domingo, 30 de septiembre de 2012

Capítulo 75:


Los días siguientes fueron los mejores de la vida de Lali. Una vez se acostumbró a la regla que Peter impuso, que prohibía los besos y las caricias íntimas e incitantes, desarrollaron una relación agradable que fue casi una sorpresa para ella. 

Capítulo 74:



Él se rió ante la ocurrencia. Salió de la bañera, alargó los brazos y la alzó.
Lali  se quedó embelesada al sentir su piel desnuda mientras la llevaba hasta la cama y la secaba con la toalla.

Capítulo 73:




— Hola, Candela.
Peter  la escuchó hablar con el corazón pesado como el plomo, luchando contra el fuego que lo arrasaba.
Lo último que quería era dejar este refugio. Jamás había disfrutado tanto en su vida como desde que conoció a Lali. Y ahora estaba ansioso por pasar con ella cada segundo del tiempo que disponían para estar juntos. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Capítulo 72:

Esta foto no tiene NADA que ver, pero salió muy bien :) Jajajaja

Lali acababa de preparar una sopa de sobre y unos sándwiches cuando Peter entró a la cocina.
— ¿Te sientes mejor?
— Sí —le contestó mientras se sentaba a la mesa.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Capítulo 71:



— Tu anillo no —murmuró mientras contemplaba la señal blanquecina en el dedo de su mano derecha, donde había llevado el anillo—. Dime que no lo has hecho.
— Sólo era un anillo, Lali.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 70:



— Sí, Candela —le contestó Lali por teléfono mientras se vestía para ir a trabajar—. Ya ha pasado una semana. Estoy bien.
— Pues no lo parece —replicó Candela, incrédula—. Tienes la voz temblorosa.
Y realmente aún no lo había superado del todo. Pero estaba bien, gracias a Peter y al hecho de no haber visto morir al pobre Rodney Carmichael.

martes, 18 de septiembre de 2012

capítulo 69:


Peter  regresó a la consulta de Lali  con el Palm Pilot.
— ¿Dónde está Lali? —le preguntó a Lisa al no encontrarla en su escritorio.
— ¿No se ha encontrado con ella? Salió unos minutos después que usted. Iba a su coche. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Capíyulo 68:



Las puertas se abrieron y Lali  se encaminó hacia su consulta, situada muy cerca del ascensor.Peter  la siguió.
Lisa los miró cuando entraron y abrió los ojos de par en par. Sus labios dibujaron una amplia sonrisa al contemplar a Peter.
— Doctora Esposito —dijo, jugueteando con un mechón rubio de sus cabellos—, su novio es una bomba.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Capítulo 67:


Horas más tarde y después de haber comido, Lali pudo convencer a Candela y a Victorio de que se fueran.
— Estoy bien, de verdad —les aseguró por enésima vez en la puerta. Agradecida por la presencia de Peter, colocó la mano sobre su brazo—. Además, tengo a Peter.
Candela la miró con severidad.
— Si necesitas algo, me llamas.
— Lo haré.

Capítulo 66:



Lali  no fue consciente del tiempo que pasó sentada en el sofá, sin moverse. Sólo sabía que se encontraba muy mal. El golpe de Rodney había sido muy fuerte.
Cande le trajo una taza de chocolate caliente.
Ella intentó beber, pero le temblaban tanto las manos que tuvo miedo de derramarlo y lo dejó a un lado.
— Supongo que necesito limpiarlo todo.
— Ya lo está haciendo Peter —le dijo Vico, que estaba sentado en el sillón haciendo zapping.
Lali  frunció el ceño.
— ¿Qué?, ¿desde cuando?
— Hace poco estaba arriba, recogiéndolo todo en el vestidor.
Boquiabierta por la sorpresa, Lali subió en su búsqueda.
Peter estaba en la habitación de sus padres. Desde la puerta, observó cómo acaba de poner orden y se enderezaba. Dobló los pantalones de su padre de un modo que haría que Martha Stewart hiciese una mueca de dolor, los colocó en el cajón y lo cerró.
La ternura la invadió ante la imagen del que fuera un legendario general ordenando su casa para evitar que ella sufriera. Su delicadeza le llegó al corazón.
Peter  alzó los ojos y descubrió a Lali. La honda preocupación que reflejaban sus ojos azules la reconfortó.
— Gracias —dijo ella.
Él se encogió de hombros.
— No tenía otra cosa que hacer. —Aunque lo dijo con un tono despreocupado, algo en su actitud traicionaba su pretendida indiferencia.
— Aún así, te lo agradezco mucho —le dijo ella mientras entraba y miraba todo el trabajo que había hecho. Con el corazón en la garganta, colocó las manos sobre la cama de caoba—. Ésta era la cama de mi abuela —le dijo—. Todavía escucho la voz de mi madre cuando me contaba cómo mi abuelo la hizo para ella. Era carpintero.
Con la mandíbula tensa, Peter contempló la mano de Lali.
— Es duro, ¿verdad?
— ¿Qué?
— Dejar que los seres amados se vayan.
Lali  sabía que Peter hablaba desde el fondo de su corazón. El corazón de un padre que añoraba a sus hijos.
Aunque la pesadilla ya no le persiguiese por las noches, ella le oía susurrar sus nombres, y se preguntaba si era consciente de la frecuencia con la que soñaba con ellos. Se preguntaba cuántas veces al día pensaba en ellos y sufría por su muerte.
— Sí —le contestó en voz baja—, pero tú lo sabes mejor que yo, ¿no es cierto?
Peter  no contestó.
Lali  dejó que su mirada vagara por la habitación.
— Supongo que ya va siendo hora de seguir adelante, pero te juro que aún puedo escucharlos, sentirlos.
— Es su amor lo que percibes. Aún está dentro de ti.
— ¿Sabes? creo que tienes razón.
— ¡Eh! —gritó Cande desde la puerta, interrumpiéndolos—. Vico está encargando una pizza, ¿os apetece comer algo?
— Sí —contestó Lali.
— ¿Y tú? —le preguntó Cande a Peter.
Peter sonrió a Lali.
— Me encantaría comer pizza.
Lali  soltó una carcajada al recordar cómo Peter le había pedido pizza la noche que lo invocaron.
— Vale —dijo Cande—, pizza para todos.
Peter le dio a Lali los anillos de su madre.
— Los encontré en el suelo.
Se acercó a la cómoda para guardarlos, pero se detuvo. En lugar de eso, se los colocó en la mano derecha y, por primera vez después de unos cuantos años, se sintió reconfortada al verlos.
Al salir de la habitación, Peter cerró la puerta.
— No —le dijo Lali—, déjala abierta.
— ¿Estás segura?
Ella asintió.
Cuando entraron en su dormitorio, vio que Peter también lo había ordenado. Pero al contemplar las estanterías que habían guardado sus libros, ahora vacías, se le rompió de nuevo el corazón.
En esta ocasión no protestó cuando Peter cerró la puerta.

