martes, 9 de julio de 2013

Capítulo 30:






Lali ajustó los breteles de su vestido, enderezándolos. El material rojo se ajustaba con fuerza alrededor de su pecho, acentuaba sus pechos y le daba una cintura que no había tenido desde el décimo grado. Ella respiró hondo y tocó el timbre del apartamento de Peter. Dando un paso atrás, trató de serenarse. Al mirar hacia las ventanas, se dio cuenta de que sólo una tenue luz provenía de la zona de la cocina, sin embargo, nada se movía en su interior. Ella suspiró. Tal vez debería haberlo llamado primero.


Decepcionada, giró sobre sus tacones rojos que gritaban “cógeme”, y chocó contra una figura sólida.

—¿Me he perdido alguna cita que teníamos?— La voz ronca de Peter la hizo temblar a pesar del aire de la cálida noche, mientras sus brazos la envolvían, capturándola en contra de sus músculos duros.

—Hola—, fue lo único que pudo hacer que sus cuerdas vocales produjeran.

—Vi tu silueta bajo el poste de luz de la calle y estuve a punto de azotarme a mí mismo por tener sentimientos lujuriosos por otra mujer unos días antes de mi boda, cuando me di cuenta de que estaba deseando a mi futura esposa. Dime, mi amor, ¿por qué has estado escondiendo este cuerpo de mí?— Besó su piel caliente a lo largo de su cuello.

—No creo que te haya visto con este vestido puesto antes.

—Oh, ¿esta cosa vieja?

Deslizó un dedo debajo de un bretel y lo bajó de su hombro, riéndose entre dientes. —Sí, esta cosa—. Luego levantó los ojos para encontrarse con los de ella.

—Te ves como una sexy Caperucita Roja, que me hace sentir como el lobo grande y malo.

Lali notó el brillo depredador en sus ojos y sintió que su valentía aumentaba. Él la quería.

Deliberadamente con lentitud, apretó su cadera contra la de él. — ¿Podemos hablar?

Peter gimió, la palma de su mano deslizándose hacia su trasero. —Podemos hacer más que eso—. La apretó contra su dura longitud, con las manos elevando su trasero hacia la posición correcta, para que su sexo estuviera al mismo nivel con su erección.

Lali ahogó un suspiro. —Oh.

—Sí, oh—. Entonces la apoyó sobre sus pies y se alejó un poco. —Tal vez sería más seguro si te acompaño a casa ahora, antes de que me eche atrás con mi promesa de esperar hasta la noche de bodas.

—Ah... sobre eso—. Ella tragó. —Hay algo que tengo que decirte.

Él le acarició con el dedo la mejilla, considerando su decisión por un largo rato. —Está bien, entonces, entremos.

Lali aprovechó el tiempo que les tomó entrar, para calmar los fuertes latidos de su corazón y limpiar sus húmedas manos sobre su vestido. Sólo la pequeña franja de luz por debajo de los gabinetes de la cocina, iluminaba el lugar cuando entraron. Cuando alcanzó el interruptor de la luz, ella puso su mano sobre la suya.

Sería más fácil hacer lo que tenía que hacer en la penumbra.

Se volvió hacia ella, con las cejas arqueadas cuestionándose. —¿Pasa algo?

Ella asintió con la cabeza lentamente, tratando de tener el coraje de hablar.

No podía evadirlo para siempre. —No estamos comprometidos—. Las palabras brotaron de sus labios, como el petróleo de un pozo recién cavado.

El cuerpo de Peter se endureció al instante. —Lali...

—No, por favor, déjame que te diga la verdad. Por favor.

Él asintió con la cabeza.

—Antes de que perdieras la memoria, rompiste conmigo. Nunca nos comprometimos. Sólo habíamos estado saliendo durante dos semanas. Tú no me querías...

—Lali, por favor, yo...

