Peter entró In Vino Veritas,
los ojos rápidamente se ajustaron del sol luminoso de la tarde afuera, al
interior donde había una iluminación más suave. Sus ojos recorrieron la tienda.
Varios clientes estaban recorriendo las estanterías, mientras que Lali estaba
de espaldas a él, escribiendo en una tablilla sujetapapeles mientras miraba los
estantes de vino delante de ella.
Lisa estaba atendiendo a un cliente en
el mostrador y levantó la cabeza, sonriendo cuando ella lo reconoció. —Hola...
Peter la cortó presionando con el dedo
índice sobre sus labios, luego le guiñó un ojo. Lisa comprendió al instante y
le devolvió el guiño. Lali aún no lo había visto.
Cruzó la distancia entre ellos sin
hacer ruido en el piso de baldosas y se detuvo detrás de ella. Sus brazos
serpentearon alrededor de su cintura, tirando de ella hacia su pecho.
Un jadeo sorprendido, fue su
respuesta.
—Te extrañé, amor.
—¡Peter!— Ella giró la cabeza, pero él
fue más rápido y besó la larga columna de su cuello.
Cuando ella trató de zafarse de su
control, y para enfatizarlo con voz más fuerte dijo, —¡Peter!— Él se rio para
sus adentros.
Lali giró en sus brazos y le dio una
mirada casi convincente, casi. Sin embargo, sus mejillas estaban sonrojadas.
Por una vez estaba más que agradecido por su oído superior que captó su ritmo
cardíaco acelerado. No, su dulce prometida falsa no estaba enojada con él,
estaba excitada.
—Estamos en la tienda. Compórtate.
Él sonrió y le dio un beso en la
mejilla. —Me estoy comportando—.
Entonces le guiñó el ojo con picardía.
—¿Quieres saber cómo me veo cuando no me comporto?
Lali dio un paso atrás. —Preferiría
que no lo hicieras—. Sin embargo, el ligero temblor en su voz decía lo contrario.
—Está bien—, él estuvo de acuerdo.
Pero ella lo vería comportándose mal muy pronto de todos modos. No había manera
de evitarlo. Sin embargo, no había necesidad de hacerla preocuparse por él.
Lali se aclaró la garganta. —¿No
tienes que trabajar?
—Tengo un par de horas libres hasta
que llegue mi turno de la cena. Quería compartirlas contigo.
Ella frunció el ceño. —Lo siento,
realmente no puedo—. Ella miró su reloj de pulsera. —Tengo que ir de compras,
mientras la tienda esté tranquila y Lisa pueda manejarla por su cuenta.
—¿Ir de compras?
—Por una blusa que haga juego con mi traje.
Se derramó vino en la que tengo puesta, y la mancha no sale.
Una idea se formó rápidamente en la
mente de Peter.—¿Por qué no voy contigo?
Ella lo miró como si acabara de
ofrecerle limpiar la tienda de arriba abajo con un cepillo de dientes.
—¿Quieres ir a comprar ropa conmigo?
Él asintió con vehemencia. —Por
supuesto. Creo recordar que me encanta ir de compras—. No se le ocurría que
hubiera una tarea más tediosa que ir de compras con una mujer, pero quería
pasar tiempo con ella.
***
Peter llevaba un montón de blusas,
camisetas con breteles y camisetas por encima de su brazo y sintió su
impaciencia crecer. Pero Lali todavía no había terminado de hacer su selección.
Casi lamentó haberse ofrecido a ir de compras cuando ella finalmente dijo las
palabras que había estado esperando durante más de media hora, —Bueno, estoy
lista para probármelas.
Mientras él la seguía hacia los
probadores, la anticipación hizo que los latidos de su corazón aumentaran un
poco. Necesitaba unos minutos a solas con ella. Ir a comprar ropa con Lali, le
había abierto el apetito, por un beso, o tal vez dos.
La vendedora, que estaba en la entrada
de los probadores, miró la montaña de ropa que llevaba, y luego le dio una
mirada de reprimenda a Lali. —Sólo permitimos ocho artículos por cliente.
Al ver la mirada decepcionada de Lali,
Peter le sonrió a la mujer con su más encantadora sonrisa. —¿Cree usted que
podría hacer una excepción sólo por esta vez?— Se le quedó mirando y la vio
derretirse.
