domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo 28:



—Hubiera sido más fácil tele-transportarse—, comentó Hermes por quinta vez.


Peter se agarraba firme del hombro de su amigo mientras volaban por el cielo, con la ayuda de las sandalias aladas de Hermes. —¿Y pasar la oportunidad de volar como un pájaro? Ni loco—. Él disfrutaba de la brisa que le despeinaba el pelo y le enfriaba el cuerpo.

Su amigo le devolvió la sonrisa. —Eres tan malo como Agustín.

—Eso es porque entre todos los dioses, tú tienes uno de los mejores aparatos que hay—

. De hecho, Peter no tenía ninguno. Eros tenía su arco y flecha; Agustín poseía una concha de caracol con la que calmaba los océanos, e incluso Asclepio llevaba un bastón para curar enfermedades. Todo lo que Peter tenía era un anhelo permanente de vino y sexo. Y en este momento, una permanente erección gracias a la auto-imposición de castidad de Lali.

—Si no hubieras tenido una resaca cuando Zeus entregó esas sandalias aladas, tal vez tú las habrías obtenido en mi lugar, y yo sería el dios viendo crecer las uvas y al mismo tiempo descansando con una copa de vino en una mano y una chica atrevida en la otra.

Peter arrugó la frente. —¿Tienes envidia porque crees que la tengo muy fácil?

Déjame que te cuente que asegurarme de que las uvas crezcan a la perfección, es una forma de arte. Si yo no estuviera en constante control de su contenido de azúcar y no negociara con Helios la cantidad de sol que reciben, no habría ningún vino decente en ningún lugar.

Hermes resopló. —Sí, sí. Sólo lo digo. Estoy constantemente en el camino.

Por una vez, me gustaría poner mis pies en alto y pasar el rato. ¿Tienes alguna idea de lo deprimente que puede llegar a ser el transportar a esas pobres almas sobre el Styx, a sabiendas de que van a ser condenadas a permanecer en el inframundo de Hades para la eternidad?

—Hades no es tan malo. Ha hecho un montón de mejoras últimamente. Al parecer, tienen agua corriente ahora.

Hermes hizo una mueca. —Yo sé eso, pero esas pobres almas no. Se quejan en todo el viaje hasta llegar allí.

—¿Por qué no sólo les dices cómo es en realidad allí?

Hermes le dio una mirada atónita. —¿Qué, y arruinar la sorpresa? Eso es parte de la diversión de mi trabajo.

Peter sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco. —Sólo ten cuidado de no empezar a lloriquear como tus pasajeros.

Hermes de repente señaló con el brazo hacia abajo, hacia la tierra. —Ya casi estamos allí.

Peter siguió su mano extendida, a medida que descendían. Debajo de ellos, un pequeño pueblo quedó a la vista. Cuando se acercaron y Hermes redujo su velocidad, Peter miró las pintorescas casas con sus techos a dos aguas, las calles limpias con árboles en las aceras, los patios delanteros bien cuidados, y las vallas de madera pintadas de blanco.

Hermes se mantuvo alejado de la calle principal muy transitada.

—¿Dónde aterrizamos?

Hermes, apuntó hacia una zona boscosa. —En el parque. Nos puedo meter justo en medio donde los arbustos son más densos. Dudo que alguien nos vea.

Siempre nos puede envolver una nube, si tenemos que cubrirnos durante el descenso—. Los mortales simplemente asumirían que la niebla se está formando.

Momentos más tarde, Peter sintió tierra firme bajo sus pies de nuevo y soltó el hombro de Hermes. —Gracias por el viaje.

—Por supuesto. ¿Quieres que espere aquí o necesitas un compañero?

Peter inclinó la cabeza. —Podría necesitar algún tipo de ayuda—. Después de todo, lo que estaba planeando, era delicado por decir lo menos. —Por aquí.

Al cabo de sólo cinco minutos encontró la dirección que estaba buscando, y otros cinco minutos para encontrar el valor para llamar a la puerta. Cuando escuchó pasos acercándose desde el otro lado de la puerta de entrada a la pequeña casa de familia con el seto bien recortado en el frente, se enderezó.

—Dioses, en realidad te ves nervioso—, se regodeó Hermes.

—No he hecho esto antes.

—Será más fácil la segunda vez—. Hermes le dio una palmada en la espalda.

—No habrá una segunda vez. Y, además, no estoy seguro de cuánto peso puedo dar a tu declaración, teniendo en cuenta que viene de un tipo que no lo ha hecho tampoco.

Hermes abrió la boca, pero en el mismo instante se abrió la puerta y una mujer de unos cincuenta años los miró. —¿Sí?— Ella se secó las manos en un paño de cocina.