Ella puso su mano sobre su pecho, impidiéndole decir nada más. —Yo estaba enojada, y cuando me di cuenta de que tenías amnesia, quise vengarme de ti por haberme herido. Yo quería hacerte sufrir. Pero no fue así... no fue lo correcto. Nunca debí hacerlo—. Dejó caer la cabeza, esperando su arrebato.

—¿Eso significa que no me amas?— Su pregunta parecía extrañamente fuera de lugar.

—Peter, no pareces entender lo que te acabo de decir. Yo no soy tu prometida. Ni siquiera soy tu novia.

La tomó del brazo. —Entendí eso. Pero no has contestado a mi pregunta. ¿Me amas?

Lali trató de apartarse de su mirada escrutadora, pero él no lo permitió. — Eso ya no importa—. ¿Por qué no estaba enojado? ¿O era su plan primero humillarla y hacerle confesar su amor por él antes de desatar su ira?

—Te equivocas. Esa es la única cosa que es importante—. Luego la atrajo contra él. —¿Me amas?— Su voz era dura y rígida.

—Sí—, le espetó ella. —¡Maldita sea, sí, te amo! ¿Estás contento ahora?—

La voz titubeó. Le dolía más que la primera vez que él la había dejado.

—Sí, estoy feliz ahora—. La voz de Peter era ronca, y suavizó su agarre.

Sorprendida, lo miró a la cara. Pero ella no tuvo la oportunidad de decir nada más, porque su boca estaba en la suya un instante después, marcándola con el beso más exigente que jamás había compartido con él. Cuando soltó sus labios momentos después, respiró tan fuerte como lo hacía él.

—Peter, qué...

—Mi memoria regresó hace unos días.

Un estado de shock la arrasó. —¡Oh, no! Oh, Dios, lo sabías...— Ella trató de salirse de su abrazo, pero él la sujetaba con demasiada fuerza. —Jugaste conmigo...

Él negó con la cabeza. —No, Lali. Yo iba a decírtelo.

—¿Cuándo?— Hace días que la había mantenido con la creencia de que él no sabía nada, cuando ya estaba consciente de su engaño. Demonios, incluso había planeado una boda.

—En nuestra luna de miel. Yo te lo iba a decir entonces.

—¿Luna de miel?— ¿Qué tan cruel era mofándose de ella así? —¿Por qué siquiera dirías algo así cuando no tienes la intención de casarte conmigo?— Ella luchó contra él.

—Nunca te dejaré ir, Lali. Te amo.

Se quedó boquiabierta, y aflojó los brazos. —Pero... tú... tú me dejaste.

Él asintió con la cabeza, con una mirada sobria en su rostro ahora. —Lo siento por lo que hice en ese entonces. Tenía miedo de lo que me hacías sentir. No pude manejar la situación. No sabía si yo sería capaz de amarte de la manera que tú te mereces. Pensé que estarías mejor sin mí. Así que te dejé.

Ella escuchó sus palabras, aun sin poder procesar el giro en los acontecimientos.

—¿Pero por qué ahora?

Peter le tomó la mano y la apretó contra su corazón. —Me ayudaste a ser una mejor persona. Me ayudaste a cambiar, por lo que por fin pude admitir que mi corazón te pertenecía. No importa lo que ha pasado.

—Pero yo te engañé. Yo pretendí ser alguien que no era.

—Me lo merecía. Hiciste lo que tenías que hacer. No estoy enojado. Vamos, ni siquiera me importa que me hicieras trabajar como camarero para enseñarme un poco de humildad.

Lali se encogió. —Ay. Lo siento.

—No lo sientas. Ahora entiendo por lo que pasaste.

Ella parpadeó para no llorar. —¿Peter?

—¿Sí, mi amor?

—¿Significa esto que realmente quieres casarte conmigo?

—Me harías el hombre más feliz de este mundo si te conviertes en mi esposa. Por lo tanto, di que sí—. Entonces él le guiñó un ojo. —Eso es lo menos que puedes hacer después de hacerme pasar por todo esto.