Continuara....


Holaaa! Les aviso que se vienen cosas lindas, feas, que dan mierdo y super tiernas :D jaajajaja PREPÁRENSE ;) 
Este finde se esta festejando la fiesta de la primavera en mi ciudad asique en un ratito me voy pero si firman mucho tal vez les suba otro antes de irme ;) 
Espero que disfruten de este día! 
Lucia gracias por la charla de ayer ;) 
Besos
Juli♥
@amorxca

Capítulo 65:


Lali se fijó entonces en lo que quedaba de su ejemplar de La Ilíada. Los ojos se le llenaron de lágrimas al recordar la expresión de Peter mientras pasaba sus páginas. Las horas que habían pasado juntos mientras ella lo leía. Habían sido unos momentos muy especiales, mágicos; los dos tumbados frente al sofá, perdidos en la historia, como si hubiesen estado en un reino privado, sólo de ellos dos. Su propio paraíso.
— Los ha destrozado todos —murmuró—. ¡Dios! Ha debido pasar horas aquí.
— Señora, sólo son…

martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 64:



Llegaron a casa al mismo tiempo que la policía.
El joven y musculoso agente miró con suspicacia a Peter.
— ¿Quién es?
— Un amigo —le contestó Lali.

Capítulo 63:




Para cenar, Lali llevó a Peter a la Marisquería de Mike Anderson. Hizo una mueca al ver que depositaban un plato de ostras para Peter sobre la mesa.
— ¡Puaj! —exclamó ella cuando él se comió una.
Muy ofendido, Peter resopló.
— Están deliciosas.
— Para nada.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Capítulo 62:



— ¡Ooooh Señor! —exclamó una prostituta, al pasar junto a otro club, haciendo un gesto a Peter—. Entra y te lo hago gratis.
Él meneó la cabeza sin detenerse. Lali lo cogió de la mano y lo detuvo.
— ¿Se comportaban así las mujeres antes de la maldición?
Él asintió.

Capítulo 61:

Si pueden y quieren hacer una maratón AHORA firmen :) 



Una vez dentro del coche y con los cinturones de seguridad abrochados, Lali lo miró de soslayo.
— ¿Sabes una cosa? Creo que hay dos cosas en Nueva Orleáns que deberías experimentar. 
— En primer lugar, tengo que poseerte en un…
— ¿Es que no vas a parar?