—Bueno, eh... está bien—. Entonces
ella le sonrió a Lali. —Entre al primer probador a la izquierda.
Peter la siguió, pero fue detenido al
instante. —Sólo las mujeres pasan de este punto.
Le entregó a Lali la pila de ropa y
escondió su molestia. —Aquí tienes, amor.
Mientras su falsa prometida
desaparecía en los probadores, la vendedora le dio una mirada sensual.
¡Grandioso! No necesitaba su atención en esos momentos.
Tampoco la necesitaba vigilando la
entrada de los probadores, de pie como una monja centinela vigilando a una
escuela católica de niñas.
Necesitaba un poco de diversión para
poder llevar a cabo su plan. Vio a tres jóvenes adolescentes en los alrededores
y supo exactamente qué hacer. Él envió una ráfaga de energía hacia ellas e hizo
que una de las vitrinas que contenía pilas de jeans, colapsara justo en frente
de ellas. El guardia de los probadores junto a él, volvió la cabeza hacia el
sonido y dio un grito ahogado. Ella inmediatamente se precipitó hacia la
escena. Las muchachas gritaban y disparaban miradas culpables hacia todas las
direcciones.
Peter sonrió. Misión cumplida. No lo
molestaría durante unos minutos. Y unos minutos era todo lo que necesitaba.
Echando una mirada a ambos lados, se
aseguró de que nadie notara mientras entraba en el área de los probadores y se
detuvo delante del primer probador en la izquierda.
Intentó abrir sin hacer ningún ruido.
No resultó. Lali había cerrado la puerta con llave.
Cerró los ojos por un momento, se
imaginó el interior del mecanismo de la puerta y giró la cerradura con su
mente. Cuando trató de girar el picaporte de la puerta, ésta se abrió.
Ingresó rápidamente hacia el interior y
la cerró detrás de él, cerrándola con llave en el mismo instante.
—¡Peter!— Lali exclamó en estado de
shock y se tapó con una blusa su pecho.
—¿Cómo llegaste aquí?
Él sonrió y dejó que su mirada
recorriera su cuerpo. —La puerta estaba sin llave.
—La cerré con llave—, protestó ella.
Se encogió de hombros y se acercó más.
—Shh, no quieres atraer la atención hacia nosotros y alertar a la nazi de los
probadores, ¿verdad?
—No deberías estar aquí.
Mientras sus palabras indicaban
protesta, su rostro se sonrojó bastante. Se humedeció los labios y Peter siguió
el movimiento, sintiéndose endurecer con la simple acción.
—Quiero ver que te vistas—. O
desnudarte.
Lali miró hacia abajo, pero él le alzó
la barbilla con los dedos y la hizo mirarlo. —Eres hermosa. ¿Por qué no modelas
para mí?
—No soy una modelo. Tengo demasiada grasa
en mi...—Su mano se dirigió a su estómago.
Él negó con la cabeza, deteniéndola de
decir algo más y puso su mano sobre la suya. —A un hombre le gusta tener algo
de qué agarrarse—. Entonces la giró hacia el espejo y se puso detrás de ella.
Tomó la blusa de sus manos y la dejó caer en el banco.
Lo único que llevaba era una falda
corta de verano y un sostén. El sostén no era nada sofisticado, sino un simple
sostén de algodón. Nunca había visto algo más inocente. —Mírate—. Con sus manos
siguió hasta sus caderas. —Tienes estas hermosas curvas que cualquier
adolescente flaca mataría por tener—. Luego, sus manos se movieron hacia su
torso, y sintió cómo ella se quedaba sin aliento.
Cuando sus dedos llegaron a la parte
inferior de su sostén, sus movimientos se hicieron más lentos y se dio cuenta
que su pecho subía y bajaba rápidamente.
Suavemente, deslizó sus manos sobre
ella, acunando sus firmes globos. Por el espejo vio como sus labios se
separaban para tomar un aliento.
—No deberías hacer eso—, susurró.
—Tienes unos pechos bonitos, firmes y
suaves. El tamaño perfecto. Me encanta sentir su peso en mis manos—. Bajó la boca
a su oído. —Voy a liberarlos de tu sostén ahora, porque pechos como estos no
deberían estar ocultos.