***
Peter contuvo el aliento mientras esperaba la respuesta de Lali. Por fin se había quitado de encima la influencia de Hera y había hecho lo que su verdadero ser le decía y le había confesado la verdad. Estaba orgulloso de ella.

—Sí.

El corazón de Peter hizo una voltereta. Ella era suya.

Con un gruñido, él la tiró contra su cuerpo y capturó su boca con la suya.

No hubo resistencia. Los labios suaves de una mujer dócil lo recibieron y se rindieron. El primer movimiento de su lengua contra la de ella, envió toda la sangre que quedaba a su pene, y el segundo le robó el latido de su corazón, y el tercero le robó el aliento.

Apartó los labios de ella, e incluso en la penumbra de su apartamento, vio en sus ojos un brillo de pasión. —Nunca te dejaré ir. Eres mía ahora.

—Y tú eres mío—, desafió Lali mientras sus manos se iban a la cintura de sus pantalones. Sin esfuerzo, abrió el botón de arriba y bajó el cierre. Con un rápido movimiento, bajó sus pantalones y sus calzoncillos bóxer hasta la mitad del muslo, liberando su pene.

Sin poder hablar, la observó mientras se dejaba caer, trayendo su boca al nivel de su palpitante erección. —¡Mierda!— Bueno, no tan mudo, después de todo.

Ella lo tomó en su mano y lo guió hacia sus labios.

—Lali, no tienes que hacer esto—. Por el amor de Hades, ¿qué estaba diciendo? Él quería esto, quería estar a merced de su divina boca.

—Shh—. Fue todo lo que dijo antes de que su lengua lamiera sobre su punta.

Instintivamente se apoderó del mostrador de la cocina para mantener el equilibrio, su visión se nubló con el intenso placer, su orientación no valía la pena una mierda. Cuando ella le pasó la lengua otra vez, se olvidó de su idioma natal, a excepción de una palabra.

—Sagapo.

Te amo.

Sin embargo, si había pensado que al lamer sobre la punta de su pene con la lengua y luego hacia lo largo de la sensible parte inferior sólo le estaba robando su cordura, el momento en que se lo llevó dentro de su boca cambió todo eso. Ella le estaba robando su control y su cordura, pero a cambio ella le dio todo lo que necesitaba: su confianza y su amor.

Peter enterró una mano en su pelo, un dedo acarició su mejilla mientras lo hacía, y cerró los ojos. Con un suave ritmo, la boca de Lali, alternativamente se deslizaba sobre él, luego se retiraba, con cada empuje lo cubría con su calidez y humedad. Mientras ella lo chupaba con más amor y pasión que ninguna mujer antes lo había hecho, le permitió tomar el control sobre él.

—Yo soy tuyo, amor, siempre.

Un suspiro salió de los labios de Lali y rebotó contra su sensible piel, haciéndolo gemir y agarrarse del mostrador con más fuerza. Cuando repentinamente su mano acunó sus bolas, casi saltó, sabiendo que su control estaba a punto de quebrarse. Con una maldición, se salió de su boca y la atrajo hasta capturarla contra su pecho.

—¿No te gustó?— La vio hacer un gesto disconforme y la besó de inmediato.

—Otro segundo más de esto, y habría acabado. Tanto así me gustó.

Ella le dio una sonrisa coqueta. —Oh.

Él miró hacia la mesa de la cocina limpia detrás de ella. —Ah...ajá—.

Distrayéndola con otro beso, la levantó y la sentó en el mostrador, viendo con satisfacción que se trataba de la altura perfecta para lo que él tenía en mente.

Sus manos siguieron el túnel debajo de su vestido, hasta sus muslos. Cuando se encontró con sus bragas las tiró hacia abajo, desnudándola; y tiró la prenda hacia el sofá.

Un grito ahogado de sorpresa fue su respuesta, pero ella no expresó protesta.

Su mirada se sumergió en sus ojos verdes y le dio una sonrisa torcida. —No creíste que podrías aparecerte aquí, en ese vestido, darme una mamada, y salir ilesa, ¿verdad?