Peter se aclaró la voz. —Soy Peter Lanzani, y este es mi amigo y colega Hermes Ferryman. Estamos aquí para darle una buena noticia—. Al menos esperaba que ella lo considerara una buena noticia.

Los ojos de la mujer se entrecerraron de sospecha. Detrás de ella, se escuchó la voz de un hombre. —¿Quién es, Marianne?

Ella frunció el ceño. —Testigos de Jehová de nuevo.

Antes de que Peter pudiera responder a su incorrecta suposición, ella cerró de un portazo.

—Y siempre interrumpen cuando estoy preparando la cena—, continuó quejándose detrás de la puerta cerrada.

—¿Ferryman? ¿Ese es el mejor nombre que se te ocurrió para mí?

Peter gruñó: —Tú transportas las almas sobre el Styx, ¿con qué otro nombre te debería llamar? No sé qué nombre utilizas en el mundo mortal.

—Seguro que no es Ferryman—, siseó Hermes e hizo un gesto hacia la puerta cerrada.

—Mira que tan bien te fue con eso.

—Tal vez hubiera sido mejor si hubiera venido solo.

—Demasiado tarde. Yo no me iré ahora. Estoy ansioso de ver cómo haces que te escuchen ahora.

Peter levantó la mano y volvió a llamar. Esta vez la puerta sólo se abrió una fracción.

—No estamos interesados—, dijo Marianne.

Antes de que pudiera cerrar la puerta en la cara por segunda vez, metió su pie entre la puerta y el marco, e intentó un enfoque diferente. —¿Es usted la madre de Lali Esposito?

De repente la presión sobre la puerta cedió, y se abrió totalmente. El rostro de la mujer se veía pálido, la sangre rápidamente se drenó de las mejillas y los labios. A pesar de la diferencia de edad, Peter se dio cuenta del parecido entre ellas, los mismos ojos verdes como los de Lali, los mismos pómulos marcados. Sólo que el cabello de su madre era más oscuro, y sus labios no tan carnosos como los de Lali.

—Oh, Dios, no, ¿qué le pasó a mi hija?— Se le agrandaron los ojos, presa del pánico.

¡Ah, mierda! Tal vez debería haber dejado que Hermes hablara en su lugar.

—Nada. Todo está bien. Ella está bien.

A medida que su respiración se estabilizó, sus ojos se entrecerraron de sospecha. —Entonces, ¿quién es usted? ¿Qué es lo que quiere?

—No te envidio—, murmuró en voz baja Hermes. Peter le dio un codazo en las costillas y lo miró para decirle que se callara, antes de mostrar su más encantadora sonrisa en los labios. —Soy Peter, y yo soy su futuro yerno.

—Qu...— A continuación, se tambaleó, y todo lo que pudo hacer Peter, fue acercarse a ella y capturarla antes de que se derrumbara.

—¡Ah, mierda!

Pasos se acercaban, y alguien entró en el vestíbulo. Peter levantó la vista y vio a un hombre en el hall de la entrada, también cerca de los sesenta años, con la boca abierta en estado de shock.

—¡Oh, Dios! ¡Marianne!— A medida que se acercaba a su esposa, miró a Peter.—¿Qué pasó?

El hombre arrancó de los brazos de Petera su esposa. —¡Marianne, cariño!—

Pero ella todavía estaba fuera de sí. —¿Qué hiciste?

—Yo no hice nada—. Este no era tal vez el momento perfecto para presentársele a su futuro suegro.

Hermes se aclaró la voz, por lo que tanto Peter como el esposo de la mujer, lo miraron. —Mi amigo le dijo a su esposa que está planeando casarse con su hija Lali. Parece haber sido una pequeña sorpresa inesperada para ella.

El hombre levantó la cabeza de nuevo hacia Peter, aturdido y no del todo satisfecho. —¡Oh, no, no otra vez!

Peter lanzó una mirada furiosa a su amigo.

—Bueno, al menos no lo hice desmayarse—, comentó Hermes y se encogió de hombros.

Diez minutos más tarde, tanto Hermes como Peter estaban sentados en la sala de estar, frente a George y Marianne Esposito, cada uno con un vaso de té helado en sus manos.

—Cariño, el azúcar—, dijo George a su mujer. Cuando salió de la habitación, él se apresuró a levantarse y metió la mano detrás de un conjunto de libros en la estantería.

Cuando se volvió, Peter se percató de la pequeña botella de licor en sus manos. —No sé ustedes, pero yo necesito un trago ya.

Al unísono, Peter y Hermes extendieron las manos con sus vasos. En el momento en que Marianne regresó con un tazón de azúcar, los tres vasos estaban sobrecargados con suficiente alcohol para hacer que Peter se relajara un poco, o tan relajado como lo estaría si hiciera frente a la Inquisición española. Ahora, esos hombres sí sabían cómo hacer para que un hombre se las vea negras.

