Peter llegó al Bed & Breakfast con
un bastante tiempo de anticipación.
Después de encontrar la sala de
recepción vacía, salió al balcón y contempló el jardín.
Todo el mundo había trabajado de
manera excepcional. El jardín entero estaba decorado con flores blancas y
rojas, moños y columnas blancas. Al final de un camino de pétalos de rosas, se
había construido un pequeño podio donde el ministro se pararía y oficiaría la
ceremonia. Junto a la pasarela, las filas de sillas cubiertas de tela blanca
estaban preparadas esperando a los invitados.
Pequeñas fuentes de agua enmarcaban la
zona, el rocío fino que producían tenía la intención de refrescar a los
huéspedes del calor de la tarde. Peter podría haber optado por una boda de
noche en su lugar, pero no tenía la intención de pasar una noche con un grupo
de invitados, cuando lo único que quería era tener a su nueva esposa en la
cama.
Se había tele-transportado a su finca
en Napa en la mañana, para asegurarse de que sus sirvientes hubieran preparado
el lugar. Allí era donde tenía la intención de pasar su luna de miel con Lali.
—Hermoso, ¿no?— Se oyó la voz de Agustín
detrás de él.
Peter le sonrió a su amigo mientras él
caminaba a su encuentro. —Realmente se
han pasado.
—Te va a costar un ojo de la cara.
—Menos mal que no me importa el
dinero—. Mientras que Lali fuera feliz, haría cualquier cosa a su alcance.
Agustín le dio una palmada en la
espalda. —Totalmente dominado, justo como me lo imaginé.
Normalmente Peter lo habría fulminado
con la mirada por un comentario como ese, pero hoy ni siquiera podía
contradecir a su amigo. Él simplemente se encogió de hombros.
—No hay nada de malo con eso.
Agustín asintió con la cabeza. —No.
En un primer momento, Agustín no había
creído en la sinceridad de Peter acerca de la boda, pero Peter había convencido
finalmente a su mejor amigo que él era un hombre cambiado.
Durante un largo momento, los dos
miraron hacia el jardín, luego, Peter se aclaró la voz.
—Voy a ser padre.
Agustín saltó. — ¡Por los dioses!
¿Hablas en serio?
Peter no pudo reprimir la sonrisa que
partía su rostro. —Lali concibió a nuestro hijo
—. Como un dios, no sólo tenía el
poder de decidir cuándo procrear un hijo, sino que también podía elegir su
sexo, y si bien sabía que quería una niña que se pareciera a Lali, él quería
primero un hijo. Tal vez era egoísta de su parte dejarla embarazada tan
rápidamente, pero después de todo, Lali no había insistido en los condones, así
que ella conocía los riesgos. Incluso si él fuera un simple mortal, ella podía
haber quedado embarazada. Además, ella sería su esposa hoy, y él sabía que ella
quería una familia.
—¡Por los dioses! Cuando haces algo,
lo haces plenamente y rápido—. Su amigo lo tomó en un fuerte abrazo.
—¡Felicitaciones!
Peter se salió del abrazo de su amigo
y enderezó su esmoquin blanco. —¿Y tú y Cande ? ¿Algún pequeño héroe en camino?
Agustín sonrió. —Yo no estoy listo para
compartirla con nadie todavía.
—¿Y Candela siente lo mismo?
—Ella quiere esperar otro año,
entonces tendremos por lo menos dos o tres.
—No esperes demasiado tiempo—,
advirtió Peter. —Quiero que nuestros hijos sean de la misma edad para que
puedan jugar juntos.
Agustín estalló en risa, sus ojos
llorosos. Peter lo miró fijamente. —¿Qué fue eso?
Su amigo se secó la humedad de sus
ojos. —Nunca pensé que escucharía eso de ti.
Peter le dedicó una sonrisa torcida.
—Espera a que mi hijo empiece a golpear a tu hijo.
Agustín sonrió y apretó el hombro de Peter.
—Van a ser los mejores amigos al igual que nosotros.
—Y se golpearán mutuamente con regularidad.
—Hasta que encuentren las mujeres que
los domestiquen.
***
Lali se miró en el espejo de cuerpo
entero en su sala de estar. El vestido blanco que llevaba era hermoso. Lo había
visto en la ventana de la tienda, pero al principio lo descartó como una
posibilidad, porque pensó que nunca podría lucirlo.