Uno de los lados de su boca se inclinó hacia arriba. —Esa fue sólo la mitad de una mamada. No me dejaste terminar.

Dioses, ¿de hecho había esperado que terminara en su boca? Él arqueó una ceja.

 —Parece que la mujer con la que me voy a casar en pocos días, tiene una veta de traviesa.

Luego empujó las piernas para abrirlas y las levantó, haciéndola inclinarse hacia atrás.

—Hacia abajo—, le instruyó y la vio acostarse sobre el mostrador mientras colocaba sus piernas contra su pecho, cada tobillo apoyado en un hombro.

Volvió la cabeza a propósito, para retrasar lo inevitable, para darle a su pene la oportunidad de volver desde el borde del abismo para no derramarse al momento en que la penetrara.

Sus sandalias con tiras rojas de tacón alto, hacían que sus pies se vieran elegantes, y decididamente malos. La besó en un tobillo luego lamió más alto en la pantorrilla.

—Bonitos zapatos.

Sus párpados giraron hacia arriba, sus pestañas casi tocaron las cejas. —Se  llaman zapatos “cógeme”.

Él se rio y mordisqueó la piel con los dientes. —¿Funciona?

Lali trató de empujarse más cerca de él. —Te lo diré más tarde.

Poco a poco, su mano recorrió el interior de su muslo mientras sus labios lo seguían.

Aspiró. El olor de su excitación era embriagador. Ella estaba madura y lista para él, y podría simplemente colocar su pene en su entrada, deslizándolo a su hogar, pero se contuvo. Había pasado mucho tiempo desde que la había probado, y sin importar lo mucho que su pene le instara a seguir adelante, no podía darse prisa y privarse de su aroma.

Cuando su mano llegó a la cúspide de sus muslos, sus dedos se perdieron tranquilamente en su húmeda hendidura, haciéndola retorcerse bajo su tacto.

—Es justo que te haga a ti lo que me hiciste a mí.

Hubo un destello de shock en sus ojos, pero cuando bajó la cabeza a su sexo, lo vio desaparecer y fue sustituido por una llama de pasión. Peter hundió su boca en ella y lamió los jugos que cubrían su piel. Con su sabor, los recuerdos de su primera noche regresaron con rapidez. La comprensión lo inundó: él había sabido en aquél entonces que ella era la mujer que había estado buscando toda su vida. Lo había asustado cuando la encontró de repente. Nada lo había preparado para lo que sentiría. Nadie le había advertido lo que el amor le haría.

Pero esta noche, ya no estaba asustado. Se empapó de su olor y lamió su carne, deslizando su lengua sobre su clítoris hinchado hasta que se torció debajo de él. —Oh, no, no te escaparás, mi amor—, murmuró sin romper el contacto.

Cuando empuñó sus manos en el pelo, al principio pensó que lo apartaría para obtener un respiro del ataque sensual en su deliciosa concha, pero simplemente pasó los dedos por la parte posterior de su cuello, enviando escalofríos por su espalda hacia sus bolas.

Cuando se endurecieron, gruñó. Decidido a llevarla al clímax, pasó la lengua por encima de su clítoris, luego chupó el bulto de piel entre sus labios y los apretó juntos.

Su cuerpo se sacudió, y un grito ahogado escapó de sus labios. Un momento después, su cuerpo se estremeció, y sintió ondas viajando a través de ella. Cuando llegaron a sus labios, liberó la presión sobre su clítoris y pasó la lengua por el suave órgano. Otro temblor sacudió su cuerpo.

—¡Oh Dios!— Gimió ella.

Peter levantó la cabeza. —Mírame, amor—. Sus ojos se abrieron, y él nunca había visto un espectáculo más hermoso. Se colocó en su centro, su pene estaba ansioso por llenarla. —Quiero que me mires cuando entre en ti.