Capítulo 60:



Después de desayunar, Lali decidió enseñarle a conducir.
— Esto es ridículo —protestó Peter mientras Lali aparcaba en el estacionamiento del instituto.
— ¡Venga ya! —se burló ella—. ¿No sientes curiosidad?
— No.
— ¿Que no?
Peter suspiró.
— Esta bien, un poco.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Capítulo 59:



— Es mi escudo —contestó Peter, incapaz de creerlo.
Hacía siglos que no veía su escudo. Atónito, lo contempló fijamente. Estaba en el mismo centro de la cama y emitía débiles destellos bajo la luz.
Conocía cada muesca y arañazo que había en él; recordaba cada uno de los golpes que los habían producido. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Capítulo 58:


Lali se desperezó lánguidamente al despertarse. Abrió los ojos y se sorprendió al darse cuenta de que tenía la cabeza sobre el abdomen de Peter. Él tenía la mano enterrada en su pelo y, por la respiración relajada y profunda, supo que todavía estaba dormido.
Alzó la mirada hacia su rostro. Tenía una expresión tranquila, casi infantil.
Y entonces fue consciente de algo: no había tenido la pesadilla. Había dormido toda la noche. 
Sonriendo, intentó levantarse muy despacio para no despertarlo.
No funcionó. Tan pronto como levantó la cabeza, Peter abrió los ojos y la abrasó con una intensa mirada. 
— Lali —dijo en voz baja.
— No quería despertarte.
Ella señaló las escaleras con el pulgar. 
— Iba arriba a darme una ducha. ¿Debería cerrar la puerta?
La recorrió con ojos ardientes.
— No, creo que puedo comportarme.
Ella sonrió.
— Me parece que ya he oído eso antes.
Peter no contestó. 
Lali subió y se dio una ducha rápida.
Una vez acabó, fue a su habitación y se encontró a Peter tumbado en la cama, hojeando su ejemplar de La Ilíada.
La miró con expresión absorta al darse cuenta de sólo llevaba puesta una toalla. Una lasciva sonrisa hizo que sus hoyuelos aparecieran en todo su esplendor, y la temperatura del cuerpo de Lali ascendió varios grados. 
— Me pongo la ropa y…
— No —le dijo con tono autoritario.
— ¿Que no qué? —preguntó incrédula.
La expresión de Peter se suavizó.
— Preferiría que te vistieras aquí. 
— Peter…
— Por favor.
Lali se puso muy nerviosa ante la petición. Jamás había hecho algo así en su vida. Y se sentía avergonzada.
— Por favor, por favor… —volvió a rogarle con una leve sonrisa.
¿Qué mujer le diría que no a una expresión como ésa?
Lo miró con recelo.
— No te atrevas a reírte —le dijo mientras abría vacilante la toalla. 
Peter miró sus pechos con ojos hambrientos. 
— Puedes estar completamente segura de que la risa es lo último que se me pasa por la mente en estos momentos. 
Y entonces, se levantó de la cama y se acercó a la cómoda, donde Lali guardaba la ropa interior, con los movimientos gráciles de un depredador. Un extraño escalofrío recorrió la espalda de Lali mientras observaba cómo la mano de Peter rebuscaba entre sus braguitas hasta encontrar las de seda negra que Candela le había regalado de broma.
Peter las sacó y se arrodilló en el suelo delante de ella, con toda la intención de ayudarla a ponérselas. Sin aliento y totalmente entregada a la seducción, Lali miró sus rizos rubios mientras elevaba una pierna para dejar que él le pasara las braguitas por el pie. 
Tras sus manos, que deslizaban la seda ascendiendo por su pierna, sus labios dejaban un reguero de besos que la hicieron estremecerse. Para mayor devastación de todos sus sentidos, abrió las manos y las colocó sobre sus muslos con los dedos totalmente extendidos. Y lo que fue aún peor, una vez las braguitas estuvieron colocadas en su sitio, la acarició levemente entre las piernas antes de apartarse.
A continuación, sacó el sujetador negro a juego.
Como una muñeca sin voluntad propia, dejó que se lo pusiera. Las manos de Peter rozaron los pezones, mientras abrochaba el enganche delantero; una vez cerrado, las deslizó bajo el satén y la acarició con deleite, erizándole la piel. 
Peter inclinó la cabeza y capturó sus labios. Podía sentir el fuego consumiéndolo, exigiéndole que la poseyera. Exigiéndole que aliviara el dolor de su entrepierna aunque fuese por un instante.
Lali gimió cuando él profundizó el beso y se dejó llevar por completo.Peter la alzó en brazos para tenderla sobre la cama. De forma instintiva, ella le rodeó la cintura con las piernas y siseó al sentir los duros abdominales presionando sobre su sexo. 
Peterle pasó las manos por la espalda. La visión de su cuerpo húmedo y desnudo estaba grabada a fuego en su mente. Había llegado a un punto sin retorno cuando un destello de luz cegadora iluminó la habitación.
Con los ojos doloridos por el resplandor, Peter se separó de ella. 
— ¿Has sido tú? —le preguntó ella sin aliento, mirándolo arrobada. 
Risueño, Peter negó con la cabeza. 
— Ojalá pudiera atribuírmelo, pero estoy bastante seguro de que tiene otro origen.
Echó un vistazo a la habitación y sus ojos se detuvieron sobre la cama. Parpadeó.
No podía ser…
— ¿Qué es eso? —preguntó Lali, girándose para mirar la cama.


Continuara.....

Hola ya lo se estoy super desaparecida pero pasa que casi ni toco la compu estos días!
Firmen y a la noche subo otro!
Espero que anden bien
Besos
Juli♥
@amorxca