Pero ahora que lo llevaba puesto, se dio
cuenta de que le quedaba como una segunda piel. El bustier se adaptaba
perfectamente a sus pechos y la reducía a una estrecha cintura, mientras que la
falda de seda caía en vuelo a sus pies, proyectando una perfecta figura cual
cintura de avispa.
—Yo sabía que podrías usarlo—, se oyó
detrás de ella a Eugenia, dándole su aprobación.
—Pellízcame, porque no puedo creer que
esto esté sucediendo realmente.
Eugenia tiró de ella en un abrazo, y
rápidamente dio un paso atrás y sacudió las arrugas que ella había creado en el
vestido de Lali. Sollozó. —Lo siento, es mejor que no arruine tu vestido. De
verdad mereces esto, ¿sabes? Y yo soy la primera en admitir que estaba
equivocada. Nunca pensé que Peter realmente cambiaría.
Lali sintió que su rostro se dividía
en una enorme sonrisa y sus ojos se humedecían con las emociones que amenazaban
con abrumarla una vez más.
—Cambió. Él es un hombre nuevo ahora.
Los últimos días había pasado entre un
torbellino de actividades, y Peter había estado a su lado en todo momento,
ayudándola a tomar decisiones, pero sobre todo él simplemente había estado
allí, bañándola con amor. Lali miró a su amiga. —Él me ama.
—¡Si lo crees, eres más ingenua de lo
que pensaba!
La voz femenina desconocida le hizo
girar sobre sus talones, y lo que vio le hizo tomar un paso instintivo hacia
atrás. Los pies de Lali se tropezaron con su largo vestido, y ella se habría
estrellado en el espejo detrás de ella si no hubiera sido por Eugenia que la
sujetó con un férreo control sobre su brazo.
Justo en el centro de la sala había
una mujer despampanante con una túnica larga y blanca, su cabello largo y
oscuro caía en adorno de la cabeza, suaves rizos enmarcaban su rostro como
impecable porcelana. Los pies calzaban sandalias y unas uñas pintadas se
asomaban por debajo de las costuras de la túnica, brazaletes de oro cubrían las
muñecas de la mujer. Un cinto dorado acentuaba su cintura de avispa.
—¿Cómo llegaste aquí?— Dijo Lali con
voz entrecortada. — ¡Eugenia, busca ayuda!
Pero Eugenia estaba temblando tanto
como ella.
Lali lanzó una mirada hacia la puerta
del apartamento, pero estaba cerrado.
Ella no había oído abrirse la puerta.
La loca debió haber entrado de una manera diferente. Guió sus ojos hacia las
ventanas cerradas, la mirada de Lali cayó en su teléfono celular en la mesa de
café. Tenía que llegar a él y llamar a la policía.
Lali se abalanzó sobre el teléfono,
pero como tirado por hilos invisibles, levitó y luego se estrelló contra la
pared con tal fuerza, que se rompió en varios pedazos.
—¿Qué...?—, gritó Eugenia.
—¡Lárgate de aquí!— Lali sintió los
latidos del corazón en su garganta. Esta mujer estaba loca, y, lamentablemente,
sabía algunos malditos trucos de magia.
La intrusa avanzó. —Tenemos que
hablar.
—¿Quién eres tú?— Lali levantó la
barbilla, fingiendo valentía, cuando sentía que sus rodillas se doblaban.
Había un aire altivo en la mujer, casi
aristócrata, cuando por fin habló. —Yo soy Hera, la diosa madre, la esposa de
Zeus, y madrastra de ese mujeriego Juan Pedro que no sirve para nada, el que tú
conoces como Peter—. Escupió la última palabra, como si expulsara veneno de sus
labios.
Instintivamente, Lali negó con la
cabeza. —¡No, estás loca!— ¿Una diosa?
¿La esposa de Zeus? ¿La madrastra de Peter?
¡Por supuesto que no! Esta mujer se había escapado de un hospital psiquiátrico.
De repente, Hera estaba a sólo unos
centímetros de ella. Lali quedó sin aliento: no había visto que la mujer se
moviera. —Si yo fuera tú, yo sería cuidadosa con mis palabras. Como Peter
diría, tengo un temperamento vengativo—. La frialdad en su voz hizo que el
corazón de Lali se acelerara y que sus pulmones pelearan por aire.