—¿Así que quiere casarse con Lali?— Su futura suegra empezó la conversación.

—Amo a su hija—. Y por los dioses, que era la verdad. Incluso si eso significaba adquirir una suegra con una disposición ligeramente amarga.

—¿Qué hace usted, señor Lanzani?— Le preguntó George.

Peter tragó. —Llámeme Peter, por favor.

El padre de Lali asintió con la cabeza. —¿Peter, en qué se gana la vida?

—Soy dueño de una viña—. No sólo eso. Siendo el dios del vino, obtenía un pequeño porcentaje de cada botella de vino que se producía en el mundo mortal.

Pero no había necesidad de entrar en eso. Pronto se darían cuenta de lo inmensamente rico que era.

—¿Y dónde se encuentra esta viña?

—En Napa, California.

—¿Asumo que esto se puede verificar?

Peter juntó las cejas. ¿Por qué este hombre desconfiaba tanto de él? —Señor Esposito, ¿hay una razón por la que eso sea tan importante para usted? Les puedo asegurar que tengo el dinero suficiente para mantener una familia.

George juntó los dedos y frunció los labios. —¿Así que quieres casarte con ella?—, repitió. Luego intercambiaron una corta mirada con su esposa antes de que él llevara su mirada escrutadora de nuevo sobre Peter.—¿Y por qué no es ella la que nos dice eso?

Peter estaba preparado para esa pregunta. —Ella está muy nerviosa por todo el asunto. Ya sabe, el vestido, el pastel, todo. No quería que ustedes también se estresaran demasiado por ello, así que decidimos que íbamos a hacer que ustedes volaran justo antes de la boda, así no habría nerviosismo. Así que...

—¡Deja de poner excusas por ella, joven!— El padre lo interrumpió. —Ella no sabe que está aquí, ¿verdad?

Peter quiso protestar, pero la mirada grave en la cara de George le hizo reconsiderar su decisión. —No, señor, no lo sabe.

El padre de Lali dio a su mujer una mirada triste. —Sabemos por qué no nos quiere decir—. Él tomó la mano de su esposa y le dio unas palmaditas.

Un sollozo se le escapó. —Ella no nos ha perdonado, ¿verdad?

George puso su brazo alrededor del hombro de su mujer y apoyó la cabeza contra su pecho, consolándola. Peter sólo podía mirarlos atónito, sin entender lo que estaba pasando. Cuando George levantó la cabeza para mirar de vuelta hacia él, Peter vio que sus ojos también lloraban.

—Ella todavía piensa que le echamos la culpa, ¿verdad?

Peter Finalmente encontró su voz. —¿Culparlos? ¿De qué?

La cabeza de Marianne se irguió. —¿Ella no te ha dicho?

—¿Decirme qué?— Peter sintió un nerviosismo arrastrarse por su espalda, como una hiedra que crecía lentamente. ¿Qué le escondía Lali? Se acercó hacia el borde del sofá.

—Por favor.

—Acerca de Jeff—, respondió el padre de Lali.

¿Él tenía un rival? Peter saltó. —¿Quién por el Hades es Jeff?

—¡El idiota que la dejó parada en el altar!— Replicó Marianne.

—¿Lali se había comprometido antes?— ¿Por qué nunca le dijo? ¿Cómo podía haber dejado un detalle tan importante fuera? Peter se dejó caer sobre el sofá.

A continuación, lo golpeó algo más: había sido herida por alguien como él. No era de extrañarse que ella hubiese reaccionado de la manera que lo había hecho. Lo único que quería era proteger su corazón de ser herido de nuevo. —¿Qué pasó? Por favor, dígame.

George le dio una triste sonrisa. —No estoy sorprendido de que no te lo haya dicho. Ella estaba devastada, ya sabes. Todo estaba planeado: iba a ser una enorme boda aquí en la ciudad. Todos los que conocemos habían sido invitados.

Ella estaba hermosa, nuestra hijita, ¿no es así?—Sonrió a su esposa, que asintió con la cabeza.

—Sí, lo estaba. Toda de blanco, tan pura, tan hermosa. Ella lo amaba, de verdad—. Entonces, la sonrisa desapareció de su rostro. —Sin embargo, Jeff la engañó. Había ahorrado para esta boda. Era su sueño. Y nosotros también le dimos dinero. Ella le dio el dinero a Jeff para que pagara por las flores, la torta, para todo.

Sólo que nunca lo pagó. Él nunca tuvo la intención de pagarlos.

