sábado, 13 de julio de 2013

Capítulo 31:



Peter llegó al Bed & Breakfast con un bastante tiempo de anticipación.


Después de encontrar la sala de recepción vacía, salió al balcón y contempló el jardín.

Todo el mundo había trabajado de manera excepcional. El jardín entero estaba decorado con flores blancas y rojas, moños y columnas blancas. Al final de un camino de pétalos de rosas, se había construido un pequeño podio donde el ministro se pararía y oficiaría la ceremonia. Junto a la pasarela, las filas de sillas cubiertas de tela blanca estaban preparadas esperando a los invitados.

Pequeñas fuentes de agua enmarcaban la zona, el rocío fino que producían tenía la intención de refrescar a los huéspedes del calor de la tarde. Peter podría haber optado por una boda de noche en su lugar, pero no tenía la intención de pasar una noche con un grupo de invitados, cuando lo único que quería era tener a su nueva esposa en la cama.

Se había tele-transportado a su finca en Napa en la mañana, para asegurarse de que sus sirvientes hubieran preparado el lugar. Allí era donde tenía la intención de pasar su luna de miel con Lali.

—Hermoso, ¿no?— Se oyó la voz de Agustín detrás de él.

Peter le sonrió a su amigo mientras él caminaba a su encuentro. —Realmente  se han pasado.

—Te va a costar un ojo de la cara.

—Menos mal que no me importa el dinero—. Mientras que Lali fuera feliz, haría cualquier cosa a su alcance.

Agustín le dio una palmada en la espalda. —Totalmente dominado, justo como me lo imaginé.

Normalmente Peter lo habría fulminado con la mirada por un comentario como ese, pero hoy ni siquiera podía contradecir a su amigo. Él simplemente se encogió de hombros.

—No hay nada de malo con eso.

Agustín asintió con la cabeza. —No.

En un primer momento, Agustín no había creído en la sinceridad de Peter acerca de la boda, pero Peter había convencido finalmente a su mejor amigo que él era un hombre cambiado.

Durante un largo momento, los dos miraron hacia el jardín, luego, Peter se aclaró la voz.

—Voy a ser padre.

Agustín saltó. — ¡Por los dioses! ¿Hablas en serio?

Peter no pudo reprimir la sonrisa que partía su rostro. —Lali concibió a nuestro hijo

—. Como un dios, no sólo tenía el poder de decidir cuándo procrear un hijo, sino que también podía elegir su sexo, y si bien sabía que quería una niña que se pareciera a Lali, él quería primero un hijo. Tal vez era egoísta de su parte dejarla embarazada tan rápidamente, pero después de todo, Lali no había insistido en los condones, así que ella conocía los riesgos. Incluso si él fuera un simple mortal, ella podía haber quedado embarazada. Además, ella sería su esposa hoy, y él sabía que ella quería una familia.

—¡Por los dioses! Cuando haces algo, lo haces plenamente y rápido—. Su amigo lo tomó en un fuerte abrazo. —¡Felicitaciones!

Peter se salió del abrazo de su amigo y enderezó su esmoquin blanco. —¿Y tú y Cande ? ¿Algún pequeño héroe en camino?

Agustín sonrió. —Yo no estoy listo para compartirla con nadie todavía.

—¿Y Candela siente lo mismo?

—Ella quiere esperar otro año, entonces tendremos por lo menos dos o tres.

—No esperes demasiado tiempo—, advirtió Peter. —Quiero que nuestros hijos sean de la misma edad para que puedan jugar juntos.

Agustín estalló en risa, sus ojos llorosos. Peter lo miró fijamente. —¿Qué fue eso?

Su amigo se secó la humedad de sus ojos. —Nunca pensé que escucharía eso de ti.

Peter le dedicó una sonrisa torcida. —Espera a que mi hijo empiece a golpear a tu hijo.

Agustín sonrió y apretó el hombro de Peter. —Van a ser los mejores amigos al igual que nosotros.

—Y se golpearán mutuamente con regularidad.

—Hasta que encuentren las mujeres que los domestiquen.