Ella bajó la mirada a su erección, y él hizo lo mismo. La última vez que había hecho el amor con ella, le había hecho usar un condón, pero esta vez no lo tenía. Ella concebiría esa noche su primer hijo. Le permitiría que su semen echara raíces en ella, tomándola como su esposa, la única mujer a la que amaría.

 — Pronto, vas a ser mi esposa ante los ojos del mundo—, susurró. —Pero esta noche,
voy a hacerte mía para siempre.

Cuando su mano se extendió hacia él, la agarró, entrelazando sus dedos con los suyos. Y luego, en un largo deslizamiento, entró en ella, las paredes de su tibio canal lo contenían con tanta fuerza como ella contenía su corazón en la palma de su mano.

—He esperado tanto tiempo para esto—. No sólo las dos últimas semanas que lo había hecho esperar, sino todos esos años en los que ella no había nacido aun. Él había esperado por ella toda su vida.

Las lágrimas se juntaron en el borde de sus ojos. —Te amo.

Peter se acercó hacia ella. —Amor de mi vida, guardiana de mi corazón—. Él rozó sus labios contra los suyos y sintió que se abrían bajo la suave presión. Cuando se deslizó en su interior, sus caderas se echaron hacia atrás, y con un ritmo tan antiguo como los dioses, bombeó dentro y fuera de su concha de seda.

Las piernas de Lali se envolvieron alrededor de sus caderas, los tobillos se unieron a sus espaldas. El saber que ella no quería que se fuera, le hizo empujar más duro y más rápido. Alimentó su necesidad de reclamarla, para hacerla suya por la eternidad.

Sus uñas se clavaron en su espalda mientras ella lo instaba a ir más profundo, y con su último aliento, se lanzó duro y profundo, sintiendo su espasmo en torno a él mientras su semen se precipitaba a través de su pene y explotaba desde la punta.

Con un gemido, dejó que su clímax lo llevara.

***
—¿Por qué no me dijiste de inmediato cuando recuperaste tu memoria?

Peter empujó una almohada detrás de su espalda y acercó el glorioso cuerpo desnudo de Lali sobre su pecho, disfrutando de la sensación de piel sobre piel.

Finalmente, ambos se habían trasladado a su cama.

—Al principio estaba un poco enojado.

—¿Un poco?— Ella levantó la cabeza y lo miró.

—Bueno, mucho. Tienes que admitir que realmente me hiciste una mala pasada.

Cuando el lamento se apoderó de su rostro, rápidamente la besó. —No te arrepientas. Me alegro de que lo hayas hecho. Sin embargo, me tomó un tiempo darme cuenta de ello. Y entonces tuve miedo, si te decía que sabía que no eras mi prometida, todo esto habría terminado, y habrías huido de mí. No podía correr ese riesgo.

—Cuando me propusiste matrimonio... ¿ya habías?

Él sonrió. —Cuando te pedí que te casaras conmigo, yo estaba en posesión de todas mis facultades y mi memoria—. Se pasó la mano por su grueso pelo y atrajo su rostro hacia él. —Yo sabía exactamente lo que estaba haciendo.

Sus mejillas se sonrojaron bellamente. —¿También sabías lo que estabas haciendo en aquel probador?

Peter se endureció con el mero recuerdo de los sucesos de ese día. —¿Y tú?

Ella bajó la vista, claramente avergonzada por su comportamiento. —No soy normalmente así... eh... yo no...

Él levantó su barbilla. —Nunca había visto un espectáculo más hermoso.

Sólo pensar en ello ahora...— La apretó aún más, su pene se deslizaba contra su muslo.
—De hecho...— Él la agarró por las caderas y la colocó encima de él, haciendo que su centro se alineara con su pene. —¿Por qué no me muestras ahora lo hermosa que eres, cuando te dejas llevar?

Sus ojos brillaban con deseo. —Pero nosotros acabamos... quiero decir, ¿no necesitas un descanso?

Él empujó con su pene hacia arriba y le dio na sonrisa pícara. — Evidentemente, no.