Si ella quería protestar, no hizo
ningún intento visible. Peter abrió el broche en la espalda, pero no bajó los
tirantes del sostén. En cambio, movió sus manos nuevamente al frente, para
saborear el momento en que revelara para sus ojos, sus hermosas tetas.
Se dio cuenta de cómo había dejado
caer los párpados de nuevo. —Mírate en el espejo, nena. Te voy a enseñar lo
hermosa que eres.
Levantó la cabeza, y sus miradas
chocaron en el espejo. Viendo su reacción, deslizó sus dedos por debajo de su
sostén. Centímetro a centímetro, avanzó hasta que ambos globos fueron
capturados en sus manos, los duros pezones se presionaban en sus palmas.
—Ahora sácate tu sostén—, le indicó,
sintiéndose caliente.
—Peter, deberíamos detenernos—. Su
mirada suplicante fue negada por la forma en que presionaba sus pechos contra
las palmas de sus manos, en busca de una conexión más profunda. Le apretó los
pechos firmes, en respuesta, causando que el aliento recorriera con rapidez por
sus pulmones.
—Por favor—. Presionó un beso en su
cuello, dándose cuenta de que su piel estaba tan caliente como la suya. —Vamos a
ver lo hermosa que eres—. Peter levantó las palmas de sus manos y tomó sus
duros pezones entre el pulgar y el dedo índice, haciéndolos rodar con una
ligera presión.
Su respiración se aceleró, y su parte
posterior se asentó en él, la acción envió un rayo de fuego justo a sus
testículos.
—¡Quítatelo, ahora!— Le ordenó Peter,
y, finalmente, sus manos se acercaron y tiró de los tirantes del sostén,
dejando caer la inútil prenda en el suelo.
Movió las manos en la parte inferior
de sus pechos y los acunó, presentándoselos al espejo y a su propia mirada
hambrienta.
Sus ojos estaban tan llenos de deseo como
jamás los había visto, y su erección dura se presionaba pesadamente contra su dulce
trasero. Él la miró a los ojos en el espejo, el deseo y la lujuria brillaban de
vuelta hacia él. Sus labios separados y rostro sonrojado, eran incluso mejores
de lo que había imaginado.
Había más pasión en esta mujer, de lo
que ella querría mostrarle a alguien, y menos a él.
Pero la estaba tentando, un grito
ahogado y un gemido a la vez.
—Mírate—. Sus ojos siguieron apreciativamente
sobre sus curvas. — Perfecta—. Estiró los pulgares hacia arriba y acarició por
encima de sus picos tensos. —Qué hermosos pezones. Cuando los probé la otra
noche...— Él plantó besos con la boca abierta a lo largo de la columna de su
cuello, que tan amablemente inclinó hacia un lado para darle un mejor acceso.
—...no pude saciarme. Al igual que ahora.
Peter amasó sus pechos mientras ella
gemía suavemente.
—Fui un idiota al detenerme la otra
noche.
Sus ojos entrecerrados se abrieron de
golpe y chocaron con su mirada, su boca en una forma perfecta “O”.
—Sí, escuchaste bien. Debí haberte
hecho acabar con mis manos y con mi boca. Tú querías eso, ¿no? — Pellizcó los
pezones con suavidad.
—Sí—. Llevó sus manos para cubrir su
boca, y comprendió que ella no había querido admitirle tal cosa. Pero sin
embargo él lo había escuchado. Peter tomó el lóbulo de su oreja y lo
mordisqueó. —Lo quería también. Quería sentir que te deshicieras en mis brazos.
Alzó los ojos y miró fijamente en el
espejo, observando mientras deslizaba una mano por su torso, frotándolo sobre
la falda. Sin prisa, instaló la mano sobre su sexo y sintió cómo el calor
irradiaba en su palma. Suavemente, le presionó la espalda contra su pene, el
cual se tensó desesperadamente contra el cierre, los dientes de metal se
hundían en su delicada piel. Sin embargo, agradeció al dolor, porque era lo
único que le impedía rasgar la ropa que le quedaba en su cuerpo y enterrarse en
ella.
Recogió con sus dedos la tela de su
falda y la levantó hasta deslizar sus manos por debajo. Su braga de algodón, no
era una barrera. Húmeda con su excitación, era una invitación a explorarla. Él
la hizo a un lado y se deslizó por debajo, buscando su húmedo calor con la precisión
infalible de un tirador experimentado.