***
Lali se miró en el espejo de cuerpo entero en su sala de estar. El vestido blanco que llevaba era hermoso. Lo había visto en la ventana de la tienda, pero al principio lo descartó como una posibilidad, porque pensó que nunca podría lucirlo.

Pero ahora que lo llevaba puesto, se dio cuenta de que le quedaba como una segunda piel. El bustier se adaptaba perfectamente a sus pechos y la reducía a una estrecha cintura, mientras que la falda de seda caía en vuelo a sus pies, proyectando una perfecta figura cual cintura de avispa.

—Yo sabía que podrías usarlo—, se oyó detrás de ella a Eugenia, dándole su aprobación.

—Pellízcame, porque no puedo creer que esto esté sucediendo realmente.

Eugenia tiró de ella en un abrazo, y rápidamente dio un paso atrás y sacudió las arrugas que ella había creado en el vestido de Lali. Sollozó. —Lo siento, es mejor que no arruine tu vestido. De verdad mereces esto, ¿sabes? Y yo soy la primera en admitir que estaba equivocada. Nunca pensé que Peter realmente cambiaría.

Lali sintió que su rostro se dividía en una enorme sonrisa y sus ojos se humedecían con las emociones que amenazaban con abrumarla una vez más.

—Cambió. Él es un hombre nuevo ahora.

Los últimos días había pasado entre un torbellino de actividades, y Peter había estado a su lado en todo momento, ayudándola a tomar decisiones, pero sobre todo él simplemente había estado allí, bañándola con amor. Lali miró a su amiga. —Él me ama.

—¡Si lo crees, eres más ingenua de lo que pensaba!

La voz femenina desconocida le hizo girar sobre sus talones, y lo que vio le hizo tomar un paso instintivo hacia atrás. Los pies de Lali se tropezaron con su largo vestido, y ella se habría estrellado en el espejo detrás de ella si no hubiera sido por Eugenia que la sujetó con un férreo control sobre su brazo.

Justo en el centro de la sala había una mujer despampanante con una túnica larga y blanca, su cabello largo y oscuro caía en adorno de la cabeza, suaves rizos enmarcaban su rostro como impecable porcelana. Los pies calzaban sandalias y unas uñas pintadas se asomaban por debajo de las costuras de la túnica, brazaletes de oro cubrían las muñecas de la mujer. Un cinto dorado acentuaba su cintura de avispa.

—¿Cómo llegaste aquí?— Dijo Lali con voz entrecortada. — ¡Eugenia, busca ayuda!

Pero Eugenia estaba temblando tanto como ella.

Lali lanzó una mirada hacia la puerta del apartamento, pero estaba cerrado.

Ella no había oído abrirse la puerta. La loca debió haber entrado de una manera diferente. Guió sus ojos hacia las ventanas cerradas, la mirada de Lali cayó en su teléfono celular en la mesa de café. Tenía que llegar a él y llamar a la policía.

Lali se abalanzó sobre el teléfono, pero como tirado por hilos invisibles, levitó y luego se estrelló contra la pared con tal fuerza, que se rompió en varios pedazos.

—¿Qué...?—, gritó Eugenia.

—¡Lárgate de aquí!— Lali sintió los latidos del corazón en su garganta. Esta mujer estaba loca, y, lamentablemente, sabía algunos malditos trucos de magia.

La intrusa avanzó. —Tenemos que hablar.

—¿Quién eres tú?— Lali levantó la barbilla, fingiendo valentía, cuando sentía que sus rodillas se doblaban.

Había un aire altivo en la mujer, casi aristócrata, cuando por fin habló. —Yo soy Hera, la diosa madre, la esposa de Zeus, y madrastra de ese mujeriego Juan Pedro que no sirve para nada, el que tú conoces como Peter—. Escupió la última palabra, como si expulsara veneno de sus labios.

Instintivamente, Lali negó con la cabeza. —¡No, estás loca!— ¿Una diosa?

¿La esposa de Zeus? ¿La madrastra de Peter? ¡Por supuesto que no! Esta mujer se había escapado de un hospital psiquiátrico.