—¿Siempre eres así?

—¿Quieres decir listo y ansioso de satisfacer a mi bella prometida?

Con el cumplido, una suave sonrisa se dibujó en sus labios.

—Tú lo haces fácil. Sólo tengo que mirarte y estoy duro—. Entonces se acordó de algo.

—Acerca de lo de la abstinencia...

Una mirada tímida se extendió por su rostro. —Oh, lo siento, pero te tenía que mantener a raya de alguna manera.

—¿Y por qué? Ya habíamos tenido sexo antes de perder la memoria.

—Sí, y mira a dónde me llevó. Rompiste conmigo inmediatamente después de eso. Yo no quería que pensaras que era fácil.

—¿Fácil?— Sacudió la cabeza. —Amor, no había nada fácil en ti. Has sido la más difícil de conquistar que he tenido.

—¿Conquista?— Un destello de temor agrandó sus ojos.

Peter instintivamente la abrazó con más fuerza. Tal vez había escogido la palabra equivocada. —Shh, nena, no lo veas con tanto miedo. Eres mi última conquista, la que mantendré para siempre. ¿No lo sabes?

Ella le dio una sonrisa insegura. —Es todavía tan nuevo e inesperado. Y he pasado por esto antes— dio un grito ahogado ante sus palabras, como si no hubiera querido decirlo.

Él pasó sus nudillos para acariciar su mejilla. —Yo sé sobre eso.

—¿El qué?— Sus ojos se abrieron de par en par, enfocándolo.

—Hablé con tus padres. Me han dicho acerca de Jeff.

—¿Cuándo hablaste con mis padres? ¿Cómo?

—Ayer, cuando los invité para nuestra boda—. Él obvió la parte que en realidad los había visitado en Idaho. Esa información era algo que revelaría en su luna de miel, junto con el hecho de que él era un dios y que por ser su esposa se valdría de su inmortalidad y seguiría siendo tan joven como lo era ahora.

Cuando volvió a mirar los ojos de Lali mientras ella se sentaba, vio las lágrimas que se formaban. —¿Amor?

—¿Invitaste a mis padres?— Su voz estaba llena de lágrimas.

La confusión y la preocupación se propagaron en su interior, una luchando contra la otra por la supremacía. —¿No querías que estuvieran en nuestra boda?

Ella sollozó. —Por supuesto. Yo sólo... nunca pensé que habría una boda real, por lo que nunca invité a nadie. Pensaba en devolverte el anillo después de haberte dicho la verdad antes de que esta noche nosotros...

Él puso su dedo sobre sus labios. —Menos mal que me he encargado de la lista de invitados por los dos. Así que ya no hay nada de qué preocuparse. Mañana, tú y Eugenia irán a comprar un vestido de novia para ti y un vestido de dama de honor para ella. Te hice una cita en la boutique que me recomendó Cande. Y entonces…

Pero no pudo decir nada más, porque su dulce Lali le dio un beso con lágrimas de alegría. Cuando lo soltó, sus ojos brillaban con amor. —¡No puedo creer que estés haciendo todo esto! ¡Te amo, te amo, te amo!— Ella casi gritó las palabras.

—¿Te importaría demostrarlo?—, sonrió descaradamente antes de llevar sus ojos hacia abajo, donde su pene ya estaba erecto.

***
Lali siguió la mirada de Peter antes de levantar los ojos hacia su rostro. —¿Cómo?

Ella revoloteó sus pestañas mientras sus miradas se encontraban.

Sus ojos estaban llenos de fuego y estaban con la misma incontrolada pasión que había visto en ellos cuando la había tomado en la cocina. —Creo que sabes cómo.

Ella acarició lentamente su dedo índice a lo largo de su piel de terciopelo y sintió que su pene se inclinaba hacia ella en respuesta. —Déjame adivinar—. Ella recogió la gota de líquido pre-eyaculatorio, que ya había brotado de su punta y lo extendió sobre la cabeza de color púrpura. —¿Es así cómo?