En el momento en que la punta de los
dedos se conectó con su piel caliente, cerró los ojos, incapaz de mirar sus
propias acciones por temor a explotar dentro de su bóxer.
Pero no podía dejar de acariciarla más. Su
piel era tan suave y cálida, húmeda y acogedora, que ni siquiera un carro tirado
por un centenar de caballos, podría haber apartado su mano.
Sintió la cabeza de Lali caer hacia
atrás contra su pecho, su respiración entrecortada e irregular, y no podía
privarse de la vista por más tiempo. Lo que vio en el espejo le quitó el
aliento. Lali era más hermosa de lo que jamás había visto. La ligera capa de
sudor sobre su piel, hacía que todo su cuerpo irradiara de lujuria y deseo. Sus
labios estaban entreabiertos, la lengua se asomaba para humedecerlos.
Sus endurecidos pezones yacían en la
parte superior de sus senos firmes, senos que claramente no necesitaban un
sostén para mantener su forma.
Peter bajó la mirada hasta donde su
mano alcanzaba debajo de su falda, pero la tela tapaba la vista. No
funcionaría. Tenía que verla.
Con la otra mano, abrió rápidamente el
botón de su falda, luego, torpemente bajó el cierre. Un gemido de protesta
abandonó sus labios, mientras quitaba la mano de su sexo para bajar la falda,
pero un momento después estuvo de vuelta, deslizando sus bragas hacia abajo lo
suficiente como para exponer la mata de pelo rubio oscuro.
—Dioses, eres hermosa.
Vio cómo su mano se deslizó entre sus
muslos una vez más y cómo ella separaba sus piernas, permitiéndole un mejor acceso.
—Que hermosa concha—, le susurró al oído y le acarició a lo largo de sus pliegues.
—Necesito estar dentro de ti, sentirte—. Con el dedo, sondeaba y lentamente los
llevó dentro de ella.
Ella se estremeció contra él. —Peter,
no deberíamos... no podemos...
Sin embargo, su protesta fue acompañada
por su cuerpo remolinándose contra él y sus músculos interiores cerrándose
alrededor de su dedo.
—Necesitamos hacerlo. Necesitas
esto... los dos—.Y por los dioses, cómo necesitaba tocarla. A medida que su
dedo empujaba, se retiraba otra vez, reconoció lo mucho que necesitaba sentirla
en sus brazos, explorarla, hacerla terminar. Sí, sobre todo eso: hacerla
terminar. Tenía que ver y sentirla deshacerse en sus brazos.
Quería que ella entendiera lo que
podía darle, a qué alturas la podía llevar.
Retiró el dedo húmedo, lo llevó más
adentro y rozó el bulto hinchado de carne que se escondía en la base de sus
rizos. Su roce era ligero, pero sin embargo el cuerpo de Lali se sacudía,
liberando de sus labios un gemido incontrolado.
—Sí, amor—, le animó. —Dime qué te
gusta—. Pero en realidad no necesitaba oír sus palabras, porque su cuerpo le
estaba hablando en una voz mucho más alta. Cada respiración, cada movimiento le
decían lo que ella quería, lo que le gustaba.
Frotó el pulgar contra su clítoris y
hundió su dedo de vuelta en su estrecho canal.
Todavía recordaba lo estrecha que
había sido cuando había hecho el amor con ella esa noche, cómo se había
apoderado de él y estrujado hasta la última gota de su semen.
Dioses, cómo le había encantado eso,
al igual como le encantaba ahora que le estaba haciendo lo mismo a su dedo.
Peter la miró a la cara, notando que
sus ojos aún estaban cerrados. A pesar de que él quería que ella mirara en el
espejo para ver lo que le hacía, no le pidió que los abriera, temeroso de que
estaría avergonzada y se echaría atrás. Y él no iba a detenerse. Más tarde,
cuando estuvieran en su casa, la llevaría frente a su espejo de cuerpo entero y
haría que observara mientras empujaba su pene dentro y fuera de ella. La haría
observar mientras tocaba su clítoris y la hacía terminar, al igual que él lo
observaba ahora.
Ya sea por la ubicación o por la forma
en que Lali se dejaba llevar en sus brazos, él no lo sabía, pero nunca había
estado tan excitado en su vida. Tocarla y sentirla responder con tal abandono,
lo llevaban a la locura. Sus dedos trabajaban frenéticamente y con su pulgar
frotaba sobre su clítoris en un ritmo que ella marcó para él hasta que su
aliento se entrecortó y los músculos de su interior entraron en espasmo.