De repente, Hera estaba a sólo unos centímetros de ella. Lali quedó sin aliento: no había visto que la mujer se moviera. —Si yo fuera tú, yo sería cuidadosa con mis palabras. Como Peter diría, tengo un temperamento vengativo—. La frialdad en su voz hizo que el corazón de Lali se acelerara y que sus pulmones pelearan por aire.

Un segundo más tarde, Hera estaba en el centro de la habitación de nuevo sin haberse movido. Una vez más, el corazón de Lali dio un vuelco. Lali se sentía helada en su lugar y agarró el brazo de Eugenia para apoyarse.

—¡Mierda, mierda, mierda!— Murmuró Eugenia. —Esto no es bueno.

—Yo no había vinculado a tu amiga a ser como un ratón lloriqueando, pero creo que hasta yo puedo estar equivocada, a veces—, dijo la mujer. A continuación, entrecerró los ojos y se dirigió directamente a Eugenia, —Otra palabra que salga de tu boca y me aseguraré de que el mismo destino de Eco venga sobre ti, y sólo podrás repetir lo que otros digan.

Lali sintió que su amiga se ponía rígida con la amenaza, pero no dijo una palabra más.

—Bueno. Ahora tú, mi querida Lali.

El pánico cundió. ¿Qué tenía en mente esta loca mujer? Maldita sea, este era el día de su boda: nada terrible como esto se suponía que sucediera. ¡Esto no era justo! Nadie podía destruir su día perfecto.

—Por favor, déjanos y no llamaré a la policía. Te lo prometo. Sólo quiero que te vayas.

—Me iré cuando haya terminado y no cuando lo digas tú—, la mujer llamada Hera, siseó. —¡Nadie me da órdenes!

Lali buscó en su mente una forma de calmarla. —¿Qué quieres? ¿Dinero? No tengo mucho aquí—. Hizo un gesto con la cabeza a la mesa de la cocina. —Toma mi bolso.

Hera frunció los labios. —¿Esa cosa tan fea? No va con ninguno de mis trajes. Tal vez debí haberte enseñado buen gusto para vestirse en las últimas tres semanas, en vez de perder mi tiempo enseñándote cómo hacer que Peter probara algo de humildad.

—¿Enseñarme?— dijo Lali con voz ronca, su garganta reseca y las palmas de las manos húmedas y temblando todavía. ¿Cómo era que esta mujer sabía acerca de Peter y de lo que había sido su plan inicial?

Con un impaciente jadeo, Hera cruzó los brazos sobre su voluminoso pecho.

—¡Por supuesto que te enseñé! No creerás que se te ocurrió el plan de vengarte de él, todo por ti misma, ¿verdad? Te enseñé cómo darle una lección.

Darle una lección. Las palabras resonaron en la cabeza de Lali. Ella había escuchado esas palabras una y otra vez, y otros mensajes también que le decían que se vengara de él, que respondiera por lo que le había hecho. Ella sacudió la cabeza, tratando de librarse de la idea de que alguien había plantado sugerencias en su mente. —Me manipulaste—. Pero eso no era posible. —¿Cómo?

—¿No me escuchaste antes? Soy una diosa. Tengo poderes con los cuales tú sólo puedes soñar.

Lali examinó a la mujer una vez más. Con todas las ventanas y puertas cerradas, no había manera de que pudiera haber entrado en el apartamento de la forma habitual. Y la forma en que Hera se había movido, sin que Lali se diera cuenta, o como había roto el teléfono celular contra la pared, pero sin tocarlo…

todo esto sólo podía tener una explicación sobrenatural. Estaba en contra de las leyes de la física.

¿Podrían realmente existir los dioses? ¿O era una pesadilla en la que estaba?

—Digamos que te creo y eres realmente una diosa, entonces, ¿qué quieres de mí?

Hera le dio una sonrisa burlona. —Estoy tratando de evitarte cometer el error más grande de tu vida. No puedes casarte con Peter.

Las palabras hicieron que las rodillas de Lali se doblaran de forma involuntaria.

—¡No!—

Fue su objeción, antes de que ella supiera que sus labios se habían movido.

—¡Es un mentiroso y un tramposo!

—¡Estás equivocada! Me ha dicho todo—. De la misma forma en que Lali le había confesado la verdad a él. Ambos estaban limpios.

