domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo 26:




Eugenia dejó caer la taza de café tan fuerte sobre la mesa, que la mitad de los clientes de la cafetería giraron la cabeza hacia ellas. —Que dijo, ¿qué?


Lali bajó la voz. —Él quiere fijar la fecha de la boda. Para la próxima semana—. En su mente, la escena en el probador se repetía. Nunca se había sentido tan caliente en su vida. Tal vez era la consecuencia de lo que Peter le había hecho la otra noche: besarla hasta que perdiera el sentido y dejarla insatisfecha. Tal vez ella podría usar eso como una excusa, por haberse dejado llevar en el lugar menos pensado de todos.

Había sido un golpe de suerte que la vendedora hubiera interrumpido cuando lo había hecho. Un segundo después, ella y Peter habrían hecho el amor allí mismo. Maldición, incluso la había hecho terminar. Ella no había sido capaz de resistirse a su tacto y a sus besos, ni a las cosas que le había dicho.

Pero su pedido después de que la vendedora los había interrumpido, había llegado como un shock total.

—¿Bueno, no era eso lo que querías?— Eugenia levantó las cejas.

—¡No!— Sí. —No de esta manera. Él piensa que está enamorado de mí.

—Yo lo consideraría una cosa buena.

—Pero todo es una mentira. Piensa que está enamorado de mí, porque yo se lo dije. Él no me ama. Piensa que me ama porque piensa que estamos comprometidos. Y ahora quiere casarse. ¿Qué voy a hacer?— ¿Cómo pudo esta situación haberse deteriorado tan rápido? Ella sólo le había dicho unas pocas mentirillas. Y se habían convertido en una montaña de desastre.

—¿Casarte con él?

Lali miró a su amiga. —No puedes hablar en serio. No puedo casarme con un hombre que no me ama. Además, él ha perdido la memoria. No puedo tomar ventaja de alguien así.

—¿No crees que tus escrúpulos llegan un poco tarde? Si mal no recuerdo, te lo advertí al principio, pero no quisiste escuchar.

Lali dejó caer su cabeza entre las manos. —Tengo que decirle.

—Se pondrá furioso. Esto es, si te lo cree.

—¿Por qué no?

Eugenia se inclinó hacia delante. —Porque aún no se ha recuperado de su amnesia. ¿Qué te hace pensar que te creerá si dices que no están comprometidos?
Todo lo que sabe es lo que le dijiste desde el principio. Él se aferrará a eso. ¿Podría su amiga estar en lo correcto? —Qué eres de repente, ¿una enfermera?

Eugenia golpeó el dedo contra su sien. —Sentido común. Piensa en esto por un momento: se despertó después de la pelea, y la primera persona que vio es a ti.

Y le dijiste mentiras.

Lali quería protestar, pero cada palabra que su amiga decía, era verdad.

—Y luego actuaste de acuerdo a esas mentiras. Fingiste que él tiene un trabajo conmigo y...

—¡Te estaba haciendo un favor!

Eugenia sonrió. —Gracias, pero ese no era el punto al que estaba tratando de llegar.

—Entonces, ¿cuál es tu punto?— Lali sentía a sí misma impacientarse.

—Te aseguraste de que todo lo que le dijiste fuese respaldado por acciones. Ustedes tienen química juntos, de lo contrario estoy segura que no te habría prácticamente besado hasta la sumisión, después de la fabulosa cena que te hizo y...

—Oye, no me besó hasta la sumisión. No hubo sumisión.

—Lo hubiera habido si no se hubiera detenido—. Eugenia levantó la mano para evitar una nueva protesta. —Y ni siquiera lo niegues. Te conozco. Has estado haciendo todo lo posible para hacerle creer tus mentiras, ¿y ahora decides seguir adelante y decirle la verdad? ¿Qué se supone que piense?

Lali se enderezó. —Él lo creerá. Tiene que hacerlo.

Eugenia meneó la cabeza. —Él pensará que tú te retractaste y que ya no quieres casarte con él—. Ella se echó hacia atrás, luego un segundo más tarde, salió disparada hacia adelante en su asiento de nuevo. —O bien, pensará que por haber perdido la memoria, no lo amas más y quieres deshacerte de él.