Mientras entraba en orgasmo, Peter bajó el ritmo de su toque, pero no cortó el
contacto, compartiendo las olas con ella.
Tenía la esperanza que el hacerla
terminar sería suficiente para él, pero no fue así.
Tenía que estar dentro de ella, para
sentir su vagina apretándose alrededor de su pene, el cual se retorcía de
dolor.
Con su mano libre, abrió sus
pantalones.
—¿Estás bien ahí dentro? ¿Puedo
traerte alguna otra cosa?
Lali pegó un salto, los ojos
abriéndose al instante.
¡Mierda! ¡Esa molesta vendedora estaba
de vuelta, y en el peor momento!
—Eh...— Lali se aclaró la voz. —Estoy
bien. Gracias.
—Está bien, entonces, estaré en el
frente si necesitas algo—. Él escuchó sus pasos alejarse.
Lali agarró frenéticamente su ropa. La
expresión de su rostro era de vergüenza absoluta.
Peter la detuvo y tiró de ella en sus
brazos. —Amor, no hay nada de malo con lo que hicimos.
Ella se encontró con su mirada en el
espejo. —Decidimos esperar.
Sin pensarlo, Peter emitió las siguientes palabras, incapaz de
detenerlas. —Me he cansado de esperar. Vamos a fijar una fecha de boda. Me
quiero casar contigo, cuanto antes, mejor.
Continuara...
¿QUÉ? ¿Y ahora?
Super hot este cap jajajjajaja, Peter esta desesperado!
ResponderEliminarAAAAAAAAAH NOOO!!! AH NO... Hay que haber rock n roll cuando lleguen a casa
ResponderEliminarajjajajajaja ahora si que se le arma a lali ajjaja! Quiero ver que le dice ahora! O decide de no esperar, pero el ahora esta decidido por su plan.. o simplemente aceptarà casarse con el..con el riesgo de que la humille, quizas arriba del altar ajjaja!Espero mas!besos!Giu
ResponderEliminarjajajajaj hombres hombres todo por acostarse con Lali quiere casarse jajaja pero que buen capitulo
ResponderEliminar@Masi_ruth
Pedro mas te vale que lo hagas y que vos mariana te entregues porque me tienen cansada con el franeleo u.u
ResponderEliminarMAS
Beso,Anto
wo o o woooo wooo!!Peter se va a volveeer looocooo!!yayaa..jajaja..la boda ya??ahora??q va a hacer Lali ahora??quiere seguir mentiendoo??no puedo imaginar lo q le hará Peter al volver a casa..jaja..pensamientos zarpasdos..jaja..ya quieroo maas!!@pl_mialma
ResponderEliminarWTF WTF WTF WTF WTFW TW WTF AHHHHHHHHHHHH WAO ESO SI QUE ES DARLE UN GIRO ROTUNDO A LA HISTORIA JEJEJEJEJJE BUENA ESA PIT TU SENTIDO DE LA OPORTUNIDAD ES INDISCUTIBLE MENTE BUENO
ResponderEliminarDios peter esta desesperado...Pobre Lali,no aabe que ya recupero su memoria ajajajajajajajajaj Seguila que esta muy buenaaa!!! <3 <3 <3 <3 <3
ResponderEliminarCarli <3
peter esta decesperado!!!!! quiero saber que le va a decir lali quiero mas!!!!
ResponderEliminarJa ja! Me encanta más!!
ResponderEliminarnaaaaaaaaaaaaaa maaaal!! jajaja q respondera lali a eso?? jajaja se va a senir mas culpable la pobreee!! jajaja me encanto!
ResponderEliminar:O y ahora que hara lali?
ResponderEliminarno te la puedo cayo en su propia trampa jajajajajajjaa
ResponderEliminarCaliente caliente esta la cosa, Pobre Lali siempre termina sintiendo verguenzaaa me encanto !
ResponderEliminarMas nove
ResponderEliminarme enccanta la nove quiero ver que le dice a pitt
ResponderEliminarsubi mas esta buenisima y quiero saber que va a pasar!!!!
ResponderEliminarAahhhhhhhhhh y se nos casan no maas @LuciaVega14
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