—¿Todo?— Hera arqueó las cejas. —¿Te ha dicho quién es?

El estómago de Lali dio un vuelco, mientras el temor viajaba hacia arriba.

¿Peter no le había contado todo acerca de sí mismo?

—Ah, veo que aún tienes dudas sobre él. Y deberías. Peter es el dios del vino y el éxtasis. Él es el hijo ilegítimo de Zeus. Un dios. ¿Te ha dicho eso?

Lali se inclinó hacia Eugenia para apoyarse, sintió el brazo de su amiga sostenerla de la cintura. Las palabras que Hera había dicho cuando recién había aparecido, habían vuelto: la madrastra del mujeriego Peter que no sirve para nada.

 —¿Peter es un dios?— ¿Sería cierto?

—Y uno poderoso al que no le gusta que jueguen con él. Y tú jugaste con él.

—¡Yo no lo hice! ¡Me manipulaste! Y además, él me ha perdonado—. Su voz temblaba mientras las dudas continuaban extendiéndose. Si Peter era un dios, ¿por qué no se lo había dicho? Y ¿cómo podría haber tenido amnesia en primer lugar? ¿Le habría mentido acerca de eso?

—¿Perdonado? ¡Piensa de nuevo, hermana! Ha estado jugando contigo desde el principio. Yo lo vi, y decidí ayudarte quitándole su memoria.

—¿Tú lo hiciste?— Jadeó Lali. Pero, al mismo tiempo sintió una pizca de alivio. Peter no le había mentido acerca de su amnesia después de todo.

—Así tú tendrías la oportunidad de enseñarle una lección. Pero, ¿qué hiciste? ¡Te enamoraste de él! ¡Ese no era el plan!

Los labios de Lali temblaban. —Pero él me ama.

—¿Estás tan segura de eso?— Se burló Hera.

Lali contuvo el aliento. ¿Lo estaba? ¿Peter realmente la amaba de la forma en que se lo había profesado cada noche durante la última semana?

—Tal vez necesites una prueba de lo idiota que es.

Con las palabras de Hera, de repente un estanque apareció en medio de la sala donde la mesa de centro había estado.

—¡Mira y aprende!—, aconsejó Hera, y señaló al estanque. En su superficie, una escena estaba pasando. El reflejo de tres hombres en una sala de estar se hizo visible: Peter con Agustín, el dueño del Bed & Breakfast, y un tipo guapo de pelo oscuro.

El hombre de pelo oscuro se enderezó la camiseta. —¿De quién estamos hablando ahora?

—La mujer que hizo creer a Peter que estaba comprometido, y si mal no recuerdo, también dijo que estaba enamorado de ella—. Agustín se inclinó tranquilamente contra el
marco de la ventana.

—¡Mentira!— Peter protestó en voz alta. —No estoy enamorado de esa mujer intrigante, mentirosa—. Respiró hondo, claramente furioso. —¿Cómo se atreve a mentirme de esa manera? ¿Qué he hecho yo para merecer su engaño? ¡Oh, voy a darle una boda! ¡Pero
no habrá un novio!

Con un amplio movimiento de la mano de Hera, el estanque y la imagen desaparecieron para ser sustituido por la mesa de café.

Lali luchó para contener las lágrimas que brotaban de sus ojos, pero perdió la batalla. —Él jugó conmigo. Me odia—. Las lágrimas brotaron de sus párpados mientras apretaba los ojos cerrándolos, tratando de aislarse del mundo a su alrededor. Peter le había mentido. Todas sus tiernas palabras habían sido mentiras, sus besos traicioneros, su toque venenoso. No sólo era un dios... le creía a Hera ahora, cómo no lo haría después de las pruebas que había presentado, pero él estaba decidido a vengarse de ella. ¿Y qué mejor manera, que dejándola plantada en el altar?

La admisión de Peter de que había hablado con sus padres y sabía acerca de Jeff, se infiltró en su mente. Qué cruel de parte de él castigarla con la única cosa que no sólo le haría daño a ella, sino que también humillaría a sus padres.