—Sí—, se atragantó mientras su cuerpo se sacudía hacia a ella.

Dejó que su mano se deslizara por su longitud antes de envolver el puño en torno a él, agarrándolo muy ligeramente.

—¡Mierda!

—No tenía idea de que fueras tan sensible—, bromeó, disfrutando del efecto que tenía sobre él. Nunca había sentido tanta confianza.

La fulminó con la mirada, pero ella sabía que no estaba enojado. —Espera hasta que sea mi turno.

Ella se echó a reír. —Pero es tu turno—. Luego se levantó sobre sus rodillas y colocó su erección en su centro. —Ahora te toca perder el control—. Con un impulso, se empaló en él, llevándolo dentro de su cuerpo, su carne dura la llenaba, ensanchándola.

Peter apoyó la cabeza en la almohada, cerrando los ojos, la espalda arqueándose sobre el colchón. Ella le permitió tomar el aliento y no se movió.

Cuando abrió los ojos unos instantes después, estaban más oscuros que antes, y brillaban de amor.

—Creo que has demostrado tu punto—. Sus manos se fueron a sus caderas.

—Pero no estoy dispuesto a perder el control todavía. Sería un mal amante si no me hiciera cargo de ti primero.

Ella se echó a reír. Como si no se hubiera hecho cargo de ella… dos veces.

Ella agarró sus muñecas y las apartó de sus caderas y luego las colocó al lado de su cabeza, mientras ella se inclinaba sobre él. —No tan rápido, mi amor.

Las palabras de cariño se sintieron extrañas al principio, así que probó otro.

—¿O prefieres que te llame: “amor”?

—Me puedes llamar “semental” o cualquier cosa que desees, siempre y cuando continúes con eso—, gruñó.

—¿Algo impaciente?

Él empujó sus caderas hacia arriba, alojando su pene más profundamente en ella. —Sólo un poco hambriento. Como debes saber—, dijo casualmente, — acabo de salir de una temporada de dos semanas de abstinencia.

Dejó caer la cabeza, los labios se cernieron ahora a pocos centímetros de los suyos. —Yo también. Fue agotador, sobre todo porque no jugaste según las reglas del juego. ¿Recuerdas en la despensa?

—¿En tu vinería? De ninguna manera podría olvidar eso.

—No se suponía que me sedujeras.

—¿Cómo iba yo a saber? Yo tenía amnesia, ¿recuerdas?

—Eres incorregible.

Liberó una mano y tomó la parte posterior de la cabeza. —Y muy, muy hambriento. Así que, amor, ¿qué vas a hacer? ¿Estás jugando a Lady Godiva conmigo, o tengo que inmovilizarte y tomar lo que es mío?

Sus palabras posesivas, enviaron una llama de deseo a través de su interior.

Sin decir una palabra, ella rozó su boca contra la suya y deslizó la lengua por el contorno de sus labios. Se separaron al instante.

—Eso está mejor—, suspiró antes de que ella lo hiciera callar, capturando su boca.

Mientras ella le acariciaba la lengua con la suya y lo exploraba, sus brazos la envolvieron, y por sí mismas sus caderas se movieron en un ritmo fácil. El pene de Peter se salió de su concha pero sólo hasta la punta, antes de que ella lo tomara adentro de nuevo.

Al principio, ella lo montó lentamente, pero cuanto más se golpeaba contra él, más su piel caliente se conectaba con la suya, haciendo latir más rápido su corazón. Su beso tomó el mismo ritmo, cada vez más apasionado y urgente con cada aliento.

Cuando apartó la boca de él, jadeaba pesadamente, miró hacia el océano azul de sus ojos. Cómo podrían haberla mirado alguna vez tan fríamente, ella no podía recordar, porque ahora sus ojos estaban llenos de calidez y pasión.