—Eso es ridículo. Él no tiene ninguna razón para creer nada de eso.

—Entonces él no tiene ninguna razón para creerte tampoco. ¿No ves?

Decirle la verdad ahora, sólo empeorará las cosas. Si él te importa algo, entonces no se lo digas. Sin su memoria, no tiene nada más en su vida: ni amigos, ni familia. Él te necesita ahora.

Lali dejó que las palabras de Eugenia penetraran en ella. ¿Peter la necesitaba realmente? ¿Las palabras de Eugenia tenían algún mérito? —No estarás diciendo eso sólo para que continúe trabajando como tu camarero, ¿verdad?

Eugenia se quedó sin aliento. —¡No puedo creer que preguntes eso!

—¿No puedes? Así que, dime entonces, ¿has puesto algún anuncio para el trabajo?

La mirada de Eugenia se alejó, una señal segura de que ella estaba buscando una excusa. —Realmente, he estado demasiado ocupada, y luego está la inspección por parte de la comisión de comida y entretenimiento la próxima semana y…

—Ah...ajá. Eres una oportunista, ¿lo sabes?

Una tímida sonrisa atravesó el rostro de Eugenia. —Oye, necesitaba un trabajo. ¿Y quién sabe cuánto tiempo irá a sufrir de amnesia? A los clientes les gusta, digamos, su reconfortante encanto.

Lali estaba de acuerdo: Peter tenía encanto, a montones, y estaba constantemente utilizándolo para ablandarla. Pero eso no le ayudaba para encontrar una solución a su situación. —¿Y ahora qué? No puedo seguir así. No puedo casarme con él bajo falsos pretextos.

—Entonces tendrás que impedirle que fije una fecha.

***
Al momento en que Peter daba vuelta a la llave en la cerradura, él sabía que alguien lo esperaba en su apartamento. También sabía quién… el aura de un dios era inconfundible y la firma de este dios la conocía mejor que otras. Había momentos en los que realmente odiaba que los dioses sólo pudieran teletransportarse a cualquier lugar que quisieran. Este era uno de esos momentos.

Peter ajustó su pene aún duro en los pantalones y abrió la puerta, esperando que Eros no se diera cuenta de la protuberancia y mantuviera sus comentarios sarcásticos para sí mismo. Al igual que esperaba que su amigo no se quedara mucho tiempo, porque lo que Peter necesitaba era una ducha. Y una masturbada.

—Ya era hora—, Eros lo saludó desde su posición cómoda en el sofá, con los pies apoyados sobre la mesa de café.

—¿Te importa?— Peter lanzó una mirada deliberada a los pies de Eros.

—Sí, zapatos nuevos, ¿te gustan?— Sonrió Eros con descaro sabiendo perfectamente que Peter no había comentado nada sobre sus zapatos.

Peter se dejó caer junto a él y empujó sus pies de la mesa de café, luego apoyó sus propios pies arriba de ella.

—¡Eh! Estás poniendo los tuyos allí.

—Trae tu propia mesa, y podrás hacer lo que quieras.

Eros lo miró. —Bien—. Un segundo más tarde, una mesa de café más pequeña apareció en la sala de estar. Eros, empujó la mesa de Peter más lejos y puso la mesa más pequeña justo en frente de él antes de poner sus pies en alto.

Peter puso los ojos en blanco. —¿Qué quieres? No tengo mucho tiempo—.

Echó una ojeada a su reloj pulsera. —Tengo que estar de vuelta en el restaurante en un par de horas.

—Entonces, déjame que sea rápido—, dijo Eros gratamente. —¡ERES UN IDIOTA!

El tímpano de Peter casi explotó mientras instintivamente saltaba hacia el borde del sofá.

—¿Qué mierda?

—Estás jugando con sus sentimientos.

Peter no tuvo que preguntar a quién se refería Eros. —No es tu puto asunto.

Eros se inclinó y llevó su dedo índice a su pecho. —Es ahí en donde estás equivocado, totalmente equivocado. Soy el dios del amor, y sería una excusa miserable como dios si no cuidara mis responsabilidades. Y el amor es mi responsabilidad.