La voz de Hera la llevó nuevamente al presente. —Me alegro de que haya podido detenerte de hacer algo tonto.

Lali asintió con la cabeza, su cuerpo y mente, se le entumecían ahora.

—Que te sirva de lección—, petardeó Hera, antes de desaparecer en el aire.

Sus manos le temblaban, Lali alcanzó el cierre de su vestido cuando las manos de Eugenia la cubrieron.

—Lo siento mucho, Lali—, le susurró su amiga y la abrazó. —¡Un dios! Y uno muy malo. Casi no puedo creerlo. Pero después de lo que hizo y dijo...

Las lágrimas corrían por sus mejillas, Lali contuvo el aliento, pero con ello más sollozos salían de su pecho. —Él me odia—. Nada más importaba, ni que él fuera un dios, ni que hubiera omitido ese hecho cuando se habían dicho la verdad el uno al otro.

—Lo siento, cariño, lo siento mucho—. Pero las palabras para tranquilizarla de su amiga, no hacían nada para aliviar el dolor en el pecho.

—Quítame este vestido—. Lali no quería que le recordara ni por un segundo, que hoy debería haber sido el día más feliz de su vida.

Mientras Eugenia la ayudaba a quitarse el vestido ahora que no lo usaría y la ayudaba a ponerse sus jeans y una camiseta, Lali permitió que las lágrimas fluyeran libremente. No iba a ser una novia ni caminaría hacia el altar, no, ni hoy, ni nunca.

Ella nunca haría a sus padres se sintieran orgullosos. Todo lo que ella sería para ellos era una decepción continua.

—Oh, Dios, ¡no!

Eugenia saltó. —¿Qué pasa?

Lali agarró el brazo de su amiga. —¡Mis padres! ¡Eugenia, mis padres están en la ceremonia!

Sentirían el dolor de la humillación, una vez más. Pero Lali no podía permitir eso. No esta vez.



Continuara...


No pude subir antes porque tenía muchas evaluaciones y cosas por hacer, a demás me lastimé la mano y no tengo que escribir, a veces se me complica con algunas cosas bue no importa firmen mucho y les subo otro!

Beso


Juli ♥


@amorxca


PD: ¿el anonimo que no podía ver el cap anterior logró leerlo o no? si quiere se lo paso por face o algún lado para que pueda...

29 comentarios:

  1. hahahaha hera es una mierda! eso peter lo dijo cuando pensaba q lali habia actuado x su cuenta!! pobre lali!

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  2. Hera se ha ganado mi odio. Me gusta la novela

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  3. LA RECONCHA DE LA LORAAA DE HERAAAAAAA PARAA QUE MIERDAAA TE METES QUE VIEJAA INSOPORTABLEE MUCHO PODERES MUCHOS PODERES PERO NO PODES VER QUE EN VERDAD ESTA ENAMORADO ESTUPIDA? POR DIOS QUE PETEEER LE HAGA VER LA VERDAD O TE MATO A VOS JULIETA POR SUBIR ESTA NOVELA ESTAMOS?
    MAS.
    ANTO.

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  4. PD: Mejorateee lpor lo de tu manito

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  5. Nooo muerte a Hera! Mas mas mas nove

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  6. Queridaaaa nose que esperas para subir el otro dale dale dale

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  7. Aqui yase la diosa hera asesinada por Anto por cagar la novela eaaa

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  8. M
    ....A
    .......S

    ...........N
    ..............O
    .................V
    ....................E

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  9. VEINTEEEE! LISTO YA SON MUCHAS SUBI!

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  10. no lo puedo creer... subi mas y me da mucha pena lali ms ms mas...

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  11. Pobre Lali, Peter actuó así por engaño ahhhh
    @Masi_ruth

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  12. voy a matar a hera por cagar la novela ... mejor... eso se lo dejo a peter mas mas mas mas mas...

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  13. masssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  14. en estos momentos siento instintos asesinos hacia Hera!!!ç
    como puede hacer eso???
    Juli! arregla esto, por favor te lo pido!

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  15. y como siempre la nove se termina sin mi pero bue condenada hera es una BRUJA

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Gracias por leer. Espero tu comentario :)