—Eres hermosa—, le susurró y dejó caer una mano en su concha, para encontrar su clítoris con infalible precisión. Al tocar el bulto hinchado de carne, sintió un escalofrío pasar por ella. Su próximo aliento marcó la llegada de los espasmos que hicieron explotar su cuerpo.

Peter gimió su placer en el mismo instante en que su pene se sacudía en su interior, mientras el rocío caliente de su semen la llenaba.

Mientras Lali se derrumbaba encima de él, la apretó contra su pecho. Respiró tan fuerte como lo hacía él. Pero ella nunca se había sentido mejor en su vida. En pocos días, ella sería la señora de Peter...

Ella levantó la cabeza. —Me temo que por alguna razón no recuerdo tu apellido—. A pesar de que había llenado ese formulario para enviarle la caja de vino que había comprado la primera vez que lo había visto.

Se rio, y luego tocó la nariz con la punta de su dedo. —Si yo fuera una persona insegura, estaría un poco preocupado de que mi futura esposa ni siquiera se acuerde de mi nombre—. Entonces él le acarició con la palma de la mano su mejilla. —Mi nombre es Peter Lanzani.


Lali sonrió. ¡Ella sería la señora de Peter Lanzani!



Continuara...

Capítulo super largo asique FIRMEN! 

por ahí fíjense si no subí capítulo porque a veces no llego avisar, besos y buena semana :) 


@amorxca

32 comentarios:

  1. wo0w!! q caaaaaaaap!! me encantooo!! toda una experta lalita eh!! jajajaja me encantaaaa
    amo q se digan te amo'

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  2. haaaaaaaa! alfiin!!! y lo digo por todo xD masssssssssssssssssss

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  3. Amo tu nove mas subi laotra tambien

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  4. Me encantooooo...
    Quiero maaaaas....
    Angy... =)

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  5. Estuvo hermoso, muchas gracias por subir, sube maaaas!! Porfa

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  6. me encanto este cap!
    maaaaaaaas :D

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  7. Una noche lujuriosa, por fin le dijo todo! espero el próximo esta muy buena la nove :)

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  8. Capitulon!!!!!!
    àhora solo falta que Lali sepa que se casa con un dios y listo, todo aclarado!
    Quiero mas!!!!!

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  9. te dejo mi nueva novela http://novelasforcel.blogspot.com.es/

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  10. Masss me encanta masss mass mass masss mass masss mass masss masss mass mass mass mass mass

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  11. estubo buenisimo dale mas mas mas mas mas...

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  12. WOOOwwww pedazo capitulo me encanto mas!!!!!

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  13. SUPER LARGO GRACIAS ESTA GENIAL Y AFORTUNADAMENTE NO SUFRIMOS TANTO

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  14. ALELUUUUUUUUUYAAAAAAAAAAA♥
    larguisimo el cap :|
    Gracias por subir!

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  15. más más
    weeeeeee
    presiento el final

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  16. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  17. SUBI MÁS, TE ORDENO QUE SUBAS MAS!

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  18. subi o no comento(?
    tengo paja de escribir asi que subi asi me voy a dormir con un buen cap
    o el epilogo, porque siento que se viene el FIN c:

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  19. subi mas mas mas dale me encanto y quiero saber que va a pasar mas mas mas mas mas mas

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  20. Mass massssssssssss me encanta masss plisss :)

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  21. Que capítulo pero tan bueno y al fin decidieron decir la verdad
    @Masi_ruth

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  22. Massss me encanta maasss plisss :)

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  23. me gusta cada vez más, presinto el final :(

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  24. Me encanto estuvo muy bueno mas la verdad si no segis te mato mas mas mas mas jajjajajajjajaj (te mato) jajjajaajaajaja

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  25. Wuauuuu re largo el cap!!!! yo esperaba digo cuanto faltara para que termine, pero porque estoy acostumbrada a que sean mas cortos! mee reeeee reee encantoo este cap esta nove estuvo buenisima ya casi me po ngo al dia ♥ @LuciaVega14

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)