Un segundo más tarde, Hera estaba en
el centro de la habitación de nuevo sin haberse movido. Una vez más, el corazón
de Lali dio un vuelco. Lali se sentía helada en su lugar y agarró el brazo de Eugenia
para apoyarse.
—¡Mierda, mierda, mierda!— Murmuró Eugenia.
—Esto no es bueno.
—Yo no había vinculado a tu amiga a
ser como un ratón lloriqueando, pero creo que hasta yo puedo estar equivocada,
a veces—, dijo la mujer. A continuación, entrecerró los ojos y se dirigió
directamente a Eugenia, —Otra palabra que salga de tu boca y me aseguraré de
que el mismo destino de Eco venga sobre ti, y sólo podrás repetir lo que otros
digan.
Lali sintió que su amiga se ponía
rígida con la amenaza, pero no dijo una palabra más.
—Bueno. Ahora tú, mi querida Lali.
El pánico cundió. ¿Qué tenía en mente
esta loca mujer? Maldita sea, este era el día de su boda: nada terrible como
esto se suponía que sucediera. ¡Esto no era justo! Nadie podía destruir su día
perfecto.
—Por favor, déjanos y no llamaré a la
policía. Te lo prometo. Sólo quiero que te vayas.
—Me iré cuando haya terminado y no
cuando lo digas tú—, la mujer llamada Hera, siseó. —¡Nadie me da órdenes!
Lali buscó en su mente una forma de
calmarla. —¿Qué quieres? ¿Dinero? No tengo mucho aquí—. Hizo un gesto con la
cabeza a la mesa de la cocina. —Toma mi bolso.
Hera frunció los labios. —¿Esa cosa tan
fea? No va con ninguno de mis trajes. Tal vez debí haberte enseñado buen gusto
para vestirse en las últimas tres semanas, en vez de perder mi tiempo
enseñándote cómo hacer que Peter probara algo de humildad.
—¿Enseñarme?— dijo Lali con voz ronca,
su garganta reseca y las palmas de las manos húmedas y temblando todavía. ¿Cómo
era que esta mujer sabía acerca de Peter y de lo que había sido su plan
inicial?
Con un impaciente jadeo, Hera cruzó
los brazos sobre su voluminoso pecho.
—¡Por supuesto que te enseñé! No
creerás que se te ocurrió el plan de vengarte de él, todo por ti misma,
¿verdad? Te enseñé cómo darle una lección.
Darle una lección. Las palabras
resonaron en la cabeza de Lali. Ella había escuchado esas palabras una y otra
vez, y otros mensajes también que le decían que se vengara de él, que
respondiera por lo que le había hecho. Ella sacudió la cabeza, tratando de
librarse de la idea de que alguien había plantado sugerencias en su mente. —Me
manipulaste—. Pero eso no era posible. —¿Cómo?
—¿No me escuchaste antes? Soy una
diosa. Tengo poderes con los cuales tú sólo puedes soñar.
Lali examinó a la mujer una vez más. Con
todas las ventanas y puertas cerradas, no había manera de que pudiera haber entrado
en el apartamento de la forma habitual. Y la forma en que Hera se había movido,
sin que Lali se diera cuenta, o como había roto el teléfono celular contra la
pared, pero sin tocarlo…
todo esto sólo podía tener una
explicación sobrenatural. Estaba en contra de las leyes de la física.
¿Podrían realmente existir los dioses?
¿O era una pesadilla en la que estaba?
—Digamos que te creo y eres realmente
una diosa, entonces, ¿qué quieres de mí?
Hera le dio una sonrisa burlona.
—Estoy tratando de evitarte cometer el error más grande de tu vida. No puedes
casarte con Peter.
Las palabras hicieron que las rodillas
de Lali se doblaran de forma involuntaria.
—¡No!—
Fue su objeción, antes de que ella
supiera que sus labios se habían movido.
—¡Es un mentiroso y un tramposo!
—¡Estás equivocada! Me ha dicho todo—.
De la misma forma en que Lali le había confesado la verdad a él. Ambos estaban
limpios.
—¿Todo?— Hera arqueó las cejas. —¿Te
ha dicho quién es?