—No interfieras, tengo todo bajo control—. Él odiaba cuando Eros se volvía todo grande y poderoso sobre el amor, como si fuera el único que supiera algo al respecto.

—Yo interferiré cuando tenga que hacerlo. Ella sigue suspirando por ti. Y ¿qué haces? La engañas y la haces creer que la quieres. Pero no, a todas luces eso no es suficiente para ti, ¿verdad?— Al parecer, el regaño de Eros aún no había terminado. —Tienes que hacerle creer que deseas casarte con ella—. Eros saltó hacia arriba y se levantó por encima de él. —¿Estás loco?

Ella sigue suspirando por ti. Pero, ¿podría amarlo a pesar de las cosas que le había hecho, a pesar de la forma cruel en que la había dejado, después de la increíble noche que habían pasado juntos? ¿Podría su corazón perdonarlo?

—¡Cállate, Eros! Yo sé lo que estoy haciendo.

—¡Demonios que lo haré!

La mente de Peter volvió al probador, pero no en el momento en que él la había seducido, sino hasta el momento después de que los habían interrumpido. Su pedido para fijar una fecha de boda había sido automático. Después de haber hablado con sus dos atacantes, había empezado a ver las posibilidades que antes estaban fuera de su alcance. Y luego, cuando había sentido a Lali en sus brazos en los probadores, se había dado cuenta de que sólo había una conclusión satisfactoria para la situación en que se encontraba.

—La quiero—, dijo y miró a Eros.

Eros respondió con una mirada sorprendida. —¿Y eso te da el derecho de hacerle daño?

—No estoy haciéndole daño—. Ya no era así. A partir de ese momento haría cualquier cosa para hacerla feliz. Ya había empezado a hacerlo en los probadores. Nunca había visto a una mujer con tal éxtasis. Y era un espectáculo que quería contemplar de nuevo.

—Si continúas con esta farsa, te prometo que iré a Zeus.

La amenaza quedó en el aire como el olor a humo rancio la mañana siguiente. Si Peter no hubiera hablado con Zeus hace poco, tal vez hubiera tomado en serio la amenaza, pero su padre estaba de su lado... para variar.

—Tú no entiendes, Eros. Yo la amo—. Fue sorprendente la facilidad con que las palabras salieron de su boca. Tan fácil, que se sintió obligado a repetirlas. — Realmente la amo. Ella es todo lo que quiero—. Mientras que las palabras eran ajenas a él, la sensación que creaban en su pecho era la misma que sintió cuando Lali estuvo en sus brazos. Una sensación de paz se apoderó de él. Se sentía bien, como en un capullo de calor y olas de afecto que se envolvían a su alrededor al pensar en ella.

—¿Tú la amas?— Eros le lanzó una mirada extraña. Y por un largo rato no dijo nada.

Pero luego abrió su boca de nuevo. —Por los dioses, nunca pensé que lo vería, pero debe ser verdad.

Peter asintió con la cabeza, el nudo en su garganta le impedía hablar.

—Bueno, entonces creo que tendremos que planear una boda—. Eros le dio una palmada en el hombro y sonrió. —Espera a que Hermes y Agustín lo sepan.




Continuara...


12 comentarios:

  1. ,,,,MMMMQQQQQQQQQWAAAAAAAAAAASSSS ME ENCANTO LA NOVELA

    ResponderEliminar
  2. maas nove!
    me encanta esta novela :D

    ResponderEliminar
  3. Espero q realmente este enamorado y no le este engañando a eros y a lali

    ResponderEliminar
  4. aaaaaaaaaaay me encantoo... pobre lali.. jajaja cada vez mas enredada!!

    ResponderEliminar
  5. Aaaaaaww mas tierno Peteerr :3
    Espero que cuando le cuente la verdad Lali no se enoje.
    Maaaas me encantóo el capituloo!
    Besoos @susonrisa_pl :)

    ResponderEliminar
  6. mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas...oseaaa...dijo que está enamorada de ella...me mueroooo!!!habrá boda de verdad??u.u y quiero saber lo q pasará..yayayaya!!!@pl_mialma

    ResponderEliminar
  7. Awwwwww mas tiernoo, se enamoro mi vida @LuciaVega14

    ResponderEliminar

Gracias por leer. Espero tu comentario :)