Capítulo 75:

Los días siguientes fueron los mejores de la vida de Lali. Una vez se acostumbró a la regla que Peter impuso, que prohibía los besos y las caricias íntimas e incitantes, desarrollaron una relación agradable que fue casi una sorpresa para ella. 

Pasaba los días en el trabajo, almorzaba a menudo con Peter y Candela, y dedicaba las noches a tumbarse entre sus maravillosos brazos.
Sin embargo, con cada día que pasaba, saber que iba a abandonarla a final del mes la dejaba destrozada.
¿Cómo iba a soportarlo?
Aunque la idea no abandonaba nunca su mente, se negó a pensar en eso constantemente. Viviría el momento y se preocuparía del mañana cuando llegara.
El sábado por la noche quedaron con Candela y Victorio en Tip’s, en el Barrio Francés. Aunque con bastante más afluencia de turistas que el original Tippitinas’s, era la noche de Zydeco y ella quería que Peter escuchara la música que Nueva Orleáns había hecho famosa.
— ¡Eh! —Les dijo Candela mientras se aproximaban a la mesa, en el fondo del local—. Empezaba a preguntarme si ibais a dejarnos colgados.
Lali  se sintió enrojecer al recordar el motivo de su retraso. Algún día de estos aprendería a cerrar la puerta del baño mientras se duchaba…
— Hola Peter, Lali —les saludó Victorio.
Lali sonrió al ver la escayola del brazo de Victorio que Candela había decorado con pintura fluorescente.
Peter inclinó la cabeza a modo de saludo mientras retiraba una silla para que Lali se sentara y, después, hizo lo propio a su lado. En cuanto apareció el camarero pidieron cervezas y nachos, y Candela comenzó a seguir el ritmo de la música golpeando la mesa con la mano.
— Vamos, Cande —dijo Victorio, malhumorado—. Será mejor que bailemos antes de que tenga que matarte por ese ruidito insoportable.
Con una ligera punzada de envidia, Lali observó cómo se alejaban.
— ¿Te gustaría bailar? —le preguntó Peter.
A ella le encantaba bailar, pero no quería que Peter pasara un mal rato. En su mente no había dudas de que él no sabía bailar música moderna. Pero, aún así, fue una invitación muy tierna por su parte.
— No, no pasa nada.
Pero él no la escuchó. Se puso en pie y le tendió la mano.
— Sí, claro que vas a bailar.
Tan pronto como llegaron a la pista de baile, Lali comprendió que aquel hombre bailaba tan bien como besaba.
Peter conocía cada paso y daba la sensación de que había nacido bailando. De hecho, sus movimientos eran elegantes sin perder el toque masculino y fascinante. Lali nunca había visto a nadie bailar así. Y por las envidiosas miradas femeninas que sentía clavadas en ella, podía imaginarse que todas aquellas mujeres tampoco habían presenciado antes nada semejante.
Cuando el grupo terminó de tocar se sentía excitada y estaba sin aliento.
— ¿Cómo…?
— Fue el regalo de Terpsícore —le contestó Peter mientras le pasaba el brazo por los hombros y la mantenía fuertemente pegada a su cuerpo.
— ¿De quién?
— De la musa de la danza.
Lali sonrió.
— Recuérdame que le envíe una nota de agradecimiento.
Al comenzar la siguiente canción, Peter miró fijamente a su izquierda y frunció el ceño.
— ¿Pasa algo? —preguntó ella, mientras seguía la dirección de su mirada.
Él meneó la cabeza y se frotó los ojos.
— Debo estar viendo visiones.
— ¿Qué has visto?
Peter  volvió a mirar entre la multitud, buscando al hombre rubio y alto que acababa de ver por el rabillo del ojo. Aunque apenas había captado su imagen, juraría que se trataba de Kyrian de Tracia.
Con algo más de uno noventa de estatura, a Kyrian siempre le había resultado difícil perderse entre la multitud y, además, su modo de andar era bastante distintivo, ya que tenía un aura letal.
Pero pensar que Kyrian estuviese en esa época era algo imposible. Debía ser la locura que volvía a hacer mella en él; ahora comenzaba a ver visiones.
— Nada —contestó.
Apartó el tema de su mente y la miró con una sonrisa. La siguiente canción era lenta y la atrajo hacia sus brazos, manteniéndola muy cerca de su cuerpo, al tiempo que se movían suavemente al ritmo de la música. Lali le rodeó el cuello y apoyó la cabeza en su pecho; podía inhalar el cálido aroma a sándalo que desprendía Peter. No sabía cómo, pero aquel olor conseguía que perdiera la cabeza por completo y que la boca se le hiciera agua.
Con la mejilla apoyada sobre la cabeza de Lali, Peter comenzó a acariciarle el pelo mientras ella escuchaba los latidos de su corazón. Lali podría quedarse así para siempre.
Pero la pieza terminó demasiado pronto. Y después de dos canciones rápidas, Lali tuvo que regresar a su asiento. Simplemente, no tenía el aguante de Peter.
Al encaminarse hacia la mesa, se dio cuenta de que Peter ni siquiera tenía la respiración alterada; pero eso sí, su frente estaba cubierta de sudor.
Él le apartó la silla. Se sentó muy cerca de ella y cogió su jarra de cerveza para tomar un gran trago.
— ¡Peter! —dijo Candela con una carcajada—. No tenía ni idea de que podías moverte así.
Victorio puso los ojos en blanco.
— ¿Pensamientos lujuriosos de nuevo, Candela?
Candela le dio un puñetazo a su marido en el estómago.
— Sabes que no es eso. Tú eres el único juguete con el que me apetece jugar.
Victorio miró a Peter con escepticismo.
— Sí, claro.

Continura.....

Holaaa! 
Les cuento que se viene la aparición de alguien que ustedes detestan y obvio yo también ¬¬ Pero bueno gracias a él de una forma nuestros personajes se juntaron! Igual tiene que pagar por lo que hizo ;) Jajajaja 

Anónimo: Peter no puede estar con Lali porque para romper la maldición debe aguantar hasta el ultimo dia del mes cuando nuevamente hay luna llena para tener relaciones con ella, mas o menos es así. fijate en los primeros caps, no me acuerdo cuales. Se explica cuando aparece cupido, ellos están en un café, me parece, con Candela....

Bueno nada, firmen y si puedo después subo mas :)

besos
Juli♥
amorxca