El estómago de Lali dio un vuelco,
mientras el temor viajaba hacia arriba.
¿Peter no le había contado todo acerca
de sí mismo?
—Ah, veo que aún tienes dudas sobre
él. Y deberías. Peter es el dios del vino y el éxtasis. Él es el hijo ilegítimo
de Zeus. Un dios. ¿Te ha dicho eso?
Lali se inclinó hacia Eugenia para
apoyarse, sintió el brazo de su amiga sostenerla de la cintura. Las palabras
que Hera había dicho cuando recién había aparecido, habían vuelto: la madrastra
del mujeriego Peter que no sirve para nada.
—¿Peter es un dios?— ¿Sería cierto?
—Y uno poderoso al que no le gusta que
jueguen con él. Y tú jugaste con él.
—¡Yo no lo hice! ¡Me manipulaste! Y además,
él me ha perdonado—. Su voz temblaba mientras las dudas continuaban
extendiéndose. Si Peter era un dios, ¿por qué no se lo había dicho? Y ¿cómo
podría haber tenido amnesia en primer lugar? ¿Le habría mentido acerca de eso?
—¿Perdonado? ¡Piensa de nuevo,
hermana! Ha estado jugando contigo desde el principio. Yo lo vi, y decidí
ayudarte quitándole su memoria.
—¿Tú lo hiciste?— Jadeó Lali. Pero, al
mismo tiempo sintió una pizca de alivio. Peter no le había mentido acerca de su
amnesia después de todo.
—Así tú tendrías la oportunidad de enseñarle
una lección. Pero, ¿qué hiciste? ¡Te enamoraste de él! ¡Ese no era el plan!
Los labios de Lali temblaban. —Pero él
me ama.
—¿Estás tan segura de eso?— Se burló
Hera.
Lali contuvo el aliento. ¿Lo estaba? ¿Peter
realmente la amaba de la forma en que se lo había profesado cada noche durante
la última semana?
—Tal vez necesites una prueba de lo
idiota que es.
Con las palabras de Hera, de repente
un estanque apareció en medio de la sala donde la mesa de centro había estado.
—¡Mira y aprende!—, aconsejó Hera, y
señaló al estanque. En su superficie, una escena estaba pasando. El reflejo de
tres hombres en una sala de estar se hizo visible: Peter con Agustín, el dueño
del Bed & Breakfast, y un tipo guapo de pelo oscuro.
El hombre de pelo
oscuro se enderezó la camiseta. —¿De quién estamos hablando ahora?
—La mujer que hizo
creer a Peter que estaba comprometido, y si mal no recuerdo, también dijo que
estaba enamorado de ella—. Agustín se inclinó tranquilamente contra el
marco de la ventana.
—¡Mentira!— Peter protestó
en voz alta. —No estoy enamorado de esa mujer intrigante, mentirosa—. Respiró
hondo, claramente furioso. —¿Cómo se atreve a mentirme de esa manera? ¿Qué he
hecho yo para merecer su engaño? ¡Oh, voy a darle una boda! ¡Pero
no habrá un novio!
Con un amplio movimiento de la mano de
Hera, el estanque y la imagen desaparecieron para ser sustituido por la mesa de
café.
Lali luchó para contener las lágrimas
que brotaban de sus ojos, pero perdió la batalla. —Él jugó conmigo. Me odia—.
Las lágrimas brotaron de sus párpados mientras apretaba los ojos cerrándolos,
tratando de aislarse del mundo a su alrededor. Peter le había mentido. Todas
sus tiernas palabras habían sido mentiras, sus besos traicioneros, su toque
venenoso. No sólo era un dios... le creía a Hera ahora, cómo no lo haría
después de las pruebas que había presentado, pero él estaba decidido a vengarse
de ella. ¿Y qué mejor manera, que dejándola plantada en el altar?
La admisión de Peter de que había
hablado con sus padres y sabía acerca de Jeff, se infiltró en su mente. Qué
cruel de parte de él castigarla con la única cosa que no sólo le haría daño a
ella, sino que también humillaría a sus padres.
La voz de Hera la llevó nuevamente al
presente. —Me alegro de que haya podido detenerte de hacer algo tonto.
Lali asintió con la cabeza, su cuerpo
y mente, se le entumecían ahora.
—Que te sirva de lección—, petardeó
Hera, antes de desaparecer en el aire.
