él, apoyando la
mejilla contra la de ella y acariciando su mano por el pelo mientras la otra
mano rodeaba su cintura. —Sé que tienes miedo, amor. Casarse es un gran paso.
Entiendo eso, pero no tienes nada de qué preocuparte. Te amo más que a nadie en
mi vida.
—Pero no te acuerdas de nada. ¿Cómo lo
sabes?
Peter le tomó la mano, presionando su
palma de la mano contra su pecho.
— Puedo sentirlo—. Su corazón latía en su
palma, y en ese momento, sintió como si Lali fuera dueña de su corazón, como si
él ya no tuviera las riendas. No podía rechazar la sensación.
Sus ojos se encontraron con los ella y
la besó.
En un primer momento, su reacción fue
dura, y él sabía por qué: ella se dio cuenta de que estaba tratando de
seducirla para casarse con él. Mientras que el beso pudo haber comenzado como
tal, y mientras él se debería sentir como un canalla por hacer lo que hacía, el
momento en que sus labios se separaron y él la tocó con su lengua, todo
pensamiento huyó de su mente drogada de lujuria. Sólo le quedó uno: quería a Lali.
Cuando su lengua acarició contra la de
él y sus brazos se posaron alrededor de su cuello, él gimió de placer. Plantó
las manos en su muy deleitable trasero y la apretó contra su creciente
erección. Ella podía hacerle eso con un beso, conseguir que se le pusiera duro
en un instante aun cuando él no había tenido ninguna intención de hacer eso
hoy, no cuando él sabía que ello sólo serviría para dejarlo con más ganas. Pero
ahora que ella se apretaba contra él y le respondía besándolo con un abandono
total, no podía dejar de frotar su pene contra su centro blando.
Respirando con dificultad, apartó los
labios de ella y la liberó. Luego dio un paso atrás, complacido de ver el suave
resplandor en su rostro y el brillo de deseo en sus ojos.
—Lali, sé que no empezamos esto de buena
manera, así que quiero por lo menos hacer esta parte bien.
Metió la mano en el bolsillo, cerró
los dedos alrededor de una pequeña caja que había puesto allí antes. Mientras
la sacaba, se dejó caer sobre una rodilla, abrió la caja y la miró. —¿Quieres
casarte conmigo la próxima semana, Lali?
Él le mostró el anillo, pero no miró
hacia el diamante brillante. Todo lo que quería ver era la reacción en sus
ojos. Su rostro hizo un movimiento brusco y contuvo la respiración, su pecho
subía y bajaba sin control. Sus ojos rebotaban del anillo hacia él, una y otra
vez, y se quedó boquiabierta.
Peter sonrió. No esperaba esto en
absoluto. Él mismo se daría una palmadita
en el hombro si no estuviera tan ansioso de escuchar su respuesta. Su
propio latido del corazón le golpeaba en la garganta. ¿Era así como los hombres
de todo el mundo se sentían en ese momento? ¿Totalmente vulnerables y a merced
de una mujer?
—Lali, necesito tu respuesta.
Ella asintió con la cabeza, los labios
apretados, temblando.
—¿Es eso un “sí, voy a contestar” o un
“sí, me casaré contigo”?
Cuando ella no respondió, Peter tomó
el anillo y lentamente lo deslizó por su dedo, dándole tiempo suficiente para
retirarse si no estaba de acuerdo.
—Te amo—, susurró.
Se levantó lentamente, sus palabras
fluían a través de él como un torrente inagotable de calor. Sin prisa, tomó su
cara con las manos y la acercó más hasta que sus labios se cernieron sobre
ella.
—Y yo te amo a ti—. Cómo había
sucedido, él no lo sabía, pero sabía con absoluta certeza que estaba diciendo
la verdad.
Continuara...
+ 16 y otro! :)
Aaay yy me mueroooo...se amaaaan..en una semana la boda??jaja en que quilombo se metió Lali..jaja..perooo que tiernooos...se casaaan..ya quiero el prox..yayayay!!@pl_mialma
ResponderEliminarOtro mas por favorcito
ResponderEliminarNo, como nos vas a dejar así, Dios. Eres mala ehh, pero igual te queremos. Una pregunta, ¿esta nove es larga o no tanto? Es que tengo esa duda
ResponderEliminarMassss plis me encanta :)
ResponderEliminars
ResponderEliminaraaaaaaaa!!!! no se como van a salir del lio de mentiras que armaron! aunque por una vez han sido sinceros los dos!
ResponderEliminarQuiero mas!!!!
MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS.MAS MAS.MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarMas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas
ResponderEliminar++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarPor Dios, a Lali le salió el tiro por la culata:D Que pasa ahora? ¡Quiero mas nove!
ResponderEliminarm
ResponderEliminara
ResponderEliminars
ResponderEliminarMas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas, mas!
ResponderEliminarMe encanta más!
ResponderEliminar++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarYa estan los 16 comentarios, sube mas, please
ResponderEliminarmaaaaaas
ResponderEliminarMasss masss plis me encanta peter es un amor masss mass plisss me encanta:D
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminaruna propuesta muy diferente jajajajja
ResponderEliminar¿y ahora que?
ResponderEliminarw hhhhhhhhhhhhh awwwwwwwwwwwwJxisncosjfjskjfnxiwnf
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