El corazón de Peter se le encogió. Su dulce Lali, había sido traicionada por un tramposo, un mentiroso, un ladrón.

—Él nunca quiso casarse con ella—. Las lágrimas fluían por el rostro de Marianne. —Nos quedamos muy decepcionados. Y en el momento dijimos cosas que no quisimos decirle. No fue su culpa, pero la acusé de ser ingenua. Sabía que era vergonzoso para todos nosotros, aquí en nuestra ciudad... todo el mundo lo sabía. No la culpamos, pero ella lo tomó a mal. Estábamos tan tristes por ella, pero pensó que la culpábamos. No fue así. Ella es nuestra hija, nunca la culparíamos.

—Lo siento mucho—, susurró Peter mientras se retorcía las manos. Él se lo compensaría. Esto nunca le pasaría de nuevo. Esta vez, ella tendría una boda real, una grande, sería hermosa. Y él iba a estar allí, esperándola.

Peter miró a sus padres, su mirada seria. —Les prometo una cosa, no, dos cosas: su hija va a tener la boda más bella que jamás hubiera imaginado, y dos, voy a hacerla la mujer más feliz que este mundo haya visto jamás—. O moriría en el intento.

Marianne aferró sus manos a su pecho, una nueva oleada de lágrimas corrían por su rostro. —¿De verdad la amas?

Peter asintió con la cabeza. —Ella es todo para mí. Ella es mi diosa, y voy a darle el cielo en la tierra.

—Ahora, muchacho—, dijo el padre de Lali: —No hay necesidad de exagerar. Todo lo que queremos es que ella sea feliz. Sólo trátala bien.

Peter recibió una palmada de Hermes en su hombro. —Él puede hacer eso.

Voy a responder por él. Y créanme cuando les digo esto: Nunca he visto a mi amigo tan perdidamente enamorado de una mujer antes.





Continuara...

31 comentarios:

  1. %&%(# de jeff au peter cada vez mas enamorado!!

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  2. Mas mas me esncanta tu nove es grasiora romantica medio sarpada y tiene mucho amor es la mejor

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  3. Desime que es una maraton porfavor qie no me quiero quedar con la intriga

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  4. Me encanta tiene todo lo que me gusta mass massss plisss:D

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  5. ahhhh SIIIII jajajjaja nunca pudo haber una conversacion mas soñada q esta jajajaj

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  6. ay q bello q es peter!!
    y pobre lali... no me quiero ni imaginar lo q sintio!

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  7. ME ENCANTAAAAAAAA!! Peter de un dia al otro se volvio el ser mas dulce del mundo ♥ un amor..
    MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

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  8. :333 ¿y cuando le dira la verdad?

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  9. Me encanta! Peter es un tierno, no puedo creer que haya ido a hablar con los padres de Lali!
    Quiero mas!!!
    Besos!!!

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  10. Petterciiiiiiiitooooo tan enamoraaadoooo..me muerooo de amooooor...maldito sea Jeff..la.hice sufrir muuuuuchoooooo!!!aaayy nooo..y cuando.Lali descubrirá q Peter es un Dios??o q Peter se acordaba de todo??ya quieroo sabeer..yayaya..@pl_mialma

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  11. mas esta buenisimo y peter se enamoro totalmente mas mas mas

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  12. nunca me gustaron estas adaptaciones de dioses y blabla pero esta la amé, me gusta mucho, me ausente en los comentario pero siempre leeia desde el celu! ♥

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    O
    ADPACION
    COMO
    SEAAA
    QUIERO
    MAAAAAS

    c:

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  14. hola quiero ser el comentario nro 25 o 30 (:

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  15. me gusta se enamoro de laliii! ♥
    tan chu el peee c:

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  16. VOY A SER EL COMENTARIO Nro 25 y 30 :D

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  17. me da intriga.. que onda el no le dijo nada a Lali :|
    tengo un mal presentimiento...

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  18. O DIJE LO TIENES COMENARIO Nro 25 (:
    Aqui taaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  19. anda haciendote idea que voy a comentar 20 veces x cap! (:
    tengo la cuenta en mi pc que esta en el cuarto, mas practico, estoy siempre aca! (:
    VOY A JODERTEEEEEEEEEEEE :D

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  20. soy tan YO que contesto mis propios comentarios! jajajajaja
    daleeeeeeeeee subi maaaaaaaaas D:

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  21. ya que estoy ! llego al comantario 30 salita! D: ahq
    me da que va a pasar algo malo, no?

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  22. COMENTARIO NRO 30
    ME FUI Y SUBI MAS HOY e.e

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  23. Ahhhhhhhhhobrecita Lali, awwwww mas tierno peter yo quiero uno asi jajajajaja @LuciaVega14

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)