Sus manos le temblaban, Lali alcanzó
el cierre de su vestido cuando las manos de Eugenia la cubrieron.
—Lo siento mucho, Lali—, le susurró su
amiga y la abrazó. —¡Un dios! Y uno muy malo. Casi no puedo creerlo. Pero
después de lo que hizo y dijo...
Las lágrimas corrían por sus mejillas,
Lali contuvo el aliento, pero con ello más sollozos salían de su pecho. —Él me
odia—. Nada más importaba, ni que él fuera un dios, ni que hubiera omitido ese
hecho cuando se habían dicho la verdad el uno al otro.
—Lo siento, cariño, lo siento mucho—.
Pero las palabras para tranquilizarla de su amiga, no hacían nada para aliviar
el dolor en el pecho.
—Quítame este vestido—. Lali no quería
que le recordara ni por un segundo, que hoy debería haber sido el día más feliz
de su vida.
Mientras Eugenia la ayudaba a quitarse
el vestido ahora que no lo usaría y la ayudaba a ponerse sus jeans y una
camiseta, Lali permitió que las lágrimas fluyeran libremente. No iba a ser una
novia ni caminaría hacia el altar, no, ni hoy, ni nunca.
Ella nunca haría a sus padres se
sintieran orgullosos. Todo lo que ella sería para ellos era una decepción
continua.
—Oh, Dios, ¡no!
Eugenia saltó. —¿Qué pasa?
Lali agarró el brazo de su amiga.
—¡Mis padres! ¡Eugenia, mis padres están en la ceremonia!
Sentirían el dolor de la humillación,
una vez más. Pero Lali no podía permitir eso. No esta vez.
Continuara...
No pude subir antes porque tenía muchas evaluaciones y cosas por hacer, a demás me lastimé la mano y no tengo que escribir, a veces se me complica con algunas cosas bue no importa firmen mucho y les subo otro!
Beso
Juli ♥
@amorxca
PD: ¿el anonimo que no podía ver el cap anterior logró leerlo o no? si quiere se lo paso por face o algún lado para que pueda...
hahahaha hera es una mierda! eso peter lo dijo cuando pensaba q lali habia actuado x su cuenta!! pobre lali!
ResponderEliminarHera se ha ganado mi odio. Me gusta la novela
ResponderEliminarLA RECONCHA DE LA LORAAA DE HERAAAAAAA PARAA QUE MIERDAAA TE METES QUE VIEJAA INSOPORTABLEE MUCHO PODERES MUCHOS PODERES PERO NO PODES VER QUE EN VERDAD ESTA ENAMORADO ESTUPIDA? POR DIOS QUE PETEEER LE HAGA VER LA VERDAD O TE MATO A VOS JULIETA POR SUBIR ESTA NOVELA ESTAMOS?
ResponderEliminarMAS.
ANTO.
PD: Mejorateee lpor lo de tu manito
ResponderEliminarMAAAAAAAAAAAAAAAAAS NOVELAAAA
ResponderEliminarNooo muerte a Hera! Mas mas mas nove
ResponderEliminarQueridaaaa nose que esperas para subir el otro dale dale dale
ResponderEliminarAqui yase la diosa hera asesinada por Anto por cagar la novela eaaa
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ResponderEliminar....A
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..............O
.................V
....................E
Más me encanta!
ResponderEliminar:D
ResponderEliminarVEINTEEEE! LISTO YA SON MUCHAS SUBI!
ResponderEliminarMas nove
ResponderEliminarno lo puedo creer... subi mas y me da mucha pena lali ms ms mas...
ResponderEliminarMas nove!
ResponderEliminarPobre Lali, Peter actuó así por engaño ahhhh
ResponderEliminar@Masi_ruth
voy a matar a hera por cagar la novela ... mejor... eso se lo dejo a peter mas mas mas mas mas...
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarme gusta mucho otro
ResponderEliminaren estos momentos siento instintos asesinos hacia Hera!!!ç
ResponderEliminarcomo puede hacer eso???
Juli! arregla esto, por favor te lo pido!
MAS , MEENCANTAAA!!!
ResponderEliminary como siempre la nove se termina sin mi pero bue condenada hera es una BRUJA
ResponderEliminarYA MATO A HERA -.- HDP!!!!
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